Valentino como intuyendo que algo andaba mal, trato de cambiar de tema y empezó a preguntarle sobre sus estudios sin darle tiempo para que pudiera decirle lo que estaba sintiendo, de pronto Luana no aguanto más y exploto en llanto, Valentino no sabía cómo calmarla, hacía tanto tiempo que no la veía llorar, se sentía inquieto por esta situación, tenía miedo de perderla; sospechaba que algo estaba sucediendo con su novia y sentía miedo un miedo indescriptible.
—Valentino, quiero que nos demos un tiempo, necesito un tiempo para mí, me siento asfixiada con esta relación, te pido por favor que nos separemos por un tiempo, luego veremos qué pasa —Logro decirle entre sollozos.
Valentino quedo mudo al oírle hablar, sentía que el mundo se abría a sus pies, no podía creer lo que estaba escuchando, su corazón exploto en mil pedazos mientras sus piernas empezaban a temblar hasta el punto que tuvo que apoyarse en el umbral de su puerta para no caer. No podía creer lo que estaba pasando en ese momento.
—Creo que el amor que sentía por ti se ha terminado —Continuo Luana —de verdad lo siento, no sé qué paso con nosotros, quizá sea que llevamos tanto tiempo juntos que la monotonía y la costumbre se apoderó de nuestra relación, de verdad lo siento mucho, lo siento en el alma.
—Por favor Luana, rogaba, Valentino, no me hagas esto, no me dejes, ¿qué será de mí sin ti? Tú sabes que todo lo que hago, lo hago pensando en ti, para ti, eres el amor de mi vida, siempre quise darte lo mejor de mí.
—Ves Valentino, eso es lo que pasa —respondió enfadada Luana y secándose las lágrimas de un porrazo — no me gusta que todo el tiempo me repitas lo mismo, quiero que seas tú, que vuelvas a ser el Valentino que conocí, independiente sereno, estable, no como eres ahora, así no...
—Luana, yo puedo cambiar, ser el que tú quieres que sea, pero no me dejes por favor —repetía insistentemente Valentino— no me dejes.
—Lo siento Valentino —respondió fríamente Luana —este es el fin.
Valentino trato de retenerla, sintiendo que la estaba perdiendo para siempre, sabía que ella era de las personas que jamás retrocedía cuando tomaba una decisión, se quedó parado en medio de la calle, aguardando su regreso; un regreso que el fondo sabía nunca sucedería.
Más serena, Luana se levantó de su asiento, hacía tanto tiempo que no lloraba de esa manera, volver a ver a Valentino, volver a sentirlo tan cerca, había despertado en ella un amor que había tratado de ocultar por mucho tiempo, se sentía débil, frágil y eso era algo que ella siempre había detestado, trato de borrar aquel beso, que le quemaba los labios, quería dejar de pensar, quería dejar de sentir, quería dejar atrás la confusión que sentía en ese momento.
En medio del silencio de su oficina se sintió observada e inquieta, levanto la mirada.
—Hola Luana, ¿puedo pasar? —le preguntaron.
El corazón de Luana se sobresaltó al darse cuenta quien era la persona que la había estado observando, sintió una especie de vacío en el estómago, cuando recordó lo que su madre le había contado, pero, por otro lado, no podía creer que Valentino estuviera frente a ella, tan cerca.
Cerro los ojos creyendo que era una ilusión de su mente, al abrirlos nuevamente vio que él estaba allí frente a ella, mirándola como antes, con amor y con ternura, no podía creer, lo confundida que había estado por tanto tiempo, como había permitido que su estúpido orgullo no le permitiera disculparse con Valentino a tiempo y evitar que él se casara con otra.
Cuanto tiempo había transcurrido desde la noche en que lo dejara solo parado en medio de la calle, pidiéndole una explicación, rogándole que no lo abandonara, pero su juventud y su necedad arruinaron la hermosa relación que habían construido, luego el tiempo decidió todo, Valentino se casó, tuvo hijos.
Mientras ella sufría en silencio y lo peor aún seguía sola, nunca pudo rehacer su vida, nunca encontró el amor que había perdido, cada relación que tenía era comparada por su mente y su corazón. Todas terminaban perdiendo, nadie podía ocupar el lugar que dejara Valentino.
Finalmente, había decidido olvidarse de él y vivir el día a día, dejar que fuera feliz y así lo había hecho durante varios años, nunca imagino que Tino aún la amara a pesar de todo, a pesar de todo lo que había pasado, a pesar de todo lo que ella le había hecho.
—Nena, ¿te pasa algo? —pregunto Valentino, inquieto.
—No Valentino — contesto ella, tratando de disimular su tristeza —estoy bien, no te preocupes, ya se me pasará.
—Quisiera hablar contigo, sobre lo que paso el día de ayer, no me siento bien después de lo ocurrido, nunca quise que esto pasara, la verdad es que no quiero lastimar a mi esposa.
— ¿De verdad? — Replico Luana desconcertada — ¿no quieres lastimarla a ella? ¿Y a mí qué? ¿Qué me parta un rayo? Por Dios Valentino en que carajos pensaste cuando te atreviste a besarme, ¿querías burlarte de mí? Pues bien, lo conseguiste, ahora vete y déjame sola por favor.
Luana se sentó frente a su escritorio y empezó a revisar los correos que ya había revisado, su corazón latía con rapidez y sus piernas temblaban con increíble fuerza. Quería gritarle para que se fuera, pero sabía que si hablaba solamente le pediría que se quedara.
Valentino callo un rato antes de responder, no quería irse y dejarla creyendo en sabe Dios qué otras tonterías, sentía lástima por lo frágil que se veía a pesar de tratar de hacerse la digna, su cuerpo reacciono a su presencia y se sintió incómodo, no debería haber bajado, pero al verla llorar con tanta desesperación no pudo quedarse en su oficina como si no pasara nada, la culpa corroía su alma.
Verla en ese estado solo le provocaba tomarla por la cintura y besarla en los labios, pero seguía pensando que era incorrecto, tan incorrecto como estar allí parado frente a ella.
—Luana, tú sabes bien que lo de nosotros es algo distinto —murmuroValentino tratando de encontrar una salida a su presencia en la oficina— perolo de ayer no puede volver a ocurrir, eso lo sabes tú y lo sé yo, te amo tantocomo sé que tú me amas a mí, pero yo estoy casado y no puedo dejar a mi esposano lo podría hacer nunca, lamento haberte puesto en esta situación — afirmomientras volteaba la mirada tratando de ocultar una indiscreta lágrima, además no podía volver a mirarla, sabía quesi lo hacía no iba a poder resistir la tentación y la besaría.Camino rumbo a la puerta, pero justo cuando cogía la manija ellahabló.—Tino, dime la verdad; durante todo este tiempo, alguna vezsentiste la tentación de buscarme, te paso por la mente la posibilidad de queyo a&uac
Valentino la atrajo contra si con una mano mientras con la otraacariciaba el blanco rostro de ella, no podía dejar de mirarla embelesado,cuanto había cambiado, se notaba que ella ya no era la misma muchachitainquieta de la que él se enamorara perdidamente, ahora era una mujer adulta de veintiocho años, con la madurez que daba la edad, mucho más hermosa que antes,Luana lo miraba dulcemente,sus ojos tenían un brillo especial que hicieron que un calor estremeciera todosu cuerpo, al ver esa expresión en su mirada, sintió como si nunca se hubieran separado, erauna mezcla de pasión y ternura, su cercanía producía en él una sensación de pazy tranquilidad.De pronto, los labios de Valentino se acercaron a los de Luana,quien volvió a estremecerse al sentir su cercanía y alsentir los cálidos labios de Valentino pos
Caminaron juntos por muchas horas, abrazados y besándose a cadamomento, algunas veces corriendo y otras simplemente en paz y mirando el mar,ya cansados, se sentaron juntos en la orilla de la playa, Luana se sentía tanfeliz, relajada, emocionada por los momentos tan maravillosos que estabaviviendo, el agua cubría por momentos los pies descalzos de ambos, pero eso noimportaba mientras estuvieran juntos.El día llegaba a su fin, ya el sol seestaba ocultando, el cielo cambiaba de color tomando un tono rojizo algoentristecedor, pero daba paso a una luna llena tan hermosa que se abría paso através del inmenso cielo,Valentino la rodeo con sus brazos mientras la besabaen la frente primera, para luego darle un beso delicado en los labios, seabrazaron tan fuertemente como queriendo fundirse en un solo ser, mientras nodejaban de besarse y de acariciarse, se profesaron tant
Cuando me aleje de time di cuenta de que era a ti a quien amaba, sentía celos al verte con la que seríatu esposa, al ver que tú no te fijabasen mí, decidí terminar con aquel muchacho y buscarte, pero ya era demasiadotarde, estabas a punto de casarte, me acerque a la iglesia en la que te casabasdispuesta a no permitir que lo hicieras, pero al acercarme pude ver el rostrode felicidad de ella y pude verte a ti, tranquilo, sereno, feliz y no lo pudehacer, me aleje de aquel lugar y decidí hacer mi vida tal como lo vine haciendohasta este momento, después de aquella ruptura, yo no volví a ser lamisma.— Pero… princesa por no me contaste lo que estaba pasando, todohubiera sido más fácil en esa época, ¿no lo crees así? — pregunto Valentinomientras la abrazaba fuerte contra su pecho desnudo.—
La abrazo con fuerza tratando de congelar ese momento tandichoso,se veía tan linda cuando dormía, cuanto había extrañado esosmomentos cuando sedesaparecían para ir a algún lugar oculto donde poderamarse, nunca pudoolvidar lo apasionada que era ella al momento de hacerel amor.Luana despertó y al verlo sonreír no le quedó otra cosa que sonreírtambién, miro la hora y alpercatarse que eran casi las siete de la mañanase levantó de un brinco debidoa que debía presentarse a trabajar, ademássu falta del día anterior no teníajustificación, que estaría pensandoNicolás de su ausencia, tenía que pensar en la forma de justificarse. Lo había dejado embarcado con la presentación de los planos a los nuevos clientes.El camino de regreso estuvo
Luana llego a su casa preocupada por lo que estaba pasando,mientras sacaba las llaves de su bolso escucho pequeñas risas en el interior,curiosa atisbo por la ventana y quedo intrigada pues no reconocía a aquellasniñas que estaban en la sala de su casa, iba a poner su llave en la cerraduracuando la puerta se abrió de forma improvista.—Hijita, las niñas son hijas de Valentino, me ofrecí a cuidarlas,en la madrugada llego una ambulancia, y se llevaron a su mamá, hasta donde mecomunico doña Tulita, ella se encontraba muy mal y lo único que hacía erallamar a su esposo, nadie sabía nada de él, algo debió haberle sucedido,siempre ha sido un buen esposo.Luana estaba muda, no sabía que hacer, su cabeza daba vueltas, se sentíaculpable por lo sucedido y no dejaba de llorar, su cuerpo no pudo más y cayó&
Valentino había ido a recoger a sus hijas, quería ver por últimavez a Luana y despedirse de ella, estaba sumamente avergonzado con ella, pero no se arrepentía de las horas que paso con ella en sus brazos y amándola como un loco. Ella siempre sería el amor de su vida, cuando escucho los gritos histéricos de Luana, dejo a sushijas en la sala y subiócorriendo las escaleras en dirección a la habitación de ella.Las lágrimas cayeron por sus mejillas al ver a una Luana hecha unabolita en un rincón de la habitación, llorando en forma descontrolada yarañándose los brazos con desesperación, grandes marcas surcaban sus extremidades, algunas aun filtrando sangre y otras solo líneas rojas,Jamás en todo el tiempo que estuvieron juntos la había visto deese modo, corrió a su lado y la abrazo con fuerza mientras
Carmen regresó a la habitación desu hija mientras se borraba todo rastro de lágrimas de su rostro, se detuvo enla puerta tomando aire e ingreso más calmada.Luana estaba dormida en su camamientras sus brazos fuera del cobertor mostraban las heridas que se habíacausado al momento de tener la crisis psicótica.Nicolás y el doctor conversaban cerca a la ventana con voz baja, se acercó a ellos de inmediato.—Doctor, ¿usted cree que debemosinternarla? —pregunto muy quedo.—En este momento no lo veonecesario, veamos cómo responde al calmante. Por lo pronto despertará en unasseis horas.—Avalos, ¿tú crees que tenga queregresar a los medicamentos? —pregunto Nicolás—No, Nico, no creo que seanecesario, lo que si será necesario es que vuelva a tene