Veintiseis

Abro dos puertas en mi búsqueda por un sanitario. Al final vuelvo a la habitación de Ventura y me encierro con seguro. Me dejo caer sobre la taza del excusado mientras intento no entrar en pánico y comenzar a sollozar. Fue Ramiro, el maldito sumergido en su propia sangre diluida con agua asesinó a los demás, ¿por qué Raquel? ¿Por qué Lizbeth? ¿Por qué Marlon y Silvio? Lo que se ha compartido en medios es lo que necesitábamos. Tenemos la carta de Gibrán la cual desapareció el día que el acosador nos atacó en la biblioteca. "Había alguien afuera" dijo Dalia cuando escapamos por poco "nos estaba esperando por donde entramos". Y por esa razón buscó la puerta que mencionó la persona que me llamó para decirme que saliera de ahí.

La policía piensa que hay un tercer cómplice de la masacre, pero si matar a una persona es difícil, matar a dos debe de serlo aun más. Por muy ebrio que uno esté, se defiende ante el peligro, es el instinto de supervivencia. Tal vez no fueron tres si no cuatro. Aque
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