Episodio 01

— ¡Liam, ya llegué!

Había pasado poco más de una semana desde el contrato fallido de Jaison, y era la primera vez desde entonces que llegaba a casa siendo tan ruidoso. El aludido corrió a la entrada, donde su esposo saltaba en un pie y luego en otro, intentando no pisar el saco y evadir el portafolio que dejó caer en cuanto llegó.

El rubio no pudo evitar reír y acercarse a su esposo para que se apoyara en él y no cayera — ¿Qué es lo que sucede? ¿Y toda esa actitud?

Su esposo subió el pequeño escalón y le tomó por los hombros, sonriendo ampliamente y dándole una mirada llena de brillo y emoción.

— La luz, Liam, puedo ver la luz luego de estos días — alardeó con la sonrisa aún decorando su rostro — No tienes idea de la oportunidad que se ha presentado esta tarde, ven, ven, vamos a la sala para contarte.

Liam lo siguió entre risas, tomando asiento a su lado y entrelazando sus dedos con Jaison, quien estaba ansioso por contarle.

— Resulta que, no sé si has escuchado de este sujeto, últimamente lo mencionan mucho en las noticias, un tipo que es malditamente millonario gracias a todos los negocios que ha estado haciendo en Asia. Tiene empresas en China, Japón y Tailandia, el tipo se está pudriendo en dinero y su cuenta aumenta a cada segundo pasa.

Liam negó, no había escuchado de él, no solía ver los noticieros y cuando Jaison los ponía, usualmente él se encontraba prestándole atención a cualquier otra cosa.

»— Bueno, no importa, resulta que vendrá a Italia luego de pasar mucho tiempo fuera, y escuché que está interesado en nuevas empresas y negocios en los qué invertir. Ésta es nuestra oportunidad, ofrecerá una pequeña fiesta privada en uno de sus hoteles, a la cual nuestra empresa fue invitada. Me han asignado para asistir y buscar establecer una reunión más privada con él.

El hombre hablaba rápido y alto, totalmente emocionado ante la posibilidad — Liam, tienes que ir conmigo, eres mi talismán de la suerte, los mejores acuerdos los he conseguido gracias a que estuviste en las primeras entrevistas conmigo.

— Okay, okay — el rubio apretó con más fuerza las manos de su esposo y le dio un beso largo y tendido en la mejilla — Por supuesto que iré contigo, ésta es una gran noticia.

Jaison le arrastró para colocarlo sobre su regazo y reír ligeramente — Derek Carbone será nuestra salvación.

Liam hizo un pequeño mohín, millones de imagenes de aquel fatidico día llegaron a su mente. Aquel nombre comenzó a golpear su mente, y ahora podía recordar, muy vagamente, aquel hombre, que había conocido el día del atentado en el centro comercial, se llama Derek, que casualidad, ¿cuantos Derek podían existir en el mundo? Principalmente en Italia.

Liam se ajustó el moño una última vez frente al espejo, dándose un último vistazo de cuerpo completo. Había optado por usar un traje sencillo, color negro al igual que la camisa y el moño. Jaison vestía un traje azul marino y camisa blanca, ambos estaban listos y ansiosos por dirigirse al lugar de la fiesta.

— ¿Sí tienes la invitación con los pases, cierto? — preguntó Jaison mientras salían del estacionamiento y se encaminaban al hotel más elegante de toda Italia del Sur.

Liam asintió mientras encendía el radio y se relajaba en su asiento. Ambos necesitaban lucir despreocupados y frescos, sin embargo Liam estaba muy nervioso, necesitaban dar una buena impresión y simpatizar con el señor Carbone para que accediera a ver a Jaison más tarde en una reunión de negocios.

No sabía qué clase de persona era Derek Carbone, pero a juzgar por la información brindada por su marido, el sujeto debía ser alguien ostentoso y adinerado, no se sorprendería si el tipo se creía lo mejor de lo mejor en Italia, pues con todo ese dinero que Jaison aseguraba que Derek ganaba por segundo, seguramente ya se le habían subido unos cuantos — bastantes— millones a la cabeza.

Sea como el señor fuera, ellos necesitaban ajustarse a los gustos del tipo y lograr caerle bien, o al menos no disgustarle del todo, aunque la tendrían un poco difícil, pues muchos otros negociadores estaban asistiendo a ese evento con exactamente el mismo propósito que su esposo, pero de nueva cuenta él tenía fé y se repetía que las cosas buenas le pasan a la gente buena, a pesar de los defectos de su esposo.

Cuando se dio cuenta y salió de sus pensamientos, Jaison ya estaba apagando el motor del auto y echándose una mirada en el espejo retrovisor, lanzando un suspiro y tomando su mano, le dio un cálido apretón antes de soltarle y bajar del auto. Liam se dispuso a seguirlo, cerrando la puerta con algo de fuerza debido a los nervios y caminando rápidamente a su lado para entrar juntos en el edificio, donde muchas otras personas se dirigían también.

Cuando entraron y los llevaron al salón de eventos del importante hotel, los ojos de Liam casi se salen de sus órbitas. Todo era magníficamente elegante, las paredes, las mesas, las flores sobre ellas, incluso los pisos estaban tan bien lustrados que podía reflejarse en ellos. Jamás en su vida había estado en un lugar tan caro y elegante, aunque había acompañado a Jaison y a su propio padre a varias reuniones y eventos a todo tipo de lugares, sin duda éste era el merecedor del premio por lo más fabuloso que había visto jamás.

Las mujeres a su alrededor portaban vestidos largos y tacones altos, y todos los caballeros lucían esplendorosos y costosos trajes. Todo parecía sacado de un cuento de princesas, sin duda alguna.

— Escuché que el mismo señor Carbone se encarga de la decoración de sus hoteles, así que lo que miras es el reflejo de su gusto.

— Muy elegante, y costoso, me atrevería a decir — le respondió a su esposo, mirándole a los ojos para sonreír ligeramente y dirigirse al centro del salón.

Hombres de negocios, eso eran todos ellos. Hombres que venían aquí con la intención de adular e intentar caer bien al famoso millonario. Lame botas, pensó Liam, mirando a los típicos sujetos calvos y panzones, bebiendo de una copa de champagne mientras reían hipócritamente.

Él mismo tomó una copa de aquel ostentoso licor, dándole un pequeño trago al tiempo que Jaison tomaba la suya propia. Estaba por hacerle un comentario gracioso a su marido, cuando una serie de fuertes murmullos se apoderó del salón, y una ola de reverencias tomaba lugar. Por el ajetreo de las personas, pudo suponer que el empresario acababa de entrar en su propia sala de eventos, tarde.

Por supuesto que todo el mundo se aproximaba lo más rápido que podía para poder conversar con él, y por ende, Liam no pudo echarle ni un vistazo pequeñín para ver cómo lucía. Sintió a Jaison tocar ligeramente su codo para atraer su atención, tres hombres se encontraban ahora frente a ellos, sonriendo mientras le miraban.

— Señores, les presento a Liam, mi esposo.

El aludido dio una pequeña reverencia y sonrió, embarcándose así en una aburrida charla de negocios en la que él no participaba en absoluto, pero asentía de vez en cuando en los comentarios de su pareja.

Dos horas transcurrieron así. No se acercaron a Carbone, pues Jaison aseguró que darle un poco de tiempo podría ser conveniente, de esa forma no lucirían desesperados. Ellos continuaron conociendo gente interesante y saludando a otras más que Jaison conocía anteriormente.

Actualmente estaban conversando con dos hombres y una mujer, sobre negocios obviamente, pero Liam logró captar un poco de la conversación que tenían dos mujeres que pasaron por su lado en dirección a la mesa de bocadillos.

— Es realmente atractivo, ¿Te fijaste en sus ojos?

— Dios mío, daría todo el dinero del mundo por pasar una noche entre sus sábanas.

Ambas mujeres rieron mientras se alejaban. Liam enarcó una ceja ¿Todo el dinero del mundo, eh? Quizá era ese el secreto de la fortuna del popular señor Carbone. No pudo seguir la conversación porque el carraspeo del obeso señor que había estado charlando con ellos le trajo de vuelta a la plática. Sus ojos recorrieron el pequeño círculo que habían formado entre ellos para conversar, justo al tiempo en que alguien colocaba una mano sobre el hombro de Jaison y llamaba la atención de todos.

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