Lauren.—¿Cómo obtuvo esto y cómo sabe en dónde vivo? —cuestiono, aturdida aún con su presencia aquí.No entiendo qué está pasando por su cabeza, ¿venir aquí?, ¿devolverme esto? ¿Qué demonios? ¿Acaso se olvidó que me trató como una basura?Kenneth con las manos en las caderas se da una vuelta por todo el departamento mientras lo sigo a dos metros. Él parece demasiado impresionado con el lugar.—No te compraste esto con tus ahorros, esto seguramente viene de tu novio, o Sebastian, ¿no es así?Mi respiración se agita, ¿qué es lo que está insinuando?—Mire, señor Sinclair. Primero, no le di permiso de entrar aquí, mucho menos me interesa decirle si esto lo he comprado yo o no. Y tercero: ¿qué está pretendiendo al venir aquí y entregarme esto? — suelto, irritada por su actitud tan incomprensible.Los ojos mieles del moreno se clavan en los míos y doy dos pasos hacia atrás cuando se aproxima.—¿Por qué siento un poco de veneno en tu voz? Pensé que éramos amigos —expresa, y luego sonríe—. Me
Kenneth.—No puedo dejar de ser impulsivo cuando la tengo cerca. Lo juro. Puedo controlarme con todo el mundo, pero con ella yo solo quiero…—Entiendo lo importante que es Lauren para ti, Kenneth —dice por llamada mi terapeuta, María.Nuestra cita es mañana pero no podía esperar. Ella me escucha una vez a la semana, y realmente es algo bueno para mí. Me ha ayudado a entender mucho mejor mi pasado, aislando de mi interior el sentimiento de culpa e incluso un poco el odio a mí mismo. Y aunque está convencida de que lo que todavía siento por Lauren es solo un apego emocional por ser la primera persona en conocerme tan a fondo, me terminó de convencer de decirle la verdad: no con la esperanza de que la pelirroja me dé una oportunidad, sino como una herramienta para avanzar en mi proceso de culpa.Aunque incluso yo mismo dude de que pueda manejar todo con ese único objetivo. Porque si mis deseos son otros, pondría en riesgo de explosión todo lo que me ata a Dakota; así como la relación de
Lauren.Viéndome en el espejo, cambiándome de peinado por cuarta vez, maldigo.¿Por qué me preocupo por verme tan bien?El remordimiento me golpea el estómago cuando recuerdo a mi novio. Le prometí que no le daría una segunda oportunidad a Kenneth, y sé que solo dándole la oportunidad de explicarse, es como si lo hiciera. Sin embargo, sé que soy lo suficientemente fuerte como para no echar todo mi progreso atrás, solo porque nuestro pasado ha quedado marcado en mi cuerpo.Respeto, quiero y valoro a Christian. Y sé que no podría dejarlo por Kenneth Sinclair.Tomo un gran vaso de agua, y termino quitándome el vestido que tengo puesto. Opto por pantalones sueltos a mi cuerpo, camiseta blanca ajustada y un gran abrigo color marrón, junto al gorro que mi madre me hizo hace un tiempo y solo he usado en invierno; pero lo quiero tener conmigo esta noche porque necesito sentir que la tengo cerca.Así no parece que me he preparado demasiado para verlo.Antes de salir, termino de completar una e
Kenneth.En el momento en que me di cuenta que ella no iría al restaurante, la desolación me invadió. La desesperación me consumió. Necesitaba decirle al menos gran parte de la verdad, pero con un mensaje no era suficiente para mí, por eso llegué a su departamento, y ahora, con ambos llorando mientras nos abrazamos, sé que he hecho lo correcto.Volver a tenerla así de cerca es como si mi desierto en plena sequía recibiera una pequeña descarga de agua del cielo; llenándome de esperanza.Termino de adentrarme con ella abrazada a mi pecho, pero antes de que caminemos al sofá, ella respira y se separa.—¿Podrías darme un momento?Asiento. No quiero abrumarla demasiado con todo esto. Aquella noche con su decisión de dejar todo por mí me comprobó que me amaba, y yo le rompí el corazón, así que sé que no es fácil procesar todo esto.La veo irse hacia lo que parece ser el baño, pero también me doy cuenta de que ella está vestida para salir. Y como este espacio es prácticamente abierto, puedo
Lauren Mitchell.Una vida tranquila, un empleo con buena paga, apoyar a mi madre, ahorrar para pagar mi carrera universitaria… Eso era todo lo que deseaba; pero hay cosas en la vida que pasan sin planearlas.Como un fuerte huracán que arrasa con la más estable de las estructuras, así era él para mí. Destruyendo cada línea que jamás le hubiese permitido si quiera ver a otros hombres; pisando mis terrenos sombríos, y apropiándose de ellos, para plantar fuertes árboles coloridos; con raíces que ni siquiera su mismo huracán tenía la fuerza de arrancar.—Lauren, dime la hora.Tomé el teléfono en mi bolsillo, y al verificar, suspiré.—Solo diez minutos para que su familia llegue, señor Sinclair —avisé, subiéndolo con cautela a su silla de ruedas—. ¿Qué va a pensar su familia cuando vea que es medio día y ni siquiera ha desayunado?El señor Sinclair soltó una áspera risa mientras lo llevaba hacia el ascensor de su mansión para bajar a la primera planta.—No te echarán la culpa a ti, cariño.
Lauren.—He terminado, Lauren.Apenas escuché el grito del señor Sinclair en el baño, me levanté de la cama rápidamente. Sin embargo, antes de que pudiera abrir la puerta, su nieto apareció, inundando mis fosas nasales con su encantador perfume. Me dejó sorprendida su rapidez y la forma en que me vio, para decir:—De ahora en adelante yo me encargo de atenderlo en el baño, y cambiarlo.Quise abrir la boca para refutar, pero el moreno simplemente se adentró, dejándome paralizada. Luego escuché al señor Sinclair preguntar por mí, y respiré profundo.No iba a dejar que me dominara.Él no había cumplido un jodido día en la mansión y quería quitarme mi empleo. Mi sangre hervía cada que lo veía por allí, cazándome como una presa, receloso, como si yo quisiera hacerle algún daño a su abuelo.¿Acaso era idiota? Tenía muchas cosas para decirle.Me había dado cuenta que frente a su abuelo, era cortes, amable, conmigo, pero cuando no, en tan solo pocas horas, me hablaba con ese tono demandante, u
Kenneth Sinclair.Desperté muy temprano para salir a trotar. Me aseguré de ir por el camino principal, evitando el atajo que de adolescente solía tomar, pues solía vivir en la mansión Sinclair con mis padres.Ya estaba lo suficientemente claro cuando llevaba medio kilómetro recorrido. Mis airpoids reproducían música de Artic Monkeys, que me hacía el camino ligero. Y pronto algunas mujeres que seguramente no tenía tiempo de ir al gimnasio por ser amas de casa, se unieron detrás de mí, por lo que troté hacia atrás para hacer saber que me gustaría ir a su ritmo. Y una vez que me encontré con ellas, las detallé.Pude darme cuenta que tres de ellas eran madres, e incluso había una adolescente de al menos quince años que debería estar preparándose para la escuela.Conocía a una de esas tres mujeres del vecindario, así que no tardé en entablar conversación a medias, intentando descifrar cuál de las tres tenía más problemas con su marido y así poderla llevar a mi cama en el futuro.Debía ser
Lauren.La mirada del moreno no se apartaba de mí mientras íbamos en la limusina. El señor Sinclair estaba conversando de forma amena con su chofer de confianza, Dick, mientras su nieto fingía estar concentrado en su teléfono, pero lo sentía, simplemente me estaba mirando.Podía darme cuenta que no me miraba porque tuviera interés en mí, sino porque intentaba hacerme sentir incomoda. Y estaba frustrada por mantener el control. De no ser el nieto de mi jefe lo habría sacado por la ventana. Aunque sacar su enorme cuerpo sería difícil para mí.Me sentí nerviosa cuando se arrimó un poco al medio del largo asiento y se inclinó para hablar.—Abuelo, ¿de qué amigos hablas? ¿Nuestros socios en Miami o tus amigos de la universidad?—Los de la universidad —respondió, y luego mi jefe giró un poco la cabeza para verme desde su asiento—. Por cierto, cariño. ¿A qué no adivinas quién me dijo Sebastian que iría?Sentí mi estómago revolverse.—No hace falta que me lo diga —respondí para rodar los ojos