Lauren.—¿Y él quién es? —cuestiona mi madre hacia Christian.—Soy lo que usted crea que soy —responde tranquilo.Mi madre lo mira fijamente, luego a mí que le estoy dando de comer, y no le dice nada. Tras ello termino de darle su comida, ella no se queja hasta que toma mi mano, deteniéndome a que me levante para sacar el plato.Al ver que me detiene, mi novio toma el plato y nos da una sonrisa antes de irse, entonces mi madre habla.—¿Por qué no eres feliz con ese hombre?Su pregunta me deja paralizada. Ni siquiera sé si me recuerda o no. Pero es inquietante.—Laura… ¿Por qué crees que no soy feliz con él?—No luces como alguien enamorada.Asiento, sin poder decirle más porque Christian regresa rápido, diciéndome en el oído que es hora de partir.Hace un mes tuve la entrevista con el CEO de West Point Home. Y aunque me pareció bastante egocéntrico, conversamos sobre algunas posibles estrategias y concordamos con muchas cosas, así que creo que podré llevarme bien en ese sentido con él
Kenneth.Tras mi descubrimiento, he decidido hacer las cosas bajo perfil. Por alguna razón, el abuelo estuvo trasfiriendo durante casi veintitrés años dinero hacia una cuenta a nombre de Laura.¿Lo peor de todo? Que mi secretaria hizo su investigación, y descubrió que el banco ha estado intentando comunicarse con Laura debido a que posee una gran cantidad de dinero que jamás ha tocado.Veintitrés años, la edad de Lauren hace cuatro años. Eso no puede ser coincidencia. Y si lo que estoy pensando es cierto, puedo entender por qué demonios William me obligó a terminar con Lauren; y mucho peor: el por qué Dick mencionó lo de mamá y el testamento; aunque esto último se me hace demasiado difícil de procesar, tiene sentido que mamá una vez me haya dicho que la abuela Halley le hizo prometer que cuidara de la fortuna Sinclair en manos de Laura.Pero Laura jamás ha tenido intenciones de tomar un solo centavo. Solo está en ese internado pagado por William porque no tiene otra opción.Una vez qu
Lauren.—Sí, ¿pero por qué sentí la necesidad tan abrumadora de advertírselo? —cuestiono a mi terapeuta, Arleth—. Ha pasado casi una semana, y cuando pienso en decirle a Christian simplemente no puedo.Arleth me examina desde nuestra llamada en la laptop.—Puede ser porque tienes miedo de que Christian, ya que es tu novio, se vaya a preocupar demasiado al punto de querer convencerte de que renuncies; y como me has dicho, no quieres renunciar.—No lo haré. Prefiero estar allí y asegurarme mientras pueda de que no harán nada malo en contra de los Sinclair o los Smith.—Claro… ¿Entonces se lo dijiste a este otro hombre porque…?—Porque no le importo a Kenneth, pero aun así me importa el legado de su familia —suelto finalmente, sintiéndome liberada.Arleth sonríe.—Ahora dime, Lauren. Me dijiste rápidamente que viste su anillo de compromiso, ¿cómo te hizo sentir eso?Tan solo recordarlo, me dan ganas de vomitar. En el momento en que su mano tocó la mía pude ver su anillo. Pero me tomó sol
Lauren.—¿Cómo obtuvo esto y cómo sabe en dónde vivo? —cuestiono, aturdida aún con su presencia aquí.No entiendo qué está pasando por su cabeza, ¿venir aquí?, ¿devolverme esto? ¿Qué demonios? ¿Acaso se olvidó que me trató como una basura?Kenneth con las manos en las caderas se da una vuelta por todo el departamento mientras lo sigo a dos metros. Él parece demasiado impresionado con el lugar.—No te compraste esto con tus ahorros, esto seguramente viene de tu novio, o Sebastian, ¿no es así?Mi respiración se agita, ¿qué es lo que está insinuando?—Mire, señor Sinclair. Primero, no le di permiso de entrar aquí, mucho menos me interesa decirle si esto lo he comprado yo o no. Y tercero: ¿qué está pretendiendo al venir aquí y entregarme esto? — suelto, irritada por su actitud tan incomprensible.Los ojos mieles del moreno se clavan en los míos y doy dos pasos hacia atrás cuando se aproxima.—¿Por qué siento un poco de veneno en tu voz? Pensé que éramos amigos —expresa, y luego sonríe—. Me
Kenneth.—No puedo dejar de ser impulsivo cuando la tengo cerca. Lo juro. Puedo controlarme con todo el mundo, pero con ella yo solo quiero…—Entiendo lo importante que es Lauren para ti, Kenneth —dice por llamada mi terapeuta, María.Nuestra cita es mañana pero no podía esperar. Ella me escucha una vez a la semana, y realmente es algo bueno para mí. Me ha ayudado a entender mucho mejor mi pasado, aislando de mi interior el sentimiento de culpa e incluso un poco el odio a mí mismo. Y aunque está convencida de que lo que todavía siento por Lauren es solo un apego emocional por ser la primera persona en conocerme tan a fondo, me terminó de convencer de decirle la verdad: no con la esperanza de que la pelirroja me dé una oportunidad, sino como una herramienta para avanzar en mi proceso de culpa.Aunque incluso yo mismo dude de que pueda manejar todo con ese único objetivo. Porque si mis deseos son otros, pondría en riesgo de explosión todo lo que me ata a Dakota; así como la relación de
Lauren.Viéndome en el espejo, cambiándome de peinado por cuarta vez, maldigo.¿Por qué me preocupo por verme tan bien?El remordimiento me golpea el estómago cuando recuerdo a mi novio. Le prometí que no le daría una segunda oportunidad a Kenneth, y sé que solo dándole la oportunidad de explicarse, es como si lo hiciera. Sin embargo, sé que soy lo suficientemente fuerte como para no echar todo mi progreso atrás, solo porque nuestro pasado ha quedado marcado en mi cuerpo.Respeto, quiero y valoro a Christian. Y sé que no podría dejarlo por Kenneth Sinclair.Tomo un gran vaso de agua, y termino quitándome el vestido que tengo puesto. Opto por pantalones sueltos a mi cuerpo, camiseta blanca ajustada y un gran abrigo color marrón, junto al gorro que mi madre me hizo hace un tiempo y solo he usado en invierno; pero lo quiero tener conmigo esta noche porque necesito sentir que la tengo cerca.Así no parece que me he preparado demasiado para verlo.Antes de salir, termino de completar una e
Kenneth.En el momento en que me di cuenta que ella no iría al restaurante, la desolación me invadió. La desesperación me consumió. Necesitaba decirle al menos gran parte de la verdad, pero con un mensaje no era suficiente para mí, por eso llegué a su departamento, y ahora, con ambos llorando mientras nos abrazamos, sé que he hecho lo correcto.Volver a tenerla así de cerca es como si mi desierto en plena sequía recibiera una pequeña descarga de agua del cielo; llenándome de esperanza.Termino de adentrarme con ella abrazada a mi pecho, pero antes de que caminemos al sofá, ella respira y se separa.—¿Podrías darme un momento?Asiento. No quiero abrumarla demasiado con todo esto. Aquella noche con su decisión de dejar todo por mí me comprobó que me amaba, y yo le rompí el corazón, así que sé que no es fácil procesar todo esto.La veo irse hacia lo que parece ser el baño, pero también me doy cuenta de que ella está vestida para salir. Y como este espacio es prácticamente abierto, puedo
Lauren Mitchell.Una vida tranquila, un empleo con buena paga, apoyar a mi madre, ahorrar para pagar mi carrera universitaria… Eso era todo lo que deseaba; pero hay cosas en la vida que pasan sin planearlas.Como un fuerte huracán que arrasa con la más estable de las estructuras, así era él para mí. Destruyendo cada línea que jamás le hubiese permitido si quiera ver a otros hombres; pisando mis terrenos sombríos, y apropiándose de ellos, para plantar fuertes árboles coloridos; con raíces que ni siquiera su mismo huracán tenía la fuerza de arrancar.—Lauren, dime la hora.Tomé el teléfono en mi bolsillo, y al verificar, suspiré.—Solo diez minutos para que su familia llegue, señor Sinclair —avisé, subiéndolo con cautela a su silla de ruedas—. ¿Qué va a pensar su familia cuando vea que es medio día y ni siquiera ha desayunado?El señor Sinclair soltó una áspera risa mientras lo llevaba hacia el ascensor de su mansión para bajar a la primera planta.—No te echarán la culpa a ti, cariño.