CAPITULO 12

SAMANTA

Tragué grueso al oír sus palabras y esperé en ese momento que me besara. Tontamente cerré mis ojos y entreabrí mis labios aguardando probar de nuevo aquella boca, que en cierto modo logró quemar y helar mis entrañas. Había dispuesto de la mía en el elevador esta mañana.

Sin embargo, solo sentí un casto beso en mi frente y abrí abochornada mis párpados para encontrarme con una sonrisa divertida, la cual me demostró que jugaba conmigo.

—¿Eso fue un sí? —preguntó.

Bebió de su copa y relamió sus carnosos labios con aquella lengua que me hacía perder la cordura. Recordar cómo se enlazó con la mía solo conseguía que me volviera más tonta de lo que ya estaba.

De inmediato me incorporé y salí del jacuzzi, d

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