Su padre dejó en claro lo que él tenía que hacer, el trabajo a conseguir y con quienes relacionarse. Nada debía salirse de la línea o su cabeza iba a rodar. Esa casa fue construida especialmente para él, ya que su padre no tenía nada que ver en sus gustos y esperaba que no hubiera cámaras por ahí, porque en verdad lo iba a matar.
Desde que llegó todo fue negocios, y más negocios. No se esperó a que su padre dejara tantas cosas sueltas para que él las limpiara, sin lugar a dudas, sería muy interesante todo en esa ciudad.
— Señor —uno de sus empleados llegó de imprevisto con un dispositivo y le mostró unas fotos—. Hemos encontrado a la persona que buscaba — A ver —había hasta videos de esa persona y su familia—. Puedes retirarte. De paso les dices a los chicos que saldremos a dar una vuelta esta noche, que preparen todo.
— Como ordene, señor —asintió el hombre retirándose.
Axel se quedó mirando la foto de ese pequeño ser, que sin lugar a dudas sería interesante de usar para sus planes. Caminó hacia la salida de la bodega, luego de terminar el trabajo, y le indicó al chofer que fueran a un restaurante cercano para cenar, puesto que no deseaba comer nada en casa. Con un enorme suspiro, se sentó en la mesa más alejada, en dónde podía ver lo que pasaba.
Su llegada a esa ciudad era digna de una película y era como si el mismo Hades estuviera de su lado, puesto que vio a la hija de su primer amor entrar con un chico de su edad al local.
Sin duda alguna era un ángel, demasiado hermosa, su olor era exquisito y ella estaba ahí sin saber lo que realmente era. Con un mocoso que se veía demasiado interesado en meterse entre sus piernas que estar al pendiente de la conversación que ella tenía.
— Nuestros padres quieren que nos casemos —escuchó decirle al chico—. ¿Tú quieres casarte?
— No —respondió la chica mirándolo incómoda—. Es muy pronto para casarnos, eso del matrimonio arreglado no va conmigo y lo siento.
— Eso pensé —dijo el chico, poniendo su mano sobre la pierna de la chica—. Eres muy hermosa, llamas mucho la atención de las personas y eso me agrada.
— Tienes razón —el chico se acercó un poco más a ella—, pero eso no quita que podamos divertirnos, ¿no?
— Eso es…
— Algo bueno, no tienes que ponerte tímida conmigo —dijo el chico poniendo su mano sobre la de ella—. ¿Por qué me tratas de ese modo, Sasha?
— Porque no quiero casarme, Joshua —respondió incómoda—. Yo… debo irme a otro lado, lo siento —intentó ponerse de pie, pero vio que el chico estaba más pendiente de llevársela a la cama, que de estar con ella—. Suéltame.
— No…
— Si la señorita le dijo que la dejara, debe hacerlo —Axel se metió, agarrándola del brazo—. Estos jóvenes de hoy en día lo único que buscan es tener sexo desde la primera cita.
— ¿Quién es usted? —preguntó Joshua poniéndose de pie y tomando su otro brazo—. ¡Suéltala!
— Soy su guardaespaldas —jaló con un poco más de fuerza a la chica—. Aléjate de ella en este preciso momento o mi puño irá a parar a tu rostro.
— Sasha no vino con nadie aquí…
— ¿Desde cuándo debo darte explicaciones? —la chica al fin pudo decir algo—. Mi familia siempre tiene a alguien cuidándome, y lamento decirte que no quiero ir contigo a ningún lado, por favor, dejemos esto aquí.
— Esto no se quedará así…
— Sí, lo que sea —dijo Axel, terminando de alejarlo de la chica.
Vio a ese intento de alfa salir del restaurante, luego su vista fue a parar al cuerpo de la chica que tenía enfrente. La ropa que tenía puesta no la favorecía mucho, y las fotos que había visto de ella en paños menores eran muy diferentes. Su cabello rizo, era como una esponja, largo hasta su trasero y cuando sus ojos lo miraron, no pudo evitar que una leve nostalgia se instalara en su rostro, era el mismo verde que lo enamoró hace veinte años.
— Gracias, señor…
— Mi nombre no es necesario en estos momentos —sonrió soltándola—. Vamos, te llevaré a tu casa.
— No es necesario que lo haga, puedo…
— Sasha… ¿Es tu nombre, no? —la chica asintió—. Es tarde, te llevaré a dónde quieras que lo hagas y luego podrás estar en tu bella casa.
La vio mirar a todos lados, antes de asentir.
Se cuestionó si era estúpida o confiada, ya que irse con alguien que no conocía era mucho. La llevó hasta su auto, dónde le abrió la puerta como todo un caballero y una vez que estuvo bien cerrada, contó hasta diez en su mente, puesto que esa chica estaba sobrepasando todos sus límites y él no quería cometer una locura en el proceso. Era la viva imagen de esa mujer que le arruinó la vida hace tantos años y él tenía que quedarse de brazos cruzados por el momento.
Lo que le llamó la atención realmente, fue que no tenía ni una pizca de olor en su cuerpo, más que el de ser una omega común y corriente. Al ser un alfa de raza pura, le era fácil reconocer cualquier tipo de olor y ella no tenía por el momento nada que ver con los de un ángel.
— Espero que no te importe hacer algo por mí en lo más mínimo —dijo Axel, entrando a su auto—. Me dijiste que querías ir a tu casa, pero yo tengo que hacer algunas cosas antes de ir a la mía. ¿Podemos ir primero a mi casa?— ¿A su casa? —preguntó el ángel en un susurro—. Déjeme cerca de la estación del metro, puedo llamar a una de mis amigas y ellas irán a buscarme.— Si te dejo ahí, lo más seguro es que tus padres te busquen y no queremos eso, puesto que has venido conmigo —Axel se detuvo en un semáforo—. Es una broma, te dejaré en tu casa.— Lo siento. Es la primera vez que algo como esto me pasa y no sé cómo reaccionar —susu
Axel vio que Sasha despertaba de a poco. Tenía entre sus dedos un cigarro y en la otra un vaso de alcohol que pidió especialmente para ver ese momento. Podía ser temprano en la mañana, sin embargo, ver a esa chica de pelo castaño y rizos rebeldes le dio una sensación de orgullo y no dejaría que ella se marchara tan fácilmente de su lado. Eso sí que no. La iba a poseer de una y mil formas y si tenía que obligarla a que estuvieran juntos, no le importaba. Si tenía que obligarla, lo haría.— Señor —una de sus sirvientas tocó la puerta—, ¿puedo entrar?— Sí —respondió sin dejar de mirar a la chica que se movía por la habitación en busca de una salida—. ¿Qué pasó?<
Abrió como pudo la boca, puesto que todavía Axel tenía su mentón entre sus manos. Le fue dando de comer, grandes bocados.— Por favor, me quiero ir de aquí —sollozó, aun así, siguió comiendo—. Déjeme ir.— Todavía no puedo darte la libertad que quieres.— Esto que me estás haciendo no es justo. Ni siquiera te conozco… ¿Eres familiar de Emely? —sus labios temblaron—. Le diré a mi papá que me cambie de universidad si ella no quiere verme…—¿Quién es ella? —el interés en su voz no pasó desapercibido—. Habla.— Es una de las chicas que siempre me molesta —sus mejillas estaban rojas—. Yo nunca le he hecho algo, pero ellas siempre me molestan y no quiero que después…— No sé de quién diablos me estás hablando —acercó un poco más el plato hacia el ángel—. No quiero que después estés desmayándote por la falta de comida.— Eso no pasará —susurró con más deseo de ponerse a llorar—. Esto que me está haciendo no tiene ningún sentido.— Para mí todo tiene sentido —limpió los labios de la pequeña—.
Sasha se removió en la cama, luego abrazó la almohada y sintió en ese momento que algo andaba mal. Abrió los ojos lentamente, dándose cuenta de que esa no era su habitación, porque sus paredes eran oscuras a comparación a esas. Había una hermosa vista, sin embargo, seguía sintiendo que algo no estaba en su lugar. Pasó saliva en seco al darse cuenta de que estaba en la habitación de un hotel, desnuda y sin saber cómo llegó ahí.— Mi celular —envolvió la sábana alrededor de su cuerpo—. Mi papá va a matarme.Su ropa estaba por todas partes, y eso no era nada bueno. Estar desnuda en un hotel, en dónde no supo cómo llegó ya era mucho. Miró la cama, y gracias a Dios, se encontraba limpia y tampoco sent&ia
— Buenos días, papá…— ¿En dónde y con quien estabas la noche anterior? —preguntó su padre sin corresponderle el saludo—. ¿Estuviste con un hombre? —la agarró el brazo con fuerza—. ¡Te estoy hablando!— No es lo que crees…— ¿Qué no es lo que creo? —le bajó el cuello del abrigo—. Voy a matarte, maldita perra. Eres igual a tu madre…— Papá…— ¡Con un demonio! —su padre golpeó su rostro con el puño, y si no hubiese sido por la pared a su lado, hubiese caído al suelo—. ¡Camina! Sasha miró el techo de su habitación como si fuera la cosa más importante de todas, tenía miedo de ir a la universidad, que alguien vea las marcas que su padre le había hecho días antes. No tenía recuerdos de quien era la persona con la que pasó esa noche, y el desgraciado Joshua insistió con que era su amante, que eso logró que su padre le diera otro castigo. Su madre tampoco la ayudaba mucho con sus problemas, tampoco ponía de su parte en algo y ella no entendía qué pasaba. Hasta una enfermedad de la que no tenía conocimiento era la causante de que tomara una pastilla por día y algunas veces ni podía ver bien por los efectos secundarios.Se dio una ducha rápida, luego se puso algo de ropa que pudiera tapar bien las marcas en su cuerpo. Peinó sus rizos traviesos, y luego tomó sus útiles. Ni siquiera sabía si tenía que dormir en los nuevos dormitorios o si la iban a dejar en esa casa para que todos sus males se completaran.Bajó las escaleras contando los pasos, y 11. Conociendo al diablo.
El sonido del timbre llamó su atención, y ella se colocó de pie recogiendo todas sus cosas del escritorio. Arrancó la hoja de su cuaderno, colocó su nombre para entregársela al profesor. — ¿Asustada? —preguntó Kira en un susurro—. Ese hombre es como un orgasmo visual. — Te escuchará —imitó su acción—. Ese hombre lo que puede hacernos es matarnos en pocas palabras —pasó saliva en seco—. Deja de decir eso… — White, quédese —Sasha saltó en su lugar al escucharlo—. Los demás pueden salir. Sasha observó a sus amigas, las cuales le hicieron un ademán de manos con que ya estaba muerta. — Tome asiento, tengo que hacerle algunas preguntas —señaló el asiento detrás de ella—. ¿Por qué no se había presentado a mi clase? — Mis padres mandaron toda la información al director —respondió confundida—. Imaginé que usted la recibió también. — Quería escuchar al menos una mentira de su parte, señorita White —Axel inclinó la cabeza hacia ella—. Me di cuenta de que usted le tiene miedo a la señorita
Axel mordió su pulgar sonriendo, consiguió lo que tanto quería y comprobó el punto débil de esos dos. Jade nunca debió humillarlo de ese modo y mucho menos irse con ese tal Gerald en primer lugar. Consiguió lo que quería, ahora debía tener todo en orden, dejar que las cosas siguieran fluyendo y no olvidarse de su plan. Quería verle la cara a esos dos, sin embargo, no era el momento más oportuno todavía. — Gerald ahora tiene otras fantasías con lo sádico —dijo el alfa, mirando las fotos que uno de su infiltrado se había robado de las cámaras de seguridad de la propiedad del otro alfa—. Esto será divertido, conocer el punto débil de estos dos es pan comido. Guardó las fotos en una carpeta, luego salió de su oficina con un vaso de alcohol en las manos. Recibió la invitación de algo que tenía que hacer, al fin y al cabo todo estaba listo y hecho. El padre de Sasha iría a ese sitio, lo vería y si sus planes salían como quería, todo sería beneficioso para él después de todo. — Su auto ya