Capítulo 3

~M E L I S A P A R K E R ~

🥀

Habían pasado dos semanas desde la vez que supuestamente hablaría con Dylan, pero aún no lo habíamos hecho. Alex había intentado comunicarse con él, pero tampoco le respondía mensajes ni llamadas. Por otro lado, mi relación con Kate y Alex había mejorado bastante. Kate y yo nos encontrábamos desayunando en el jardín.

—Hola, pequeña saltamontes. ¿Cómo estás hoy? —me saludó Alex dejando un beso en mi cabeza antes de besar a su esposa—. Buenos días a los amores de mi vida —dijo, acariciando la pancita de embarazada de Kate.

Kate tenía casi dos meses de embarazo. Siempre los acompañaba a sus citas para ver cómo iban mis sobrinas o sobrinos, porque, sí, habían descubierto que serían mellizos.

—El día de hoy estamos bien los cuatro —contesté, devolviendo el saludo.

—Meli, Andrew quiere que lo acompañes a una exposición de arte. Me pidió permiso, pero le dije que era tu decisión.

En esas dos semanas había entablado una pequeña amistad con Andrew, el hermanastro de Kate. Al parecer, ambos querían recuperar el tiempo perdido y formar parte de la vida del otro y de sus futuros sobrinos.

—Había quedado con Kate para hornear pasteles... ya sabes, un antojo —respondí con una sonrisa.

—Por mí, no te detengas, Lissa. Puedes ir. Al parecer le agradas a Andrew, y eso es bueno. A él no le agrada nadie; es odioso e insoportable.

No pude evitar soltar una carcajada. Andrew tenía un carácter muy particular: nada le gustaba y todo le molestaba, pero incluso molesto, siempre mantenía la compostura y pedía las cosas con amabilidad, incluso al regañar.

—Eso sería abuso. ¡Podría ir a prisión! Tengo dieciséis y él veintiún años —bromeé.

Ambos rieron. El tema quedó en el aire y nadie comentó más. Afortunadamente, era sábado, así que podía estar en casa sin que Alex me regañara por "no hacer nada". Me encontraba en la biblioteca leyendo un libro. Agradecí mucho cuando Alex decidió instalarla; era enorme, con un columpio colgante en medio, dos escritorios muy bien ubicados y un par de sofás para mayor comodidad.

Sin embargo, me encantaba leer tirada en el suelo. La alfombra era relajante. Mi lectura se vio interrumpida cuando alguien entró y se dejó caer a mi lado.

—Hola, Parker. Le pregunté a mi hermana por ti y me dijo que te encontraría aquí.

Sin levantar la vista del libro, respondí:

—¿Qué necesitas, Jones? ¿No sabes que se toca antes de entrar? —lo ataqué sin piedad.

—Sí, pero decidí no hacerlo. Vamos, quiero que me acompañes a una exposición de arte. No quiero ir solo, y sé que te encanta el arte.

Cerré el libro y lo miré. Lucía terriblemente guapo: sus rizos estaban alborotados y sus mejillas tenían un leve sonrojo, probablemente por haber bebido algo.

—Andrew, realmente planeaba pasar todo el día tirada aquí.

Sin previo aviso, se levantó y, como si no pesara nada, me cargó sobre su hombro y me llevó hasta mi habitación. Me dejó caer en la cama con un suave empujón.

—Melissa Parker, tienes quince minutos para ponerte más guapa... si es que se puede. Te espero abajo con Alex. Si no bajas, subo por ti —dicho esto, salió y azotó la puerta.

🍂

Andrew y yo estábamos en la galería. Todo era realmente interesante; disfrutaba estar allí. Sin embargo, él no parecía estar disfrutando.

—Así que... ¿el arte no es lo tuyo? —murmuré para que solo él me escuchara.

—No, esto no es lo mío. Por eso necesitaba compañía de alguien que sí lo disfrute —respondió, observando un cuadro como si fuera lo más fascinante que había visto.

—Entonces, ¿por qué estás aquí?

—Caridad.

Se alejó, dejándome confundida. Me apresuré a seguirlo hasta alcanzarlo.

—Con "caridad", ¿te refieres a que ayudas a las personas... o a que sacarme de casa es tu acto de caridad? —pregunté divertida.

Él soltó una carcajada.

Se acercó, me pasó un brazo por los hombros y me guió hasta un jardín.

—Parker, cuando digo "caridad" me refiero a ayudar a quienes realmente lo necesitan. Todo lo recaudado esta noche será para construir un albergue donde las personas sin hogar puedan refugiarse durante el invierno. Pasar frío en la calle es terrible.

Por primera vez, lo vi hablar con pasión y amor por algo. Su sinceridad me conmovió y me hizo sonreír.

—Yo puedo ayudarte... si me dejas trabajar contigo. Claro, si Alex me lo permite.

Se quedó pensativo un momento.

—Bien, me gusta la idea. Se lo propondré a Alexander mañana. Pero ahora, por favor, salgamos de aquí.

Dicho esto, me jaló suavemente del brazo. Le hizo una seña al encargado del estacionamiento y en pocos minutos trajeron su auto.

—Espera... ¿a dónde vamos? Y más despacio, que correr con tacones no es una habilidad que posea —me quejé.

—A una fiesta. Será interesante y divertida. También es un evento de caridad, solo que para jóvenes.

—No me gusta cómo suena... pero supongo que no tengo opción.

—Buena chica.

El encargado le entregó las llaves y Andrew me abrió la puerta del copiloto. Una vez que rodeó el auto y se subió, arrancamos. Llegamos a un club elegante. Me ayudó a bajar del auto.

—Aquí no sirven alcohol a menores, así que solo podrás pedir agua o jugo —dijo con una sonrisa divertida.

—Oh, descuida, me sé muy bien las reglas. Nada ilegal.

🍂

La fiesta de caridad se salió de control. Andrew, que al parecer era muy conocido, me dejó sola. Me dediqué a observar a las personas. Todos lucían elegantes y caros. Casi nunca salía de casa, así que todo aquello era nuevo para mí, aunque este fuera mi tipo de círculo social. Rara vez asistía a cenas de negocios con el abuelo y Alex. Desde que el abuelo enfermó, dejé de salir y me convertí en prisionera de mi rutina.

—Por fin te encuentro, Parker. Por favor, dime que estás bien —mencionó Andrew al aparecer. Lucía preocupado.

—Sí, estoy bien. De hecho, estaba admirando a todas estas personas. Me gusta cómo lucen —respondí con calma.

Le sonreí para tranquilizarlo, y al parecer funcionó. Se acercó y se sentó junto a mí en la barra.

—Dime que solo has bebido soda o agua —preguntó con evidente temor.

—Mmm... tres whiskys dobles, un chupito de tequila y cuatro copas de vino —bromeé mientras soltaba una carcajada al ver su expresión de horror—. Tonto, solo he bebido soda.

🍂

No sé en qué momento empecé a tomar vino. Antes lo había hecho en cenas en casa, pero esta vez fue diferente. Había tomado fácilmente dos botellas. Era la primera vez que bebía tanto, y ya estaba mareada.

Me puse de pie para buscar a Andrew, pero todo era borroso. De pronto, alguien me jaló del brazo. Decía algo, pero no lograba escucharlo. Me sacó de la fiesta, y cuando mis ojos lograron enfocar, vi que era Andrew. Su expresión de preocupación y miedo me hizo sentir culpable.

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