Valentino la atrajo contra si con una mano mientras con la otra acariciaba el blanco rostro de ella, no podía dejar de mirarla embelesado, cuanto había cambiado, se notaba que ella ya no era la misma muchachita inquieta de la que él se enamorara perdidamente, ahora era una mujer adulta de veintiocho años, con la madurez que daba la edad, mucho más hermosa que antes,
Luana lo miraba dulcemente, sus ojos tenían un brillo especial que hicieron que un calor estremeciera todo su cuerpo, al ver esa expresión en su mirada, sintió como si nunca se hubieran separado, era una mezcla de pasión y ternura, su cercanía producía en él una sensación de paz y tranquilidad.
De pronto, los labios de Valentino se acercaron a los de Luana, quien volvió a estremecerse al sentir su cercanía y al sentir los cálidos labios de Valentino posarse sobre los suyos, sintió unos deseos inmensos de corresponderle, de dejar de sentirse culpable, rodeo el cuello de Valentino con sus brazos y correspondió a aquel beso con la misma pasión con la que se lo ofrecían, tratando de olvidar aquella noticia que la hacía sentir tan culpable y con cargos de conciencia, se dejaron llevar nuevamente por lo que sentían, habían esperado mucho tiempo para decidirse y ahora que al fin lo había hecho tenían temor de volverse a perder, tenían temor de que la relación entre ellos cambiara a tal punto que no fueran los mismos nuevamente.
Se quedaron abrazados durante un buen rato, Valentino le acariciaba los cabellos mientras ella se dejaba llevar, que diferencia entre aquellos dos besos, el primero la llevo a la locura, mientras que el segundo trajo la paz a su alma, una paz que tanto necesitaba
Él se levantó del diván y tomándola tiernamente por las manos, le propuso salir de aquel lugar. Sin decir nada, Luana se levantó y lo siguió, se dejó llevar por el primer impulso, se sentía en las nubes y no quería que eso cambiara, al salir de la oficina, ella caminó hacia la salida, pero él la retuvo suavemente.
—Hay algunas cosas que debo encargar, espérame, un momento indico mientras detenía el ascensor, volveré en un instante, intrigada Luana observaba como desaparecía de su vista en el interior del ascensor, al poco rato aparecía nuevamente, mientras la tomaba por la cintura y la conducía suavemente por el pasillo.
Salieron de allí tomados de la mano, Valentino le abrió la portezuela del auto para que ella entrara mientras silbaba una vieja tonada, que le traía muchos recuerdos, luego de ponerse tras el volante, la abrazo tiernamente, mientras la besaba en los labios dulcemente, Luana trataba de no pensar, trataba de olvidar toda aquella situación que la había transportado a aquella realidad.
Durante el trayecto, conversaron de todo menos de lo ocurrido en la oficina, ni la conversación anterior, Valentino puso música mientras manejaba y las estrofas del extraño del pelo largo se dejaron escuchar, como si lo hubieran coordinado con anterioridad se pusieron a cantar al unísono, al mismo tiempo los dos trataron de subir el volumen con el control remoto y al hacerlo sus dedos se rozaron ligeramente, el ambiente se caldeó sobremanera, el paro el auto en una salida de la carretera y la atrajo hacia si con firmeza. Se besaron como si no hubiera un mañana.
Largos minutos pasaron en los cuales se besaron una y otra vez, las manos de él recorrieron su cuerpo por debajo de la ropa, con ansias de más. Finalmente, se separaron mientras él trataba inútilmente de arreglar el frente de su pantalón, moviendo la cabeza de un lado al otro, se dijo así mismo que no tenía por qué ocultar lo que ella provocaba en él.
Continuó manejando mientras canturreaba una nueva tonada, ella trataba de recordar donde había escuchado esa canción, pero no podía hacerlo, por más que trato y trato no lo consiguió, decidida a olvidarse de la tonada, se dejó llevar por la música que en ese momento sonaba en el equipo de música y ambos empezaron a cantar y conversar como si nunca se hubieran separado, como si nada de lo sucedido hubiera sido real.
Luana se percató que estaban abandonando la ciudad, iban por la panamericana norte sin rumbo conocido, Valentino desvió el carro al llegar a Chancay y siguió un camino sin asfaltar que lo llevaba a una pequeña casa cercana al mar, detuvo el auto mientras ella miraba asombrada aquel lugar, nunca había visto algo tan hermoso y cautivante, parecía algo fuera de este mundo, algo tan irreal como lo que estaba viviendo en ese momento; sin embargo, se percató que este era el sueño que habían tenido de jóvenes cuando hablaban de vivir juntos y él le había prometido comprarle una casa frente al mar.
Ahora lo miraba y no podía reconocer en él a aquel joven soñador del que se había enamorado años atrás, frente a ella estaba un hombre de mundo, con gran poder y que emanaba un aura de fortaleza.
Se dio cuenta en ese momento que en realidad no lo conocía tanto como se lo imaginaba, ahora le parecía tan extraño, esa salida tan intempestiva, el no pronunciar ninguna palabra al respecto, la tenían confundida, pero sin darse cuenta ya no pensaba en nada que le hiciera daño, solo pensaba en Valentino en lo que él haría a cada momento.
Se quedó en el auto a petición de Valentino, mientras él ingresaba a la casa, rato después salió con una gran sonrisa que iluminaba su rostro, le abrió la portezuela del auto, y la tomo por las manos, ella estaba tan linda, se había soltado su larga cabellera castaña y esta le caía graciosamente sobre los hombros, tenía una apariencia tan dulce, que al verla así Valentino no pudo más que enamorarse de ella un poco más, pensar que había soñado tanto con este momento y ahora estaban juntos.
Ni en sus sueños más ocultos habría imaginado estar así con ella.
Caminaron juntos por muchas horas, abrazados y besándose a cadamomento, algunas veces corriendo y otras simplemente en paz y mirando el mar,ya cansados, se sentaron juntos en la orilla de la playa, Luana se sentía tanfeliz, relajada, emocionada por los momentos tan maravillosos que estabaviviendo, el agua cubría por momentos los pies descalzos de ambos, pero eso noimportaba mientras estuvieran juntos.El día llegaba a su fin, ya el sol seestaba ocultando, el cielo cambiaba de color tomando un tono rojizo algoentristecedor, pero daba paso a una luna llena tan hermosa que se abría paso através del inmenso cielo,Valentino la rodeo con sus brazos mientras la besabaen la frente primera, para luego darle un beso delicado en los labios, seabrazaron tan fuertemente como queriendo fundirse en un solo ser, mientras nodejaban de besarse y de acariciarse, se profesaron tant
Cuando me aleje de time di cuenta de que era a ti a quien amaba, sentía celos al verte con la que seríatu esposa, al ver que tú no te fijabasen mí, decidí terminar con aquel muchacho y buscarte, pero ya era demasiadotarde, estabas a punto de casarte, me acerque a la iglesia en la que te casabasdispuesta a no permitir que lo hicieras, pero al acercarme pude ver el rostrode felicidad de ella y pude verte a ti, tranquilo, sereno, feliz y no lo pudehacer, me aleje de aquel lugar y decidí hacer mi vida tal como lo vine haciendohasta este momento, después de aquella ruptura, yo no volví a ser lamisma.— Pero… princesa por no me contaste lo que estaba pasando, todohubiera sido más fácil en esa época, ¿no lo crees así? — pregunto Valentinomientras la abrazaba fuerte contra su pecho desnudo.—
La abrazo con fuerza tratando de congelar ese momento tandichoso,se veía tan linda cuando dormía, cuanto había extrañado esosmomentos cuando sedesaparecían para ir a algún lugar oculto donde poderamarse, nunca pudoolvidar lo apasionada que era ella al momento de hacerel amor.Luana despertó y al verlo sonreír no le quedó otra cosa que sonreírtambién, miro la hora y alpercatarse que eran casi las siete de la mañanase levantó de un brinco debidoa que debía presentarse a trabajar, ademássu falta del día anterior no teníajustificación, que estaría pensandoNicolás de su ausencia, tenía que pensar en la forma de justificarse. Lo había dejado embarcado con la presentación de los planos a los nuevos clientes.El camino de regreso estuvo
Luana llego a su casa preocupada por lo que estaba pasando,mientras sacaba las llaves de su bolso escucho pequeñas risas en el interior,curiosa atisbo por la ventana y quedo intrigada pues no reconocía a aquellasniñas que estaban en la sala de su casa, iba a poner su llave en la cerraduracuando la puerta se abrió de forma improvista.—Hijita, las niñas son hijas de Valentino, me ofrecí a cuidarlas,en la madrugada llego una ambulancia, y se llevaron a su mamá, hasta donde mecomunico doña Tulita, ella se encontraba muy mal y lo único que hacía erallamar a su esposo, nadie sabía nada de él, algo debió haberle sucedido,siempre ha sido un buen esposo.Luana estaba muda, no sabía que hacer, su cabeza daba vueltas, se sentíaculpable por lo sucedido y no dejaba de llorar, su cuerpo no pudo más y cayó&
Valentino había ido a recoger a sus hijas, quería ver por últimavez a Luana y despedirse de ella, estaba sumamente avergonzado con ella, pero no se arrepentía de las horas que paso con ella en sus brazos y amándola como un loco. Ella siempre sería el amor de su vida, cuando escucho los gritos histéricos de Luana, dejo a sushijas en la sala y subiócorriendo las escaleras en dirección a la habitación de ella.Las lágrimas cayeron por sus mejillas al ver a una Luana hecha unabolita en un rincón de la habitación, llorando en forma descontrolada yarañándose los brazos con desesperación, grandes marcas surcaban sus extremidades, algunas aun filtrando sangre y otras solo líneas rojas,Jamás en todo el tiempo que estuvieron juntos la había visto deese modo, corrió a su lado y la abrazo con fuerza mientras
Carmen regresó a la habitación desu hija mientras se borraba todo rastro de lágrimas de su rostro, se detuvo enla puerta tomando aire e ingreso más calmada.Luana estaba dormida en su camamientras sus brazos fuera del cobertor mostraban las heridas que se habíacausado al momento de tener la crisis psicótica.Nicolás y el doctor conversaban cerca a la ventana con voz baja, se acercó a ellos de inmediato.—Doctor, ¿usted cree que debemosinternarla? —pregunto muy quedo.—En este momento no lo veonecesario, veamos cómo responde al calmante. Por lo pronto despertará en unasseis horas.—Avalos, ¿tú crees que tenga queregresar a los medicamentos? —pregunto Nicolás—No, Nico, no creo que seanecesario, lo que si será necesario es que vuelva a tene
—Tía, ya llegamos — grito Valentino mientras hacía pasar a sus hijas y cerraba la puerta de su casa.—Qué bueno hijo, no pensé que te ibas a demorar tanto, ¿paso algo en la casa de Luana? — Contesto la tía saliendo de la cocina y acariciando las cabecitas de sus sobrinas.—Algo así, pero no quiero hablar al respecto, solo te diré que Luana está enferma, el médico llego a verla.—¿Volvió a tener una crisis?—¿Lo sabías?—Sí, me enteré hace años cuando se puso mal la primera vez.—Y por qué no me contaste —grito Valentino.—Porque tu esposa me rogó que no lo hiciera, había tenido unos dolores en la cadera y el médico le había dicho que guardara reposo y que no tuviera emociones fuertes, fue por eso que calle y no te dije
—¿Cuándo?—Cuando me entere de que estaba embarazada.—¿Cuándo fue eso?—Ayer fui a tu casa y tu novia me atendió, me dijo que no te buscara más, que ustedes pronto se casarían y que yo solo era un estorbo para tu felicidad.—¿Ayer? —Pregunto Valentino mientras la cogía por los hombros con un poco de rudeza.—Si Valentino ayer, ¿ella te dijo que fui a buscarte? —Respondió Luana, aunque su voz sonaba rara debido a la medicación.—No, nadie me dijo nada —Respondió Valentino, asustado porque pensaba que Luana estaba perdiendo la razón.—¿Entonces por qué estás aquí?—Vine a verte, porque me enteré de que estás enferma.—Yo no estoy enfermo Tino, solamente embarazada. Mi mamá dice que el embarazo no es u