Capítulo – El Estallido de un Amor Traicionado Nicolás había terminado de revisar todo. No había pérdidas. No había alarmas sonando. No había nada fuera de lugar ,mando un mensaje a su esposa que daría otra mirada por las dudas y subiría enseguida. Solo el eco vacío de un edificio que parecía sostener el aliento. Hasta que, al regresar por el mismo pasillo, algo llamó su atención al regresar por los pasillos de la zona de oficinas de la obra . La puerta de la oficina de Anahir estaba entreabierta. Frunció el ceño de inmediato. No era normal. Anahir no bajaba a esas horas sin avisar. Y no había personal autorizado en esas áreas esa noche y menos un viernes. Con los latidos retumbándole en los oídos, apoyó la mano en el picaporte. Lo empujó suavemente… Y lo que vio lo dejó petrificado. Allí, sentada en su sillón de cuero, estaba Virginia. Semidesnuda en una posición provocadora. Con una sonrisa venenosa en los labios, las piernas largas escarranchadas como una gata en
Capítulo – Corriendo Tras su LuzLa puerta todavía se balanceaba tras el portazo cuando Nicolás reaccionó.El eco del cachetazo seguía ardiendo, no solo en su mejilla, sino en lo más profundo de su alma.No podía quedarse ahí. No podía dejar que pensara lo peor.No podía dejarla ir… no sin pelear.—¡Ana! —gritó, saliendo como un rayo por el pasillo iluminado apenas por las luces de emergencia.Todo seguía su curso afuera: la música elegante de la fiesta de inversores, las copas tintineando, las sonrisas falsas de quienes ignoraban que, para él, el mundo acababa de desplomarse.Pero Nicolás ya no escuchaba nada.Solo el eco de su nombre quebrándose en sus labios.Solo la imagen de Anahir alejándose, herida, traicionada.Corrió esquivando a los invitados desconcertados, a los trabajadores que ni se atrevían a detenerlo.El celular vibraba en su bolsillo, y mientras bajaba las escaleras de dos en dos, sacó el aparato con manos temblorosas.Llamadas. Mensajes. Nada.El número de Anahir ib
Capítulo 1Entre Sueños y SombrasEl sonido constante de martillos y sierras acompañaba a Anahir Montes mientras recorría la obra. El calor de la tarde se filtraba por cada rincón, pero ella ni lo notaba. Su mente estaba enfocada en encontrar el error que Fabricio mencionó. Había revisado cada plano, cada cálculo, cada detalle de la piscina. Todo estaba perfecto.Después de horas encerrada en el banco de trabajo en el sector alejado a las oficinas, suspiró profundamente. Creo que Fabricio se equivocó, pensó, pero se sintió culpable al instante. Él era meticuloso, siempre atento. Tal vez fui yo la que pasó algo por alto.Decidió dar una vuelta por la obra para despejarse. Saludó a los obreros que, al verla, sonreían con genuino aprecio.—¡Arquitecta, qué bueno verla! —dijo Mateo, uno de los herreros, secándose el sudor con el dorso de la mano.—¿Todo bien, Mateo? —preguntó ella con amabilidad, notando el cansancio en su rostro.—Sí, pero... el ingeniero nos pidió cambiar las medidas de
Capítulo 2 Sombras en los Sueños Al llegar, la puerta entreabierta dejó escapar sonidos que hicieron que el estómago de Anahir se revolviera: jadeos, respiraciones entrecortadas, risas ahogadas. Un escalofrío recorrió su cuerpo. "No… no puede ser."Anahir, paralizada , sintió cómo su corazón se rompía aún más al escuchar las palabras y las risas que provenían del interior de la oficina.—Está tan enamorada que hace todo sin chistar —se burló Fátima, acariciando el rostro de Fabricio—. Pobrecita… trabajando día y noche, entregándote cada plano, cada detalle, mientras tú ni siquiera sabes sostener un lápiz.Fabricio rió suavemente, disfrutando del momento.—¿Y para qué me voy a esforzar si ella lo hace todo? Con su talento y mi carisma, siempre supe que brillaría… solo necesitaba alguien que hiciera el trabajo sucio por mi.—Y ahí estaba ella, tan ingenua, creyendo que era amor —añadió Fátima con una sonrisa venenosa—. Pero tranquila, amor, ya no la necesitamos mas. Conseguimos todo.A
FlashbackUnos meses antesLas Dulces MentirasLa noche había caído sobre la ciudad, envolviendo las calles en un resplandor tenue. Anahir Montes miró su reflejo en el espejo mientras se ajustaba un par de aretes sencillos. Su camisa blanca impecable y su falda azul marino resaltaban sus ojos del mismo color. Hoy fue una noche especial. Fabricio le había enviado un mensaje más temprano:“Reservé un lugar especial para nosotros esta noche. Te lo mereces.”Su corazón latía con fuerza. Fabricio siempre tenía gestos encantadores cuando menos lo esperaba, y aunque sus últimas semanas habían estado cargadas de trabajo, ella sentía que algo importante estaba por suceder. Tal vez… tal vez esta vez sería el momento que tanto había soñado.Cuando llegó al restaurante, lo encontró esperándola en una mesa apartada, con una sonrisa que parecía sacada de un cuento. La mirada oscura de Fabricio tenía esa chispa que siempre lograba desarmarla.—Estás hermosa —susurró al verla, levantándose para besar
Cegada por el AmorEl amanecer bañaba la ciudad con tonos dorados cuando Anahir Montes llegó a la obra. El esqueleto de acero del futuro hotel se alzaba imponente, y ella lo contempló con una sonrisa orgullosa. Ese proyecto era su sueño hecho realidad. Cada línea, cada ángulo, cada espacio había nacido de su mente y sus noches de insomnio. Pero en su corazón, no solo palpitaba el amor por la arquitectura, sino también por el hombre que había sido su apoyo incondicional, Fabricio Castiglioni desde que lo conocióAjustándose el casco blanco, Anahir respiró hondo, emocionada. “Hoy será un gran día”, pensó. Fabricio le había enviado un mensaje la noche anterior, diciéndole que tenía una sorpresa para ella. Anahir no pudo evitar imaginar que quizás, finalmente, le pediría matrimonio. Llevaban casi 3 años juntos y aunque a veces Fabricio parecía más concentrado en su carrera que en su relación, ella nunca dudó de su amor.—¡Arquitecta Montes! —la llamó un obrero, sacándola de sus pensamient
Capitulo 5 Planos de Venganza —¿Estás bien? —preguntó Nicolás Martínez, el capataz del proyecto, con preocupación sincera en los ojos.—No puedo —susurró ella, dejando escapar su dolor.Nicolás, sin hacer preguntas, le ofreció su pañuelo y se quedó a su lado mientras intentaba recomponerse. Pero en el interior de Anahir, el dolor comenzaba a transformarse en algo más poderoso: determinación.Esa noche, ya en su apartamento, rodeada de planos, bocetos y trofeos de su esfuerzo , los testigos de todo.Anahir dejó que las lágrimas fluyeran por última vez.Miró su trabajo, su pasión, y recordó la cena de esa misma semana. Fabricio, con su sonrisa encantadora, diciéndole:—Hay algo especial que estoy preparando… algo que cambiará nuestras vidas.Anahir revivía en su mente la escena ,Fabricio, con los pantalones a medio subir, y Fátima, con su risa cruel, diciéndole que nunca brillaría por sí misma. Y ella, paralizada, recordando la cena donde creyó que ese “algo especial” sería una propues
Capitulo 6 La Jugada de Fátima Lombardí La oficina de Fabricio Castiglioni era un reflejo de su arrogancia: muebles de cuero negro, libros que nunca había leído y una barra de bebidas más decorativa que funcional. Pero esa tarde, el verdadero espectáculo era Fátima Lombardi, recostada en el amplio sillón, jugando con su copa de vino mientras sonreía con superioridad. El eco de los jadeos aún flotaba en el aire, y Fátima, con su falda desordenada y el cabello revuelto, se sentía invencible. La imagen de Anahir Montes, con el rostro destrozado al descubrirlos, aún le producía una satisfacción casi morbosa. —¿Sabes qué fue lo mejor? —dijo, girándose hacia Fabricio, que aún se abotonaba la camisa—. Ver su carita de tonta, creyendo hasta el último momento que eras suyo. Pobrecita… tan ingenua. Fabricio rió suavemente, sin una pizca de culpa. —Siempre fue fácil engañarla. Un par de sonrisas, unas palabras dulces y listo. Fátima se acercó a él, acariciando su pecho. —Lo mejor es que