Desde ese día, las cosas fueron buenas para él. A duras penas recordaba todas las cosas que tuvo que vivir en Londres antes de partir a Rusia con ese sujeto que decía ser su padre. Descubrió que tenía cinco cuatro hermanos más que fueron dejados a un lado por personas importantes en su vida.
Todos tenían una historia diferente que contar y él no podía meterse en eso.
— Axel, buenos días —su hermana entró a la habitación mostrándole una pequeña sonrisa—. ¿No consideras que ya es hora de que te levantes de esa cama?
— ¿Ya se murió el anciano? —preguntó dándose la vuelta—. Tengo mucho sueño y no quiero estar con ustedes.
— Vamos, por favor —su hermana le quitó las sábanas—. Tenemos que irnos lo antes posible con él, sabes que la última vez que nos escapamos no nos fue de la mejor manera y tengo por seguro de que ahora no será para nada bonito si nos quedamos.
— Tienes razón —bajó los pies de la cama—. ¿Y los demás?
— Sin deseos de irnos —dijo su hermano Bruno, entrando a su habitación—. Te ves espantoso. ¿Te masturbaste la noche anterior pensando en esa chica?
— No molestes a Axel con tus mamadas, Bruno —Astrid golpeó su brazo—. Recuerda que está chiquito y hay que cuidarlo como si fuera un bebé.
— Soy el mayor, deben tenerme respeto al menos —dejó salir un bostezo—. ¿Alguno de ustedes sabe cuándo sabemos por qué estamos aquí?
— Nuestro padre lo dirá después —dijo su hermano Klaus entrando a su habitación junto con su hermano Dominick—. M****a, ¿te caíste de la cama anoche? ¿Por qué estás de ese modo?
— ¿Qué tan mal me veo? —se levantó de la cama, y fue a mirarse al espejo—. Me veo espantoso…
— Los estoy esperando desde hace diez minutos —todos se pusieron en alerta al escuchar la voz de su padre—. Salgan, y no me importa si no se han lavado los dientes.
Todos asintieron como si fueran soldados y siguieron a su padre hacia la sala de reuniones. Desde que comenzaron a vivir con él, siempre se mantenía mostrándose superior a los demás, dejándose ver que él tenía el control sobre todas las cosas y que, además, ellos se iban preparando para cualquier pelea.
Axel era el mayor de los cinco, sin embargo, les tenía un enorme cariño a los cuatro hermanos que se volvieron una parte de él. Su padre, Alek, les informó que tenían una misión en la vida y no era precisamente morir. Seguían sin saber qué quería ese hombre de ellos y cada vez que tenían una de esas reuniones, siempre era un descubrimiento nuevo.
— Saben que odio que me hagan esperar cuando los necesito conmigo, mocosos —farfulló mirándolos—, pero ya que están aquí; ya les tengo una primera misión para saber que tan metidos están metidos en esto.
— ¿Misión? ¿Vamos a matar a alguien?
— Sí —respondió Alek con mucha simpleza—. Quiero que ustedes cinco hagan algo por mí, son pequeñas manadas las que tendrán que tener en sus manos y ahora quiero que ustedes las tomen.
— ¿Quieres que le quitemos la manada a alguien? —preguntó Astrid, sorprendida—. ¿Qué nos han hecho como para que hagamos algo como eso?
— ¿Tienes miedo de morir? —preguntó Dominick, burlón—. ¿Para qué naciste?
— Para darte un buen golpe en el rostro, cabrón —Astrid le lanzó lo primero que encontró en la mesa—. No seas orgulloso de ti mismo.
— Dejen de pelear ustedes dos —ordenó Alek—. Es algo sencillo, si logran vencer a esos alfas de esas manadas, podrán tenerlas si gustan o desaparecerla.
— Podemos hacerlo —dijo Klaus luego de analizar toda la información—. ¿Cuándo comenzamos?
— Tenemos un par de horas antes de ir con el primero. Hagan todo como se los he dicho, nada de andar haciendo sus bromas pesadas.
Sus hermanos, al ver la seriedad del asunto, dijeron que sí y fueron a prepararse. Axel era el primero en hacer esa misión en nombre de su padre. La noche llegó, y él se mostró muy reacio a tener que lidiar con los problemas de los demás. Sus hermanos estaban con él esa noche, podía ser un alfa joven, pero era fuerte y tenía una excelente destreza al momento de pelear.
— Un niño que quiere ser hombre —dijo el alfa de la manada que tenía que tener en sus manos esa noche—. ¿Por qué no te vas con tu papi? ¿Quieres ver cuantos huesos puedo romperte?
— ¿Por qué no te callas y haces las cosas como se deben? —indagó sarcástico.
El hombre intentó darle un golpe el rostro, sin embargo, él se agachó lo suficiente para que el golpe quedara en el aire. Desde que llegó, fue fácil para él darle unos buenos golpes en el cuerpo que lo dejaran desconcertado por unos segundos hasta que él le dio otro golpe en el cuello que lo mandó directamente al suelo.
Los golpes iban y venían. El rostro del alfa se cambió en su mente por el del sujeto que le quitó a su mujer en el pasado. Tuvieron que alejarlo de ese sujeto porque lo iba a matar con sus puños, y ese no era parte del trato; una sonrisa se instaló en su rostro luego de ese momento. Si las cosas son de ese modo, sería muy fácil convertirse en el alfa más poderoso y de ese modo, podría cobrar venganza en contra de todas las personas que se burlaron de él en el pasado.
Axel dejó salir el humo entre sus labios mirando el nuevo amanecer que la vida le estaba dando. Es un mafioso que se ha sabido mantener, vivió tantas precariedades en el pasado que en ese momento todo lo que tenía enfrente parecía fantasía. Fue adoptado por un mafioso al igual que otros lobos que fueron abandonados y tenían diferentes historias que contar. Él se volvió alguien frío y calculador que se ganó algo más que dinero. Su nombre resuena en todos lados y su apellido adoptivo es sinónimo de poder. — Hermanito —dijo su hermana adoptiva—. ¿Cómo te trata la vida en este bello y hermoso día?— Todo va bien —dijo sin mirarla—. ¿También te llamó el anciano?— Sí —respondió pasándole un vaso de Whiskey—. Supongo que ya es hora —dijo Astrid, ladeando la cabeza—, y pensar que nosotros pudimos haber tenido tanto en el pasado y ahora seremos los putos reyes.— Tú eres una reina, mi pequeña hermana —Axel pellizcó su nariz—. ¿En dónde se encuentran los demás? ¿Sabes algo de ellos?— Creo
Sasha vio como Emily y sus amigas llegaban al mismo sitio que ella para molestarla, eso era lo más seguro de todo. Les tenía miedo por completo a todas esas mujeres, puesto que siempre se la pasaban molestando a más no poder con todas las cosas que ella.Estaba en un albergue, por órdenes de su padre tenía que comportarse como la mejor hija de todas. Nada de regalada ante los hombres, tenía que mantener una imagen que ella iba a ayudarlo en todo lo que él necesitara.Eso de ayudar a las personas le gustaba mucho, siempre estaba dispuesta a dar lo mejor de ella, sobre todo, a demostrarles a sus padres que ella era una buena hija y que podía dar lo mejor de ella en dado caso de que algo pasara en el futuro.Algo líquido cayó sobre su cabello de forma repentina. Escuchó las risas de Emily y lo único que pudo hacer fue apretar los puños. Ni siquiera en un sitio tan sagrado dejaban de molestarla.— ¿Tu papá te obligó a venir? —Alguien la agarró del cabello e hizo que quedara de rodillas—.
Su padre dejó en claro lo que él tenía que hacer, el trabajo a conseguir y con quienes relacionarse. Nada debía salirse de la línea o su cabeza iba a rodar. Esa casa fue construida especialmente para él, ya que su padre no tenía nada que ver en sus gustos y esperaba que no hubiera cámaras por ahí, porque en verdad lo iba a matar. Desde que llegó todo fue negocios, y más negocios. No se esperó a que su padre dejara tantas cosas sueltas para que él las limpiara, sin lugar a dudas, sería muy interesante todo en esa ciudad. — Señor —uno de sus empleados llegó de imprevisto con un dispositivo y le mostró unas fotos—. Hemos encontrado a la persona que buscaba — A ver —había hasta videos de esa persona y su familia—. Puedes retirarte. De paso les dices a los chicos que saldremos a dar una vuelta esta noche, que preparen todo.— Como ordene, señor —asintió el hombre retirándose.Axel se quedó mirando la foto de ese pequeño ser, que sin lugar a dudas sería interesante de usar para sus planes
— Espero que no te importe hacer algo por mí en lo más mínimo —dijo Axel, entrando a su auto—. Me dijiste que querías ir a tu casa, pero yo tengo que hacer algunas cosas antes de ir a la mía. ¿Podemos ir primero a mi casa?— ¿A su casa? —preguntó el ángel en un susurro—. Déjeme cerca de la estación del metro, puedo llamar a una de mis amigas y ellas irán a buscarme.— Si te dejo ahí, lo más seguro es que tus padres te busquen y no queremos eso, puesto que has venido conmigo —Axel se detuvo en un semáforo—. Es una broma, te dejaré en tu casa.— Lo siento. Es la primera vez que algo como esto me pasa y no sé cómo reaccionar —susu
Axel vio que Sasha despertaba de a poco. Tenía entre sus dedos un cigarro y en la otra un vaso de alcohol que pidió especialmente para ver ese momento. Podía ser temprano en la mañana, sin embargo, ver a esa chica de pelo castaño y rizos rebeldes le dio una sensación de orgullo y no dejaría que ella se marchara tan fácilmente de su lado. Eso sí que no. La iba a poseer de una y mil formas y si tenía que obligarla a que estuvieran juntos, no le importaba. Si tenía que obligarla, lo haría.— Señor —una de sus sirvientas tocó la puerta—, ¿puedo entrar?— Sí —respondió sin dejar de mirar a la chica que se movía por la habitación en busca de una salida—. ¿Qué pasó?<
Abrió como pudo la boca, puesto que todavía Axel tenía su mentón entre sus manos. Le fue dando de comer, grandes bocados.— Por favor, me quiero ir de aquí —sollozó, aun así, siguió comiendo—. Déjeme ir.— Todavía no puedo darte la libertad que quieres.— Esto que me estás haciendo no es justo. Ni siquiera te conozco… ¿Eres familiar de Emely? —sus labios temblaron—. Le diré a mi papá que me cambie de universidad si ella no quiere verme…—¿Quién es ella? —el interés en su voz no pasó desapercibido—. Habla.— Es una de las chicas que siempre me molesta —sus mejillas estaban rojas—. Yo nunca le he hecho algo, pero ellas siempre me molestan y no quiero que después…— No sé de quién diablos me estás hablando —acercó un poco más el plato hacia el ángel—. No quiero que después estés desmayándote por la falta de comida.— Eso no pasará —susurró con más deseo de ponerse a llorar—. Esto que me está haciendo no tiene ningún sentido.— Para mí todo tiene sentido —limpió los labios de la pequeña—.
Sasha se removió en la cama, luego abrazó la almohada y sintió en ese momento que algo andaba mal. Abrió los ojos lentamente, dándose cuenta de que esa no era su habitación, porque sus paredes eran oscuras a comparación a esas. Había una hermosa vista, sin embargo, seguía sintiendo que algo no estaba en su lugar. Pasó saliva en seco al darse cuenta de que estaba en la habitación de un hotel, desnuda y sin saber cómo llegó ahí.— Mi celular —envolvió la sábana alrededor de su cuerpo—. Mi papá va a matarme.Su ropa estaba por todas partes, y eso no era nada bueno. Estar desnuda en un hotel, en dónde no supo cómo llegó ya era mucho. Miró la cama, y gracias a Dios, se encontraba limpia y tampoco sent&ia
— Buenos días, papá…— ¿En dónde y con quien estabas la noche anterior? —preguntó su padre sin corresponderle el saludo—. ¿Estuviste con un hombre? —la agarró el brazo con fuerza—. ¡Te estoy hablando!— No es lo que crees…— ¿Qué no es lo que creo? —le bajó el cuello del abrigo—. Voy a matarte, maldita perra. Eres igual a tu madre…— Papá…— ¡Con un demonio! —su padre golpeó su rostro con el puño, y si no hubiese sido por la pared a su lado, hubiese caído al suelo—. ¡Camina!Último capítulo