Veintisiete.3

―Claro que meteré una demanda ―vocifera uno de los abogados―. Han arruinado la reputación de mi cliente, hicieron pasar un mal rato a un inocente y lo único que ofrecen es un "seguiremos investigando", ni siquiera una disculpa ―se acomoda la corbata―. Esto demuestra la incompetencia del sistema penal, el detective Méndez y la detective Rosas se llevarán una buena demanda, los oficiales que arrestaron a mi cliente sin un atisbo de discreción también y cuando descubramos quién avisó a la prensa...

Dejo de escuchar, pues Sebastián voltea hacia donde estoy y hago todo por esconderme. Corro hacia la parte lateral de la construcción y me pego lo más posible a la pared. Sebastián está libre y no fue el asesino, eso ya quita un enorme peso de mis hombros, joder, no sabía que estaba tan tensa. No sabes qué dijo, tal vez no dudó en embarrarte junto con Dalia y Pavel. No, él no podría, no sería capaz. Pero cuando alguien es sometido a presión y todo parece perdido, hace idioteces.

―Te digo que n
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