Deespaldas sobre su cama, su mente divagaba con aquel fortuito encuentroproducido en la mañana, no podía creer que verlo nuevamente hubiera causadotanto impacto en su persona.Había salido más temprano de lo que acostumbraba y mientrasesperaba que se acercara el transporte del aplicativo pensaba que se sentía feliz, pues estaba logrando lo quetanto había buscado, desarrollarse como profesional y tener un buen lugar en elmercado laboral, tenía cinco años trabajando para L & V Ingenieros, todo había marchado sobre ruedas excepto en el amor, en esa área estaba en una sequía monumental, no tenía tiempo ni ganas de conseguir una pareja.Miro su viejo reloj Tank de Cartier en su muñeca derecha ysonrió, era lo único que le quedaba de una época muy lejana y de la cual no quería ni debía acordarse, cuantas ve
Él detuvo el auto en silencio, ensu mente las ideas estabanconfusas, no hubiera querido asustarla, pero la verdad era esa, nunca la habíapodido olvidar, habían pasado ocho años,pero ni aun así podía olvidar esoslabios perfectos que le sonreíanen este momento, ni esos ojos felinos que lomiraban detrás de esaspestañas largas.Frente a él tenía a su gata, la únicamujer que habíaconseguido moverle el piso, la única mujer por la que inclusose hubieramatado si ella se lo hubiera pedido.Valentino nunca se pudo perdonar por haberla perdido, por haberserendido y no haber luchado un poco más. Pero ahora todo eso estaba fuera delugar, él era un hombre casado y su esposa era una buena mujer que no tenía laculpa de nada, él le había mentido al decirle que la ama
Finalmente, Valentino detuvoelauto, no hubiera querido que elviaje terminara, pero sentía penapor símismo, miro a Luana, quienestabaabsorta en sus pensamientos, con lacabeza reclinada hacia laventanilla, laobservo por un momento seguía tanlinda como siempre.Los años no habían pasado envanoy ella se había vuelto realmentehermosa, después del verano deldos mildiez en que habían estado juntos por últimavez no habíavuelto a tenerlatan cerca de sí, tan cerca que casi podríabesarlaen los labios, su olora Anaís de Francia lo embriagaba y no lodejabarazonar, muy lentamentefue retirándose el cinturón deseguridad, el silencioreinaba en aquelmomento, miro nuevamente aLuana y acercándose muy suavemente&nbs
Había pasado tanto tiempo desde la última vez que Valentino tuvieraese tipo de pesadillas, donde lloraba como un niño y le suplicaba a Luana queno lo abandonara, ella sabía en el fondo quien era la mujer que tanprofundamente había marcado a su esposo y sentía celos, pero también sabía queen todo el tiempo que llevaban de casados él jamás había mirado a otra mujer,no sabía si le era fiel a ella o al recuerdo que tenía de Luana, de todasmaneras agradecía que él hubiera sido amable y más ahora que estaba tan enferma.Él era un padre ejemplar, se preocupaba por las niñas, cada que podía, las llevaba y las recogía de la escuela, sus hijas eran unas niñas muy amadas.Valentino jamás se alejaba por mucho tiempo, siempre estaba ahípendiente de sus necesidades y dispuesto a hace
«Querida Luana:Te amo con toda el alma, aunque no lo creas, nuncadeje de hacerlo y la prueba de esto es nuestro encuentro de ayer, si te seguí, te sigo desde hace mucho tiempo, mi corazón no puede aceptar esta separación y sé que, aunquetú no lo des por aceptado, yo tampoco te soy indiferente, lo sentí ayer en tusbesos y en tu mirada, fue como si el tiempo no hubiera transcurrido, quisieraque volviéramos a vernos, a estar juntos, pero sé que eso es imposible, por tubien y por el mío.Quiero que sepas que nunca nadiepudo ocupar tu lugar, nunca deje de pensarte ni de amarte, ahora vivo en un infierno, me siento mal con ella, pero sobre todo contigo, no debí de actuar deesa forma tan impulsiva, debí ser más racional y mantenerme alejado de ti comolo estuve haciendo durante todos estos años, pero simplemente
Valentino como intuyendo que algoandaba mal, trato de cambiar de tema y empezó a preguntarle sobre sus estudiossin darle tiempo para que pudiera decirle lo que estaba sintiendo, de pronto Luanano aguanto más y exploto en llanto, Valentino no sabía cómo calmarla, hacíatanto tiempo que no la veía llorar, se sentía inquieto por esta situación, teníamiedo de perderla; sospechaba que algo estaba sucediendo con su novia y sentíamiedo un miedo indescriptible.—Valentino, quiero que nos demos untiempo, necesito un tiempo para mí, me siento asfixiada con esta relación, tepido por favor que nos separemos por un tiempo, luego veremos qué pasa —Logrodecirle entre sollozos.Valentino quedo mudo al oírlehablar, sentía que el mundo se abría a sus pies, no podía creer lo que
—Luana, tú sabes bien que lo de nosotros es algo distinto —murmuroValentino tratando de encontrar una salida a su presencia en la oficina— perolo de ayer no puede volver a ocurrir, eso lo sabes tú y lo sé yo, te amo tantocomo sé que tú me amas a mí, pero yo estoy casado y no puedo dejar a mi esposano lo podría hacer nunca, lamento haberte puesto en esta situación — afirmomientras volteaba la mirada tratando de ocultar una indiscreta lágrima, además no podía volver a mirarla, sabía quesi lo hacía no iba a poder resistir la tentación y la besaría.Camino rumbo a la puerta, pero justo cuando cogía la manija ellahabló.—Tino, dime la verdad; durante todo este tiempo, alguna vezsentiste la tentación de buscarme, te paso por la mente la posibilidad de queyo a&uac
Valentino la atrajo contra si con una mano mientras con la otraacariciaba el blanco rostro de ella, no podía dejar de mirarla embelesado,cuanto había cambiado, se notaba que ella ya no era la misma muchachitainquieta de la que él se enamorara perdidamente, ahora era una mujer adulta de veintiocho años, con la madurez que daba la edad, mucho más hermosa que antes,Luana lo miraba dulcemente,sus ojos tenían un brillo especial que hicieron que un calor estremeciera todosu cuerpo, al ver esa expresión en su mirada, sintió como si nunca se hubieran separado, erauna mezcla de pasión y ternura, su cercanía producía en él una sensación de pazy tranquilidad.De pronto, los labios de Valentino se acercaron a los de Luana,quien volvió a estremecerse al sentir su cercanía y alsentir los cálidos labios de Valentino pos