Finalmente, Valentino detuvo el auto, no hubiera querido que el viaje terminara, pero sentía pena por sí mismo, miro a Luana, quien estaba absorta en sus pensamientos, con la cabeza reclinada hacia la ventanilla, la observo por un momento seguía tan linda como siempre.
Los años no habían pasado en vano y ella se había vuelto realmente hermosa, después del verano del dos mil diez en que habían estado juntos por última vez no había vuelto a tenerla tan cerca de sí, tan cerca que casi podría besarla en los labios, su olor a Anaís de Francia lo embriagaba y no lo dejaba razonar, muy lentamente fue retirándose el cinturón de seguridad, el silencio reinaba en aquel momento, miro nuevamente a Luana y acercándose muy suavemente a ella le dijo al oído.
—No quise causarte problemas, nunca quise hacerlo, olvida todo lo que te he dicho, por favor.
—No digas eso, por favor Valentino, fue culpa mía, no debí subir a tu auto, no debí hacerlo, discúlpame tú a mí por todo este malentendido, ya debo irme, cuídate por favor, ¿me lo prometes?
—Te lo prometo —respondió él — pero podría darte un beso, ¿cómo despedida?
Luana no respondió, su piel estaba erizada, su cercanía la envolvía en un manto de calor, ansiaba ser besada hacía más de cinco años de su última relación amorosa, se sentía muy sola, lo miro fijamente a los ojos y al ver esa mirada que la había cautivado durante años decidió dejarse llevar.
—Si — respondió muy quedo mientras cerraba los ojos y entreabría los labios,
Su respiración se hacía cada vez más tensa ante la expectativa de aquel beso, de aquellos labios que jamás pudo olvidar a pesar de que beso otros labios, pero no sabían igual, sintió el aliento de él sobre su rostro, sus labios acercándose a los suyos, sus manos sobre su cuerpo, hacía mucho tiempo que no sentía esa sensación tan extraña, una sensación de hormigueo en toda su piel como si fuera una extraña corriente eléctrica.
Finalmente, se besaron con ternura al principio, luego con una pasión desenfrenada como un volcán a punto de erupción, sus lenguas se encontraron en la danza más antigua del mundo, en ese momento no existía nada más que ellos y su necesidad de apagar esa hoguera que se había encendido entre los dos.
Lentamente, fueron separándose y ella quedó recostada sobre su pecho, no quería pensar en nada, no quería recriminarse nada, se sentía feliz y emocionada por ese momento tan mágico.
Un celular sonó a su alrededor y la saco de la ensoñación del beso, se levantó como un resorte del asiento y sin decir nada se bajó del auto y casi corriendo entro en el edificio donde trabajaba.
Se sentó en el borde de su cama indecisa, sin saber qué hacer. Todo lo sucedido había alborotado sus sentidos. Había hecho vibrar su cuerpo y latir aquello que hace tiempo no usaba. Apretó sus piernas haciendo presión y se dirigió al baño, necesitaba una ducha muy fría.
Por la noche Valentino no dejaba de pensar en ella, la había tenido tan cerca, que sentía que aun su perfume estaba impregnado en su piel, cerraba los ojos y sentía sus labios en los suyos con esa humedad y dulzura que lo volvía loco, hubiera querido escapar con ella tomarla de la mano y huir de todo y de todos, tantas veces había soñado con ese encuentro, tantas veces había soñado con que ella fuera la madre de sus hijas.
Tantas cosas habían cambiado en su vida, pero había algo que nunca cambiaría y eso era su sentido de responsabilidad, jamás podría romperle el corazón a su esposa, no sería justo para ella, siendo ella una mujer maravillosa, excelente madre y muy buena esposa.
Hoy era uno de los días en los que su depresión lo hacía huir del mundo, Maritza, su esposa, no lograba comprender esos cambios de ánimo y esa sensación de ausencia que se apoderaba de ella cuando él entraba en franca depresión, no es que el fuera un mal esposo, nadie podría afirmar eso, pero cada que él entraba a su cueva nada ni nadie podía sacarlo de vuelta, solo el mismo lo hacía con el tiempo.
Maritza no entendía que pasaba con su esposo, estaba tan distraído esta noche, hacía tanto tiempo que no lo veía así, sentado frente al balcón, miraba absorto hacia la nada, preocupada, se acercó a él y rodeándolo tiernamente con sus brazos le dio un beso en su mejilla.
— ¿Qué te pasa amor? Te noto extraño, ¿sucedió algo en la oficina? — pregunto inquieta.
—No, no pasa nada cariño —respondió este con ternura — regresa a la cama, sabes que no es bueno que estés de pie, recién te estás recuperando de la quimioterapia.
Valentino levantó tiernamente a su esposa en sus brazos y la deposito suavemente en su cama, se sentó a su lado mientras le acariciaba los pocos cabellos que quedaban en su cabeza. Esperaba a que ella volviera a dormir, no tuvo que esperar mucho para verla descansar plácidamente, como si hubiera olvidado el mal que padecía.
Nuevamente, se paró frente al balcón y miro hacia la ventana de Luana, ella acababa de llegar, vio la luz de su dormitorio, prenderse y a ella caminar por toda la recámara, sin querer se le escapó un suspiro e inmediatamente miro a Maritza temiendo que esta se hubiera despertado, al verla dormir tranquilamente, volvió al balcón, pero ya la luz del cuarto de Luana estaba apagada, se sentó en la perezosa dispuesto a pasar la noche y poco a poco se quedó dormido.
Maritza despertó cerca de las tres de la mañana, miro a Valentino dormido y se acercó sigilosa, lo cubrió con una manta tratando de no despertarlo, lo miro por unos instantes mientras trataba de contenerse y no tocar su varonil rostro, su fuerte mandíbula le daba a su rostro un aspecto fiero cuando estaba molesto, algunas arrugas ya surcaban su frente por su hábito frecuente de fruncirla cuando estaba preocupado y en estos últimos años ella había sido fuente de preocupación constante para él.
—Luana, por favor no me dejes, por favor no te vayas, que voy a hacer sin ti — lo escucho decir justo en el momento que regresaba a su cama, se quedó muda al escuchar pronunciar a su esposo ese nombre que ya casi había olvidado.
Había pasado tanto tiempo desde la última vez que Valentino tuvieraese tipo de pesadillas, donde lloraba como un niño y le suplicaba a Luana queno lo abandonara, ella sabía en el fondo quien era la mujer que tanprofundamente había marcado a su esposo y sentía celos, pero también sabía queen todo el tiempo que llevaban de casados él jamás había mirado a otra mujer,no sabía si le era fiel a ella o al recuerdo que tenía de Luana, de todasmaneras agradecía que él hubiera sido amable y más ahora que estaba tan enferma.Él era un padre ejemplar, se preocupaba por las niñas, cada que podía, las llevaba y las recogía de la escuela, sus hijas eran unas niñas muy amadas.Valentino jamás se alejaba por mucho tiempo, siempre estaba ahípendiente de sus necesidades y dispuesto a hace
«Querida Luana:Te amo con toda el alma, aunque no lo creas, nuncadeje de hacerlo y la prueba de esto es nuestro encuentro de ayer, si te seguí, te sigo desde hace mucho tiempo, mi corazón no puede aceptar esta separación y sé que, aunquetú no lo des por aceptado, yo tampoco te soy indiferente, lo sentí ayer en tusbesos y en tu mirada, fue como si el tiempo no hubiera transcurrido, quisieraque volviéramos a vernos, a estar juntos, pero sé que eso es imposible, por tubien y por el mío.Quiero que sepas que nunca nadiepudo ocupar tu lugar, nunca deje de pensarte ni de amarte, ahora vivo en un infierno, me siento mal con ella, pero sobre todo contigo, no debí de actuar deesa forma tan impulsiva, debí ser más racional y mantenerme alejado de ti comolo estuve haciendo durante todos estos años, pero simplemente
Valentino como intuyendo que algoandaba mal, trato de cambiar de tema y empezó a preguntarle sobre sus estudiossin darle tiempo para que pudiera decirle lo que estaba sintiendo, de pronto Luanano aguanto más y exploto en llanto, Valentino no sabía cómo calmarla, hacíatanto tiempo que no la veía llorar, se sentía inquieto por esta situación, teníamiedo de perderla; sospechaba que algo estaba sucediendo con su novia y sentíamiedo un miedo indescriptible.—Valentino, quiero que nos demos untiempo, necesito un tiempo para mí, me siento asfixiada con esta relación, tepido por favor que nos separemos por un tiempo, luego veremos qué pasa —Logrodecirle entre sollozos.Valentino quedo mudo al oírlehablar, sentía que el mundo se abría a sus pies, no podía creer lo que
—Luana, tú sabes bien que lo de nosotros es algo distinto —murmuroValentino tratando de encontrar una salida a su presencia en la oficina— perolo de ayer no puede volver a ocurrir, eso lo sabes tú y lo sé yo, te amo tantocomo sé que tú me amas a mí, pero yo estoy casado y no puedo dejar a mi esposano lo podría hacer nunca, lamento haberte puesto en esta situación — afirmomientras volteaba la mirada tratando de ocultar una indiscreta lágrima, además no podía volver a mirarla, sabía quesi lo hacía no iba a poder resistir la tentación y la besaría.Camino rumbo a la puerta, pero justo cuando cogía la manija ellahabló.—Tino, dime la verdad; durante todo este tiempo, alguna vezsentiste la tentación de buscarme, te paso por la mente la posibilidad de queyo a&uac
Valentino la atrajo contra si con una mano mientras con la otraacariciaba el blanco rostro de ella, no podía dejar de mirarla embelesado,cuanto había cambiado, se notaba que ella ya no era la misma muchachitainquieta de la que él se enamorara perdidamente, ahora era una mujer adulta de veintiocho años, con la madurez que daba la edad, mucho más hermosa que antes,Luana lo miraba dulcemente,sus ojos tenían un brillo especial que hicieron que un calor estremeciera todosu cuerpo, al ver esa expresión en su mirada, sintió como si nunca se hubieran separado, erauna mezcla de pasión y ternura, su cercanía producía en él una sensación de pazy tranquilidad.De pronto, los labios de Valentino se acercaron a los de Luana,quien volvió a estremecerse al sentir su cercanía y alsentir los cálidos labios de Valentino pos
Caminaron juntos por muchas horas, abrazados y besándose a cadamomento, algunas veces corriendo y otras simplemente en paz y mirando el mar,ya cansados, se sentaron juntos en la orilla de la playa, Luana se sentía tanfeliz, relajada, emocionada por los momentos tan maravillosos que estabaviviendo, el agua cubría por momentos los pies descalzos de ambos, pero eso noimportaba mientras estuvieran juntos.El día llegaba a su fin, ya el sol seestaba ocultando, el cielo cambiaba de color tomando un tono rojizo algoentristecedor, pero daba paso a una luna llena tan hermosa que se abría paso através del inmenso cielo,Valentino la rodeo con sus brazos mientras la besabaen la frente primera, para luego darle un beso delicado en los labios, seabrazaron tan fuertemente como queriendo fundirse en un solo ser, mientras nodejaban de besarse y de acariciarse, se profesaron tant
Cuando me aleje de time di cuenta de que era a ti a quien amaba, sentía celos al verte con la que seríatu esposa, al ver que tú no te fijabasen mí, decidí terminar con aquel muchacho y buscarte, pero ya era demasiadotarde, estabas a punto de casarte, me acerque a la iglesia en la que te casabasdispuesta a no permitir que lo hicieras, pero al acercarme pude ver el rostrode felicidad de ella y pude verte a ti, tranquilo, sereno, feliz y no lo pudehacer, me aleje de aquel lugar y decidí hacer mi vida tal como lo vine haciendohasta este momento, después de aquella ruptura, yo no volví a ser lamisma.— Pero… princesa por no me contaste lo que estaba pasando, todohubiera sido más fácil en esa época, ¿no lo crees así? — pregunto Valentinomientras la abrazaba fuerte contra su pecho desnudo.—
La abrazo con fuerza tratando de congelar ese momento tandichoso,se veía tan linda cuando dormía, cuanto había extrañado esosmomentos cuando sedesaparecían para ir a algún lugar oculto donde poderamarse, nunca pudoolvidar lo apasionada que era ella al momento de hacerel amor.Luana despertó y al verlo sonreír no le quedó otra cosa que sonreírtambién, miro la hora y alpercatarse que eran casi las siete de la mañanase levantó de un brinco debidoa que debía presentarse a trabajar, ademássu falta del día anterior no teníajustificación, que estaría pensandoNicolás de su ausencia, tenía que pensar en la forma de justificarse. Lo había dejado embarcado con la presentación de los planos a los nuevos clientes.El camino de regreso estuvo