El ritual funerario de Aston Dagger se realizó días antes del festival de invierno, que siempre se celebraba durante la primera nevada del año. Esa vez, el primer copo de nieve cayó al anochecer del penúltimo día de noviembre, la misma noche en que Fira se encerró en su casa y se aisló del mundo.
Como demandaban las costumbres, la agente Volk se mantuvo a la derecha del ataúd, en la cabecera. A su lado, Enam pronunciaba un discurso muy sentido sobre la trayectoria del agente Dagger, de cómo había ingresado mucho más tarde que la mayoría de los humanos que entraban en las Fuerzas Especiales, pero ciertamente con una mayor experiencia que los mismos.
Había sido honesto, leal, un buen compañero y tan terco y empecinado que había logrado lo que ninguna otra persona había hecho: ser compañero de Fira Volk por más de tres años.
En
Perdió la noción del tiempo. La orden a Gan fue clara: oscurecer los cristales, nivelar la temperatura a diez grados centígrados sin importar la temperatura que hiciera afuera, y romper todo enlace de comunicación con Sia y la base de la Fuerza.Hubo objeciones por parte de la inteligencia artificial del departamento, la respuesta lógica y predeterminada en su configuración; pero igual siguió todo el nuevo protocolo que ella había impuesto y los enlaces fueron cortados; mucho más cuando Fira amenazó con desarmar su circuito central y apagar el sistema de inteligencia. Luego se deshizo del reloj, abandonándolo en una gaveta de uno de los muebles de su sala; ni siquiera miró en cuál y sin la bioelectricidad que alimentaba su pila, en pocos días se quedó sin batería.Gan informaba dos veces al día que sus niveles nutricionales estaban cayendo drást
Dos días estuvieron solos, Vlad la obligaba a comer y a beber de su propia sangre, su recuperación era lenta pero constante, porque ni su hermano dejaba que se saltara una comida, así fuese solo un tazón de tibio caldo de pollo, y ella tomaba más de dos tragos de sangre de él.Dormitaba sin caer en el sueño profundo; en ese estado era difícil controlar la mente, y las horas se fueron escurriendo entre las memorias de su mamá. Myriam trenzándole el cabello, enseñándole a montar a caballo sin montura como una verdadera shikaarika, cantando alrededor del fuego en el campamento; Sergei tallando hábilmente una figurilla de ella, las danzas al ritmo de los tambores y las panderetas. De vez en cuando se colaba una imagen de Aston, ambos tomando cervezas en un bar, viendo uno de los circuitos de carreras que a ella le gustaba, o el viejo auto que había conseguido él y que hab&iacu
Como un cadáver, las visitas comienzan a apestar después de un tiempo.Una semana después de la llegada de Vlad, Fira comenzaba a extrañar su soledad. Esperaba que no mal interpretaran su decisión, aunque en particular no le importaba si lo hacían, pero tenía casi quinientos años yendo por su cuenta, incluso evadiéndose de la protección que su familia insistía en ponerle; así que, aunque amaba a sus hermanos, necesitaba estar sola.No negaba que su presencia había ayudado a mitigar el dolor de la pérdida, la continua presencia de ambos resultaba reconfortante cuando sentía que el suelo se desvanecía bajo sus pies y parecía que no tenía más motivos para vivir. Vlad cuidaba que Fira se alimentara con regularidad, y no solo con sangre, sino que comiera alimentos ricos en vitaminas y altos contenidos proteicos para que se recuperara con relat
Sia le anunció al Comandante Ksongan que el parlamentario Matsudaira deseaba comunicarse con él con urgencia. Enam soltó el lápiz electrónico y lo dejó en su escritorio, suspirando con frustración. Desde la muerte de Aston Dagger el Parlamentario había contactado con él casi a diario presionando por respuestas y resultados.Se apretó el puente de la nariz con fuerza y cerró los ojos, buscando calmar la creciente frustración que sentía. El Parlamento a veces se olvidaba que las Fuerzas Especiales no trabajaban para ellos, ni para ningún organismo en especial, se había fundado sobre la base de proteger a la comunidad de cualquier amenaza.Fira Volk tenía más de un mes sin ir a trabajar, nadie sabía nada sobre ella, y Sia le había anunciado que la inteligencia artificial del departamento de su agente fue desconectada y rechazaba cualquier en
Aden Kraft descargó su frustración en el saco de boxeo. Eran las tres de la mañana y no había nadie en el gimnasio en ese momento, así que se enfocó con especial atención en golpear y golpear, hasta que sus nudillos se despellejaron y la sangre manchó el tejido.Solo entonces se detuvo.Fue hasta su casillero, extrajo una toalla, se deshizo de la ropa y se encaminó hasta las duchas para sacarse el sudor y los rastros del infortunio que sentía que lo perseguía. Estaba cabreado, supremamente cabreado, hasta el punto que no faltaba casi nada para que se subiera a un tren hasta Sheva y se llegara a la casa de Fira Volk.Así de cabreado estaba.Comprendía que la situación de su colega era terrible, perder un compañero de ese modo, muriendo en tus brazos y sin el poder de hacer nada en absoluto… él la había vivido, de hecho ella hab&iacu
Una mañana Fira llegó al cementerio y la loza había sido removida, el pedestal, donde había depositado flores de vez en cuando, tampoco estaba; en su lugar había un obelisco de un metro de alto, hecho de una piedra blancuzca con el nombre de Aston tallado en la superficie y el bajo relieve fue rellenado con una tinta oscura.Debajo del nombre, el lema de las Fuerzas Especiales en letras doradas: Honoris, Officium, Fidem.[1]Faltaba poco para que se acabara el año, ya el frío se iba retirando y el clima se hacía cada vez más amigable. Se sentó en el césped en posición de loto y apoyó la espalda en el obelisco, aspiró con fuerza, hinchando sus pulmones con el aire frío del lugar.―Hola, Aston ―saludó con voz melancólica.Extrajo el libro de dentro de su chaqueta, abrió la página en la que había quedado la tarde anterior
Fira despertó en su cuarto, recostada en su cama, con una vía introducida en su antebrazo que bombeaba un líquido rojo que conocía muy bien.―Ya despertaste, qué bueno.Se giró hacía el umbral de la puerta y vio a Aden Kraft de pie, observándola con evidente alivio.Su voz era bastante familiar, pero carecía de cierta rudeza como la voz que recordaba del vagón.―¿Quién me puso la vía? ¿Tú? ―preguntó con curiosidad.Aden negó e hizo un ademan con la cabeza señalando una esquina de la habitación. Había un androide de color gris brillante, de más o menos, un metro setenta de alto, que permanecía de pie y en silencio, con los ojos de un apagado color morado.―¡Mierda! ―masculló―, esa cosa se activó. Es algo muy malo.Él asintió con semblante serio.<
Fira le indicó a Aden cuál era la habitación de invitados y se retiró a su cuarto sin despedirse o esperar las gracias por darle alojamiento.Tras la cena se había dado una ducha y luego se sentó en la sala a escuchar todo lo que el agente Kraft tenía que decir. Al final de toda la conversación, llegaron al mismo callejón sin salida. Algo se les escapaba y la respuesta quizás estaba en la identificación de aquel primer vampiro que persiguió hacía casi un año. Eso significaba que debía volver a la base y hablar con Enam Ksongan.Mientras Aden se daba un baño en su cuarto, Fira salió de su habitación y se paseó por la sala, abriendo los cajones de sus muebles registrando con presteza uno por uno, buscando su reloj. Lo encontró casi en el último lugar que le faltaba por revisar, y en la misma gaveta se encontraba la memoria adi