Sasha vio como Emily y sus amigas llegaban al mismo sitio que ella para molestarla, eso era lo más seguro de todo. Les tenía miedo por completo a todas esas mujeres, puesto que siempre se la pasaban molestando a más no poder con todas las cosas que ella.
Estaba en un albergue, por órdenes de su padre tenía que comportarse como la mejor hija de todas. Nada de regalada ante los hombres, tenía que mantener una imagen que ella iba a ayudarlo en todo lo que él necesitara.
Eso de ayudar a las personas le gustaba mucho, siempre estaba dispuesta a dar lo mejor de ella, sobre todo, a demostrarles a sus padres que ella era una buena hija y que podía dar lo mejor de ella en dado caso de que algo pasara en el futuro.
Algo líquido cayó sobre su cabello de forma repentina. Escuchó las risas de Emily y lo único que pudo hacer fue apretar los puños. Ni siquiera en un sitio tan sagrado dejaban de molestarla.
— ¿Tu papá te obligó a venir? —Alguien la agarró del cabello e hizo que quedara de rodillas—. Es una lástima que te hayan traído a un sitio como este.
— ¿Quién lo dice? ¿Tú? —la encaró—. Para lo único que sirven ustedes es para molestarme, hasta aquí me siguen y esperan a que esté sola para hacerme todas sus asquerosidades.
— No es necesario que estés sola para que te des cuenta de que soy superior a ti —Emily chasqueó los dedos y la otra chica que andaba con ella le lanzó un bote de basura encima—. Esto es para que siempre sepas que tu lugar está siempre por debajo de mí, querida.
— Es lamentable como alguien tan insignificante pueda tener tanto dinero hacías a sus padres —dijo alguien, y luego la empujaron contra la pared—. Al menos, tienes que agradecer que en este sitio hay ropa para que te cambies.
Su mirada agachada, sus sentidos más nublados que nunca y su loba que no hacía nada por ayudarla. Desde siempre era lo mismo con esas chicas y ya no entendía cuál era el motivo de que siguiera viviendo de todos modos. Se limpió las mejillas, y buscó su bolsa con la mirada, al menos tenía algo de tiempo antes de salir con sus amigas a comer algo y a pasar el rato.
Liliana pasó por ella a la salida del albergue, no le dijo nada acerca de lo que pasó con Emily, puesto que cuando salió la encontró con su madre y si sus teorías eran ciertas, esa mujer era una de las amantes de su padre.
Ese día, tenían que ir a pasar el rato al centro comercial para tener todo listo para el inicio de las clases.
— ¿Tus padres te dejarán dormir en los dormitorios de la Universidad? —preguntó Kira dándole una probada al helado que compró—. Digo, con eso de qué ellos solo tienen tu dormitorio de lujo ahí.
— No lo sé —respondió Sasha con mucha sinceridad—. Ellos no son el tipo de padres que dejarían que su única hija existente en este país se vaya a vivir a otro lado.
— Tienes razón —dijo Liliana, su otra amiga—. Hasta raro me pareció eso de que te hayan dejado salir de la casa sin vigilancia.
— Sí, es extraño —dijo entrando junto con sus amigas al centro comercial—. Haré todo lo que esté a mi alcance para que ellos me dejen al menos pasar más tiempo con ustedes, porque en los últimos años siento que las cosas no han ido del todo bien y me hace falta algo bueno en mi vida.
— Tienes razón, espero que puedas solucionar todos tus problemas con tus padres y que ellos te den un poco de la libertad que no te dejan tener por culpa de ellos mismos —dijo Lili, siguiendo sus pasos—. Porque no puedo estar todo el tiempo yendo a buscarte a tu casa en mi auto.
— Eso fue cruel.
Las tres rieron y fueron a revisar las tiendas para comprar ropa nueva y tener algo nuevo que usar con eso de la universidad.
Ella giró su cabeza hacia atrás al darse cuenta de que alguna de las chicas que iban con ella a la misma universidad y que fueron con ella en el pasado, se encontraban ahí y eso no era bueno, puesto que en más de una ocasión esas chicas le hicieron la vida imposible en el pasado.
— Querida amiga —susurró alguien a sus espaldas—. Es bueno verte por estos rumbos, ¿cómo has estado?
— ¿Qué estás haciendo aquí, Emily? —susurró—. No quiero problemas, por favor.
— Eso de los problemas no va conmigo —agarró su brazo, y la llevó a otro lado—. Quiero que sepas algo, querida amiga.
No tuvo tiempo de llamar a alguna de sus amigas, puesto que ella se la llevó a otro lado con las demás chicas que andaban con ella. La metieron en el baño, aprovechando que no había muchas personas, cerraron la puerta con seguro.
— Ni siquiera puedes llamar a tus queridas amigas para que te ayuden a salir de esta como las veces anteriores —dijo la omega tomándola del cuello—. ¿No le vas a decir a tu papá todas las cosas que te hacemos?
— ¿Quieres que se lo diga y que el día de mañana tus padres despierten con moscas en la boca? —preguntó con valentía—. Ustedes solo me buscan cuando andan juntas, en cambio, si están solas… es otra cosa.
— M*****a perra —el puño de Emely fue a parar a su abdomen sacándole el aire.
Las demás chicas que andaban con ella se pusieron de turno para hacerle lo mismo. Siempre le hacían ese tipo de cosas, desde el jardín de niños, hasta la secundaria y por lo que podía ver en ese momento, todo iba a seguir igual en la universidad.
En cuanto comenzó a toser sangre, ellas se detuvieron de inmediato, dándoles a entender que debían detenerse o serían atrapadas.
La dejaron a su suerte en uno de los cubículos del baño, por lo que no tuvo más opción que quedarse ahí a limpiarse la sangre o ser atrapada por una de sus amigas. Lo cual no tardó mucho, por el hecho de que Lili la encontró lavándose la cara y vio las manchas de sangre en su ropa.
— Esas perras estaban aquí —dijo Kira entrando al baño también—. No puedo creerlo. Hasta en este sitio te andan persiguiendo, es insólito.
— No es lo que ustedes consideran —dijo Sasha quitándose la blusa—. Esto…
— Tu abdomen tiene marcas recientes y no me dirás que ellas estuvieron aquí dándote cariñitos porque eso ni tú te lo supones —dijo Lili—. Estás mal, no puedes seguir aguantándoles este tipo de cosas a ellas solo por gusto. ¿Qué harás en el momento que te toque volver a la universidad? ¿Seguirás aguantando todas las cosas que te hacen esas chicas solamente por gusto? —preguntó su amiga negando con la cabeza—. Esto tiene que terminar, Sasha.
— Para mí no es fácil nada de esto, mucho menos tener que lidiar con ellas —se lavó el rostro—. Quiero que esto se quede entre nosotras, mis padres no pueden saber nada y mucho menos imaginar lo que pasó aquí.
— ¿Qué pasa si ellos se enteran? ¿Qué harás tú?
— Nada, seguir viviendo como si nada hubiese pasado —se encogió de hombros.
Kira y Lili se miraron entre ellas.
Era posible que eso continuara estando en la universidad, puesto que esas chicas no eran del tipo de persona que se quedaban de brazos cruzados y mucho menos si veían a una presa fácil como lo era su amiga.
Su padre dejó en claro lo que él tenía que hacer, el trabajo a conseguir y con quienes relacionarse. Nada debía salirse de la línea o su cabeza iba a rodar. Esa casa fue construida especialmente para él, ya que su padre no tenía nada que ver en sus gustos y esperaba que no hubiera cámaras por ahí, porque en verdad lo iba a matar. Desde que llegó todo fue negocios, y más negocios. No se esperó a que su padre dejara tantas cosas sueltas para que él las limpiara, sin lugar a dudas, sería muy interesante todo en esa ciudad. — Señor —uno de sus empleados llegó de imprevisto con un dispositivo y le mostró unas fotos—. Hemos encontrado a la persona que buscaba — A ver —había hasta videos de esa persona y su familia—. Puedes retirarte. De paso les dices a los chicos que saldremos a dar una vuelta esta noche, que preparen todo.— Como ordene, señor —asintió el hombre retirándose.Axel se quedó mirando la foto de ese pequeño ser, que sin lugar a dudas sería interesante de usar para sus planes
— Espero que no te importe hacer algo por mí en lo más mínimo —dijo Axel, entrando a su auto—. Me dijiste que querías ir a tu casa, pero yo tengo que hacer algunas cosas antes de ir a la mía. ¿Podemos ir primero a mi casa?— ¿A su casa? —preguntó el ángel en un susurro—. Déjeme cerca de la estación del metro, puedo llamar a una de mis amigas y ellas irán a buscarme.— Si te dejo ahí, lo más seguro es que tus padres te busquen y no queremos eso, puesto que has venido conmigo —Axel se detuvo en un semáforo—. Es una broma, te dejaré en tu casa.— Lo siento. Es la primera vez que algo como esto me pasa y no sé cómo reaccionar —susu
Axel vio que Sasha despertaba de a poco. Tenía entre sus dedos un cigarro y en la otra un vaso de alcohol que pidió especialmente para ver ese momento. Podía ser temprano en la mañana, sin embargo, ver a esa chica de pelo castaño y rizos rebeldes le dio una sensación de orgullo y no dejaría que ella se marchara tan fácilmente de su lado. Eso sí que no. La iba a poseer de una y mil formas y si tenía que obligarla a que estuvieran juntos, no le importaba. Si tenía que obligarla, lo haría.— Señor —una de sus sirvientas tocó la puerta—, ¿puedo entrar?— Sí —respondió sin dejar de mirar a la chica que se movía por la habitación en busca de una salida—. ¿Qué pasó?<
Abrió como pudo la boca, puesto que todavía Axel tenía su mentón entre sus manos. Le fue dando de comer, grandes bocados.— Por favor, me quiero ir de aquí —sollozó, aun así, siguió comiendo—. Déjeme ir.— Todavía no puedo darte la libertad que quieres.— Esto que me estás haciendo no es justo. Ni siquiera te conozco… ¿Eres familiar de Emely? —sus labios temblaron—. Le diré a mi papá que me cambie de universidad si ella no quiere verme…—¿Quién es ella? —el interés en su voz no pasó desapercibido—. Habla.— Es una de las chicas que siempre me molesta —sus mejillas estaban rojas—. Yo nunca le he hecho algo, pero ellas siempre me molestan y no quiero que después…— No sé de quién diablos me estás hablando —acercó un poco más el plato hacia el ángel—. No quiero que después estés desmayándote por la falta de comida.— Eso no pasará —susurró con más deseo de ponerse a llorar—. Esto que me está haciendo no tiene ningún sentido.— Para mí todo tiene sentido —limpió los labios de la pequeña—.
Sasha se removió en la cama, luego abrazó la almohada y sintió en ese momento que algo andaba mal. Abrió los ojos lentamente, dándose cuenta de que esa no era su habitación, porque sus paredes eran oscuras a comparación a esas. Había una hermosa vista, sin embargo, seguía sintiendo que algo no estaba en su lugar. Pasó saliva en seco al darse cuenta de que estaba en la habitación de un hotel, desnuda y sin saber cómo llegó ahí.— Mi celular —envolvió la sábana alrededor de su cuerpo—. Mi papá va a matarme.Su ropa estaba por todas partes, y eso no era nada bueno. Estar desnuda en un hotel, en dónde no supo cómo llegó ya era mucho. Miró la cama, y gracias a Dios, se encontraba limpia y tampoco sent&ia
— Buenos días, papá…— ¿En dónde y con quien estabas la noche anterior? —preguntó su padre sin corresponderle el saludo—. ¿Estuviste con un hombre? —la agarró el brazo con fuerza—. ¡Te estoy hablando!— No es lo que crees…— ¿Qué no es lo que creo? —le bajó el cuello del abrigo—. Voy a matarte, maldita perra. Eres igual a tu madre…— Papá…— ¡Con un demonio! —su padre golpeó su rostro con el puño, y si no hubiese sido por la pared a su lado, hubiese caído al suelo—. ¡Camina! Sasha miró el techo de su habitación como si fuera la cosa más importante de todas, tenía miedo de ir a la universidad, que alguien vea las marcas que su padre le había hecho días antes. No tenía recuerdos de quien era la persona con la que pasó esa noche, y el desgraciado Joshua insistió con que era su amante, que eso logró que su padre le diera otro castigo. Su madre tampoco la ayudaba mucho con sus problemas, tampoco ponía de su parte en algo y ella no entendía qué pasaba. Hasta una enfermedad de la que no tenía conocimiento era la causante de que tomara una pastilla por día y algunas veces ni podía ver bien por los efectos secundarios.Se dio una ducha rápida, luego se puso algo de ropa que pudiera tapar bien las marcas en su cuerpo. Peinó sus rizos traviesos, y luego tomó sus útiles. Ni siquiera sabía si tenía que dormir en los nuevos dormitorios o si la iban a dejar en esa casa para que todos sus males se completaran.Bajó las escaleras contando los pasos, y 11. Conociendo al diablo.
El sonido del timbre llamó su atención, y ella se colocó de pie recogiendo todas sus cosas del escritorio. Arrancó la hoja de su cuaderno, colocó su nombre para entregársela al profesor. — ¿Asustada? —preguntó Kira en un susurro—. Ese hombre es como un orgasmo visual. — Te escuchará —imitó su acción—. Ese hombre lo que puede hacernos es matarnos en pocas palabras —pasó saliva en seco—. Deja de decir eso… — White, quédese —Sasha saltó en su lugar al escucharlo—. Los demás pueden salir. Sasha observó a sus amigas, las cuales le hicieron un ademán de manos con que ya estaba muerta. — Tome asiento, tengo que hacerle algunas preguntas —señaló el asiento detrás de ella—. ¿Por qué no se había presentado a mi clase? — Mis padres mandaron toda la información al director —respondió confundida—. Imaginé que usted la recibió también. — Quería escuchar al menos una mentira de su parte, señorita White —Axel inclinó la cabeza hacia ella—. Me di cuenta de que usted le tiene miedo a la señorita