Años atrás.
Axel vio que todas las personas a su alrededor se le quedaban viendo, él no entendía qué estaba pasando o qué demonios querían ellos con él, pero de lo que sí estaba seguro es que no iba a durar ni cinco minutos a la par con esas personas.
Es un alfa, sin embargo, fue abandonado por su familia. Estudiaba en una escuela de niños ricos, gracias a la beca que ganó con su esfuerzo y el de otros chicos de su edad.
Era novio de una de las mujeres más hermosas de todo el pueblo, lo cual dejaba mucho que decir de lo guapo que era. Nadie entendía cómo esa mujer pudo caer bajo sus encantos si él era un muerto de hambre que ni tenía un techo propio.
— Amor —dijo Jade, su novia—. ¿Cómo has estado? —preguntó la chica abrazándolo—. Pregunto, porque te noto tenso y nunca te he visto de ese modo antes.
— No lo sé, las personas se me quedan mirando de forma extraña y eso me tiene un poco nervioso, pero descuida, no es algo que no pueda lidiar —sonrió encantado hacia su novia—. ¿Iremos al parque esta noche como me dijiste?
— Sí, iremos a pasar un rato con los chicos —Jade entrelazó su brazo con el de él—. Quiero que todos sepan que eres mi alfa para que al fin dejen de molestarte.
— No creo que ellos dejen de molestarme —Axel movió su cuello de un lado a otro—. Será mejor que me vaya a mi casa. ¿Te paso a buscar?
— No es necesario que lo hagas —Jade miró hacia atrás—. Debo hacer algunas cosas con mi familia.
— Entiendo, nos vemos más tarde.
Regresó a su casa, mejor dicho, a la que los del orfanato le dieron para que esté tranquilo y feliz mientras terminaba sus estudios. Su pecho comenzó a dolerle y cuando la noche cayó, algo no andaba bien. Había más personas de las que podía contar y cada uno de ellos iba a su escuela.
— No vayas —le dijo su lobo—. Algo no anda bien. Es una trampa.
— Tengo que ir —decretó—. Mi novia estará ahí y yo necesito verla —salió de la casa, y metió las manos en sus bolsillos—. Si veo que algo no anda bien. Me iré.
— Axel, en serio. Quédate en la casa con los otros chicos. Nunca has visto a tus compañeros de noche caminando todos en una misma dirección.
Cortó el enlace con su lobo y siguió su camino. Sin importar el dolor de cabeza que se le atravesó de repente, siguió su camino. Sonrió hacia su novia, su futura esposa y la mujer que más quería en ese momento. Ella se alejó de sus amigos para ir hacia él, no sin antes, sonreírles a los otros y decirles algo.
— Veo que te animaste en venir —dijo Jade, tomando su brazo—. Vamos, quiero decirte algo.
— ¿Por qué no me lo dices aquí? —preguntó confundido—. ¿Qué es lo que tanto hablabas con esas personas? ¿Pasó algo?
— No, quiero decirte algo que te va a gustar.
Jade lo llevó hasta la parte de atrás de una tarima, sin embargo, él no se daba cuenta de todas las señales que su lobo le estaba enviando, hasta de las pequeñas cosas que no debían estar ahí en primer lugar. Ella se detuvo de repente, mirando hacia todos lados, hasta que dio unos pasos hacia atrás y antes de que él pudiera decirle algo, ella habló.
— Yo Jade luna de la manada del alfa Gerald, te rechazo a ti, Axel sin nada —dijo con voz burlona—. Como mi alfa, mate y futuro alfa de mi vida.
— ¿Qué? —trató de tocarla, pero la tela que los mantenía ocultos cayó de golpe y él lo único que pudo ver fue a sus compañeros de escuela grabando con sus teléfonos, al igual que reían—. Jade, por favor.
— ¿Pensaste que sería la mujer de un ser tan insignificante como tú? —la omega, ladeó la cabeza mirándolo con burla—. Por favor, Axel, ni apellidos tienes y quieres que yo sea tu luna, pedazo de m****a —escupió—. Mi alfa siempre será Gerald, todo esto fue parte de una apuesta y todos lo sabían, menos tú.
— ¿Una apuesta? —su pecho se apretó—. ¿Me usaste durante meses para cumplir una apuesta?
— Tal y como lo escuchas —dijo Gerald—. Ella es mi novia y todo fue parte de una apuesta que hicimos entre todos y yo la gané —levantó un fajo de dinero—. Jade decidió unirse como parte de la apuesta y fue tan fácil hacerlo, porque supusiste que ella estaba perdidamente enamorada de ti, que era la mujer de tus sueños y es algo falso.
— Ustedes son unos hijos de puta —gruñó apretando los puños—. Todo este tiempo…
— Tenía que ir al baño a vomitar cada vez que me besabas —Jade se notaba feliz por lo que había hecho—. Espero que te guste todo lo que verás a continuación.
Axel observó una de las pantallas puestas, y algunos videos se mostraron de todas las expresiones que hacía Jade cuando estaba con él, la cara de asco y los deseos de querer vomitar luego de sus besos. Hasta las reuniones que se hacían para los estudiantes, todos hablaban del rechazo del huérfano. A duras penas podía con su vida, lo peor de todo es que tenía que estar siempre a la par de todos ellos.
El día de su graduación no tuvo la cara para poder ir a ese sitio, tomó su traje y se lo puso para ir al puente que se quedó abandonado hace muchos años. Tenía una botella de Ron, subió sus piernas en el barandal del puente y le dio un largo sorbo a su botella.
— No hay nada más espantoso que un alfa rechazado y soy yo —dejó caer la botella en el río y se preparó para lanzarse, hasta que alguien tomó su brazo y lo echó hacia atrás.
— No tan rápido, pequeño rechazado.
— ¿Quién es usted? —preguntó Axel asustado—. ¿Por qué ha hecho esto?
— Porque quiero que tú estés conmigo, necesito un favor —dijo el alfa mayor—. Ando en busca de cinco bastardos, y tú tienes que ser el mayor de ellos —informó con una enorme sonrisa en su rostro.
— ¿Se volvió loco?
— Para nada, tú quieres venganza, y yo necesito de un hijo que pueda cumplir con todas mis cosas… ¿Aceptas, pequeño rechazado?
Desde ese día, las cosas fueron buenas para él. A duras penas recordaba todas las cosas que tuvo que vivir en Londres antes de partir a Rusia con ese sujeto que decía ser su padre. Descubrió que tenía cinco cuatro hermanos más que fueron dejados a un lado por personas importantes en su vida. Todos tenían una historia diferente que contar y él no podía meterse en eso. — Axel, buenos días —su hermana entró a la habitación mostrándole una pequeña sonrisa—. ¿No consideras que ya es hora de que te levantes de esa cama?— ¿Ya se murió el anciano? —preguntó dándose la vuelta—. Tengo mucho sueño y no quiero estar con ustedes.— Vamos, por favor —su hermana le quitó las sábanas—. Tenemos que irnos lo antes posible con él, sabes que la última vez que nos escapamos no nos fue de la mejor manera y tengo por seguro de que ahora no será para nada bonito si nos quedamos.— Tienes razón —bajó los pies de la cama—. ¿Y los demás?— Sin deseos de irnos —dijo su hermano Bruno, entrando a su habitación—
Axel dejó salir el humo entre sus labios mirando el nuevo amanecer que la vida le estaba dando. Es un mafioso que se ha sabido mantener, vivió tantas precariedades en el pasado que en ese momento todo lo que tenía enfrente parecía fantasía. Fue adoptado por un mafioso al igual que otros lobos que fueron abandonados y tenían diferentes historias que contar. Él se volvió alguien frío y calculador que se ganó algo más que dinero. Su nombre resuena en todos lados y su apellido adoptivo es sinónimo de poder. — Hermanito —dijo su hermana adoptiva—. ¿Cómo te trata la vida en este bello y hermoso día?— Todo va bien —dijo sin mirarla—. ¿También te llamó el anciano?— Sí —respondió pasándole un vaso de Whiskey—. Supongo que ya es hora —dijo Astrid, ladeando la cabeza—, y pensar que nosotros pudimos haber tenido tanto en el pasado y ahora seremos los putos reyes.— Tú eres una reina, mi pequeña hermana —Axel pellizcó su nariz—. ¿En dónde se encuentran los demás? ¿Sabes algo de ellos?— Creo
Sasha vio como Emily y sus amigas llegaban al mismo sitio que ella para molestarla, eso era lo más seguro de todo. Les tenía miedo por completo a todas esas mujeres, puesto que siempre se la pasaban molestando a más no poder con todas las cosas que ella.Estaba en un albergue, por órdenes de su padre tenía que comportarse como la mejor hija de todas. Nada de regalada ante los hombres, tenía que mantener una imagen que ella iba a ayudarlo en todo lo que él necesitara.Eso de ayudar a las personas le gustaba mucho, siempre estaba dispuesta a dar lo mejor de ella, sobre todo, a demostrarles a sus padres que ella era una buena hija y que podía dar lo mejor de ella en dado caso de que algo pasara en el futuro.Algo líquido cayó sobre su cabello de forma repentina. Escuchó las risas de Emily y lo único que pudo hacer fue apretar los puños. Ni siquiera en un sitio tan sagrado dejaban de molestarla.— ¿Tu papá te obligó a venir? —Alguien la agarró del cabello e hizo que quedara de rodillas—.
Su padre dejó en claro lo que él tenía que hacer, el trabajo a conseguir y con quienes relacionarse. Nada debía salirse de la línea o su cabeza iba a rodar. Esa casa fue construida especialmente para él, ya que su padre no tenía nada que ver en sus gustos y esperaba que no hubiera cámaras por ahí, porque en verdad lo iba a matar. Desde que llegó todo fue negocios, y más negocios. No se esperó a que su padre dejara tantas cosas sueltas para que él las limpiara, sin lugar a dudas, sería muy interesante todo en esa ciudad. — Señor —uno de sus empleados llegó de imprevisto con un dispositivo y le mostró unas fotos—. Hemos encontrado a la persona que buscaba — A ver —había hasta videos de esa persona y su familia—. Puedes retirarte. De paso les dices a los chicos que saldremos a dar una vuelta esta noche, que preparen todo.— Como ordene, señor —asintió el hombre retirándose.Axel se quedó mirando la foto de ese pequeño ser, que sin lugar a dudas sería interesante de usar para sus planes
— Espero que no te importe hacer algo por mí en lo más mínimo —dijo Axel, entrando a su auto—. Me dijiste que querías ir a tu casa, pero yo tengo que hacer algunas cosas antes de ir a la mía. ¿Podemos ir primero a mi casa?— ¿A su casa? —preguntó el ángel en un susurro—. Déjeme cerca de la estación del metro, puedo llamar a una de mis amigas y ellas irán a buscarme.— Si te dejo ahí, lo más seguro es que tus padres te busquen y no queremos eso, puesto que has venido conmigo —Axel se detuvo en un semáforo—. Es una broma, te dejaré en tu casa.— Lo siento. Es la primera vez que algo como esto me pasa y no sé cómo reaccionar —susu
Axel vio que Sasha despertaba de a poco. Tenía entre sus dedos un cigarro y en la otra un vaso de alcohol que pidió especialmente para ver ese momento. Podía ser temprano en la mañana, sin embargo, ver a esa chica de pelo castaño y rizos rebeldes le dio una sensación de orgullo y no dejaría que ella se marchara tan fácilmente de su lado. Eso sí que no. La iba a poseer de una y mil formas y si tenía que obligarla a que estuvieran juntos, no le importaba. Si tenía que obligarla, lo haría.— Señor —una de sus sirvientas tocó la puerta—, ¿puedo entrar?— Sí —respondió sin dejar de mirar a la chica que se movía por la habitación en busca de una salida—. ¿Qué pasó?<
Abrió como pudo la boca, puesto que todavía Axel tenía su mentón entre sus manos. Le fue dando de comer, grandes bocados.— Por favor, me quiero ir de aquí —sollozó, aun así, siguió comiendo—. Déjeme ir.— Todavía no puedo darte la libertad que quieres.— Esto que me estás haciendo no es justo. Ni siquiera te conozco… ¿Eres familiar de Emely? —sus labios temblaron—. Le diré a mi papá que me cambie de universidad si ella no quiere verme…—¿Quién es ella? —el interés en su voz no pasó desapercibido—. Habla.— Es una de las chicas que siempre me molesta —sus mejillas estaban rojas—. Yo nunca le he hecho algo, pero ellas siempre me molestan y no quiero que después…— No sé de quién diablos me estás hablando —acercó un poco más el plato hacia el ángel—. No quiero que después estés desmayándote por la falta de comida.— Eso no pasará —susurró con más deseo de ponerse a llorar—. Esto que me está haciendo no tiene ningún sentido.— Para mí todo tiene sentido —limpió los labios de la pequeña—.
Sasha se removió en la cama, luego abrazó la almohada y sintió en ese momento que algo andaba mal. Abrió los ojos lentamente, dándose cuenta de que esa no era su habitación, porque sus paredes eran oscuras a comparación a esas. Había una hermosa vista, sin embargo, seguía sintiendo que algo no estaba en su lugar. Pasó saliva en seco al darse cuenta de que estaba en la habitación de un hotel, desnuda y sin saber cómo llegó ahí.— Mi celular —envolvió la sábana alrededor de su cuerpo—. Mi papá va a matarme.Su ropa estaba por todas partes, y eso no era nada bueno. Estar desnuda en un hotel, en dónde no supo cómo llegó ya era mucho. Miró la cama, y gracias a Dios, se encontraba limpia y tampoco sent&ia