~M E L I S A P A R K E R ~
🥀 Nos encontrábamos en la fila del aeropuerto, a punto de pasar a la sala de espera. Estaba nerviosa y molesta con todos. No me había despedido de mis padres ni les hablaba a Alex y Kate. Tampoco me había despedido de Dylan; la última vez que lo vi fue cuando me llevó a casa después de la comida con Alex. —Melissa, mamá y papá están esperando para decirte adiós —mencionó Alex, sacándome de mis pensamientos. Lo ignoré y avancé en la fila. Una vez que terminé la revisión, me adentré en la sala, dejando a todos atrás. 🍂 Habían pasado algunas semanas desde que nos instalamos en la nueva casa de Alex. Era realmente bonita y muy grande. Alex había optado por darme mi espacio y no hablarme, lo cual agradecía. Tampoco había hablado con Dylan. Estaba en el desayunador cuando mi hermano entró. —Melissa, creo que ya fue suficiente espacio. Por favor, apresúrate, tengo que llevarte a la escuela. Pasé junto a él sin decir nada. Aún no estaba lista para hablar con ellos. Los amaba, pero todavía dolía, y cada quien tiene su manera de sanar. La mía era evitar a las personas que habían contribuido a mi dolor. —Mel, Dylan me dijo que no respondes sus llamadas ni mensajes. Si quieres seguir odiándome, lo entiendo, pero él no tiene la culpa. No lo hagas sentir que sí —dijo mientras me sostenía del brazo. —Te espero en el auto —respondí, soltándome e ignorando sus palabras. Sabía que tenía razón. Debía hablar con Dylan. Él, al igual que yo, lo estaba pasando mal, y en su caso, yo era la culpable. Tomé mis cosas, fui a la cochera y subí al asiento del copiloto. No pasó mucho hasta que Alex llegó y se subió al auto. Condujo en silencio rumbo a mi nueva escuela. Había tenido que negociar con varios contactos para que me permitieran iniciar a mitad de curso. Entonces, las palabras salieron solas, sin que pudiera detenerlas: —Alex, lo siento mucho. De verdad. No quería esto. Te juro que los amo, pero no puedo pasar página fácilmente —le mostré una sonrisa sincera antes de bajar del auto, pero me giré antes de cerrar la puerta—. Ah, y sobre Dylan... dile que puede llamarme esta noche. Gracias, Alex. Bajé del auto y me dirigí a la dirección. Mientras caminaba, observé a las personas a mi alrededor. Muchos estaban en sus grupos de amigos. Me sentí sola. Tenía que empezar de nuevo, no solo en una nueva escuela, sino también en una nueva ciudad. Llegué hasta donde estaba la asistente. —Hola, soy Melissa Parker. Me dijeron que debía presentarme con el director en cuanto pudiera —sonreí amablemente. La chica me observó de arriba abajo, como si no quisiera perderse ni un detalle. Lo hacía con descaro. Por mi parte, la observé de manera más discreta. Era bonita, de tez blanca, pelirroja y con ojos color miel. —Ah, sí. Alexander habló con él esta mañana. Puedes pasar. No pude evitar preguntarme por qué había pronunciado su nombre con tanta familiaridad. —Es esa puerta, justo ahí —señaló una puerta al lado de su escritorio. —Sí, gracias. Me paré frente a la puerta y toqué. Rápidamente escuché un "pase", así que entré. Delante de mí estaba un chico que parecía tener unos veintitantos años, tal vez la misma edad que Alex. Lo observé con atención: era alto, al menos diez centímetros más que Dylan, con ojos azules tan intensos como el cielo, una sonrisa perfecta y rizos dorados. Aparté la mirada antes de que se diera cuenta de que lo observaba tanto. Se acercó y me tendió la mano. —Melissa Parker, qué gusto verte nuevamente. Soy Andrew Jones. Cuando Alex me dijo que te recibiríamos aquí, me sorprendí mucho. Jamás pensé que dejarías Nueva York tan fácilmente. Acepté su saludo. Lo que estaba diciendo me confundía. ¿Nos conocíamos? Probablemente era amigo de Alex. —Mírate, eres muy guapa. El rubio te queda bien, aunque el castaño es tu color —comentó con naturalidad. No pude evitar retroceder, sorprendida y algo asustada. Al parecer, mi reacción fue evidente, porque se apresuró a explicar. —Alex y yo somos amigos desde pequeños. Kate, su esposa, es mi hermanastra. Te recuerdo por las reuniones en casa de tus padres. Dejé de verlos cuando tú tenías unos doce años; probablemente por eso no me recuerdas. —Sí... seguro —sonreí, incómoda. No podía creer que no lo recordara—. Bueno, aquí estoy. Alex me dijo que debía presentarme para recibir información y horarios. Andrew me explicó todas las reglas, además de mostrarme todo el colegio, que era mucho más pequeño que el de Nueva York. Afortunadamente, Alex solo me había inscrito en cuatro clases y me permitiría inscribirme en una escuela de artes para el resto de mis materias. 🍂 —Y bien, ¿te gusta el colegio o buscamos otro? El que quieras —preguntaba Alex mientras nos dirigíamos a casa—. Cierto, lo olvidé... aún no estás lista. —Alex, está bien. Supongo que es una buena escuela —dije, mirando por la ventana. Seattle era bonito... creo. Era la primera vez que salía de casa desde que llegamos. Me giré para verlo. Tenía la vista fija en la calle. —Alex, ¿por qué no mencionaste que el "director" es amigo tuyo? Incluso me dijo que son familia. Se giró hacia mí durante unos segundos y luego volvió la vista al frente. —Bueno, porque si mal no recuerdo, estás molesta conmigo. Además, él no es el director; su padre lo es. —Cierto. —Esta noche iremos a cenar a casa de la madre de Kate. ¿Quieres acompañarnos? Andrew también estará allí. Podrían ser amigos, si tú quieres. Estaba nervioso por mi respuesta; lo sabía. Conocía muy bien a Alex: sus manos temblaban y pestañeaba rápido cuando estaba nervioso. —Lo lamento, Alex, pero recuerdas que hoy acordé hablar con Dylan. Vi cómo soltaba el aire que había estado conteniendo. —Es verdad... lo olvidé. Bueno, será en otra ocasión. ¿Qué te parece si organizamos la cena en nuestra casa la próxima semana? —Alex, basta. Vamos un paso a la vez, ¿recuerdas? —lo interrumpí. Empezaba a hablar demasiado rápido y eso me irritaba. —Lo lamento, Mel. Sabía que no solo se refería al olvido sobre Dylan. No quise decir más, así que guardé silencio. El resto del trayecto fue rápido y silencioso, para mi fortuna. 🍂 Estaba en mi habitación ordenando el espacio para la videollamada con Dylan cuando Kate tocó a la puerta. —¿Sí? —pregunté. Ella entró. Llevaba un bonito vestido rosa palo; todo le quedaba bien. —Lissa, ya nos vamos. ¿Segura que no quieres venir? —No, Katherine, gracias. Necesito mi espacio. Que lo pasen bien. Vi su expresión entristecer. Nunca la había llamado por su nombre completo, pero no le di importancia. Como dije, necesitaba espacio. —De acuerdo. Si nos necesitas, solo llama. —Sí, lo sé. Alex también lo ha dicho unas cien veces. Cuando salió, me acomodé en el sofá de la esquina de mi habitación mientras esperaba la hora de hablar con Dylan. No sé cuánto tiempo pasó, pero me quedé dormida. Me desperté de golpe, revisé el teléfono: 03:40 a.m. Me levanté rápidamente y revisé la computadora. No había ninguna videollamada perdida. Dylan no había llamado. Seguramente algo se le había complicado. Me tumbé en la cama y me quedé dormida otra vez, pero no pude evitar sentir una mezcla de tristeza y decepción. Tal vez Dylan ya no quería hablar conmigo. Lo entendería... yo había sido muy injusta con él.~M E L I S A P A R K E R ~🥀Habían pasado dos semanas desde la vez que supuestamente hablaría con Dylan, pero aún no lo habíamos hecho. Alex había intentado comunicarse con él, pero tampoco le respondía mensajes ni llamadas. Por otro lado, mi relación con Kate y Alex había mejorado bastante. Kate y yo nos encontrábamos desayunando en el jardín.—Hola, pequeña saltamontes. ¿Cómo estás hoy? —me saludó Alex dejando un beso en mi cabeza antes de besar a su esposa—. Buenos días a los amores de mi vida —dijo, acariciando la pancita de embarazada de Kate.Kate tenía casi dos meses de embarazo. Siempre los acompañaba a sus citas para ver cómo iban mis sobrinas o sobrinos, porque, sí, habían descubierto que serían mellizos.—El día de hoy estamos bien los cuatro —contesté, devolviendo el saludo.—Meli, Andrew quiere que lo acompañes a una exposición de arte. Me pidió permiso, pero le dije que era tu decisión.En esas dos semanas había entablado una pequeña amistad con Andrew, el hermanast
~~A N D R E W J O N E S~~🥀La había perdido de vista y el nerviosismo me invadía. No podía perder a la mocosa. Alexander estallaría y me prohibiría acercarme a su familia... y realmente me gustaba pasar tiempo con mi hermana. Solté un suspiro de alivio cuando logré verla, cada vez más cerca de mí, pero entonces me di cuenta: se tambaleaba al caminar. Estaba borracha. La tomé del brazo con firmeza.—Melissa, ¿acaso estás loca? Alex va a matarnos. No debías tomar nada de alcohol —le dije, pero parecía tan desorientada que su mirada apenas me enfocaba.Tuve que sacarla de allí, y una vez afuera noté que apenas me reconocía.—¡Holaaa! Aquí estás... oye, qué divertida fiesta —balbuceó con dificultad, sus palabras arrastradas.Dios, ¿cuánto bebió esta mujer? Estoy muerto.—Meli, vamos a casa. Necesito que, por favor, no digas nada. ¿Entiendes lo que te digo? —hablé despacio para asegurarme de que me comprendiera.Se limitó a asentir. La sujeté de la cintura y la llevé hasta el auto. La a
~M E L I S A P A R K E R ~ 🥀 Dolor, dolor y más dolor. Eso era todo lo que sentía en ese momento. Me levanté con esfuerzo y fui al baño. Al mirarme en el espejo, me quedé helada: tenía el ojo hinchado y el labio partido. ¿Qué demonios me había pasado? Me quité el vestido negro que llevaba desde anoche y me di una ducha rápida. Ya lista, me puse ropa cómoda y bajé al salón. Al pasar, vi el reloj de pared: 11:10 a. m. Salí al jardín, donde estaban todos. —Buenos días, familia. Antes de que pregunten... creo que me caí —dije, señalando mi rostro con una sonrisa incómoda. —Buenos días —respondió Andrew con una media sonrisa. Se había quedado aquí. Se acercó y me dejó un beso en la cabeza—. Melissa, ¿cómo estás? Dios, pensé que te habías matado —dijo entre risas. —Melissa, deberías tener más cuidado. Andrew, te dije que debías cuidar de ella —intervino Alex, con ese tono despreocupado que tanto me exasperaba. —¡Melissa! ¡Tenemos una sorpresa! —exclamó Kate, rebosante de alegr
~ D Y L A N A D L E R ~ 🥀 Me desperté de golpe. Sentía el corazón acelerado, y un sudor frío cubría mi frente. Revisé la hora en mi teléfono: había dormido solo media hora. Era imposible conciliar el sueño. Mi mente seguía atrapada en los eventos de anoche, incapaz de soltar la sensación de que todo había sido planeado. La puerta de la habitación se abrió con un leve chirrido, y una enfermera entró en puntillas. —Buenos días. Solo vengo a cambiar la intravenosa —susurró, como si temiera perturbar el frágil silencio. Asentí sin decir nada. Cuando terminó, se acercó a mí con una expresión amable. —Aquí tiene —dijo, ofreciéndome un vaso con agua y un par de pastillas—. Es un analgésico para el dolor. —Gracias. Tragué las pastillas de un solo golpe, sin sentir realmente su efecto. La enfermera sonrió y salió de la habitación. —Alex sí que te dio fuerte —murmuró Andrew con voz somnolienta desde la otra cama, frotándose los ojos. —Y lo merecía. No la cuidé como de
~ M E L I S S A P A R K E R ~ 🍂Después de dos días en el hospital, por fin estaba en casa. Pero la sensación de encierro persistía. Pasaba las horas leyendo, intentando distraerme, cuando alguien llamó a la puerta.—Está abierto —dije, sin levantar la vista del libro.Dylan entró con pasos tranquilos y se tumbó en la cama junto a mí. Desde que salí del hospital, había estado extraño. Callado. Distante.—¿Estás bien? —pregunté mientras lo abrazaba—. Dylan, actúas raro. Sé que todo esto fue extraño, pero estamos bien.Él cerró los ojos y apoyó la frente contra la mía.—Melissa... pudimos perderte.No supe qué decir. Lo dejé descansar mientras yo seguía leyendo, escuchando su respiración acompasada mientras se quedaba dormido.Los días pasaban entre libros y salidas al hospital con Kate. Alex no me dejaba salir sola bajo ninguna circunstancia. Desconfiaba de todos, incluso de Andrew y Dylan.Una mañana, bajé al jardín donde la familia desayunaba en silencio. Tomé asiento y los observé
~M E L I S A P A R K E R ~🥀Los días pasaron rápido, y antes de que me diera cuenta, estaba en el aeropuerto despidiendo a Dylan. El momento había llegado: debía partir a Londres. Alex, por fin, me había dejado salir.La despedida fue breve, sin lágrimas ni dramatismos. Ambos prometimos que lo tomaríamos con calma y que haríamos que funcionara. Durante los primeros meses, todo marchó bien. Siempre encontrábamos una forma de coincidir, de robarnos minutos entre sus ocupaciones y mis estudios. Nos esforzábamos por mantenernos conectados a pesar de la distancia.Pero no todo siempre puede salir bien. A veces creemos que tenemos el control de nuestras vidas, que el amor es suficiente... hasta que nos damos cuenta de lo equivocados que estamos. A veces las cosas se desmoronan, y eso también está bien.—¿Entonces estás diciendo que esto es el fin? —La voz de Dylan tembló al otro lado de la pantalla.No pude evitar que las lágrimas brotaran. No pensé que este momento llegaría tan pronto
~M E L I S A P A R K E R ~🥀Creo que nunca estamos realmente preparados para volver a ver a esa persona que marcó un antes y un después en nuestra vida. Esa persona por la que sufriste tanto tiempo, incluso si ambos estuvieron de acuerdo en que terminar era lo mejor. El dolor persiste, aunque sea diferente, aunque tenga otra forma. Está ahí.Siempre me ha molestado esa tonta expresión de "todo pasa por algo". ¿Será cierto? ¿O es solo una frase vacía para consolar a quienes se sienten perdidos? En el fondo, creo que quienes la dicen tampoco saben de lo que hablan.—Melissa, ¿estás bien? —la voz de mi madre me devolvió de golpe a la realidad.La miré, parpadeando como si hubiera estado a años luz de distancia.—Sí, te estoy escuchando —respondí automáticamente, aunque sabía que no era cierto. Ni siquiera tenía idea de lo que me estaba diciendo.—Pero no he dicho nada, cariño. ¿Estás segura de que estás bien? —Su tono se suavizó, y vi cómo su expresión cambiaba a una mezcla de preoc
~~ M E L I S A P A R K E R ~~🥀Tarde. Otra vez tarde. Alex va a matarme. ¿Por qué me cuesta tanto llegar a tiempo? Me deslicé rápidamente entre las mesas del restaurante, los tacones resonando sobre el suelo de madera, y encontré a Kate sentada cómodamente. Su elegante melena castaña caía perfectamente sobre sus hombros, y su sonrisa al verme confirmó lo que temía: Alex ya había llegado.—Lo lamento, sé que está molesto y lo entiendo, pero te juro que tengo una buena excusa —dije apresurada mientras me dejaba caer en la silla frente a ella.Kate soltó una ligera risa, siempre tan serena. —Hola, Mel. Tranquila, Alex aún no ha llegado. Me pidió que lo esperara aquí, así que por mi parte no sabrá nada —respondió con un tono tranquilizador.Solté un suspiro de alivio y me relajé ligeramente en la silla. El mesero se acercó para ofrecernos algo, pero le explicamos que faltaba alguien más y se retiró con una leve inclinación.—¿Está muy molesto conmigo, cierto? —pregunté mientras jugaba