Capítulo 43

Su piel, de pronto, parecía emanar extraña mientras se erizaba y su cuerpo se endurecía bajo las capas de tela. En sus ojos, Shasta vio algo fugaz que lo paralizó. Su primer impulso fue soltarla, alejar su mano como si quemase, y, no obstante, algo en él desafió su instinto y, si bien su mano se tensó, no se alejó de aquel rostro que comenzaba a calentarse. Había visto esa expresión antes, ese sentimiento que había atravesado su mirada demasiado rápido; lo había visto montones de veces y no le gustaba en absoluto. Lo detestaba, y detestaba lo que producía en la gente. ¿Por qué, entonces, no podía apartar su mano? ¿Por qué no podía dejar de mirarla? Un miedo que no había sentido en años se apoderó de su cuerpo, inmovilizándolo un instante.

Un carraspeo rompió el hilo de sus pensamientos y le permitió, por fin, alejar el brazo que tenía extendido y dirigir su atención hacia otra parte. Sintiendo cómo su corazón empezaba a camarse, se esforzó por concentrarse en Lenia, que lo o

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