Un mes después
Todo estaba en silencio en la sala.
El juez lee un documento que el abogado defensor le acaba de pasar. Christopher se siente temeroso, de que aun puedan salir libres a pesar de tanto daño y locura.
El juez lee con atención, con unos pequeños anteojos sobre su nariz. Eric está exhausto, aunque el juicio había sido corto. Pues ambos habían confesado. El juez se aclara la garganta, quitq sus anteojos y los coloca sobre la mesa. Mirando a todos en la sala, inspira profundamente como preparándose para lo que tiene que decir.
—Antes de dar mi sentencia, —se mueve incómodo sobre la silla—, es importante mostrar un video de la acusada, la cual se encuentra retenida en el hospital psiquiátrico para su seguridad. —Le hace una se&nti
Tres meses despuésAshleeLos últimos meses han pasado más rápido de lo que creí, estamos tranquilos y disfrutando de los últimos meses de mi embarazo. Mi barriga es tan grande que pareciera que cargo a dos bebés en vez de uno sólo. Jamás creí que subiría tanto de peso. Hay días en los que me vuelvo loca pensando si será verdad cuando Chris me dice que me ama tal y como soy, que si aumente de peso, no le importa, por lo que siempre me regaña cuando me siento insegura.Desde la sentencia final de los Jacobson que mi mundo no se sentía tan tranquilo como hasta ahora. Con Sophie nos hemos puesto al día en muchas cosas, excepto que todavía no me dice con quién está saliendo. Para nosotras es toda una incógnita, pero respetamos su decisión de no querer contarnos. Según n
Ashlee Estoy demasiado nerviosa. Pensar que todos los malos momentos ya se acabaron, pero que hoy se concretan con nuestro matrimonio, donde por fin podremos disfrutar de la felicidad que tanto deseamos. La labor de Tiffany ha sido grandiosa. Nuestro patio se ve bellísimo gracias a toda la decoración floral que nos rodea. En el fondo están acomodadas las sillas que miran a un pequeño altar con un arco blanco en el fondo, adornado con flores blancas hasta llegar al centro en la parte superior donde hay una corona con rosas rojas. Decidimos casarnos al comienzo del atardecer, por lo que se instalaron luces que van desde la casa hasta el altar. Observo escondida desde mi ventana y simplemente me siento como si estuviera soñando. No puedo creer que este día haya llegado. Siento que soy la mujer más afortunada del mundo. Toda nuestra familia y amigos, están aquí acompañándonos. Los pequeños de Steve, mi cuñado, corren por todo el patio
AshleeNo sé qué pensar ni qué hacer, cómo pude ser tan tonta y creer que Christopher, se podría alegrar ante la noticia de que seremos padres.Estoy en un parque sentada cerca del sector de juegos infantiles y miles de ideas llegan a mí. El teléfono, a su vez, que no para de sonar, no me ayuda a tranquilizarme en lo absoluto, y cada tanto que suena, lo único que hago es volver a llorar. Finalmente lo apago, no quiero que nada me moleste.Ya perdí la noción del tiempo que llevo aquí, solo sé, que ha sido mucho más de lo que creía, ya que mi estómago empieza a reclamar, y, aunque, no desee probar bocado, lo debo hacer por el bebé que ya crece dentro de mí. Me levanto de mi asiento y tratando de darme el mejor de los ánimos a mi misma, me dispongo a ir a una cafetería cercana.Al llegar, pido un
ChristopherDurante todo el día he estado tratando de comunicarme con Ashlee, pero no lo consigo.Ya son cerca de las siete de la tarde y no hay señal alguna de mi chica. De pronto siento el sonido de mi celular y me quita los pensamientos que no me dejan tranquilo. Al revisarlo, es Mike, el que me llama. De inmediato, se me quitan las ganas de hablar pensando que pudiera ser por trabajo, pero de igual forma le contesto.—Hola, Mike. —Respondo con total desgana.—Hola, Chris. ¿Cómo estás, amigo?—No muy bien que digamos.—Es de suponer...—¿A qué te refieres? ¿Sabes algo que yo no? —Cuestiono.—La verdad es que sí, amigo. Pero no soy yo, quien deba decírtelo.—¿Sabes algo de Ashlee? Tuvimos un problema y no ha llegado a casa ni llamado en todo el día.
ChristopherPasé gran parte de la noche sin dormir. Solo deseo ver pronto a mi prometida, para tratar de esclarecer lo sucedido.Como las ansias me ganan, me levanto temprano y voy a la cocina a prepararme algo rápido para desayunar.Tengo varias ideas sobre cómo llegar al corazón de mi amada, pero sé que con el detalle más simple lo lograré.Cuando ya estoy listo, regreso a nuestro dormitorio y lo primero que se viene a la mente al ver la cama, es cambiarla por completo, pero conociendo a Ashlee, no será suficiente para aliviar la pena que debe sentir. Creo que llego el momento de hacer lo que tenía previsto una vez nos casemos. Saco mi celular y hago la llamada que necesito. Ultimo detalles y la parte final la hago en la oficina la próxima semana.Me dispongo a salir, por lo que me visto con ropa cómoda. Arreglado y listo, voy directo al su
Escucho como la puerta se abre lentamente. No quiero voltear, porque si lo hago, sé que lo que haré es golpearlo por engañarme hasta el cansancio. Y llorar hasta que no me salgan más lágrimas por el dolor.—Hola, cariño. —Saluda Chris. Su voz denota tristeza. Me da pena. Pero debo ser fuerte por mi hijo. Sin que Chris lo note, me doy cariño en el vientre antes de responderle.—Hola. —Digo sin más.—¿Cómo estás?¿Qué cómo estoy? ¿Qué pregunta es esa? Estoy dolida, me siento engañada. Además de estar embarazada del hombre que amo, me siento defraudada, porque teníamos planes a futuro. Casarnos, tener hijos, tener una casa. Todo se fue. Solo me queda el saberme buena madre del hijo que llevo dentro de mí.No respondo. No me siento capaz de hacerlo.—Ash, cariño...
Se queda quieto. No dice nada. Creo que no se lo esperaba. No sé si tomar bien o no su reacción. ¿Estará feliz? ¿Se habrá molestado? No lo sé.—¿Es en serio, mi amor?—Claro que sí, no te podría mentir con algo así.Sin más palabras se abalanza sobre mí y comienza a llenarme de besos y abrazos. Tal y como hizo antes, no deja de tocarme. Su expresión es de jolgorio y euforia. Nunca lo había visto tan feliz como ahora.Ahora es cuando le creo sus palabras. De que todo se trata de un error. No podía estar más equivocada. Christopher me ama y yo como una tonta dudando de su amor.—¡Te amo, mi corazón!—-Me dice—. ¡Me has hecho el hombre más feliz de la tierra!—Y yo dudando de ti. —Confieso triste.—No, amor. Nunca dudes de mí. Como ya te dije
DÍAS ANTES.EricDe alguna forma debo concretar este maldito trato que tantos dolores de cabeza me ha traído. Si este acuerdo no se lleva a cabo, pierdo a dos de los más grandes inversionistas que ha tenido mi compañía en años. No puedo permitir que esto suceda. Si no me voy a la misma quiebra.Como no tenía mucho que ofrecerle a Adams, conversé con mi hija Angelique y aunque dudó bastante al principio, logró entender que lo hacía pensando en nuestro futuro. Siempre hemos vivido en una buena posición, por lo que cambiar de un día para otro, no es algo que esté en mis planes.Estoy con mi hija almorzando en un restaurante del centro y de pronto suena mi teléfono. Me sorprendo al ver que es Christopher, no esperaba su llamada. Con mala gana, le contesto, aunque obvio que tengo que disimular.