Escucho como la puerta se abre lentamente. No quiero voltear, porque si lo hago, sé que lo que haré es golpearlo por engañarme hasta el cansancio. Y llorar hasta que no me salgan más lágrimas por el dolor.
—Hola, cariño. —Saluda Chris. Su voz denota tristeza. Me da pena. Pero debo ser fuerte por mi hijo. Sin que Chris lo note, me doy cariño en el vientre antes de responderle.
—Hola. —Digo sin más.
—¿Cómo estás?
¿Qué cómo estoy? ¿Qué pregunta es esa? Estoy dolida, me siento engañada. Además de estar embarazada del hombre que amo, me siento defraudada, porque teníamos planes a futuro. Casarnos, tener hijos, tener una casa. Todo se fue. Solo me queda el saberme buena madre del hijo que llevo dentro de mí.
No respondo. No me siento capaz de hacerlo.
—Ash, cariño... —Le interrumpo.
—No me llames más así.
—Lo siento. Sé que estás molesta y te entiendo. Pero solo necesito que me escuches.
Noto que da unos pasos y deja algo sobre la cama. Mientras tanto, sigo de espaldas a él. No quiero enfrentarlo. Vuelve a dar unos pasos. Ahora si lo siento muy cerca de mí. No me atrevo a mirarlo. No puedo.
—Ashlee, no sé cómo explicar lo que viste. Solo sé que estoy seguro de que no me acosté con esa mujer. No podría engañarte así ni de ninguna forma. Eres tú la mujer que amo. —Al decir esto, siento como toma mis brazos con sus manos y ante este mínimo contacto, cierro los ojos—. Sé que hay una explicación para esto y voy a encontrarla, no importa cuánto me cueste. No quiero perderte, te amo a ti, solo a ti.
Suavemente me da vuelta y me dejo llevar, sin embargo no soy capaz de mirarlo. Al notarlo, su mano derecha sube hasta mi barbilla y me levanta la cabeza para que nuestras miradas por fin puedan reencontrarse.
—Te amo a ti, amor. Perdóname. No quise de ninguna forma hacerte daño. Te prometo que eres mi todo, no podría estar sin ti.
Dice esto y lágrimas comienzan a salir. Lágrimas que no quisiera derramar, porque sé que me ama, porque sé que lo amo, porque sé que sería incapaz de hacerme daño. Sin embargo, quiera o no, lo hizo. No puedo borrar esa imagen de mi mente.
—Por favor, dime algo. Lo que sea, pero háblame.
Un nudo se forma en mi garganta, que es como si las palabras quisieran salir pero mi boca no es capaz de pronunciarlas.
—Yo también te amo, pero... es doloroso. Al cerrar mis ojos, es lo único que veo. A ti y a Angelique en la cama, en nuestra cama.
—Perdóname, amor. Haré lo imposible para saber que pasó realmente. Sabes que nunca te engañaría.
—Es difícil perdonar. Solo sé que por ahora no quiero volver allí. No puedo, por favor, entiéndeme.
—Créeme que lo hago. Ven. Tengo algo para ti.
Me lleva consigo a la cama y nos sentamos. Me entrega unas flores —mis favoritas— y unos chocolates —que también lo son—.
—Sé que tal vez esto no aminora tu dolor, pero... —le interrumpo.
—Gracias.
—Necesito saber que estamos bien. Que puedes confiar en mí. Te amo como nunca amé antes. Solo eres tú a quien quiero.
—Dame tiempo.
—Todo el que necesites, pero vuelve conmigo. Te necesito junto a mí. Somos un equipo.
—No quiero volver a ese departamento. Todo lo que hay en él, de nosotros... se fue, se derrumbó.
—Te entiendo.
—Tampoco quiero que lo tomes como un capricho, porque no lo es.
—Ni lo he pensado.
—De momento, aquí estoy bien. Espero me entiendas.
—Cariño, te daré el tiempo que necesites para volver a mi lado. Pero por favor, no dejes de ir a la empresa. Te necesito allí. No podría estar más lejos de ti de lo que ya lo hago.
—No lo haré, tranquilo. Hay demasiadas cosas por hacer todavía.
Christopher da un suspiro de alivio. Lo veo más calmado.
En todo este tiempo que llevamos charlando, no ha dejado de tocarme. Haciéndome saber que está aquí, conmigo. De a poco, se va acercando a mí y me abraza, lo que permito. Necesito sentirlo conmigo.
—¿Puedo besarte? —Consulta dudoso. No puedo decir nada, solo asiento con la cabeza.
Se acerca a mí de forma lenta. Como si fuera a besarme por primera vez. Sus labios le dan un leve toque a los míos y ya siento que me derrito. Sus labios son mi perdición. Permito que profundice el beso, finalmente dejándome llevar.
¡Oh, Dios, cuánto lo extrañaba! Estos días sin él fueron eternos. Lo extrañaba por completo.
En su beso puedo notar sus deseos, su amor y también el perdón. Amo que me bese. Es capaz de hacer muchas cosas conmigo y mis sentidos con tan solo tocarme la boca.
No me doy cuenta cuando me hace tocar la cama con la espalda. Su mano derecha, comienza a buscar mi piel por debajo de la camiseta que llevo puesta. Apenas con el más mínimo toque mi piel se eriza.
Aunque deseo ir más allá, no puedo borrar esa maldita imagen de mi mente y muy despacio me separo de Christopher.
—¿Estás bien? —Consulta preocupado.
—Sí. Solo quiero ir con calma. No dejo de pensar en... —me calla poniendo un dedo sobre mis labios.
—Tranquila, nos tomaremos todo el tiempo que sea necesario.
Todavía no entiendo cómo puede ser un hombre tan comprensivo. Si fuera otro, le importaría lo más mínimo que yo piense y mandaría todo a la b****a.
Verlo así, tan dispuesto a todo, me enamora más. Lo que a su vez, provoca que me sienta mal, llevo un secreto conmigo que sé que si se lo digo, lo haría el hombre más feliz del mundo. Pero no sé por qué, tengo miedo. Miedo a que algo pase y pierda este embarazo. Tengo la sensación de que algo malo está por venir y no quiero ser parte de esto.
Aun así, debo decirle, está en su derecho de saber que seremos padres, como tantas veces los conversamos.
Lentamente me siento sobre la cama cruzando las piernas, mientras que Christopher se queda a mi lado.
—Hay algo que debes saber.
—Dime, amor. Lo que sea que te suceda, podremos superarlo juntos.
—Lo sé.
—Entonces, cuéntame. ¿Qué sucede? —Pide calmado, aunque noto preocupación de su parte.
—Sucedió algo mientras estuve de viaje. Algo que cambiará nuestras vidas.
—¿Qué pasa? —Me toma las manos para que le cuente.
—Como te decía... pasó algo mientras estuve con mamá y Melissa. Es por eso, que decidí volver antes. Porque no podía esperar para contarte... Es algo con lo que alguna vez soñamos... Yo... Estoy embarazada.
Se queda quieto. No dice nada. Creo que no se lo esperaba. No sé si tomar bien o no su reacción. ¿Estará feliz? ¿Se habrá molestado? No lo sé.—¿Es en serio, mi amor?—Claro que sí, no te podría mentir con algo así.Sin más palabras se abalanza sobre mí y comienza a llenarme de besos y abrazos. Tal y como hizo antes, no deja de tocarme. Su expresión es de jolgorio y euforia. Nunca lo había visto tan feliz como ahora.Ahora es cuando le creo sus palabras. De que todo se trata de un error. No podía estar más equivocada. Christopher me ama y yo como una tonta dudando de su amor.—¡Te amo, mi corazón!—-Me dice—. ¡Me has hecho el hombre más feliz de la tierra!—Y yo dudando de ti. —Confieso triste.—No, amor. Nunca dudes de mí. Como ya te dije
DÍAS ANTES.EricDe alguna forma debo concretar este maldito trato que tantos dolores de cabeza me ha traído. Si este acuerdo no se lleva a cabo, pierdo a dos de los más grandes inversionistas que ha tenido mi compañía en años. No puedo permitir que esto suceda. Si no me voy a la misma quiebra.Como no tenía mucho que ofrecerle a Adams, conversé con mi hija Angelique y aunque dudó bastante al principio, logró entender que lo hacía pensando en nuestro futuro. Siempre hemos vivido en una buena posición, por lo que cambiar de un día para otro, no es algo que esté en mis planes.Estoy con mi hija almorzando en un restaurante del centro y de pronto suena mi teléfono. Me sorprendo al ver que es Christopher, no esperaba su llamada. Con mala gana, le contesto, aunque obvio que tengo que disimular.
AshleeEstamos llegando al restaurante y nuestros amigos ya nos esperan en la entrada. Chris estaciona el vehículo y una vez todos listos, nos bajamos.—¡Hola, queridos amigos! ¡Tanto tiempo sin vernos! —Nos saluda Héctor muy animoso.—¡Hola, chicos! -Saluda Chris. A su vez, todos nos saludamos de abrazos y besos, ya que hace bastante no nos veíamos.—Los he echado de menos. —Dice Sophie con su pequeño vientre más notorio.—¡Amiga, te ves hermosa y radiante! —Le digo de forma sincera, recordando nuestra última conversación.—Gracias. Ya te contaré algunas cositas.—Yo también tengo cosas que contarte.—Pero bueno, que esperamos, entremos todos de una vez. He cerrado nuestro restaurante por el resto del día, así que estaremos sin inconvenie
ChristopherLuego de despedirnos de las chicas y salir del restaurante, nos subimos a mi auto. Son varias las cosas que necesito resolver lo antes posible, pero deseo que mi chica ya vuelva pronto conmigo, así que me dirijo hacia donde tenía previsto, desde el minuto que me reconcilie con Ashlee. Cuando termine todo este proceso, debo comenzar rápidamente a dilucidar qué sucedió en realidad con Angelique hace unos días atrás.AshleeSon tan lindas las prendas de ropa de bebé, que me dan ganas de comprarlo todo. Voy viendo cada uno de los trajecitos y no sé cuál de todos es más hermoso. Recorriendo la tienda, es increíble ver las cosas que hay para los pequeños, cada paso que doy, veo cosas aún más bellas. Tanto Sophie como yo, nos animamos y decidimos comprar las primeras prendas de n
AshleeA pesar de ser un día ajetreado y agotador para mí, tuve una noche tranquila, pero aun así me desperté temprano porque en realidad estoy deseando tener una grandiosa mañana. Christopher me envía un mensaje diciendo que está por llegar así que me termino de arreglar pronto, estoy deseosa de verlo como no lo había estado hace un tiempo. Creo que de cierta forma, el que ahora no estemos viviendo bajo el mismo techo nos ha ayudado a los dos a llevar mejor esta relación y ahora con todo lo ocurrido nos ayudará a fortalecerla aún más.Decido arreglarme con algo sencillo y maquillarme lo mínimo. Nunca me ha gustado maquillarme en exceso, siento que si lo hago me estaría disfrazando. Cuando estoy terminando de alistarme, siento que tocan a mi puerta y esta se abre.Es Rachel la que entra y me dice:—Vaya, amiga
AshleeTodavía alucino. El doctor Reynolds nos ha confirmado mi embarazo y entre Christopher y yo, cuál de los dos, más contento con la noticia. Llevo en mis manos las fotos de nuestro ‘huevito’. Fue lo primero que se me ocurrió cuando logré distinguir la imagen de nuestro bebé. Me encantaría poder verlas, podría contemplarlas todo el día pero Christopher me tiene los ojos vendados. Según él, me tiene una sorpresa, y que dice me encantará pero no me da ninguna pista como es habitual. A veces, estos jueguitos no me agradan, pero finalmente siempre termino aceptando porque debo darle la razón. No sé dónde vamos pero me doy cuenta que tardamos en llegar ya que lleva manejando al menos unos veinte minutos por lo que logro deducir.—Muy bien, cariño, hemos llegado. —Dice mi novio, luego de estacionar el auto&m
Fue un día perfecto, de muchas emociones. Luego de hacer el amor con Chris, nos dedicamos el resto de la tarde a disfrutar de la compañía del otro. Preparamos una deliciosa comida, recordando los inicios de nuestra relación. Vimos algunas películas de comedia romántica y cada tanto nos volvimos a besar como si no hubiera un mañana.Todo me parece maravilloso en su compañía. Cada momento es único y mejor que el anterior.Hace algunos meses cuando me preguntó si podía ayudarlo con el famoso trato que Jacobson quería imponerle, pensé que estaba completamente loco. Jamás imaginé que aquello que comenzó como un favor, me cambiaría tanto la vida. Hoy me encuentro feliz junto al hombre que amo y comenzando la familia con la que más de alguna vez soñé.—¿En qué piensas? —Me consulta Chris cuando trae
Estoy saliendo por última vez desde mi departamento, ya tengo todo listo para comenzar oficialmente desde hoy, mi nueva vida con Ashlee y nuestro bebé en la nueva casa. Siento que hoy será un día grandioso.Me apresuro como nunca a llegar al hogar de nuestros amigos. Sé que mi chica debe estar tan ansiosa como yo, en todo lo que hoy involucra. Los veinte minutos que me separan de la casa de Mike se me hacen demasiado cortos y ya estoy llegando al portón. Doy un bocinazo avisando de mi llegada. No me sorprendo al ver que es mi chica la que sale por la puerta. Veo que se despide de Rachel y viene a mi encuentro, mientras me bajo del auto y la espero.—Hola, amor. —Dice al llegar a mi lado.—Hola, cariño. —Le respondo con un dulce beso en sus labios—. ¿Cómo estás?—Bien, pero más que nada ansiosa.—Te creo. Ven, vamos. Nos toca