POV DE CONSTANZA. Había dormido mucho tiempo. me levanté asustada, parecía que había escuchado golpes en la parte baja. Por la nota que había en el velador supe que Michael no estaba en casa, que había salido. Decidí bajar a ver que tal me iba con la madrina de él a sola. Me recibió muy bien delante de él. Muchas gentes suelen recibirte feliz cuando estás con la pareja, pero al quedarte a solas, suelen mostrar su verdadera cara. Esperaba que la señora fuera la excepción. Llegué a la sala, ahí se encontraba bordando. Al verme se quitó los lentes y me saludó con esa misma alegría de llegada. —Seguro el golpe te despertó. Son unos trabajadores que vinieron a arreglar las tuberías —dice invitándome a sentarme a su lado. Pero antes de hacerlo escucho disparos provenientes de la cocina. Escucho mi nombre y me congelo. Es mi padre. Mi padre me ha encontrado—. Dios, ¿quiénes son? ¿por qué? —se queda en trance cuando ve ingresar a mi padre—. Tú —la mayor parece conocerlo, y mi padre igual,
Y ya habían pasado algunos meses desde aquello, donde Constanza se lanzó de aquel barranco donde no sabría si sobrevivió, la cuestión es que no se supo nada de ella. A pesar de que emprendieron una búsqueda porque era la hija de un narcotraficante y al igual que su hermano se habían ganado algunos cargos adicionales a los de su padre, no se encontró su cuerpo ni rastros de ella. Alfred Morris, tras sufrir ese disparo fue hospitalizado, se recuperó, pero no del todo. Quedo inmovilizado de la cintura para abajo. Aquel disparo dañó la columna vertebral y, no volverá a caminar en lo que le quede de vida. Se sentenció, a cadena perpetua. Ahora pasa sus días en la cárcel de máxima seguridad, en un cuarto oscuro, donde no le entra ni un rayo de luz, donde no recibe llamadas, ni visitas. Alfred Morris no solo morirá viejo y acabado, también loco, porque estar encerrado en ese sitio, es lo peor que le puede pasar a un delincuente. Uno a uno de los integrantes del clan fue cayendo. Al finaliz
POV DE MICHAEL.Regresamos al pasado. A años atrás, para ser exactos dos, cuando me llegó una invitación al cumpleaños número veintidós de Constanza Morris. Apenas llevaba un año de sociedad con su padre, creo que el tiempo necesario para haber realizado una exhaustiva investigación donde encontraron mis negocios tan ilegales como los suyos, o donde vieran que nuestra sociedad les dio el doble de ganancia. Es por eso por lo que estoy aquí, cruzando el umbral del grande portón de la mansión Morris, el lugar que está infectado de ratas. Camino por el camino de adoquine, iluminado cada maldito centímetro, adornado con árboles y flores bien podadas. Llego a la entrada, donde me reciben dos hombres corpulentos, los cuales dan miedo con ese porte, pero en una pelea, estoy seguro de que son los primeros en derribarse.Ingreso, con dos hombres detrás de mí, a los cuales dejaron ingresar luego de una exhaustiva revisión. Camino por el salón, con la mirada en frente, pero de reojo observand
Desde arriba la observo. Me atrevo a estirar la mano y me presento—. Ander Cooper —dos gorilas se acercan, uno intenta golpearme mientras el otro la ayuda a levantarse. —¡Paren! —dice logrando detenerlo, pero ya antes había esquivado los puños del tipo que quería golpearme— Es el señor Cooper —los guardaespaldas comprenden y, proceden a mirarme y disculparse. No los miro, menos acepto sus disculpas. Mantengo la mirada en ella— ¿Me conoce? —finjo no reconocerla. Ella sabe que finjo, lo sabe muy bien, por eso sonríe, pero aun así se presenta. —Constanza, Constanza Morris —enarco una ceja, como si estuviera recordando donde escuché ese nombre. Ella me sigue la corriente y, musita—. Hija de Alfred Morris. —Ya lo sé —digo fríamente—. No soy tan estúpido para no recordar donde escuché ese nombre.—Pues sus expresiones me demostraban que si lo parecía.—Parecía, ¿qué? —cuestiono al acercarme.—Un estúpido —dice sin titubeo. Sigo acercándome hasta quedar cerca de ella. Mirándola a los oj
Y sí que me la hizo levantar. Esta mujer, no tenía que esforzarse para ponérmela dura. Solo con verla, con sentirla, hacía que todos mis pensamientos se llenaran de perversidad. Estaba desnuda, su piel contra la mía, sus pezones rosaban sobre la tela de mi camiseta. Nos miramos a los ojos mientras a unos cuantos cubículos del nuestro, una pareja se follaba aburridamente. —Se escucha bueno —dice y me rio, porque se nota que no sabe lo que es bueno— ¿De qué se ríe? —Ella habla mucho, y si habla es porque el tipo es demasiado lento. —Ah, ¿sí? Supongo que usted es bien rápido. Seguramente termina en cuestión de minutos. La tengo bien arrimada, con las manos casi fundida en la pared, mi cuerpo afirmado al suyo, mis labios solo a centímetros de los suyos.—Pueda… solo hay una forma de que lo compruebe —digo mirando desde muy cerca mientras bajo una mano por su delineada silueta hasta llegar a su cadera, la ajusto una vez que la mano le ruedo hacia su trasero.Siento como su respiración
POV DE CONSTANZA.Llego a casa a altas horas de la noche. Remuevo a la mujer que duerme en la cama, esta se levanta y estrega los ojos, para seguido gruñir.—Hoy tardaste más de lo debido.—Lo sé, pero valió la pena.—¿Por qué valió la pena? —sonrío al recordar esos momentos— Cons, no me digas que te lo cogiste —asiento con una sonrisa y ella se asquea—, eres una maldita perra, tanto te picaba que no pudiste a esperar el regreso de Patric.—No me importa el tal Patric. Quiero que cuando regrese y sepa que no soy una doncella, se largue por donde vino. No quiero casarme, ¿entiendes? Menos con el hijo de un miserable igual o peor que mi padre.—El hombre que te cogiste es igual o peor que tu padre —recrimina, Wendy.—Lo sé. Pero solo será sexo, solo eso.—¿Sabes lo que te hará tu padre si se entera?—No se enterará, porque tú no se lo dirás, ¿verdad?—Cons, nos pueden descubrir. Cualquier noche tu padre ingresará.—Nunca más lo hará —aseguro. Desde esa noche que entró con ese doctor cua
POV DE MICHAEL.Al salir le hago seña con el dedo a Andrea y digo—. Michael no está aquí —ella frunce el ceño, pero no reprocha, solo baja su mirada por mi cuerpo. recojo mi camisa y mis pantalones para seguido colocármelos, mientras lo hago llego a ella, la tomo del brazo y le saco de la suite.—¿Qué haces aquí? —inquiero mirando hacia atrás, percatándome que no salga la que está dentro.—¿Estás con alguien? ¿Por qué dices que Michael no…? —regreso la mirada a Andrea y asiento, antes de que termine la pregunta, digo.—Vete, no tienes que estar aquí, no tienes que volver.—Pensé que… podríamos hablar.—No hay nada de qué hablar. Lo nuestro ya fue, ya se terminó —me giro cuando escucho a Constanza detrás.—¿Interrumpo? —al verla Andrea niega. Agradezco infinitamente que no esté uniformada, pero si Constanza se pone a investigar, podría saber que es policía. Joder, podría descubrir que yo lo soy, por ello me apresuro a echarla.—No, no interrumpes, ella ya se iba ¿verdad?Andrea asiente
POV DE CONSTANZA.Casi dos meses sin verlo, sin comunicación y sin una pregunta sobre lo que se me salió en ese momento. Y hoy, justo hoy iba a tratar de este tema. Aquí, en un lugar donde pudiéramos hablar, donde dejáramos fluir las palabras y no esa pasión que nos atrapaba cuando estábamos juntos. Sin embargo, lo encuentro con esa mujer, con la misma mujer que lo visitó en su suite y corrió. Observo la vestimenta y esto me deja claro una cosa, es todo, menos un narcotraficante.—Constanza —no lo miro, tengo la mirada puesta en la mujer esa. La cual parece estar locamente enamorada de él. Debe ser su pareja, alguien como él. Pensé todo, menos que Ander Cooper, o mejor dicho Michael, fuera policía. Había imaginado uniéndome a él para acabar con mi padre. Quería que fuera él quien lo asesinara.Mis planes eran enamorarlo, volverlo loco por mí. un hombre capaz de todo por liberar a su gran amor. Sin embargo, es policía, y claramente solo busca destruirlo, más no asesinarlo. Y si destruy