Ashlee
No sé qué pensar ni qué hacer, cómo pude ser tan tonta y creer que Christopher, se podría alegrar ante la noticia de que seremos padres.
Estoy en un parque sentada cerca del sector de juegos infantiles y miles de ideas llegan a mí. El teléfono, a su vez, que no para de sonar, no me ayuda a tranquilizarme en lo absoluto, y cada tanto que suena, lo único que hago es volver a llorar. Finalmente lo apago, no quiero que nada me moleste.
Ya perdí la noción del tiempo que llevo aquí, solo sé, que ha sido mucho más de lo que creía, ya que mi estómago empieza a reclamar, y, aunque, no desee probar bocado, lo debo hacer por el bebé que ya crece dentro de mí. Me levanto de mi asiento y tratando de darme el mejor de los ánimos a mi misma, me dispongo a ir a una cafetería cercana.
Al llegar, pido un jugo de frutas y unas tostadas con miel. Mientras lo voy comiendo, recuerdo todo lo vivido en el último año. Muchos momentos que jamás pensé vivir, unos buenos y otros malos, y lo que me duele es que Christopher está en todos ellos.
Aunque deseo seguir llorando, necesito ser fuerte, no solo por mí, por lo que, limpiando mis lágrimas, decido no derramar ninguna más por él. No lo merece.
Vuelvo a pedir otra ración de tostadas, ya que las primeras que comí se me hicieron muy pocas. Cuando me las traen, me llevo una sorpresa al ver entrar a Rachel, la mujer de Michael.
—Hola, Ashlee. ¡Qué sorpresa encontrarte por acá!
—Hola, Rachel, ¿cómo estás?
—Yo me encuentro muy bien, pero tú no te ves nada bien.
—La verdad es que no. En este momento, mi vida es de dulce y de agraz.
—¿Cómo es eso? —Consulta sentándose a mi lado.
—Ayer me enteré de una hermosa noticia y al llegar hoy en la mañana a casa, encontré la peor escena que podría ver en mi estado.
—¿Estado? —Interroga dudosa.
—Sí, Rach, estoy embarazada.
—Amiga, ¡qué gran noticia! ¡Felicidades! —Me toma las manos para felicitarme pero yo solo hago una mueca como agradecimiento. ¿Y Chris ya lo sabe?
—Ese es el problema. No pude hacerlo. Antes de eso, salí del departamento después de lo que vi.
—¿Y qué fue lo que viste?
—Había otra mujer en mi cama. —Es duro decirlo, ya que vuelve esa maldita imagen a mi cabeza. Me da asco solo el recordarlo.
—¡¿Qué?! ¿Cómo es posible?
—No lo sé. Comprenderás que no me quedé para averiguarlo.
—Te entiendo. No debe ser fácil lo que estás viviendo.
—Pues no. No lo es. —Doy un largo suspiro.
—¿Y qué harás ahora? ¿Ya pudiste aclarar las cosas con él?
—No lo quiero ver. Es mucho el dolor que siento. No quiero volver por ahora a casa.
—Comprendo. Puedes quedarte con nosotros si gustas. Estoy segura que Michael no se hará problemas.
—No quisiera causar molestia.
—No lo harás, quédate tranquila.
Mi amiga me abraza para tranquilizarme. El charlar con Rach, me ha hecho olvidar por un rato mis problemas. Me comenta que ya debe irse, quedaron con Michael en almorzar juntos.
Nos despedimos prometiendo comunicarnos más tarde, para que me quede en su casa. Rachel se va, por lo que aprovecho de pagar mi cuenta. Me acerco al sector de caja y pido el detalle, saco de mi cartera la tarjeta de crédito, pero al darme cuenta de cuál voy a usar, la vuelvo a guardar y saco otra. No necesito ni quiero nada de él.
Christopher
Luego de no poder detener a Ashlee y tratar de explicarle que no entendía que estaba pasando. Lo primero que hago es echar a Angelique de mi departamento. No tengo claro que es lo que ocurrió, pero estoy convencido de que no me acosté con ella.
No dejo de llamarla para tratar de hablarle y explicarle que no pasa absolutamente nada entre nosotros. Sé que está molesta y no querrá contestarme, pero mi lado necio insiste en llamarla para poder hablar con ella.
Después de algunas horas sin saber de ella, mi preocupación aumenta. No he querido llamar a Ellen y consultarle por su hija. Imagino que no hubo ningún inconveniente durante su estadía, así que no quiero preocuparla ahora.
Creo que lo mejor será solo esperar que llegue a casa y conversar de lo que pasó, aunque ni yo lo tengo muy claro. Todo es tan confuso.
Hace varias horas que desperté pero me sigue doliendo la cabeza. Lo curioso es que no tomé tanto alcohol como para sentirme como lo hago. Todo debe ser un error, de eso, estoy seguro.
Ashlee
Hace al menos una hora que encendí mi celular, pero desde la mañana que no he vuelto a recibir ninguna llamada ni un mensaje de Christopher. No entiendo por qué terminó acostándose con ella, si todo iba tan bien entre nosotros.
Estaba segura que se pondría feliz con la noticia de mi embarazo, pero me doy cuenta de que estaba totalmente equivocada. Al parecer la única interesada en un futuro juntos, era yo. Mejor no me hago más ilusiones, porque creo que no saco nada con tenerlas, si todo se fue a la b****a.
De pronto suena mi teléfono y me entusiasmo al creer que es él. Lo agarro y reviso la notificación, pero me decepciona ver que no es mi prometido, sino mi madre.
«¿Ya le contaste a Chris? ¿Cómo lo tomó?»
Todavía no le he dicho nada y eso es lo que más duele, pero nada de eso lo sabe mi mamá, así que no me queda otra que mentirle.
«Sí, ya le dije. Está muy feliz. Ya sabes cuánta ilusión le hacía el que tuviéramos un bebé»
La respuesta no se hace esperar.
«Me alegro mucho, hija. Ahora solo dedíquense a ser felices y criar junto a ese pequeño que viene en camino»
Le doy un mensaje de despedida y luego de guardar mi teléfono en mi bolso, me dispongo a ir al parque.
Después de caminar por un buen rato, creo que por inercia llegué al parque donde conversamos sobre tener hijos. Nuevamente las lágrimas hacen mella en mí y vuelven a aparecer. Sé que debo ser fuerte y tratar de olvidar lo que vi, pero me es imposible, ya que al cerrar los ojos, es lo único que logro ver en la oscuridad. Estoy muy dolida con esto, no sé qué es lo que va a pasar.
Será mejor me ponga en contacto con Rachel, ya se hace tarde además de que comienza a hacer frío. Suena mi teléfono y es justamente ella, quien me llama.
—Hola, Rachel.
—Hola, amiga. ¿Cómo estás? ¿Te sientes un poco mejor?
—La verdad es que no. Me siento de igual forma que en la mañana.
—Que mal, Ash. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?
—Sí, ya iba a llamarte. Está haciendo algo de frío y estoy muy cansada. Entre mi viaje y tanto llorar, me siento fatal.
—De acuerdo, dime dónde estás e iremos por ti.
—Estoy en el parque cerca del centro comercial, por el sector de juegos infantiles.
—Pero, Ash. No debiste ir allí, no es bueno.
—Lo sé. Vine por inercia. —Confieso cabizbaja.
—Está bien. Vamos de inmediato para allá.
—Los espero.
Por suerte, no pasa mucho rato hasta que los veo llegar en su vehículo. Mi amiga se baja y me abraza como sabe que lo necesito.
Al subir, Mike, me saluda de forma cordial, pero no dice nada. Supongo que Rachel le comentó algo, así que imagino debe estar molesto con su amigo, porque lo miro a través del espejo retrovisor y me observa con algo de pena. Gracias a Dios, no tarda en manejar hasta su casa. Nos bajamos y mi amigo me abraza.
—Tranquila, Ash. —Me dice—. Todo debe tener una explicación.
—Supongo. —Elevo los hombros junto a mi respuesta.
—Todo se arreglará. Por cierto, me encanta la idea de ser tío. ¡Felicidades! —Me da un beso en la mejilla con entusiasmo.
Ante su comentario, no puedo evitar sonreír.
—Gracias. —Le contesto.
Me invitan a pasar y a comer algo. Me parece una excelente idea, ya que tengo mucha hambre. No quiero ser una molestia, así que me ofrezco a ser yo quien cocine. Mi amiga se niega, en cambio, me ofrece que cocinemos las dos. La idea me gusta, así que, no me hago problemas.
Voy a la cocina y al llegar, noto que Michael le dice algo al oído a su prometida lo que por la distancia, obviamente no puedo escuchar.
Al separarse, Rachel se acerca a donde me encuentro y Mike, me guiña el ojo antes de ir a su oficina.
Mi amiga logra rápidamente subirme el ánimo, por lo que cocinar juntas ha hecho que sea un rato especial. Hasta ahora han sido pocas las veces que hemos cocinado a la par y en el proceso, nos dimos cuenta que nos gustan los mismos estilos de comida, así que hemos de esperar que nos haya resultado una excelente cena.
Al terminar de preparar la comida, Rach va a avisarle a Mike que estamos listas, mientras tanto, yo me pongo a arreglar los puestos para la cena.
Justo cuando termino, mis amigos llegan y ya que yo puse la mesa, mi amiga me dice que me siente para que sea ella quien traiga la comida.
Una vez todo listo, nos disponemos a comer y mis amigos me aseguran que me harán olvidar por un rato mis problemas.
ChristopherDurante todo el día he estado tratando de comunicarme con Ashlee, pero no lo consigo.Ya son cerca de las siete de la tarde y no hay señal alguna de mi chica. De pronto siento el sonido de mi celular y me quita los pensamientos que no me dejan tranquilo. Al revisarlo, es Mike, el que me llama. De inmediato, se me quitan las ganas de hablar pensando que pudiera ser por trabajo, pero de igual forma le contesto.—Hola, Mike. —Respondo con total desgana.—Hola, Chris. ¿Cómo estás, amigo?—No muy bien que digamos.—Es de suponer...—¿A qué te refieres? ¿Sabes algo que yo no? —Cuestiono.—La verdad es que sí, amigo. Pero no soy yo, quien deba decírtelo.—¿Sabes algo de Ashlee? Tuvimos un problema y no ha llegado a casa ni llamado en todo el día.
ChristopherPasé gran parte de la noche sin dormir. Solo deseo ver pronto a mi prometida, para tratar de esclarecer lo sucedido.Como las ansias me ganan, me levanto temprano y voy a la cocina a prepararme algo rápido para desayunar.Tengo varias ideas sobre cómo llegar al corazón de mi amada, pero sé que con el detalle más simple lo lograré.Cuando ya estoy listo, regreso a nuestro dormitorio y lo primero que se viene a la mente al ver la cama, es cambiarla por completo, pero conociendo a Ashlee, no será suficiente para aliviar la pena que debe sentir. Creo que llego el momento de hacer lo que tenía previsto una vez nos casemos. Saco mi celular y hago la llamada que necesito. Ultimo detalles y la parte final la hago en la oficina la próxima semana.Me dispongo a salir, por lo que me visto con ropa cómoda. Arreglado y listo, voy directo al su
Escucho como la puerta se abre lentamente. No quiero voltear, porque si lo hago, sé que lo que haré es golpearlo por engañarme hasta el cansancio. Y llorar hasta que no me salgan más lágrimas por el dolor.—Hola, cariño. —Saluda Chris. Su voz denota tristeza. Me da pena. Pero debo ser fuerte por mi hijo. Sin que Chris lo note, me doy cariño en el vientre antes de responderle.—Hola. —Digo sin más.—¿Cómo estás?¿Qué cómo estoy? ¿Qué pregunta es esa? Estoy dolida, me siento engañada. Además de estar embarazada del hombre que amo, me siento defraudada, porque teníamos planes a futuro. Casarnos, tener hijos, tener una casa. Todo se fue. Solo me queda el saberme buena madre del hijo que llevo dentro de mí.No respondo. No me siento capaz de hacerlo.—Ash, cariño...
Se queda quieto. No dice nada. Creo que no se lo esperaba. No sé si tomar bien o no su reacción. ¿Estará feliz? ¿Se habrá molestado? No lo sé.—¿Es en serio, mi amor?—Claro que sí, no te podría mentir con algo así.Sin más palabras se abalanza sobre mí y comienza a llenarme de besos y abrazos. Tal y como hizo antes, no deja de tocarme. Su expresión es de jolgorio y euforia. Nunca lo había visto tan feliz como ahora.Ahora es cuando le creo sus palabras. De que todo se trata de un error. No podía estar más equivocada. Christopher me ama y yo como una tonta dudando de su amor.—¡Te amo, mi corazón!—-Me dice—. ¡Me has hecho el hombre más feliz de la tierra!—Y yo dudando de ti. —Confieso triste.—No, amor. Nunca dudes de mí. Como ya te dije
DÍAS ANTES.EricDe alguna forma debo concretar este maldito trato que tantos dolores de cabeza me ha traído. Si este acuerdo no se lleva a cabo, pierdo a dos de los más grandes inversionistas que ha tenido mi compañía en años. No puedo permitir que esto suceda. Si no me voy a la misma quiebra.Como no tenía mucho que ofrecerle a Adams, conversé con mi hija Angelique y aunque dudó bastante al principio, logró entender que lo hacía pensando en nuestro futuro. Siempre hemos vivido en una buena posición, por lo que cambiar de un día para otro, no es algo que esté en mis planes.Estoy con mi hija almorzando en un restaurante del centro y de pronto suena mi teléfono. Me sorprendo al ver que es Christopher, no esperaba su llamada. Con mala gana, le contesto, aunque obvio que tengo que disimular.
AshleeEstamos llegando al restaurante y nuestros amigos ya nos esperan en la entrada. Chris estaciona el vehículo y una vez todos listos, nos bajamos.—¡Hola, queridos amigos! ¡Tanto tiempo sin vernos! —Nos saluda Héctor muy animoso.—¡Hola, chicos! -Saluda Chris. A su vez, todos nos saludamos de abrazos y besos, ya que hace bastante no nos veíamos.—Los he echado de menos. —Dice Sophie con su pequeño vientre más notorio.—¡Amiga, te ves hermosa y radiante! —Le digo de forma sincera, recordando nuestra última conversación.—Gracias. Ya te contaré algunas cositas.—Yo también tengo cosas que contarte.—Pero bueno, que esperamos, entremos todos de una vez. He cerrado nuestro restaurante por el resto del día, así que estaremos sin inconvenie
ChristopherLuego de despedirnos de las chicas y salir del restaurante, nos subimos a mi auto. Son varias las cosas que necesito resolver lo antes posible, pero deseo que mi chica ya vuelva pronto conmigo, así que me dirijo hacia donde tenía previsto, desde el minuto que me reconcilie con Ashlee. Cuando termine todo este proceso, debo comenzar rápidamente a dilucidar qué sucedió en realidad con Angelique hace unos días atrás.AshleeSon tan lindas las prendas de ropa de bebé, que me dan ganas de comprarlo todo. Voy viendo cada uno de los trajecitos y no sé cuál de todos es más hermoso. Recorriendo la tienda, es increíble ver las cosas que hay para los pequeños, cada paso que doy, veo cosas aún más bellas. Tanto Sophie como yo, nos animamos y decidimos comprar las primeras prendas de n
AshleeA pesar de ser un día ajetreado y agotador para mí, tuve una noche tranquila, pero aun así me desperté temprano porque en realidad estoy deseando tener una grandiosa mañana. Christopher me envía un mensaje diciendo que está por llegar así que me termino de arreglar pronto, estoy deseosa de verlo como no lo había estado hace un tiempo. Creo que de cierta forma, el que ahora no estemos viviendo bajo el mismo techo nos ha ayudado a los dos a llevar mejor esta relación y ahora con todo lo ocurrido nos ayudará a fortalecerla aún más.Decido arreglarme con algo sencillo y maquillarme lo mínimo. Nunca me ha gustado maquillarme en exceso, siento que si lo hago me estaría disfrazando. Cuando estoy terminando de alistarme, siento que tocan a mi puerta y esta se abre.Es Rachel la que entra y me dice:—Vaya, amiga