El teléfono suena, y miro el identificador de llamadas con ceño fruncido, es un número de Vienna, solo conozco a un par de personas allí, pero este era mi número personal. Solo mi familia tiene mi número personal.
— ¿pasa algo? — pregunta David, tomando una cesta con biberones y mirándome, le hago una señal para que permanezca en silencio.
— Connors — saludo, del otro lado de la línea, escucho un débil suspiro, es femenino, y envía un escalofrío por mi espalda
— Anthony — estoy tenso como un arco en cuanto reconozco la voz, pero mi sorpresa es remplazada con preocupación cuando escucho un sollozo aterrado
— Adeline — trago con fuerza — ¿Qué sucedió? ¿Dónde está Otto?
— Otto está muerto — llora, y puedo sentir sus nervios a través del teléfono — Anthony, e-esos hombres lo-lo mataron, yo… No sé a dónde ir ni…
— Adeline, cálmate — pido, David me mira con preocupación, apartándolo, busco un bolígrafo en uno de los cajones y arranco un trozo del calendario de la pared — ¿Dónde estás?
— E-en un motel, no sabía dónde ir...esos hombres...creo que Otto mató a uno, el otro...— más llanto y quiero maldecir. La mujer y yo a penas nos conocíamos realmente (bueno, un poco más que eso) pero ella era la esposa de uno de mis compañeros de equipo en una misión a Irak hace unos años. Fuimos los únicos que salimos con vida. Los había visto por última vez hace unos meses, poco después de la boda de Eleanor.
— Adeline, respira mujer — pido, tenso y preocupado — ¿Dónde está el otro hombre?
— n-no lo sé, lo perdí en casa, escapé como pude... — lloriquea ella, es una mujer dulce y sensible, así que debía estar muerta de miedo — por favor...necesito tu ayuda.
Apretando los ojos, lo dudo, podría enviar a varios compañeros e incluso a mis hermanos para lidiar con esto, pero tenía un mal presentimiento, y la promesa que le hice a Talia de no ponernos en peligro podría romperse, lo sentía en los huesos.
— Por favor... — insiste, y me tiene. Miro a mi cuñado con dureza, el hombre era enorme, pero su manera ligeramente infantil de ser conseguía irritarme, incluso si había probado saber cómo defenderse.
— Dame tu dirección, estaré allí tan pronto como pueda — aseguro, ella tartamudea el nombre del motel y suspira con voz temblorosa — Adeline, paga en efectivo, no uses la tarjeta de crédito, para nada. Deja tu celular en cualquier parte y rompe la tarjeta sim.
— d-de acuerdo — dice ella, miro a mi cuñado
— ¿Puedes conseguirme un avión privado a Austria? — el ruso asiente, con una pregunta en sus ojos — ¿autos? ¿matriculas? ¿un par de cientos de euros?
— lo que necesites, pero...— le doy la espalda.
— Adeline, enciérrate en la habitación y por nada del mundo se te ocurra salir, no abras la puerta y si alguien va por ti, llámame, dile al recepcionista que te consiga comida y un teléfono desechable, dale todo el efectivo que tengas o firma un pagare, llegaré tan pronto como pueda.
— bien, yo...gracias — dice, pero me limito a colgarle antes de girarme hacia mi cuñado
— ¿Qué tanto demora tener tu avión listo? — pregunto, dando zancadas hasta la sala, Eleanor y la novia de Matt están allí, mi hermana, perceptiva como siempre, le pide a la niña que se retire mientras yo me acerco a la caja fuerte detrás del cuadro de la sala, ambos me miran con sorpresa, ¿realmente creían que no conocía cada rincón de la maldita casa?
— Anthony ¿qué pasa? — pregunta mi hermana, David está al teléfono y me mira.
— el piloto estará listo en una hora ¿a dónde irás? — dudoso, me giro hacia ellos mientras aparto las joyas y tomo el arma que había escondido dentro.
— Austria, necesito también un auto esperándome cuando llegue — mi hermana nos mira, mosqueada
— Hermanita, necesito que cuides a Talia un tiempo — suelto. En ese instante, Kyle y Scott entran en la sala, seguidos de Ethan y Henrry, todos tienen expresiones graves. habían sentido que algo iba mal
— ¿Qué es? — pregunta Henry llegando junto a mí, cruza los brazos en mi dirección
— Otto está muerto — explico, miro a Ethan — prepara mis maletas, no sé qué podría encontrar, quiero todo el equipo.
— ¿Otto está muerto? — pregunta Scott, Ethan se limita a dar media vuelta para buscar mis cosas en el apartamento — ¿qué hay de Adeline?
— Ella me llamó, tengo un mal presentimiento — digo, mirando a mis hermanos uno por uno a los ojos. En silencio, todos aceptamos el trato.
Yo iría, ellos me apoyarían de lejos, cuidarían a la familia.
— No hagan su cosa rara de gemelos — grita Anne, alterada. Desde que regresamos de Rusia habían pasado muchas cosas, pero mi hermanita no era la misma, su cabello seguía corto y se le veía más cohibida — no me dejen fuer de esto.
Los cinco la miramos, dolidos, ella sigue sin recordar lo que le pasó, pero nosotros mismos la vimos, su cuerpo lleno de golpes y heridas. El terror en su rostro...
— Anneasha — digo, tomándola por los hombros y obligándola a sentarse. Ella es solo un par de años menor que nosotros, pero siempre que nos íbamos a la guerra, ella estaba allí — solo es un trabajo
— eso dijiste la última vez, Anthony — llora — piensa en Talia, ella...
— ¿qué hay conmigo? — Maldiciendo internamente, miro a mi hija, está en el pasillo, sus pantalones rotos, top oscuro y camisa a cuadros, sus tatuajes llenando sus brazos eran casi todos iguales a los míos, daba un aspecto de chica ruda. Pero yo la conocía mejor — Responde, Connors.
— Talia — interviene Henry, pero mi niña no escuchará, me mira fijamente
— Responde Connors — demanda.
— Debo irme — digo levantándome y llegando a ella — solo un par de semanas Talia, lo prometo
— prometiste que no te irías — llora, apartando las lágrimas con furia, lo que mancha su rostro de rímel — no otra vez. Lo de tía Anne fue diferente ¿qué vas a hacer?
— Talia... — pido, dando un vistazo, al reloj. No llegaría a tiempo, pero mi pequeña iba primero — Esto no es Irak, no es Pakistán, no es la guerra bebé
— Me importa un culo la guerra — escupe — ¿no es suficiente con las pesadillas? — se queja en lenguaje de señas. Lo que forma un nudo en mi garganta. Teresa. De mis cinco hijas, una de ellas, la mayor de todas era sorda. Y todos en casa habíamos aprendido con ella.
— Ellas jamás se irán — respondo con señas también, pero mi pequeña tiembla
— no hablo de las tuyas.
La primera noche, no consigo dormir. Hice todo lo que Anthony ordenó, al pie de la letra. Pero la sensación de soledad y el terror me embargaban por completo, ¿quiénes eran esos hombres? ¿Que querían? Temblando, me atrevo a mirar las noticias, nerviosa por lo que pueda aparecer en ellas, Otto es un héroe de guerra, él y Anthony habían sido foco de atención luego de rescatar a todo un grupo de rehenes y soldados heridos. Pero no hay noticias de la muerte de mi esposo o de mi desaparición. Probablemente no pase nada luego de un par de días. Nunca se sabe. Mis niños patean en mi vientre, hago una mueca cuando uno de ellos se encarama en mis costillas, enviando una punzada de dolor en el costado. — Tranquilos — murmuro, levantándome con dificultad, ni mis hijos ni mis pies estaban contentos por haber corrido el día anterior, y pasar en vela la mayor parte de la noche. Muero de hambre, estoy en esa etapa del embarazo donde solo soy capaz de
Embarazada.Adeline estaba embarazada.Y yo no había tenido las pelotas para buscarla hasta hace exactamente nueve horas. Había decidido escuchar a mi hija, Otto era un blanco importante, era probable que la dejaran sola en cuestión de horas.Pero querían a sus hijos,hijos,en plural.— ¿te hirieron? — pregunto, intentando no dejarle ver mi confusión. Adeline es una mujer menuda, no más de metro sesenta y tres. con cabello del color del cobre y piel bl
Anthony está molesto.No es necesario que lo diga, la forma en que aprieta la mandíbula desde el momento en que el doctor nos dice que no puedo volar. Me lleva en brazos de regreso al auto, maldiciendo en voz baja.— Tenemos que hablar — dice con voz ronca — ¿Dónde está el padre? puedo llevarte con él.— No quiero hablar de eso ahora — pido, temblando a causa del frío — ¿por favor? Otto está muerto, algún lunático quiere a mis hijos, no he dormido bien en días, muero de frío, estoy dolorida...— limpio las lágrimas que se escapan de mis ojos, demasiado sensible como para seguir— Como quieras — se queja, dando una palmada al volante, tan fuerte que consigue asustarme — te conseguiré la maldita comida, un maldito abrigo y así tal vez consigamos salir de esta mierda.&
Constantine.Por primera vez en toda mi vida, bajo la guardia en cuanto veo al hijo de puta que mató a mi familia, pierdo los estribos.Me alejo de Adeline, siguiendo al hombre que arruinó mi vida y se pasea campantemente por el centro comercial como si el maldito lugar le perteneciera. Pero me detengo cuando el hombre se gira y me mira con diversión.No es él.Pero él sabe quién soy yo. Veo el reconocimiento en su mirada. Y de inmediato reconozco mi error, soy un jodido idiota.
En cuanto el hombre detrás de mi cae, corro hacia Anthony y lo abrazo con fuerza, hecha un manojo de nervios. — Vamos — me insta, dándome una palmadita en la espalda antes de cargarme y maldecir de dolor — Anthony — me quejo, le habían disparado en el brazo, perdía sangre y estaba golpeado — estás herido, bájame, no debes... — Shhh — aprieto los labios, ya lo reñiría luego, pero comprendía que debíamos salir de aquí. Me lleva a un lugar apartado del estacionamiento y me mete a toda prisa en el asiento del conductor de un auto — no...no creo poder conducir — dice, casi disculpándose. — Ya pasó — asegura Adeline, su mirada es tan dulce y reconfortante, que por un segundo recuerdo cuando era pequeño, cuando mamá me arrullaba luego de una pesadilla o cuando por andar de bromista terminaba con las rodillas raspadas y llorando — Todo está bien — me asegura Adeline, limpiando el sudor de mi frente.Cierro los ojos de nuevo, las imágenes de mis niñas muertas en medio de los escombros, el cuerpo de mi esposa embarazada sosteniendo a nuestro pequeño en brazos, esas imágenes estaban grabadas con fuego en mi cerebro, y dudaba que desaparecieran alguna vez.Había soñado con la explosión, había visto a mis niñas correr hacia mi desde la entrada, yo me arrodillé para esperar a que se arrojaran sobre mí, incluso Henry daba torpes pasos detrás de sus hermanas, Sharon sonreía desde la entrada.Luego había9. Anthony
Despierto sintiéndome excitada y tensa, con los brazos de Anthony rodeándome, su mano en mi cadera y su…erección presionando contra mi trasero. Había soñado con la noche que estuve con él, sin poder evitarlo, y sintiendo la profunda necesidad de tenerlo cerca, me aprieto contra él, sorprendida cuando su mano se tensa y suspira ente dientes. Estaba tan despierto como yo. — Deja de moverte, preciosa — gruñe con voz ronca, enviando un escalofrío alrededor de mi cuerpo, aprieto los labios, pero el gemido escapa de mis labios igualmente. Anthony suspira, puedo sentir su corazón latiendo con fuerza en mi espalda — Que me aspen — murmura antes de mover las caderas, embistiendo contra mi trasero — ¿que haré contigo, Adeline? — Lo que haces ahora, me gusta — digo temblorosamente, sintiendo su mano acariciar mis piernas y besa mi cuello con delicadeza — mucho — él gruñe algo que no entiendo bien antes de posicionarse sobre mí, sus ojos verdes me
Adeline cae rendida luego de un rato, aún con la mente embotada, tanto por la increíble mamada como por la maraña de extrañas sensaciones que se había instalado en mi pecho.Así que, con cuidado, me aparto de la cama, era casi hora de irnos así que tenía que preparar todo, me pongo unos boxers y voy en busca de mi laptop, estaba perfectamente encriptada, mis hermanos y yo (principalmente Henry, pero jamás lo diríamos en voz alta) habíamos desarrollado un programa especial para usarlo en el ejército, con todos retirados, empezábamos a buscar alternativas.De inmediato, hago una llamada de video, sorprendido cuando los cuatro aparecen en la pantalla, son l