«Querida Luana:
Te amo con toda el alma, aunque no lo creas, nunca deje de hacerlo y la prueba de esto es nuestro encuentro de ayer, si te seguí, te sigo desde hace mucho tiempo, mi corazón no puede aceptar esta separación y sé que, aunque tú no lo des por aceptado, yo tampoco te soy indiferente, lo sentí ayer en tus besos y en tu mirada, fue como si el tiempo no hubiera transcurrido, quisiera que volviéramos a vernos, a estar juntos, pero sé que eso es imposible, por tu bien y por el mío.
Quiero que sepas que nunca nadie pudo ocupar tu lugar, nunca deje de pensarte ni de amarte, ahora vivo en un infierno, me siento mal con ella, pero sobre todo contigo, no debí de actuar de esa forma tan impulsiva, debí ser más racional y mantenerme alejado de ti como lo estuve haciendo durante todos estos años, pero simplemente soy un ser humano con sus errores y defectos y aunque eso no es una disculpa ni me libera del daño que te debo estar causando, si espero que por eso me puedas perdonar.
Todo este tiempo solo estuve evitando este encuentro, pero ayer no resistí más y te seguí, no fue casualidad nuestro encuentro, quería saber si tú me habías olvidado, si aún sentías algo por mí, aunque sea pequeño. Y ahora puedo confirmar que lo nuestro jamás termino y que está ahí escondido en nuestros corazones. Tú siempre serás mi pequeña princesa.
Sé que actué mal y por eso te pido perdón, pero tengo tanta sed de ti que me cuesta respirar, ansío verte, tomarte entre mis brazos y fundirme en ti; pero sé que es incorrecto, pero como le digo a mi corazón y a mi cuerpo que tú eres prohibida, como me digo a mi mismo que no debo pensarte ni soñarte.
Ahora solamente me quedara tu recuerdo y aunque este triste y con ganas de morirme, únicamente me quedara sonreír ante los demás para no destruir a seres inocentes, que no pidieron estar inmersos en esta situación.
Espero y ruego a Dios que tú si puedas olvidar lo sucedido, porque yo no podré hacerlo jamás... adiós mi amor... adiós para siempre.
Valentino»
La confusión en el corazón de Luana era cada vez más intensa, sentía que aquel beso la había transportado a su pasado, a un pasado olvidado y que había tratado de ocultar por ocho años.
Cerró los ojos y se dejó llevar por su pasado.
Luana y Valentino eran una pareja muy feliz, habían planeado casarse apenas ella se graduara de la universidad y para ello tan solo faltaba un año; Valentino era un joven muy responsable, a sus veintitrés años ya tenía un empleo estable, ya que trabajaba como ingeniero residente en una compañía de la capital, Luana se sentía orgullosa de él por sus logros y aptitudes, pero en los últimos meses algo había ocurrido en su interior, sentía cierta apatía y tristeza, no estaba conforme con lo que tenía… quería algo más.
Su relación le parecía tan monótona e insostenible, era tan estable que le producía temor, sentía que muy joven se había comprometido, quería olvidarse de los compromisos y vivir la vida como los demás jóvenes de su edad, a sus veinte años estaba harta de la continuidad, de tener que dar explicaciones a Valentino de todo y por todo, quería salir huyendo de aquel compromiso que la asfixiaba que poco a poco iba acabando con su alegría de vivir.
Valentino la sofocaba con sus atenciones, con sus mimos, jamás le decía que no a cualquier cosa que ella le pidiera por muy absurdas que parecieran. Ella hubiera querido que el fuera más independiente, que no la pusiera como el centro de su vida, pero él era así y ella estaba harta de estar con una persona sin personalidad.
Era diciembre del dos mil nueve cuando Luana conoció a Nicolás, un muchacho de veinte años, de tez canela e increíbles ojos negros, fueron presentados por unos amigos mutuos, desde un principio le impacto su aplomo y determinación, su libertad para hablar y expresarse virtudes que le faltaban a Valentino, empezó a sentir admiración por aquel muchacho de ojos inquietos, una admiración que poco a poco había dejado de sentir por Valentino.
Nicolás, por su parte, la llenaba de halagos, festejaba cada broma que ella hacía, poco a poco fueron convirtiéndose en amigos incondicionales que se cubrían el uno al otro, eran un dúo que causaba envidia
entre sus compañeros y amigos, ambos obtenían las mejores calificaciones del aula y siempre estaban en competencia, para ver cuál de los dos era el mejor.
Poco a poco Luana fue dejando de lado a Valentino, ya nunca tenía tiempo para él y cuando estaban juntos siempre terminaban discutiendo, Valentino le reclamaba su falta de atención para con la relación y ella le recriminaba que siempre se estaba quejando por todo y culpándola a ella por todo lo que pasaba, sin pensar que ella era la gran responsable de aquel alejamiento.
Transcurrieron más de seis meses desde que Luana conociera a Nicolás, y luego de reflexionarlo mucho decidió decirle a Valentino que debían terminar, que la relación de ambos había llegado a su final, sentía lástima por ellos, pero creía que era lo mejor, no quería hacerle más daño, pero Nicolás le tenía cautivada, hacía mucho tiempo que no se sentía así, había vuelto a soñar, a vivir; estaba diferente, todos se lo decían, mientras Valentino no se daba cuenta de aquel cambio, no notaba lo que pasaba con ella o no quería darse cuenta, la trataba como si nada hubiera cambiado y eso la hacía sentirse mal, se consideraba una mala persona, pero debía tomar una decisión y pronto.
Aquella noche, Luana fue a buscar a Valentino, debía decirle aquello que la había estado atormentando desde diciembre pasado, quería algo serio con Nicolás y para ser sincera, Valentino ya solo le era un estorbo.
—Hola mi amor, ¿cómo estás? —pregunto Valentino.
—Hola Valentino, ¿cómo estás? —respondió Luana, un tanto inquieta mientras ponía su mejilla para que Valentino sé la besara —Hay algo que tengo que decirte.
Valentino como intuyendo que algoandaba mal, trato de cambiar de tema y empezó a preguntarle sobre sus estudiossin darle tiempo para que pudiera decirle lo que estaba sintiendo, de pronto Luanano aguanto más y exploto en llanto, Valentino no sabía cómo calmarla, hacíatanto tiempo que no la veía llorar, se sentía inquieto por esta situación, teníamiedo de perderla; sospechaba que algo estaba sucediendo con su novia y sentíamiedo un miedo indescriptible.—Valentino, quiero que nos demos untiempo, necesito un tiempo para mí, me siento asfixiada con esta relación, tepido por favor que nos separemos por un tiempo, luego veremos qué pasa —Logrodecirle entre sollozos.Valentino quedo mudo al oírlehablar, sentía que el mundo se abría a sus pies, no podía creer lo que
—Luana, tú sabes bien que lo de nosotros es algo distinto —murmuroValentino tratando de encontrar una salida a su presencia en la oficina— perolo de ayer no puede volver a ocurrir, eso lo sabes tú y lo sé yo, te amo tantocomo sé que tú me amas a mí, pero yo estoy casado y no puedo dejar a mi esposano lo podría hacer nunca, lamento haberte puesto en esta situación — afirmomientras volteaba la mirada tratando de ocultar una indiscreta lágrima, además no podía volver a mirarla, sabía quesi lo hacía no iba a poder resistir la tentación y la besaría.Camino rumbo a la puerta, pero justo cuando cogía la manija ellahabló.—Tino, dime la verdad; durante todo este tiempo, alguna vezsentiste la tentación de buscarme, te paso por la mente la posibilidad de queyo a&uac
Valentino la atrajo contra si con una mano mientras con la otraacariciaba el blanco rostro de ella, no podía dejar de mirarla embelesado,cuanto había cambiado, se notaba que ella ya no era la misma muchachitainquieta de la que él se enamorara perdidamente, ahora era una mujer adulta de veintiocho años, con la madurez que daba la edad, mucho más hermosa que antes,Luana lo miraba dulcemente,sus ojos tenían un brillo especial que hicieron que un calor estremeciera todosu cuerpo, al ver esa expresión en su mirada, sintió como si nunca se hubieran separado, erauna mezcla de pasión y ternura, su cercanía producía en él una sensación de pazy tranquilidad.De pronto, los labios de Valentino se acercaron a los de Luana,quien volvió a estremecerse al sentir su cercanía y alsentir los cálidos labios de Valentino pos
Caminaron juntos por muchas horas, abrazados y besándose a cadamomento, algunas veces corriendo y otras simplemente en paz y mirando el mar,ya cansados, se sentaron juntos en la orilla de la playa, Luana se sentía tanfeliz, relajada, emocionada por los momentos tan maravillosos que estabaviviendo, el agua cubría por momentos los pies descalzos de ambos, pero eso noimportaba mientras estuvieran juntos.El día llegaba a su fin, ya el sol seestaba ocultando, el cielo cambiaba de color tomando un tono rojizo algoentristecedor, pero daba paso a una luna llena tan hermosa que se abría paso através del inmenso cielo,Valentino la rodeo con sus brazos mientras la besabaen la frente primera, para luego darle un beso delicado en los labios, seabrazaron tan fuertemente como queriendo fundirse en un solo ser, mientras nodejaban de besarse y de acariciarse, se profesaron tant
Cuando me aleje de time di cuenta de que era a ti a quien amaba, sentía celos al verte con la que seríatu esposa, al ver que tú no te fijabasen mí, decidí terminar con aquel muchacho y buscarte, pero ya era demasiadotarde, estabas a punto de casarte, me acerque a la iglesia en la que te casabasdispuesta a no permitir que lo hicieras, pero al acercarme pude ver el rostrode felicidad de ella y pude verte a ti, tranquilo, sereno, feliz y no lo pudehacer, me aleje de aquel lugar y decidí hacer mi vida tal como lo vine haciendohasta este momento, después de aquella ruptura, yo no volví a ser lamisma.— Pero… princesa por no me contaste lo que estaba pasando, todohubiera sido más fácil en esa época, ¿no lo crees así? — pregunto Valentinomientras la abrazaba fuerte contra su pecho desnudo.—
La abrazo con fuerza tratando de congelar ese momento tandichoso,se veía tan linda cuando dormía, cuanto había extrañado esosmomentos cuando sedesaparecían para ir a algún lugar oculto donde poderamarse, nunca pudoolvidar lo apasionada que era ella al momento de hacerel amor.Luana despertó y al verlo sonreír no le quedó otra cosa que sonreírtambién, miro la hora y alpercatarse que eran casi las siete de la mañanase levantó de un brinco debidoa que debía presentarse a trabajar, ademássu falta del día anterior no teníajustificación, que estaría pensandoNicolás de su ausencia, tenía que pensar en la forma de justificarse. Lo había dejado embarcado con la presentación de los planos a los nuevos clientes.El camino de regreso estuvo
Luana llego a su casa preocupada por lo que estaba pasando,mientras sacaba las llaves de su bolso escucho pequeñas risas en el interior,curiosa atisbo por la ventana y quedo intrigada pues no reconocía a aquellasniñas que estaban en la sala de su casa, iba a poner su llave en la cerraduracuando la puerta se abrió de forma improvista.—Hijita, las niñas son hijas de Valentino, me ofrecí a cuidarlas,en la madrugada llego una ambulancia, y se llevaron a su mamá, hasta donde mecomunico doña Tulita, ella se encontraba muy mal y lo único que hacía erallamar a su esposo, nadie sabía nada de él, algo debió haberle sucedido,siempre ha sido un buen esposo.Luana estaba muda, no sabía que hacer, su cabeza daba vueltas, se sentíaculpable por lo sucedido y no dejaba de llorar, su cuerpo no pudo más y cayó&
Valentino había ido a recoger a sus hijas, quería ver por últimavez a Luana y despedirse de ella, estaba sumamente avergonzado con ella, pero no se arrepentía de las horas que paso con ella en sus brazos y amándola como un loco. Ella siempre sería el amor de su vida, cuando escucho los gritos histéricos de Luana, dejo a sushijas en la sala y subiócorriendo las escaleras en dirección a la habitación de ella.Las lágrimas cayeron por sus mejillas al ver a una Luana hecha unabolita en un rincón de la habitación, llorando en forma descontrolada yarañándose los brazos con desesperación, grandes marcas surcaban sus extremidades, algunas aun filtrando sangre y otras solo líneas rojas,Jamás en todo el tiempo que estuvieron juntos la había visto deese modo, corrió a su lado y la abrazo con fuerza mientras