Cegada por el Amor
El amanecer bañaba la ciudad con tonos dorados cuando Anahir Montes llegó a la obra. El esqueleto de acero del futuro hotel se alzaba imponente, y ella lo contempló con una sonrisa orgullosa. Ese proyecto era su sueño hecho realidad. Cada línea, cada ángulo, cada espacio había nacido de su mente y sus noches de insomnio. Pero en su corazón, no solo palpitaba el amor por la arquitectura, sino también por el hombre que había sido su apoyo incondicional, Fabricio Castiglioni desde que lo conoció Ajustándose el casco blanco, Anahir respiró hondo, emocionada. “Hoy será un gran día”, pensó. Fabricio le había enviado un mensaje la noche anterior, diciéndole que tenía una sorpresa para ella. Anahir no pudo evitar imaginar que quizás, finalmente, le pediría matrimonio. Llevaban casi 3 años juntos y aunque a veces Fabricio parecía más concentrado en su carrera que en su relación, ella nunca dudó de su amor. —¡Arquitecta Montes! —la llamó un obrero, sacándola de sus pensamientos. —¡Buen día, Mateo! ¿Cómo va la colocación de los pilotes? —preguntó ella con una sonrisa cálida. —Todo en orden. Pero no sé si el ingeniero Castiglioni estará conforme —respondió el obrero con cierta incomodidad. Anahir sonrió con ternura. Sabía que Fabricio podía ser exigente, pero lo admiraba por eso. Era perfeccionista, al igual que ella. —No te preocupes, Mateo. Si hay algo que corregir, lo haremos. —Su voz era calmada, segura. Caminó hacia la zona donde Fabricio estaba rodeado de inversionistas. Su presencia destacaba entre todos, con su camisa blanca impecable y su casco plateado, un símbolo de su estatus. Anahir lo observó con admiración. Él era perfecto, carismático, brillante y sobre todo, suyo. A su lado, como siempre, estaba Fátima Lombardi, una de las inversionistas más influyentes. Fátima se reía con coquetería ante cada comentario de Fabricio, tocando su brazo con familiaridad. Pero Anahir no sentía celos. Fabricio le había dicho tantas veces que Fátima solo era “una amiga con demasiado interés en los negocios”. Y ella confiaba en él. —¡Aquí viene la mente maestra detrás de este proyecto! —anunció Fabricio al verla, extendiendo su brazo para atraerla hacia él. La besó en la mejilla frente a todos, y ella sintió mariposas en el estómago. —Anahir es la arquitecta más talentosa que he conocido —dijo Fabricio, pero su sonrisa parecía más una pose que una verdadera declaración. Los inversionistas asintieron, pero no la miraban a ella; miraban a Fabricio. —Tienes suerte de contar con un equipo como este, Fabricio —comentó uno de ellos. Anahir no pudo evitar sentir un pinchazo en el pecho. ¿Equipo? ¿No era ella la creadora del proyecto? Pero se obligó a sonreír. Fabricio siempre decía que estaban juntos en esto. Y si él brillaba, ella también lo haría…. —Amor, ¿por qué no les muestras el diseño de la piscina? —sugirió Fabricio con dulzura, pero su tono tenía un dejo de instrucción. —Claro —respondió ella, desplegando los planos con entusiasmo. Explicó cada detalle, desde la circulación del agua hasta la integración con el paisaje urbano. Sin embargo, mientras hablaba, notó que los inversionistas no la escuchaban realmente. Sus ojos volvían a Fabricio, quien sonreía con esa seguridad que tanto la enamoraba. —¡Espectacular! —dijo uno de ellos—. Fabricio, sin duda este será un éxito gracias a ti. —Y a Anahir —agregó él rápidamente, dándole una palmadita en la mano. Pero no sonó sincero. Parecía más un gesto para mantenerla en su lugar. A pesar de la incomodidad que sentía, Anahir sonrió. Fabricio la amaba, ¿verdad? Él siempre había estado a su lado. Desde la universidad, cuando ella ganó el concurso para diseñar el hotel, Fabricio se había acercado a ella,se hicieron novios poco después de que ella ganara el concurso donde plasmó este gran proyecto ,“Eres brillante”, le había dicho entonces, con esos ojos verdes que parecían hipnotizar su alma. Y ella había caído rendida. Nunca imaginó que alguien como él se fijaría en ella, una simple estudiante de arquitectura. —Voy a revisar el área de la piscina, amor —dijo Fabricio al terminar la reunión—. Algo no me convence. ¿Vienes conmigo? —Sí, claro —respondió ella de inmediato. Siempre quería estar cerca de él, trabajar juntos, compartir cada momento. Mientras caminaban, Fabricio pasó un brazo por sus hombros y la miró con una sonrisa encantadora. —¿Sabes que te amo, verdad? —Lo sé —respondió ella, sonrojándose—. Yo también te amo. —Por eso confío en ti para que revises los detalles. —Su tono era suave, pero sus palabras tenían un peso sutil. Anahir sintió un nudo en el estómago. ¿Había cometido un error? —Revisaré todo de nuevo —dijo rápidamente, sin querer decepcionarlo. Fabricio se acercó a su oído y le susurró con voz aterciopelada: —Nadie entiende este proyecto como tú, amor. Pero sabes cómo son… Necesitan verme seguro para confiar en nosotros. Lo estamos logrando. Eres mi inspiración. Su corazón se derritió. Fabricio siempre sabía qué decir. Todas sus dudas se disiparon al escuchar esas palabras. “Lo hace por nosotros”, pensó. “Todo esto es por nuestro futuro.” Fabricio sonrió satisfecho y la dejó sola en la zona de la piscina. Anahir se inclinó sobre los planos, buscando desesperadamente el error que Fabricio mencionó. Todo parecía perfecto, pero si él lo decía, debía haber algo mal hecho ¿no?. Mientras ella se perdía en su trabajo, Fabricio observaba desde lejos, su sonrisa transformándose en una expresión fría y calculadora. Él sabía exactamente lo que hacía. Anahir era brillante, demasiado brillante. Y aunque le convenía su talento, no podía permitir que eclipsara su propio éxito. Poco a poco, había apagado su luz, tomando el crédito por su trabajo, dejándola siempre un paso detrás. A su lado, Fátima se acercó, rozándole el brazo con coquetería. —¿No tienes miedo de que ella descubra lo que haces? —¿Anahir? —se rió Fabricio—. Está demasiado enamorada de mí como para sospechar. Ella hará todo el trabajo, y yo me llevaré todo el crédito. Tal como debe ser. (Fin de flashback)Capitulo 5 Planos de Venganza —¿Estás bien? —preguntó Nicolás Martínez, el capataz del proyecto, con preocupación sincera en los ojos.—No puedo —susurró ella, dejando escapar su dolor.Nicolás, sin hacer preguntas, le ofreció su pañuelo y se quedó a su lado mientras intentaba recomponerse. Pero en el interior de Anahir, el dolor comenzaba a transformarse en algo más poderoso: determinación.Esa noche, ya en su apartamento, rodeada de planos, bocetos y trofeos de su esfuerzo , los testigos de todo.Anahir dejó que las lágrimas fluyeran por última vez.Miró su trabajo, su pasión, y recordó la cena de esa misma semana. Fabricio, con su sonrisa encantadora, diciéndole:—Hay algo especial que estoy preparando… algo que cambiará nuestras vidas.Anahir revivía en su mente la escena ,Fabricio, con los pantalones a medio subir, y Fátima, con su risa cruel, diciéndole que nunca brillaría por sí misma. Y ella, paralizada, recordando la cena donde creyó que ese “algo especial” sería una propues
Capitulo 6 La Jugada de Fátima Lombardí La oficina de Fabricio Castiglioni era un reflejo de su arrogancia: muebles de cuero negro, libros que nunca había leído y una barra de bebidas más decorativa que funcional. Pero esa tarde, el verdadero espectáculo era Fátima Lombardi, recostada en el amplio sillón, jugando con su copa de vino mientras sonreía con superioridad. El eco de los jadeos aún flotaba en el aire, y Fátima, con su falda desordenada y el cabello revuelto, se sentía invencible. La imagen de Anahir Montes, con el rostro destrozado al descubrirlos, aún le producía una satisfacción casi morbosa. —¿Sabes qué fue lo mejor? —dijo, girándose hacia Fabricio, que aún se abotonaba la camisa—. Ver su carita de tonta, creyendo hasta el último momento que eras suyo. Pobrecita… tan ingenua. Fabricio rió suavemente, sin una pizca de culpa. —Siempre fue fácil engañarla. Un par de sonrisas, unas palabras dulces y listo. Fátima se acercó a él, acariciando su pecho. —Lo mejor es que
Capitulo 7 : Un aliado en las sombrasEra de noche en la obra en construcción del Hotel 5 estrellas . El aire estaba impregnado con el olor a cemento fresco . Nicolás Martínez, con su imponente figura y su mirada calculadora, se mantenía en silencio, observando desde la distancia. Apoyado contra una columna de concreto aún húmeda, veía cómo Anahir salía de la oficina de Fabricio Castiglioni. Su rostro estaba pálido, sus ojos brillaban con lágrimas contenidas y su respiración era inestable. La impotencia lo atravesó como un puñal. Fabricio había logrado lastimarla.No era la primera vez que veía a ese desgraciado y a Fátima conspirando a sus espaldas, burlándose con descaro. Hacía mucho que la engañaba y no solo siéndole infiel. Pero hoy era distinto. Hoy era demasiado,Anahir descubrió la cruda realidad. Nicolás apretó los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos. No solo por ella, sino por todas las mujeres que Fabricio había usado y manipulado. Y entre ellas estaba su hermana
Capítulo 8: La Primera Jugada de FátimaFátima Lombardi recordaba con claridad el día en que conoció a Fabricio Castiglioni. Fue en la presentación del ambicioso proyecto Cinco Estrellas, un desarrollo arquitectónico que prometía revolucionar el mercado inmobiliario. Aunque su apellido aún tenía peso en el mundo de las inversiones, su realidad financiera pendía de un hilo. Pero eso no la detendría.Desde la distancia, observó a Fabricio manejar la presentación con la destreza de un maestro de ajedrez. Alto, seguro de sí mismo, con una sonrisa seductora que usaba como un arma más, parecía tener el control absoluto de la situación. Pero lo que realmente capturó su atención no fue su presencia imponente, sino su habilidad para manipular a la arquitecta del proyecto, Anair Montes.Anair era la mente creativa, la verdadera ganadora del premio que había permitido el desarrollo de Cinco Estrellas, pero Fabricio la guiaba a su antojo en cada conversación, en cada decisión. Estratégico. Calcul
Capítulo 9 Planos de la caída La noche había sido interminable. Anahir Montes se sentía atrapada en una espiral de pensamientos, todos girando en torno a una sola pregunta: ¿Cómo pude ser tan ilusa? Su mente, nublada por el insomnio, repetía una y otra vez la misma imagen: Fabricio Castiglioni apropiándose de su trabajo, sonriendo con arrogancia mientras ella se desmoronaba.Llegó a la obra vestida con su clásica camisa blanca y jeans al tono, las botas de cuero resonando con cada paso decidido. Cambió sus zapatos por las botas de trabajo, respiró hondo y dejó atrás el dolor. Hoy, más que nunca, estaba decidida a recuperar lo que era suyo. Lo primero en su lista: cambiar esa oficina horrible por una de las importantes, y en la puerta pondría su nombre en grande, que diría: “Arquitecta Anahir Montes, estudiante de excelencia en su clase y ganadora del concurso al mejor proyecto arquitectónico para la ciudad”. Y que lo intenten sacar. De aquí nadie me mueve. Ahora su lugar estaría al l
Capitulo 10 Moviendo piezas Nicolás observaba desde su camioneta la elegante fachada de la nueva oficina de Anahir. El cartel reluciente en la puerta anunciaba su nombre con orgullo: Anahir Montes - Arquitectura y Diseño" Estudiante de excelencia en su clase y ganadora del concurso al mejor proyecto arquitectónico para la ciudad.." Sonrió al ver cómo los obreros terminaban de ajustar los últimos detalles. En menos de una hora, todo estaría listo. Ella lo había logrado. Su esfuerzo, su talento y su determinación la habían llevado hasta aquí.Pero su sonrisa se desvaneció cuando la imagen de Fabián Mansilla,su asistente en su empresa Martínez ,regresó a su mente junto con las pruebas que había reunido. No solo demostraban el fraude de Fabricio contra la empresa y los obreros, sino también otras estafas mucho más graves. Crímenes que no solo ponían en riesgo el proyecto de Anahir, sino que podrían destruir vidas.Apretó el volante con fuerza, luchando contra el impulso de correr hasta
Capítulo 1Entre Sueños y SombrasEl sonido constante de martillos y sierras acompañaba a Anahir Montes mientras recorría la obra. El calor de la tarde se filtraba por cada rincón, pero ella ni lo notaba. Su mente estaba enfocada en encontrar el error que Fabricio mencionó. Había revisado cada plano, cada cálculo, cada detalle de la piscina. Todo estaba perfecto.Después de horas encerrada en el banco de trabajo en el sector alejado a las oficinas, suspiró profundamente. Creo que Fabricio se equivocó, pensó, pero se sintió culpable al instante. Él era meticuloso, siempre atento. Tal vez fui yo la que pasó algo por alto.Decidió dar una vuelta por la obra para despejarse. Saludó a los obreros que, al verla, sonreían con genuino aprecio.—¡Arquitecta, qué bueno verla! —dijo Mateo, uno de los herreros, secándose el sudor con el dorso de la mano.—¿Todo bien, Mateo? —preguntó ella con amabilidad, notando el cansancio en su rostro.—Sí, pero... el ingeniero nos pidió cambiar las medidas de
Capítulo 2 Sombras en los Sueños Al llegar, la puerta entreabierta dejó escapar sonidos que hicieron que el estómago de Anahir se revolviera: jadeos, respiraciones entrecortadas, risas ahogadas. Un escalofrío recorrió su cuerpo. "No… no puede ser."Anahir, paralizada , sintió cómo su corazón se rompía aún más al escuchar las palabras y las risas que provenían del interior de la oficina.—Está tan enamorada que hace todo sin chistar —se burló Fátima, acariciando el rostro de Fabricio—. Pobrecita… trabajando día y noche, entregándote cada plano, cada detalle, mientras tú ni siquiera sabes sostener un lápiz.Fabricio rió suavemente, disfrutando del momento.—¿Y para qué me voy a esforzar si ella lo hace todo? Con su talento y mi carisma, siempre supe que brillaría… solo necesitaba alguien que hiciera el trabajo sucio por mi.—Y ahí estaba ella, tan ingenua, creyendo que era amor —añadió Fátima con una sonrisa venenosa—. Pero tranquila, amor, ya no la necesitamos mas. Conseguimos todo.A