Intento no reírme demasiado de la actitud de Anthony ante Alan, quien es un chico bastante agradable, y chistoso, además hace reír a Talia.
Pero cuando los otros cuatro Connors llegan, veo que traman algo, y probablemente sea asustar al chico. Miro a Anthony, advirtiéndole que no haga nada que pueda molestar a Taliana.
Quien me había llamado mamá, lo que me ha gustado mucho, en especial porque ahora lo hace con naturalidad, pero me mira curiosa al ver que hay fotografías de ella sus hermanas en la encimera de la cocina, Lara...ir, Alena, creyó que sería un buen tratamiento, aceptar con naturalidad que tanto Anthony como yo estuvimos casados, y que nuestras respectivas parejas fallecieron, además pensó que podría ayudar a Anthony, hay una lin
alborotado le da un aspecto adorable, lo que me hace imposible tomarla en serio, en brazos, sostiene a nuestro pequeñín, Henry, como mi hermano mayor — dijiste que estarías aquí para entonces, y mira todo el desastre que tenemos ahora — oye, te lo compensaré — aseguro, besando su frente — lo prometo — más te vale — se queja — las quintillizas aún no saben que estás de regreso — iré a recogerlas a la escuela — prometo, estirándome.
Estaba en el sótano cuando escuché el disparo. Lo recuerdo como si fuera ayer. El sonido del disparo, el terror de haber tenido que esperar a que Otto viniera por mí, pero en lugar de eso, escuché un cuerpo caer en el piso de la cocina, pasos corriendo alrededor y todo siendo destrozado. Sabía que Otto estaba muerto incluso antes de que llegaran los hombres en trajes de camuflaje irrumpieran en el sótano, dejé caer los platos de mi madre que había ido a buscar y salí corriendo en cuanto vi la primera bota oscura en las escaleras, Otto había instalado una vía de escape hace años, pero el pánico me embarga de inmediato, no soy una mujer violenta, así que corro de cualquier manera y les arrojo un par de cajas. El sótano es un laberinto, y lo agradezco, pero correr en contra de dos hombres armados con mi vientre hinchado es demasiado para mí, en especial cuando el zumbido de las balas atraviesa el espacio, el cemento y la madera explotan a mi alrededor. P
El teléfono suena, y miro el identificador de llamadas con ceño fruncido, es un número de Vienna, solo conozco a un par de personas allí, pero este era mi número personal. Solo mi familia tiene mi número personal. — ¿pasa algo? — pregunta David, tomando una cesta con biberones y mirándome, le hago una señal para que permanezca en silencio. — Connors — saludo, del otro lado de la línea, escucho un débil suspiro, es femenino, y envía un escalofrío por mi espalda — Anthony —
La primera noche, no consigo dormir. Hice todo lo que Anthony ordenó, al pie de la letra. Pero la sensación de soledad y el terror me embargaban por completo, ¿quiénes eran esos hombres? ¿Que querían? Temblando, me atrevo a mirar las noticias, nerviosa por lo que pueda aparecer en ellas, Otto es un héroe de guerra, él y Anthony habían sido foco de atención luego de rescatar a todo un grupo de rehenes y soldados heridos. Pero no hay noticias de la muerte de mi esposo o de mi desaparición. Probablemente no pase nada luego de un par de días. Nunca se sabe. Mis niños patean en mi vientre, hago una mueca cuando uno de ellos se encarama en mis costillas, enviando una punzada de dolor en el costado. — Tranquilos — murmuro, levantándome con dificultad, ni mis hijos ni mis pies estaban contentos por haber corrido el día anterior, y pasar en vela la mayor parte de la noche. Muero de hambre, estoy en esa etapa del embarazo donde solo soy capaz de
Embarazada.Adeline estaba embarazada.Y yo no había tenido las pelotas para buscarla hasta hace exactamente nueve horas. Había decidido escuchar a mi hija, Otto era un blanco importante, era probable que la dejaran sola en cuestión de horas.Pero querían a sus hijos,hijos,en plural.— ¿te hirieron? — pregunto, intentando no dejarle ver mi confusión. Adeline es una mujer menuda, no más de metro sesenta y tres. con cabello del color del cobre y piel bl
Anthony está molesto.No es necesario que lo diga, la forma en que aprieta la mandíbula desde el momento en que el doctor nos dice que no puedo volar. Me lleva en brazos de regreso al auto, maldiciendo en voz baja.— Tenemos que hablar — dice con voz ronca — ¿Dónde está el padre? puedo llevarte con él.— No quiero hablar de eso ahora — pido, temblando a causa del frío — ¿por favor? Otto está muerto, algún lunático quiere a mis hijos, no he dormido bien en días, muero de frío, estoy dolorida...— limpio las lágrimas que se escapan de mis ojos, demasiado sensible como para seguir— Como quieras — se queja, dando una palmada al volante, tan fuerte que consigue asustarme — te conseguiré la maldita comida, un maldito abrigo y así tal vez consigamos salir de esta mierda.&
Constantine.Por primera vez en toda mi vida, bajo la guardia en cuanto veo al hijo de puta que mató a mi familia, pierdo los estribos.Me alejo de Adeline, siguiendo al hombre que arruinó mi vida y se pasea campantemente por el centro comercial como si el maldito lugar le perteneciera. Pero me detengo cuando el hombre se gira y me mira con diversión.No es él.Pero él sabe quién soy yo. Veo el reconocimiento en su mirada. Y de inmediato reconozco mi error, soy un jodido idiota.
En cuanto el hombre detrás de mi cae, corro hacia Anthony y lo abrazo con fuerza, hecha un manojo de nervios. — Vamos — me insta, dándome una palmadita en la espalda antes de cargarme y maldecir de dolor — Anthony — me quejo, le habían disparado en el brazo, perdía sangre y estaba golpeado — estás herido, bájame, no debes... — Shhh — aprieto los labios, ya lo reñiría luego, pero comprendía que debíamos salir de aquí. Me lleva a un lugar apartado del estacionamiento y me mete a toda prisa en el asiento del conductor de un auto — no...no creo poder conducir — dice, casi disculpándose. Último capítulo