El seguro universitario cubre algunos estudios y procedimientos médicos siempre y cuando estén justificados por algún accidente ocurrido dentro de las instalaciones del campus. No soy de clase social alta, pero tampoco me considero de bajos recursos y aun así, la cuenta por una consulta y la tomografía es excesiva. Pudimos haber recreado un escenario de accidente, pero a nadie se le ocurrió hasta que vimos la cifra.—Y todo para que resultara que estoy perfectamente —se queja Pavel mientras firma por el cobro con tarjeta—. Cuando sepa quién fue el cabrón, lo voy a matar.Y me le voy a unir, ninguna persona como el acosador puede vagar libremente por las calles, hoy somos nosotros; mañana podríamos estar muertos y el tipo buscaría otros universitarios para masacrar y atormentar.—¿Por qué nos dejaron vivos? —cuestiono una vez que estamos de vuelta en la camioneta—. Creo que eso es lo primordial ¿nos despertamos antes de que pudieran matarnos? ¿Acosarnos es parte del retorcido plan del a
La mirada perdida de Raquel me provoca un escalofrío.El que esté en el suelo, en la misma habitación en la que estuvo Sebastián es muy extraño. Sebastián seguramente estaba tan drogado y ebrio que perdió el conocimiento, en esas circunstancias no me explico cómo logramos llegar a la casa en la que amanecimos. Aparte, Raquel también se ve en mal estado, tuvimos que esperar a que se nos bajara para hacer el viaje y aun así, no recordamos nada.―No llegué a esa parte ―Sebastián se ha paniqueado―. No sabía que estaba, pensé que la cámara estaba estropeada.―¿Qué m****a con la tipa?―¡Conozco a la chica!―Dalia lloriquea―. Es la que estaba colgada. Confirmo.La pregunta que más rebota en mi mente es si realmente nos reunieron a todos en ese lugar. Eso explicaría a la persona de saco negro; él nos fue reuniendo de uno en uno. Primero Raquel, después Sebastián y así. Saco negro se acercó a mí, me ofreció su mano y la tomé, posiblemente después de eso me llevó a la habitación. En la historia d
Abro la puerta y me encuentro de frente con Tristán. Su mirada descansa sobre mi cuerpo, recorre cada centímetro para analizarme como a un insecto. Utiliza una camiseta ajustada que deja entrever sus bíceps perfectamente tonificados, el cabello estaba ligeramente rizado y revuelto de tal manera que... No sucede de forma natural ¿cierto? Tengo que juntar toda mi fuerza de voluntad para no abrir la boca y parecer tonta.―Hoy no es miércoles.Mi hilo de voz es patético.―Se canceló mi compromiso ―dice con una voz grave que me eriza la piel―. ¿Puedo pasar?No, la respuesta es no. Debo tener sentido común y no ser tonta.―Sí, claro.Su cuerpo se adentra a la habitación apenas rozando mi brazo y siento un placentero hormigueo recorrerme desde donde nuestra piel se tocó hasta mi estómago. Cierro la puerta y trago saliva, cuando me volteo veo que Tristán examina la perfecta organización del lado de Giuli.―Mi compañera es algo obsesiva.Digo a modo de explicación que nadie me pidió. Es una for
Nadie habla en nuestro grupo y no seré la primera en hacerlo. Admito que mi secreto es grande, el acosador tiene la foto que le da control sobre mí, pero no quiero parecer desesperada porque mis compañeros sospecharán de mí. "Hey, estuve en un incendio". No es la mejor forma de hacer amigos, lo tengo por seguro.Al otro día llego a clase de Geometría y tengo que salirme a la mitad porque me llegan los recuerdos de Raquel. Entro al sanitario más cercano entre tambaleos, una opresión fuerte invade mi pecho mientras mi visión se difumina; todo es borroso, todo es oscuro. Abro la puerta y casi me caigo al entrar, tengo que sostenerme de la pared al tiempo que contengo arcadas. Tengo el estómago hecho un nudo y las náuseas incrementan cada vez más. No veo alrededor, no me fijo en detalles, mi objetivo es entrar al cubículo más cercano y encerrarme en el interior.Los sollozos claman por salir, me lastiman la garganta, me permito externar varias lágrimas, pero acallo mis lamentos con la mano
―O tal vez se cansaron de ser ermitaños y quieren ampliar su círculo social ―les echo otro vistazo, Juan Pablo ríe a carcajadas, siento la necesidad de verlo, aunque sea un día, triste―. No les cuesta trabajo hacer amigos.―Se les olvidó que asesinaron al chico de la novatada.Suspiro entre irritada y cansada.―Un ladrón confesó haberlo asaltado y apuñalado, me suena a una historia real.Sebastián toma un sorbo de su jugo de manzana y se encoge de hombros. Lanza una mirada de molestia hacia los Diener, pero no vuelve a decir palabra. Puedo notar que está nervioso, mueve la pierna rápidamente y su mano derecha golpea la mesa una y otra vez. Ahora que lo observo, confieso que su rostro tiene cierto atractivo, pero no es mi tipo. ¿Y quién es mi tipo? ¿Ventura, Tristán, Juan Pablo? Trago saliva, ninguno de esos es mi tipo, nadie es mi tipo, los odio a todos.―Siempre vengo con mis compañeros de equipo, pero esos cabrones prefirieron unirse a los Diener ―Pavel toma asiento pesadamente frent
Una vez que nos separamos, me voy a mi habitación, paso toda la tarde charlando con Giuli sobre mi pueblo. No sé por qué, pero hoy es más agradable que de costumbre; creo que es porque no están los otros chicos con ella.Aquella noche tengo una pesadilla. Camino por un pasillo interminable, algo me incita a llegar a la puerta que está en el otro extremo, pero mientras más avanzo, más se aleja. Alguien me persigue, pero si volteo será mi perdición, escucho una respiración profunda, un murmullo grave y mi nombre que se repite una y otra vez. "No quiero". Grito, pero mi voz se pierde en el vacío "Déjame, prometo que no diré nada":Una risa burlona y potente resuena por el lugar y entonces caigo a la nada.Me despierto bañada en sudor y con la sensación de que alguien me observa. Giuli duerme plácidamente en la cama de al lado, ni se inmutó ante mis respiraciones forzadas y mis sollozos. Tardo un poco en volver a dormir, pero finalmente, lo hago.El viernes por la noche quedamos en que la
O se trata de un tipo de fuerza sobrehumana o fueron dos. Y eso daría el total de tres. Como los Diener.―Podemos bajar por acá.Pavel se va al costado del edificio y se inclina sobre el borde y me da pánico porque siento que se puede caer en cualquier momento. Dalia deja de aporrear y gritar, se mira fijamente las manos, me acerco para echarle un vistazo y veo que no está muy bien. Los nudillos de la mano derecha están maltratados, su piel se nota diferente; la mano izquierda es la que se ve fea; tiene una herida que sangra un poco.Nuestras miradas se encuentran y veo terror reflejado en la de ella, puedo jurar que se está aguantando las ganas de llorar. Esbozo una sonrisa tranquilizadora y le hago una seña para que vayamos hacia Pavel.―La escalera está rota y no hay puntos de apoyo para bajar por la pared ―el chico voltea a vernos―. Pero la ventana de acá está abierta y apuesto a que por ahí podemos salir.Tengo que apretar el abdomen para evitar vomitar cuando me asomo por el bord
Grito más fuerte de lo que planeé. Pavel parece hacerme caso, pero entonces Dalia nos grita que no, que ya casi la abre. A mí me vale madre, si se cae, de poco servirá la ventana abierta. Estoy entrando en pánico, grito que la suba porque no se podrá, incluso yo hago el esfuerzo por subirla, pero Dalia se resiste. Y entonces algo pasa, Pavel pierde un poco el agarre y por poco me desmayo cuando creo que ahora sí perderemos a Dalia, Pavel hace un esfuerzo sobrehumano y que considero un milagro y la sostiene. Ahora sí, entre los dos la subimos.Conociendo a Dalia, me imagino que nos gritará, nos ofenderá y llorará, pero no, está feliz, sonríe y grita que logró abrir la ventana. La verdad, no sé la razón exacta por la que abrazo a Dalia, pero al rodear su cuerpo con mis brazos, la tensión en los hombros (que ni sentí hace rato), desaparece.Estoy temblando como una jodida gelatina. Y así como abrazo a Dalia, le doy un golpe en el brazo a Pavel.―¡Casi se mata!Pavel abraza a Dalia y le pi