Amelia.—¿Cuándo me hablarás de tu amante? ¿O esperarás que yo mismo lo averigüe y sea peor? —miré a Edric, mientras el auto nos conducía a la mansión.Después de un tiempo extremadamente largo para mí, aún tenía la esperanza que con seguirle la cuerda a Edric, me dejara ver a Máximo.—¿Cuándo lo veré?Y él sonrió.—Tal vez mañana… —mi boca se frunció y mi garganta se puso dura.—Edric… debe estar asustado, por favor… déjame estar con él… yo… lo juro… lo juro…—¿Sabes lo que el abogado me dijo? —él me cortó y negué—. Que con todas las pruebas de las cámaras cuando sales de la casa, y llegas en la mañana… puedo quedarme con la custodia de Maxi…Mis labios temblaron mucho, y me odié como nunca.—Estoy haciendo todo lo que me dices… —y su mano apretó mi cara y me hundió en el asiento.—No es suficiente para mí… encontraré al hombre con el que te revuelcas, lo juro, y lo mataré frente a tus ojos…Mis lágrimas cayeron en el instante.—¿Creías que te dejaría? No maldit@ te haré la vida, un
Ares Miller.—General… —miré cómo Collins se echó hacia atrás al abrir la puerta, y después de mirarme a mí, completamente pálido, observó a Anthony, que lo agarró del cuello y lo metió a la casa donde se encontraba.—Siéntate… y solo responde… —Lo sentó de golpe, mientras él dejó caer sus muletas y su rostro hizo un gesto de dolor.—Capitán… yo…Tomé una silla, y la puse frente a él, mientras Anthony golpeaba su hombro.—Cállate y escucha…—Vamos a hablar un rato… pero antes… —le asomé el dedo—. Tienes una esposa… estás recién casado… una madre en Texas, y un padre enfermo…El teniente Collins asintió temblando.—Sí… el coronel sabe todo de mí… él sabe que…Chasqueé la lengua negando todas las veces.—No… no sabe un coñ* todo de ti. Confió en ti porque traías grandes aspiraciones, pero no sabe todo de ti, porque lo traicionaste… —el teniente Collins miró a Anthony y negó.—Yo… no… señor, yo no lo traicioné, debe escucharme…—¿Por qué hay datos falsos en el expediente de Rausing? —Col
Ares Miller.La mano del bastardo se unió con la mía, y solo noté su apretón duro, pero en el instante en que él iba a decirme algo, su teléfono sonó, y él miró hacia alrededor.—¿Podemos conversar? —asentí mirando mi auto y sacando mi celular para avisarle a Anthony que lo sacaran de aquí.Pero en el instante escuché cómo él contestó la llamada, y me indicó que me subiera a su auto, y por supuesto que lo hice. Ambos nos sentamos en la parte de atrás.—¿Qué pasa? ¿Cómo que está llorando? —su mandíbula se apretó y luego soltó el aire, y se quitó el teléfono de la oreja para mirarme—. Creo que debo aplazar la conversación…Ya el auto estaba en marcha y mi ceño se frunció.—¿Tienes algún asunto familiar?—Es mi hijo…—¿Le pasó algo a…? —me frené de golpe—. ¿Tu esposa?Él negó.—Debo ir por él… será mejor que… —y levanté la mano.—Podemos ir a recogerlo para que se tranquilice… ¿Está con su madre?Edric me miró fijo, y luego pegó su teléfono a su oreja.—Espera allí… voy por él…Mis dedos
Ares Miller. —Amelia… —Rausing quitó a sus hombres de nuestro alcance, mientras yo sostenía su rostro adormecido. No fueron sino unos segundos en que vi sus lágrimas regadas en su rostro, y no pude evitar acariciarlo, pero luego de que alcé la vista, pude notar que Rausing me observaba detenidamente. Como si se estuviese conteniendo. —Dámela… ¡Traigan un auto! —Rausing intentó tomar a Amelia, pero me levanté apretando su cuerpo contra mí, y le dije de forma apresurada: —Debemos llevarla al hospital… —No… —el hombre me detuvo en seco—. Vamos a la mansión… —¿Qué? —Iremos a la mansión… —sus brazos se apresuraron a tomarla, como si viera un inminente peligro, pero no me detuve en estupideces en este momento, necesitaba ir con Amelia. Abrí la puerta de uno de los autos que trajeron, y Rausing la metió, me subí incluso sin preguntar al hombre, ayudando todo lo que pude, mientras su mirada me decía todas las veces que solo se reprimía en mis acciones, porque teníamos un trato. En el
Ares Miller.—Lo tengo…Escuché a Anthony decir por el cable que estaba conectado a mi oreja y bajé el pasamontaña, aún y cuando estaba dentro de la camioneta.—Saldré…—No es necesario, General… todo el equipo rodea el edificio.Habían pasado tres horas desde que todo un grupo de inteligencia se desplegó a la zona donde daba la ubicación de la placa del auto, pero quería personalmente estar para cuando sacarán a Máximo del lugar.Había al menos cinco hombres en ese cuarto donde tenían al niño, y dos en la puerta del edificio. Era pan comido para nosotros.—Usen los silenciadores… dejen los cuerpos en ese cuarto, y luego enviaremos un equipo en la mañana.—Si… estamos a nada de entrar, están por cambiar la guardia de los que están afuera…—Puedo verlos desde aquí… y creo que entraré… Máximo va a gritar, ya debe estar asustado…—General… —Anthony apretó, pero me quité el auricular, y solo miré los objetivos.Mi teléfono dio una notificación de que la señal del sensor estaba pasando un
Ares Miller. Estacioné el auto, miré la hora, y noté que ya iban a ser las seis de la mañana, así que tuve que restregar mis ojos, tomar un arma para ponerla debajo de mi sudadera. Di largas zancadas para legar al bar, y sentí que caí de nuevo en la media noche, cuando un ambiente con olor a licor caro, y a cuero invadió mis fosas nasales. Y no fue difícil divisar al maldit* de Rausing. Me senté en la mesa y palmeé su espalda, mientras su sonrisa se abrió en su cara. —William… ¿Qué podía imaginarme que mi socio sería mi compañero de copas? Rausing tomó una botella casi nueva, y me sirvió en un pequeño vaso. Lo tomé de golpe, y lo insté a que él bebiera mucho. —¿Qué ha pasado con el niño? —él negó haciendo un puño y golpeando la mesa. —Nada… esos hijos de put@, no responden… —mi mandíbula se apretó. —¿Y qué harás? Rausing me miró, y serví otro trago con prisa. —¿Sabes? Ella piensa que no sufro con esta situación… —¿Quién? —Amelia… —No creo que lo piense… se trata de tu hi
Ares Miller.Rausing no se había querido ir del bar, pero me levanté de esa mesa, y marqué al número de Emily tantas veces, a pesar de la hora.—Hola… —la voz sonaba pesada y me di cuenta de que se estaba levantando apenas.—Emily… es Ares…—Lo sé… tengo identificador… ¡Es domingo por el amor a Dios…!—Necesito con urgencia que te contactes con Amelia…—¿Pasó algo?—Muchas cosas… pero no preguntes ahora. Dile que salga de la mansión a los jardines, que llegue hasta la salida de atrás, enviaré unos hombres… no importa las consecuencias… dile que se trata de Maxi…—¡¿Qué le pasó a Maxi?! —su voz se aclaró mucho más y negué apresurado.—No puedo hablar mucho… llámala ahora mismo, después sabrás los pormenores.Colgué la llamada y me contacté con los agentes indicados para que fuera en grupo a la mansión y trajeran a Amelia con urgencia, y antes de que llegara al edificio, le dije a Anthony que solo me enviara notificaciones.En el informe estaba viendo que todo estaba cayendo, y solo est
Amelia.Solo salí del ascensor, porque Máximo se levantó de golpe y corrió hacia mí.—¡Mamá! —me agaché de inmediato sintiendo que la vida me volvía al alma y no pude evitar que las lágrimas se me salieran solas.Abracé el cuerpo de Maxi con apremio, me dejé caer en el suelo, mientras lo acunaba.—Dios… mi niño… estás… estás aquí…—Nuestro amigo espía, me ha rescatado… estoy bien mamá… —y lo despegué de golpe para mirarlo a los ojos.—¿Te rescató? —Máximo se quedó callado y miró a Ares como si le diera permiso de hablar, y este asintió lento, con un rostro serio.—Si mamá… entró a ese edificio, y me sacó… tenía un pasamontañas… un traje negro y los hombres a su alrededor lo cubrían… también dormí en su cama, y me hizo el desayuno. Pero… no podemos contarle a papá sobre esto, él está muy enojad contigo…Pasé un trago duro y tomé la cabeza de máximo para ocultarla en mi pecho, y miré a Ares.No podía hablar con él de nada frente a Máximo, pero besé a mi niño todas las veces.—Sentí que