CAPÍTULO LXXVI

Como un cadáver, las visitas comienzan a apestar después de un tiempo.

Una semana después de la llegada de Vlad, Fira comenzaba a extrañar su soledad. Esperaba que no mal interpretaran su decisión, aunque en particular no le importaba si lo hacían, pero tenía casi quinientos años yendo por su cuenta, incluso evadiéndose de la protección que su familia insistía en ponerle; así que, aunque amaba a sus hermanos, necesitaba estar sola.

No negaba que su presencia había ayudado a mitigar el dolor de la pérdida, la continua presencia de ambos resultaba reconfortante cuando sentía que el suelo se desvanecía bajo sus pies y parecía que no tenía más motivos para vivir. Vlad cuidaba que Fira se alimentara con regularidad, y no solo con sangre, sino que comiera alimentos ricos en vitaminas y altos contenidos proteicos para que se recuperara con relat

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