5. Anthony

Embarazada.

Adeline estaba embarazada.

Y yo no había tenido las pelotas para buscarla hasta hace exactamente nueve horas. Había decidido escuchar a mi hija, Otto era un blanco importante, era probable que la dejaran sola en cuestión de horas.

Pero querían a sus hijos, hijos, en plural.

— ¿te hirieron? — pregunto, intentando no dejarle ver mi confusión. Adeline es una mujer menuda, no más de metro sesenta y tres. con cabello del color del cobre y piel blanca como la leche.

  — Mi abdomen — lloriquea, tiene una bata de baño entreabierta y moretones en el rostro y articulaciones, con cuidado, abro la bata, intentando alejar los recuerdos de mi mente, aunque mi cerebro brillaba con alarmas rojo brillante. Otto era infértil maldita sea.

Su abdomen es de unos cinco o seis meses, lo que no me hace sentir mejor, pero manteniéndome profesional, reviso sus heridas, hay un moretón formándose en la parte alta de su vientre. Tenía que llevarla al hospital.

— ¿quién es tu doctor? — pregunto, moviéndome con rapidez, en el baño vi algo de ropa, pero tendría que conseguirle más.

— En el centro — dice con voz temblorosa — p-pero debe estar e-en casa.

— dime donde y llegaremos — tomo las ropas esquivando los cadáveres, y quería una maldita explicación, uno de ellos tenía un tatuaje en el cuello, era de la Bratva, el otro era Yakuza.

Llegando junto a Adeline, la ayudo a quitarse la bata. Y en cuestión de segundos estoy sudando

Adeline es preciosa. Y no digo eso a la ligera. La única mujer que había mirado más de dos veces era Sharon, ella había sido mi primera y única pareja. Incluso después de su muerte. Durante casi diez años me mantuve alejado, ninguna otra mujer me había llamado la atención.

Pero la piel blanca y tersa de Adeline me llamaba, como el canto de una jodida sirena. Y cuando estuve en la Marina fingiendo ser Kyle, definitivamente escuché unas buenas historias.

Una noche. Una sola noche. Eso fue lo que tuve con Adeline, y más allá de la culpa por haberlo disfrutado, no había tenido problemas alejándome.

— aquí — digo, apartando la mirada de su redondo trasero y la curva de su espalda, ayudándola a vestirse. Carraspeo cuando noto el espejo frente a nosotros, con los brazos hacia arriba para ponerse la delicada blusa, sus pechos estaban hinchados y por un segundo, no puedo pensar con claridad, su vientre hinchado y largas piernas lanzan una sacudida a mi entrepierna.

Podía incluso recordar la sensación de los pezones en mi boca.

Maldita sea.

— gracias — dice ella, terminando de vestirse por su cuenta. Asintiendo, tomo la mochila y saco uno de los teléfonos descartables.

— Connors — responde Ethan de inmediato

— tenemos un problema — Informo — tengo que sacarla del país

— ¿Que necesitas? — pregunta

— voy al punto de encuentro, que el piloto esté listo — miro a Adeline, sostiene su vientre con fuerza y solloza de dolor — pero tardaré, tengo que llevarla al hospital.

— ¿No es veterinaria? _ se queja mi hermano, sintiendo mi turbación — ¿qué es?

— está embarazada — respondo y Ethan está tan sorprendido como yo

— Pero Otto es infértil — dice con escepticismo — No la creía capaz de engañarlo

— Oh, ella lo es — digo con voz tensa.

— Adeline — llamo, había conseguido salir del motel llegar al hospital. Luego de pensarlo bien, ir directamente con su médico podría ser comprometedor, en un hospital, un lugar público, no se arriesgarían a atacar a una mujer embarazada sin esperar consecuencias. Y a juzgar por cómo habían encubierto todo en su casa y la falta de noticias sobre la muerte de Otto y desaparición de Adeline, definitivamente querían mantener todo esto en silencio.

Tomando un coche del estacionamiento, nos había llevado todo el camino hasta el hospital más lejano al motel, pero la mujer se había dormido, la agito ligeramente para despertarla, y ella me mira con sus ojos claros.

¿llegamos? — pregunta con voz ronca. Asintiendo, busco mi arma y la guardo en mis pantalones

— Somos el señor y la señora Herbert — explico. Henry me había conseguido diez identidades falsas, y debía asegurarme de que ella comprendiera — tu nombre es Alison, y estamos de visita. Te tropezaste y golpeaste fuerte ¿de acuerdo?

Ella asiente, tomando un respiro, salgo del auto y la ayudo a bajar con cuidado, cargándola en brazos.

Luce sorprendida, pero no dice nada.

— Auxilio — grito, corriendo al hospital y fingiendo mi papel de esposo desesperado — Por favor, mi esposa está embarazada.

De inmediato, un par de enfermeras están a mi lado, con una silla de ruedas y corren por el doctor.

Dejo que Adeline de la información. Tiene casi seis meses, lo que me preocupa. Otto era infértil maldita sea. Yo me acosté con la mujer de uno de mis mejores amigos hace casi seis meses.

Ahora él estaba muerto y ella embarazada.

La Yakuza y la Bratva están detrás de todo. Solo existía una persona en el mundo con esos contactos: Constantine.

Nos llevan a una habitación y traen una máquina de ultrasonido, yo me quedo junto a la puerta, atento y alerta. En mi mente hay demasiados recuerdos y pensamientos mezclándose, así que necesito alejarme y buscar amenazas.

Pienso en mi hija, Talia, ya debía haberse dado cuenta de que me había ido en medio de la noche, no pude quedarme de brazos cruzados, no después de que, por primera vez en diez años, en lugar de soñar con Sharon, lo hice con Adeline.

— ¿Ca-cariño? — me giro, Adeline me tiende una mano, por un momento, siento pánico, el doctor pone el aparato sobre ella y empieza a tomar notas — ¿quieres saber el sexo?

— ¿todo está bien, doc? — pregunto sacudiendo la cabeza y cruzándome de brazos, ella deja caer la mano y me mira con tristeza.

No. No podía ser. No podían ser míos.

— bueno, fue un golpe fuerte — admite — pero más allá de un feo moratón, no pasa nada — asegura — me preocupa el tamaño de los niños ¿segura que tiene seis meses?

Adeline asiente, y veo el terror en sus ojos, es tan pequeña e indefensa que tengo el impulso de abrazarla, en cambio miro al médico.        

— ¿Qué pasa con ellos?

— No hay nada malo, no realmente — nos asegura — pero su vientre es muy pequeño para ellos — informa — ¿para qué fecha los espera?

— primera semana de Octubre — dice ella, el doctor sacude la cabeza, negando

— No, nacerán en poco más de un mes — dice, mirándome con preocupación —eso serían unos siete meses, tendrá que descansar todo lo posible, el golpe no afectó nada internamente, pero si no se anda con cuidado o con demasiado estrés podrían venir antes

— ¿su vientre es tan pequeño? — pregunto, pero no me sorprende, la mujer a duras penas me llegaba al pecho con tacones.

— si tiene seis meses y sigue con este tamaño, lo es — gira la pantalla y me encela la imagen — aquí, están demasiado juntos, su vientre no crecerá más, pero los niños sí

— ¿pero ellos están bien? — pregunta ella, preocupada

— perfectamente — asegura — pero lo digo enserio. Nada de actividad para usted, lo digo enserio

— ¿puede volar? — pregunto, revisando el reloj. Ha pasado suficiente tiempo como para que no nos localicen y embosquen. Así que tendríamos que llegar rápido al punto de encuentro.

— Oh, no — dice el doctor — la presión podría inducir el parto y es posible que requieran incubadora, después de todo, serían prematuros.

Una. Jodida. M****a.

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