Christopher
Pasé gran parte de la noche sin dormir. Solo deseo ver pronto a mi prometida, para tratar de esclarecer lo sucedido.
Como las ansias me ganan, me levanto temprano y voy a la cocina a prepararme algo rápido para desayunar.
Tengo varias ideas sobre cómo llegar al corazón de mi amada, pero sé que con el detalle más simple lo lograré.
Cuando ya estoy listo, regreso a nuestro dormitorio y lo primero que se viene a la mente al ver la cama, es cambiarla por completo, pero conociendo a Ashlee, no será suficiente para aliviar la pena que debe sentir. Creo que llego el momento de hacer lo que tenía previsto una vez nos casemos. Saco mi celular y hago la llamada que necesito. Ultimo detalles y la parte final la hago en la oficina la próxima semana.
Me dispongo a salir, por lo que me visto con ropa cómoda. Arreglado y listo, voy directo al subterráneo del edificio por mi auto.
Mi primera parada es la chocolatería que vende el chocolate que más le gusta a mi novia. La segunda que está a unas cuadras de distancia, es la florería. Allí compro sus favoritas.
En el camino, le marco a mi socio con mis manos libres y le aviso que voy para allá. Me contesta que guardará el secreto, así se asegura que mi prometida no se quiera arrancar antes de la casa.
Estoy nervioso. No sé cuál será la reacción de Ashlee al verme. Solo espero que me permita explicarle que todo fue un error. Por ahora me interesa poder hablar con ella y hacerle saber que no hay otra mujer en mi vida más que ella. Es mi todo, es imposible que me fije en otra.
Deseo todo se pueda normalizar entre nosotros, no me gusta ser yo el que le provoca tristeza, es lo último que deseo en la vida.
Enciendo la radio del vehículo y me sorprendo al escuchar nuestra canción. El escucharla en este momento me provoca más tristeza aún, sabiendo lo que Ashlee significa para mí.
Sin quererlo, recuerdos llegan de cuando llegué donde Ellen para decirle lo que sucedía con Ash. Si en ese momento lloré por ella, sabiendo que otro la tenía secuestrada. Ahora mi pena es aún mayor por ser yo quien le provoca dolor.
No sé qué logró Ashlee hacer en mí, que no me importa parecer débil. Estoy enamorado de ella como jamás lo estuve de nadie. Si me tengo que poner a sus pies para pedirle perdón, lo haré, ni siquiera me importaría si otros me ven haciéndolo.
Dejo mis pensamientos de lado, porque estoy llegando a donde Michael. Cuento hasta diez, estoy nervioso, de hecho, más que la vez que reuní a nuestras familias y pedirle que se case conmigo.
Bajo del auto sin dejar olvidados los obsequios. Me acerco a la puerta y toco el timbre. Pasan unos minutos y es mi amigo el que me abre.
—¡Hola, Chris! —Saluda contento.
—Hola, Michael. ¿Qué tal todo?
—Todo bien por aquí. Ven, amigo, vamos a la sala a charlar un rato.
—De acuerdo.
Entramos a la casa y vamos a la sala. Me siento, dejando antes los regalos en la mesita ratona.
—¿Quieres algo?
—Un café estaría bien, gracias.
—Ya vuelvo. Ponte cómodo.
Mi amigo se aleja a la cocina por un momento. Mientras mi mente comienza a divagar sobre cómo enfrentar a Ashlee. Sé que está aquí y que lo más probable es que no desee verme. Pero necesito que sepa que nunca mi intención fue engañarla. Tendré que pedir a los administrativos del edificio y del restaurante donde cenamos, me permitan ver las cámaras de seguridad, esa la única forma que tengo de descubrir que sucedió.
—Aquí tienes, Chris. —Mike me entrega mi taza de café y se sienta a mi lado. Tomo un sorbo y ya siento como la cafeína me está dando cierto relajo—. Y bien, ¿ya sabes que le dirás a tu novia?
—No lo tengo claro. Solo sé que todo se trata de un error. Imagino Ashlee ya les contó... —Me interrumpe.
—Sí, amigo. Y la verdad es que no entiendo que pudo haber sucedido, pero conociéndote como lo hago, tiene que haber alguna explicación.
—¿Cómo ha estado ella? —Consulto porque necesito saber si se encuentra bien.
—La veo mal, muy triste. Esta confundida y sin entender nada. Rachel ha podido conversar más con ella y me cuenta que lo que vio es demasiado fuerte para asumirlo.
—Es que ese es el problema. No debe asumir nada, porque ¡nada paso! —Elevo un poco la voz, pero me vuelvo a tranquilizar, luego de tomar otro sorbo del líquido humeante.
—Tranquilo. Si necesitas apoyo, sabes que cuentas conmigo.
—Gracias. Lo sé. Solo necesito hablar con Ashlee de momento. Que me escuche y sepa mi verdad. Estoy enamorado como nunca antes y no quiero que todo se termine por una estupidez.
—Tranquilo, ya llegará el momento.
Mi amigo me aconseja sobre cómo poder llegar a Ash y lo único que me preocupa es su reacción al verme.
De pronto, nuestra conversación se ve interrumpida, cuando se sienten risas bajando por las escaleras. Alzo la vista y mis ojos van directamente a mi prometida que al verme, se da media vuelta y vuelve a subir las escaleras. Rachel trata de detenerla mientras me pongo de pie, pero me indica que irá a hablar con ella. Me vuelvo a sentar resignado ante la situación. Claramente esta dolida y no puedo culparla por ello.
Ashlee
No puedo creer que este aquí. Se veía tan abatido y esperanzado de volverme a ver. Pero no. No quiero verlo ahora. No aquí, no ahora.
—No puedo verlo. —Le indico a mi amiga, cuando llego a mi dormitorio.
—Lo sé, Ash. Pero tienes que enfrentarlo en algún momento y hablar de lo que pasó.
—Es demasiado doloroso. —Confieso cuando me siento en la cama.
—Te entiendo. Pero míralo de esta forma. —Comienza a explicar—. Si no le importaras, no hubiera venido hasta aquí. Es claro que te quiere y está dispuesto a todo por ti.
—Lo sé. Yo también lo quiero, y mucho. Pero tengo miedo de lo que pueda pasar. Además está mi bebé y no quiero perderlo por nada del mundo.
—Con mayor razón debes hablar con él. Los dos se lo merecen. Los dos se deben explicaciones. Él debe contarte que sucedió y tú le debes decir sobre tu embarazo. —Me anima a hablar con Chris.
Aunque todo me duele y es tan confuso, debo confesar que lo he echado de menos. Extraño sus abrazos, sus besos, sus caricias. Estos días mientras estuve de viaje, fue difícil no pensar en él, a pesar de saber que me extrañaba como yo lo hacía con Chris.
Respiro profundo. Sé que debo hacerlo. Tampoco quiero dilatar más esto. Pero no puedo en este momento.
—Hablaré con él. —Digo al fin—. Pero no ahora. No me siento lista para verlo aún.
—¿Estas segura? —Interroga insegura.
—Sí. Necesito tiempo. Tampoco es como si nada hubiera pasado. ¡Lo vi con otra mujer en nuestra cama!
—Pero debes darle la oportunidad de explicarte. Todo tiene que tener un porqué.
—Todo esto es... tan confuso. Sé que debo hablar con él, pero tengo miedo a enfrentar lo que viene. Tampoco me siento capaz de decirle sobre nuestro hijo.
—Amiga... -dice tomándome la mano- Claramente nada de esto es fácil, pero deben charlar. Deja que él te explique lo que sucedió en el departamento. Y tú, cuando te sientas segura y lista de sus sentimientos, le dices sobre tu embarazo.
—Tienes razón. Debo al menos escucharlo. Lo extraño muchísimo. —Confieso.
—¿Entonces? ¿Quieres que vaya por él?
—¿Podrías? Me sentiría más tranquila si conversamos aquí en la habitación.
—Tranquila. Voy por él. Sólo deja que te explique. Y cualquier cosa que pase, aquí estamos para ayudarte.
—Gracias, amiga. Eres un gran apoyo. —Nos damos un abrazo. Me reconforta saber que puedo contar con ella si lo necesito. Esto que esta pasando no es fácil y me ha permitido quedarme aquí sin dudarlo.
—-Suerte. Todo irá bien, lo prometo. —Nos separamos y mi amiga sale de la habitación dejándome sola con mis pensamientos.
No sé cómo voy a reaccionar ante sus explicaciones. No quisiera oír como terminó llevándola a NUESTRA cama. Desde que me mude con él, ese departamento ha sido como un templo para nosotros. Lo hemos llenado con nuestra historia. Ahora lo siento contaminado. Como si ya no fuera nuestro por estar invadido.
Lo amo y todo esto me duele como no pensé nunca que lo haría. Solo deseo que todo sea una mentira.
Mis pensamientos son interrumpidos cuando tocan a la puerta. Me encuentro del otro lado de la habitación, mirando por el ventanal hacia la ciudad. No me siento capaz de moverme ya que ver el entorno, me provoca cierta paz que por ahora necesito.
Vuelven a tocar y es recién ahí cuando respondo.
—¡Pasa!
Escucho como la puerta se abre lentamente. No quiero voltear, porque si lo hago, sé que lo que haré es golpearlo por engañarme hasta el cansancio. Y llorar hasta que no me salgan más lágrimas por el dolor.—Hola, cariño. —Saluda Chris. Su voz denota tristeza. Me da pena. Pero debo ser fuerte por mi hijo. Sin que Chris lo note, me doy cariño en el vientre antes de responderle.—Hola. —Digo sin más.—¿Cómo estás?¿Qué cómo estoy? ¿Qué pregunta es esa? Estoy dolida, me siento engañada. Además de estar embarazada del hombre que amo, me siento defraudada, porque teníamos planes a futuro. Casarnos, tener hijos, tener una casa. Todo se fue. Solo me queda el saberme buena madre del hijo que llevo dentro de mí.No respondo. No me siento capaz de hacerlo.—Ash, cariño...
Se queda quieto. No dice nada. Creo que no se lo esperaba. No sé si tomar bien o no su reacción. ¿Estará feliz? ¿Se habrá molestado? No lo sé.—¿Es en serio, mi amor?—Claro que sí, no te podría mentir con algo así.Sin más palabras se abalanza sobre mí y comienza a llenarme de besos y abrazos. Tal y como hizo antes, no deja de tocarme. Su expresión es de jolgorio y euforia. Nunca lo había visto tan feliz como ahora.Ahora es cuando le creo sus palabras. De que todo se trata de un error. No podía estar más equivocada. Christopher me ama y yo como una tonta dudando de su amor.—¡Te amo, mi corazón!—-Me dice—. ¡Me has hecho el hombre más feliz de la tierra!—Y yo dudando de ti. —Confieso triste.—No, amor. Nunca dudes de mí. Como ya te dije
DÍAS ANTES.EricDe alguna forma debo concretar este maldito trato que tantos dolores de cabeza me ha traído. Si este acuerdo no se lleva a cabo, pierdo a dos de los más grandes inversionistas que ha tenido mi compañía en años. No puedo permitir que esto suceda. Si no me voy a la misma quiebra.Como no tenía mucho que ofrecerle a Adams, conversé con mi hija Angelique y aunque dudó bastante al principio, logró entender que lo hacía pensando en nuestro futuro. Siempre hemos vivido en una buena posición, por lo que cambiar de un día para otro, no es algo que esté en mis planes.Estoy con mi hija almorzando en un restaurante del centro y de pronto suena mi teléfono. Me sorprendo al ver que es Christopher, no esperaba su llamada. Con mala gana, le contesto, aunque obvio que tengo que disimular.
AshleeEstamos llegando al restaurante y nuestros amigos ya nos esperan en la entrada. Chris estaciona el vehículo y una vez todos listos, nos bajamos.—¡Hola, queridos amigos! ¡Tanto tiempo sin vernos! —Nos saluda Héctor muy animoso.—¡Hola, chicos! -Saluda Chris. A su vez, todos nos saludamos de abrazos y besos, ya que hace bastante no nos veíamos.—Los he echado de menos. —Dice Sophie con su pequeño vientre más notorio.—¡Amiga, te ves hermosa y radiante! —Le digo de forma sincera, recordando nuestra última conversación.—Gracias. Ya te contaré algunas cositas.—Yo también tengo cosas que contarte.—Pero bueno, que esperamos, entremos todos de una vez. He cerrado nuestro restaurante por el resto del día, así que estaremos sin inconvenie
ChristopherLuego de despedirnos de las chicas y salir del restaurante, nos subimos a mi auto. Son varias las cosas que necesito resolver lo antes posible, pero deseo que mi chica ya vuelva pronto conmigo, así que me dirijo hacia donde tenía previsto, desde el minuto que me reconcilie con Ashlee. Cuando termine todo este proceso, debo comenzar rápidamente a dilucidar qué sucedió en realidad con Angelique hace unos días atrás.AshleeSon tan lindas las prendas de ropa de bebé, que me dan ganas de comprarlo todo. Voy viendo cada uno de los trajecitos y no sé cuál de todos es más hermoso. Recorriendo la tienda, es increíble ver las cosas que hay para los pequeños, cada paso que doy, veo cosas aún más bellas. Tanto Sophie como yo, nos animamos y decidimos comprar las primeras prendas de n
AshleeA pesar de ser un día ajetreado y agotador para mí, tuve una noche tranquila, pero aun así me desperté temprano porque en realidad estoy deseando tener una grandiosa mañana. Christopher me envía un mensaje diciendo que está por llegar así que me termino de arreglar pronto, estoy deseosa de verlo como no lo había estado hace un tiempo. Creo que de cierta forma, el que ahora no estemos viviendo bajo el mismo techo nos ha ayudado a los dos a llevar mejor esta relación y ahora con todo lo ocurrido nos ayudará a fortalecerla aún más.Decido arreglarme con algo sencillo y maquillarme lo mínimo. Nunca me ha gustado maquillarme en exceso, siento que si lo hago me estaría disfrazando. Cuando estoy terminando de alistarme, siento que tocan a mi puerta y esta se abre.Es Rachel la que entra y me dice:—Vaya, amiga
AshleeTodavía alucino. El doctor Reynolds nos ha confirmado mi embarazo y entre Christopher y yo, cuál de los dos, más contento con la noticia. Llevo en mis manos las fotos de nuestro ‘huevito’. Fue lo primero que se me ocurrió cuando logré distinguir la imagen de nuestro bebé. Me encantaría poder verlas, podría contemplarlas todo el día pero Christopher me tiene los ojos vendados. Según él, me tiene una sorpresa, y que dice me encantará pero no me da ninguna pista como es habitual. A veces, estos jueguitos no me agradan, pero finalmente siempre termino aceptando porque debo darle la razón. No sé dónde vamos pero me doy cuenta que tardamos en llegar ya que lleva manejando al menos unos veinte minutos por lo que logro deducir.—Muy bien, cariño, hemos llegado. —Dice mi novio, luego de estacionar el auto&m
Fue un día perfecto, de muchas emociones. Luego de hacer el amor con Chris, nos dedicamos el resto de la tarde a disfrutar de la compañía del otro. Preparamos una deliciosa comida, recordando los inicios de nuestra relación. Vimos algunas películas de comedia romántica y cada tanto nos volvimos a besar como si no hubiera un mañana.Todo me parece maravilloso en su compañía. Cada momento es único y mejor que el anterior.Hace algunos meses cuando me preguntó si podía ayudarlo con el famoso trato que Jacobson quería imponerle, pensé que estaba completamente loco. Jamás imaginé que aquello que comenzó como un favor, me cambiaría tanto la vida. Hoy me encuentro feliz junto al hombre que amo y comenzando la familia con la que más de alguna vez soñé.—¿En qué piensas? —Me consulta Chris cuando trae