Ares Miller. —Amelia… —Rausing quitó a sus hombres de nuestro alcance, mientras yo sostenía su rostro adormecido. No fueron sino unos segundos en que vi sus lágrimas regadas en su rostro, y no pude evitar acariciarlo, pero luego de que alcé la vista, pude notar que Rausing me observaba detenidamente. Como si se estuviese conteniendo. —Dámela… ¡Traigan un auto! —Rausing intentó tomar a Amelia, pero me levanté apretando su cuerpo contra mí, y le dije de forma apresurada: —Debemos llevarla al hospital… —No… —el hombre me detuvo en seco—. Vamos a la mansión… —¿Qué? —Iremos a la mansión… —sus brazos se apresuraron a tomarla, como si viera un inminente peligro, pero no me detuve en estupideces en este momento, necesitaba ir con Amelia. Abrí la puerta de uno de los autos que trajeron, y Rausing la metió, me subí incluso sin preguntar al hombre, ayudando todo lo que pude, mientras su mirada me decía todas las veces que solo se reprimía en mis acciones, porque teníamos un trato. En el
Ares Miller.—Lo tengo…Escuché a Anthony decir por el cable que estaba conectado a mi oreja y bajé el pasamontaña, aún y cuando estaba dentro de la camioneta.—Saldré…—No es necesario, General… todo el equipo rodea el edificio.Habían pasado tres horas desde que todo un grupo de inteligencia se desplegó a la zona donde daba la ubicación de la placa del auto, pero quería personalmente estar para cuando sacarán a Máximo del lugar.Había al menos cinco hombres en ese cuarto donde tenían al niño, y dos en la puerta del edificio. Era pan comido para nosotros.—Usen los silenciadores… dejen los cuerpos en ese cuarto, y luego enviaremos un equipo en la mañana.—Si… estamos a nada de entrar, están por cambiar la guardia de los que están afuera…—Puedo verlos desde aquí… y creo que entraré… Máximo va a gritar, ya debe estar asustado…—General… —Anthony apretó, pero me quité el auricular, y solo miré los objetivos.Mi teléfono dio una notificación de que la señal del sensor estaba pasando un
Ares Miller. Estacioné el auto, miré la hora, y noté que ya iban a ser las seis de la mañana, así que tuve que restregar mis ojos, tomar un arma para ponerla debajo de mi sudadera. Di largas zancadas para legar al bar, y sentí que caí de nuevo en la media noche, cuando un ambiente con olor a licor caro, y a cuero invadió mis fosas nasales. Y no fue difícil divisar al maldit* de Rausing. Me senté en la mesa y palmeé su espalda, mientras su sonrisa se abrió en su cara. —William… ¿Qué podía imaginarme que mi socio sería mi compañero de copas? Rausing tomó una botella casi nueva, y me sirvió en un pequeño vaso. Lo tomé de golpe, y lo insté a que él bebiera mucho. —¿Qué ha pasado con el niño? —él negó haciendo un puño y golpeando la mesa. —Nada… esos hijos de put@, no responden… —mi mandíbula se apretó. —¿Y qué harás? Rausing me miró, y serví otro trago con prisa. —¿Sabes? Ella piensa que no sufro con esta situación… —¿Quién? —Amelia… —No creo que lo piense… se trata de tu hi
Ares Miller.Rausing no se había querido ir del bar, pero me levanté de esa mesa, y marqué al número de Emily tantas veces, a pesar de la hora.—Hola… —la voz sonaba pesada y me di cuenta de que se estaba levantando apenas.—Emily… es Ares…—Lo sé… tengo identificador… ¡Es domingo por el amor a Dios…!—Necesito con urgencia que te contactes con Amelia…—¿Pasó algo?—Muchas cosas… pero no preguntes ahora. Dile que salga de la mansión a los jardines, que llegue hasta la salida de atrás, enviaré unos hombres… no importa las consecuencias… dile que se trata de Maxi…—¡¿Qué le pasó a Maxi?! —su voz se aclaró mucho más y negué apresurado.—No puedo hablar mucho… llámala ahora mismo, después sabrás los pormenores.Colgué la llamada y me contacté con los agentes indicados para que fuera en grupo a la mansión y trajeran a Amelia con urgencia, y antes de que llegara al edificio, le dije a Anthony que solo me enviara notificaciones.En el informe estaba viendo que todo estaba cayendo, y solo est
Amelia.Solo salí del ascensor, porque Máximo se levantó de golpe y corrió hacia mí.—¡Mamá! —me agaché de inmediato sintiendo que la vida me volvía al alma y no pude evitar que las lágrimas se me salieran solas.Abracé el cuerpo de Maxi con apremio, me dejé caer en el suelo, mientras lo acunaba.—Dios… mi niño… estás… estás aquí…—Nuestro amigo espía, me ha rescatado… estoy bien mamá… —y lo despegué de golpe para mirarlo a los ojos.—¿Te rescató? —Máximo se quedó callado y miró a Ares como si le diera permiso de hablar, y este asintió lento, con un rostro serio.—Si mamá… entró a ese edificio, y me sacó… tenía un pasamontañas… un traje negro y los hombres a su alrededor lo cubrían… también dormí en su cama, y me hizo el desayuno. Pero… no podemos contarle a papá sobre esto, él está muy enojad contigo…Pasé un trago duro y tomé la cabeza de máximo para ocultarla en mi pecho, y miré a Ares.No podía hablar con él de nada frente a Máximo, pero besé a mi niño todas las veces.—Sentí que
Amelia.Sabía que, en cualquier momento, algo como esto podía pasar, pero ahora no tenía mucho miedo, porque de cierta forma, Maxi estaba a salvo…Pasara lo que pasara…Por alguna razón el día se volvió oscuro, y mínimas gotas comenzaron a caer en medio de todo estoEdric se acercaba rápidamente, su rostro estaba retorcido por la furia y la traición. Sus hombres se posicionaron estratégicamente alrededor de nosotros, sus armas nos apuntaban, y Ares se movió con agilidad, como si estuviera en su elemento natural, con una postura segura y decidida y una determinación feroz brillaba en sus ojos colocándome detrás de él, como si él pudiera con todos ellos y pudiera salvarme.Entonces supe que debía remediar todo de alguna forma, porque si no, iban a matarlo…Me giré de golpe y tomé el rostro de Ares para susurrar.—No le digas la verdad… esconde a Maxi, te lo pido… —pero en el instante, Edric llegó a nosotros, y me tomó del brazo de forma ruda, halándome muy fuerte hacia atrás y haciéndom
Ares Miller.Sabía que, en cualquier momento, algo como esto podía pasar, pero ahora no tenía mucho miedo, porque de cierta forma, Maxi estaba a salvo…—Él está bien, no te preocupes… Cintia se quedó… —traté de levantarme un poco cuando un pinchazo duro se instaló en mi hombro.Aún tenía cargada la anestesia en mi cabeza, pero sabía que no podía quedarme aquí por mucho tiempo.—Ve a la recepción, pide el pase de salida…—No te dejarán salir… acaban de sacarte una bala… —Anthony apretó y negué.—¿Y quién te dijo que estaba pidiendo el permiso? Debo salir, coño…—Ares… si quieres luchar, necesitas al menos que esa herida cierre, y eso es cuestión de días…—No puedo… escuchaste lo que dije… Máximo es mi hijo, y el maldito de Rausing se llevó a Amelia frente a mis ojos, aunque este herido a muerte por lo que ella me hizo, no puedo dejarla… estoy seguro de que es un psicópata.Anthony soltó el aire en el momento, y asintió.—Déjame ver que puedo hacer…Recosté la cabeza a la almohada sinti
Amelia.La puerta se cerró con fuerza, y yo me tiré al sofá.Sabía que estaba delante de un monstruo que estaba decidido hacer cualquier cosa, y aunque no quería ver a mi familia en la vida, tampoco es que pudiera deleitarme si Edric les hiciera algo.Limpié mi rostro con rapidez, entre tanto noté como él daba órdenes de forma acelerada.Había pedido doblegar la seguridad de la mansión, y siempre hablaba con otras personas, que estaban haciendo algo para él. Lo que podía notar es que él no sabía que Ares tenía a Máximo y eso era un punto estable para mí.Ahora no importaba lo que pasara, solo rezaba porque Máximo estuviera bien, y porque Ares fuera lo suficientemente fuerte, para llegar al hospital después de ese disparo en el brazo.Mi boca hizo un puchero, y cerré los ojos recostándome al respaldo. Deseaba tanto estar en ese edificio con ellos para siempre…Las horas pasaron en un declive, Edric ordenaba, caminaba, agitado y calculaba mientras me miraba como si yo fuese su presa.Y