―Claro que meteré una demanda ―vocifera uno de los abogados―. Han arruinado la reputación de mi cliente, hicieron pasar un mal rato a un inocente y lo único que ofrecen es un "seguiremos investigando", ni siquiera una disculpa ―se acomoda la corbata―. Esto demuestra la incompetencia del sistema penal, el detective Méndez y la detective Rosas se llevarán una buena demanda, los oficiales que arrestaron a mi cliente sin un atisbo de discreción también y cuando descubramos quién avisó a la prensa...Dejo de escuchar, pues Sebastián voltea hacia donde estoy y hago todo por esconderme. Corro hacia la parte lateral de la construcción y me pego lo más posible a la pared. Sebastián está libre y no fue el asesino, eso ya quita un enorme peso de mis hombros, joder, no sabía que estaba tan tensa. No sabes qué dijo, tal vez no dudó en embarrarte junto con Dalia y Pavel. No, él no podría, no sería capaz. Pero cuando alguien es sometido a presión y todo parece perdido, hace idioteces.―Te digo que n
El vestido perfecto no existe, pero el que encontré en una tienda no tan renombrada es precioso. Plateado y brillante, al ceñirme en él me siento atractiva, interesante y que encajo en el lugar. La primera vez que asistí a una fiesta en esta casa, mi vestimenta distaba mucho de lo que porto hoy, pues tome una simple blusa pantalón de mezclilla y tenis.Giuli usa un vestido verde que consiguió en la misma tienda que yo, ella quiso entrar a varias tiendas de diseñador, con mucha pena le confesé que mi presupuesta posiblemente no daría para un vestido fino, así que se portó sumamente comprensiva y me mostró varias tiendas. Lo que provocó que me dieran ganas de abrazarla fue el ver que al hallar el vestido que tiene ahora, lo compró, aunque definitivamente ella sí tenía el presupuesto para mejores tiendas.―Aún podemos volver.Ella no se mostró de acuerdo cuando le confesé que la fiesta era celebrada en casa de los Diener, ya teníamos vestido, ya estábamos arregladas y todavía pensó en cl
El bien y el mal son tan radicales, pero en la vida no solo existen dos colores, hay puntos medios en todo. ¿Torturar a uno con tal de salvar a diez es correcto? ¿Hacer daño a quien te hizo daño está bien? El hecho de que alguien haga algo malo no significa que esa persona deba recibir lo mismo o algo peor, debe pagar, claro, eso corresponde a la justicia. Y aplica lo mismo al revés, el que te hagan algo malo no te da derecho a cometer acciones malas.El aire me falta, de pronto siento un golpe de calor, tengo que salir para respirar aire fresco. Aspiro una profunda bocanada mientras me sostengo de un muro. Un par de chicos me miran extrañados, pero se ríen y siguen en lo suyo. Seguramente piensan que ya estoy ebria. No has tomado nada y te avientas unos pensamientos filosóficos bien fumados. Ya ni cuando te drogaron con café. Joder, necesito calmarme.Con la espalda recargada en la pared recupero la compostura, me centro en observar atentamente a los jóvenes que se divierten, ríen, b
Llega un momento en que se nos unen más personas, entre ellos Regina quien se queja de la "poca clase" que tienen los compañeros de Marlene, dentro de los cuales entro yo, pero nos excluye a Giuli y a mí. "Menos ustedes, claro". Regina me halaga por hacerle frente a Tristán, comenta que son pocos los que le llevan la contraria, pues suele ser arisco e irritable cuando se empeña con un tema. Aun sin debatir es arisco e irritable. Se le termina su bebida y me toma del brazo para llevarme con ella en busca de más alcohol.―Vamos, Giuli.―Acá te espero ―al ver mi rostro de desconfianza, me toma de la mano―. Estaré bien, tranquila.No podría asegurar eso. Pero se ve tan esperanzada e ilusionada junto a Jaco, sin embargo, no quiero dejarla sola. Dile que se vaya contigo porque seguramente ese tipo no es de fiar. ¿Y por qué no es de fiar? Otra vez estoy haciéndome prejuicios. La chica con la que estuvo no ha aparecido. No la he visto, que es diferente, tal vez no pudo ir a la comida y tal ve
―¡Ventura! ―grito en un intento por detenerlo―. Espera, por favor.Seguirlo es sencillo porque la gente, al verlo, se hace a un lado, incluso los que parecen ebrios. Camino entre las personas quienes me miran curiosos, no son todos, pues muchos simplemente se hacen a un lado para seguir bebiendo, pero una chica alza su teléfono y toma una fotografía. Perra chismosa.Maldito sea Sebastián, el idiota vio a Ventura venir y se aprovechó de la ocasión. Joder, Ventura estuvo en la estación, Ventura seguramente ayudó en su caso, ¿por qué carajo sigue insistiendo en que es culpable? Y ahora logró que se abriera una brecha entre Ventura y yo, el cabrón lo hizo, ahora sí ya no podré "confabular" con el enemigo.Un mesero se atraviesa cuando llego al límite entre el vestíbulo y la sala, aparece repentinamente por lo que tengo que detenerme en seco para evitar una colisión. Me pide una disculpa, pues sin querer, una copa hasta la mitad casi cae encima de mi vestido.Para entonces pierdo a Ventura
Una profunda oscuridad me recibe cuando abro los ojos. El aroma a galletas recién horneadas se cuela por mis fosas nasales, pero lejos de ser agradable, me provoca un profundo temor que me incita a levantarme y correr; sin embargo, al intentar ponerme de pie, noto que estoy amarrada de los tobillos y las muñecas.Un pitido de alarma nace en mi mente, estoy atrapada, no logro salir. Me remuevo bruscamente en un intento por romper mis ataduras, pero lo único que logro es hacerme daño cuando los lazos rugosos rozan con mi piel. Mis respiraciones se aceleran tanto como los latidos de mi corazón, siento el palpitar duro contra mi pecho, en cualquier momento se me saldrá del tórax. Mis jadeos no se hacen de esperar, mi miedo me impide pensar con claridad. Ya no me importa si alguien me escucha, solo siento el deseo frenético de escapar.Al primer sollozo, me siento derrotada; mis esfuerzos son inútiles.Pasos pesados resuenan cada vez más cerca, acto seguido, escucho un sonido metálico y de
Rita baja las escaleras mientras habla por teléfono, grita instrucciones para que los "paquetes" se entreguen en tiempo y forma. Cuelga la llamada y finalmente ofende a la persona con la que hablaba. Llega hasta abajo y se encuentra conmigo, me mira interrogante, pero no dice nada, solo camina a la cocina. La sigo porque no se me ocurre otra cosa. Lo sorprendente es que este lugar está impecable.―Te fuiste temprano ¿no? ―pregunta Marlene cuando me ve―. Salí como a las tres y vi a Ventura solo, bebiendo.La imagen de él, desmotivado, me estruja el corazón.―Sí, yo...―¿A qué hora limpiarán? ―su voz provoca sentimientos encontrados―. ¿No pedimos que vinieran temprano?Me giro en un acto reflejo, pero me doy cuenta de que fue un error cuando Ventura se detiene en seco en su camino hacia acá, veo que trae un bloc en la mano. Nuestras miradas se encuentran durante un segundo, pero no lo soporto y me giro de nuevo.―Ya marco ―Marlene hace un gesto de irritación―. Hoy quedará limpio, tranqu
―Estoy en eso ―bufa Sebastián―. Está imposible. ―Dijo que las llaves estaban escondidas aquí ―lloriquea―. Era un hombre. Entre los dos buscamos las jodidas llaves con los gritos apremiantes de Dalia de fondo. Buscamos bajo mesas podridas, cajas volteada y cualquier rincón visible, pero es imposible, ni rastro de las llaves. Echo un vistazo de nuevo al hielo, lo veo más pequeño y ahora agua gotea por la caja. Estoy temblando del miedo y los nervios, pero no se me ocurre en donde podría estar. Subo al balcón, pero no hay nada, de hecho, está tan limpio como algo aquí podría estar. Desde aquí puedo observar mejor el hielo, un extraño brillo metálico en su interior me llama la atención, es como un reflejo o algo así...Hijo de puta, son las llaves. ―¡Las encontré! ―grito hacia abajo―. Están dentro del hielo. El rostro de Dalia palidece y Sebastián suelta mil maldiciones. Estamos jodidos y la más jodida es Dalia. Necesitamos una escalera o un banco o cualquier m****a alta que nos permi