POV DE MICHAEL.Regresamos al pasado. A años atrás, para ser exactos dos, cuando me llegó una invitación al cumpleaños número veintidós de Constanza Morris. Apenas llevaba un año de sociedad con su padre, creo que el tiempo necesario para haber realizado una exhaustiva investigación donde encontraron mis negocios tan ilegales como los suyos, o donde vieran que nuestra sociedad les dio el doble de ganancia. Es por eso por lo que estoy aquí, cruzando el umbral del grande portón de la mansión Morris, el lugar que está infectado de ratas. Camino por el camino de adoquine, iluminado cada maldito centímetro, adornado con árboles y flores bien podadas. Llego a la entrada, donde me reciben dos hombres corpulentos, los cuales dan miedo con ese porte, pero en una pelea, estoy seguro de que son los primeros en derribarse.Ingreso, con dos hombres detrás de mí, a los cuales dejaron ingresar luego de una exhaustiva revisión. Camino por el salón, con la mirada en frente, pero de reojo observand
Desde arriba la observo. Me atrevo a estirar la mano y me presento—. Ander Cooper —dos gorilas se acercan, uno intenta golpearme mientras el otro la ayuda a levantarse. —¡Paren! —dice logrando detenerlo, pero ya antes había esquivado los puños del tipo que quería golpearme— Es el señor Cooper —los guardaespaldas comprenden y, proceden a mirarme y disculparse. No los miro, menos acepto sus disculpas. Mantengo la mirada en ella— ¿Me conoce? —finjo no reconocerla. Ella sabe que finjo, lo sabe muy bien, por eso sonríe, pero aun así se presenta. —Constanza, Constanza Morris —enarco una ceja, como si estuviera recordando donde escuché ese nombre. Ella me sigue la corriente y, musita—. Hija de Alfred Morris. —Ya lo sé —digo fríamente—. No soy tan estúpido para no recordar donde escuché ese nombre.—Pues sus expresiones me demostraban que si lo parecía.—Parecía, ¿qué? —cuestiono al acercarme.—Un estúpido —dice sin titubeo. Sigo acercándome hasta quedar cerca de ella. Mirándola a los oj
Y sí que me la hizo levantar. Esta mujer, no tenía que esforzarse para ponérmela dura. Solo con verla, con sentirla, hacía que todos mis pensamientos se llenaran de perversidad. Estaba desnuda, su piel contra la mía, sus pezones rosaban sobre la tela de mi camiseta. Nos miramos a los ojos mientras a unos cuantos cubículos del nuestro, una pareja se follaba aburridamente. —Se escucha bueno —dice y me rio, porque se nota que no sabe lo que es bueno— ¿De qué se ríe? —Ella habla mucho, y si habla es porque el tipo es demasiado lento. —Ah, ¿sí? Supongo que usted es bien rápido. Seguramente termina en cuestión de minutos. La tengo bien arrimada, con las manos casi fundida en la pared, mi cuerpo afirmado al suyo, mis labios solo a centímetros de los suyos.—Pueda… solo hay una forma de que lo compruebe —digo mirando desde muy cerca mientras bajo una mano por su delineada silueta hasta llegar a su cadera, la ajusto una vez que la mano le ruedo hacia su trasero.Siento como su respiración
POV DE CONSTANZA.Llego a casa a altas horas de la noche. Remuevo a la mujer que duerme en la cama, esta se levanta y estrega los ojos, para seguido gruñir.—Hoy tardaste más de lo debido.—Lo sé, pero valió la pena.—¿Por qué valió la pena? —sonrío al recordar esos momentos— Cons, no me digas que te lo cogiste —asiento con una sonrisa y ella se asquea—, eres una maldita perra, tanto te picaba que no pudiste a esperar el regreso de Patric.—No me importa el tal Patric. Quiero que cuando regrese y sepa que no soy una doncella, se largue por donde vino. No quiero casarme, ¿entiendes? Menos con el hijo de un miserable igual o peor que mi padre.—El hombre que te cogiste es igual o peor que tu padre —recrimina, Wendy.—Lo sé. Pero solo será sexo, solo eso.—¿Sabes lo que te hará tu padre si se entera?—No se enterará, porque tú no se lo dirás, ¿verdad?—Cons, nos pueden descubrir. Cualquier noche tu padre ingresará.—Nunca más lo hará —aseguro. Desde esa noche que entró con ese doctor cua
POV DE MICHAEL.Al salir le hago seña con el dedo a Andrea y digo—. Michael no está aquí —ella frunce el ceño, pero no reprocha, solo baja su mirada por mi cuerpo. recojo mi camisa y mis pantalones para seguido colocármelos, mientras lo hago llego a ella, la tomo del brazo y le saco de la suite.—¿Qué haces aquí? —inquiero mirando hacia atrás, percatándome que no salga la que está dentro.—¿Estás con alguien? ¿Por qué dices que Michael no…? —regreso la mirada a Andrea y asiento, antes de que termine la pregunta, digo.—Vete, no tienes que estar aquí, no tienes que volver.—Pensé que… podríamos hablar.—No hay nada de qué hablar. Lo nuestro ya fue, ya se terminó —me giro cuando escucho a Constanza detrás.—¿Interrumpo? —al verla Andrea niega. Agradezco infinitamente que no esté uniformada, pero si Constanza se pone a investigar, podría saber que es policía. Joder, podría descubrir que yo lo soy, por ello me apresuro a echarla.—No, no interrumpes, ella ya se iba ¿verdad?Andrea asiente
POV DE CONSTANZA.Casi dos meses sin verlo, sin comunicación y sin una pregunta sobre lo que se me salió en ese momento. Y hoy, justo hoy iba a tratar de este tema. Aquí, en un lugar donde pudiéramos hablar, donde dejáramos fluir las palabras y no esa pasión que nos atrapaba cuando estábamos juntos. Sin embargo, lo encuentro con esa mujer, con la misma mujer que lo visitó en su suite y corrió. Observo la vestimenta y esto me deja claro una cosa, es todo, menos un narcotraficante.—Constanza —no lo miro, tengo la mirada puesta en la mujer esa. La cual parece estar locamente enamorada de él. Debe ser su pareja, alguien como él. Pensé todo, menos que Ander Cooper, o mejor dicho Michael, fuera policía. Había imaginado uniéndome a él para acabar con mi padre. Quería que fuera él quien lo asesinara.Mis planes eran enamorarlo, volverlo loco por mí. un hombre capaz de todo por liberar a su gran amor. Sin embargo, es policía, y claramente solo busca destruirlo, más no asesinarlo. Y si destruy
INFOROMO QUE ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS MUY CRUELES, PERO ESTA HISTORIA ES DE MAFIA Y, POR LO TANTO, CONTIENE ESCENAS MUY ATERRADORAS.POV CONSTANZA.«Aquel día me duché, me alisté para salir, para volver a viajar y seguir quitándole a los demás lo que les pertenecía, lo que con tanto esfuerzo conseguían. Pero este día iba a cambiar mi vida, porque no solo las cosas saldrían mal, también perdería a los dos hombres que cuidaron de mí desde que era una niña.¿Por qué tuvieron que planearlo si les había dicho que no saldría bien? Y ahí estaban, delante de mí, atados de pies y mano, arrodillados, esperando que una bala atravesara su corazón, cabeza, estómago, cualquier parte de sus órganos que los llevaría a la muerte. Y esa bala tenía que dispararla yo. Debía asesinarlos con mis propias manos, cosa que no pude, me fue imposible asesinar a los dos hombres que cuidaron de mí, los que arriesgaron su vida para liberarme del yugo de mi padre. —¡Hágalo, señorita! ¡Hágalo, por su bien, há
POV DE MICHAEL.Salgo ofuscado de ese sitio, con ganas de ir a buscar a Alfred Morris y atravesarlo con todas las balas de mi arma, pero si hago eso mi vida, los planes que tengo para desmantelar esta organización se irían al carajo. Yo iría a prisión, sería sentenciado por asesinar un ciudadano noble y respetado, porque mientras no se demuestre que Alfred es un maldito narcotraficante y una alimaña de las peores del fas de la tierra, no se está permitido asesinar como tal.—¡Voy a matarlo! ¡¡Tengo que matarlo!! —rujo al ingresar a la suite. Dreer me escucha y viene a calmarme, pero no hay calma para la ira que siento recorrer mis venas—. ¡La ha golpeado como un animal, la ha lastimado! —digo. Dreer parece no entender hasta que pronuncio el nombre de Constanza.—Es una pena, pero no podemos desviarnos del objetivo, Michael. Recuerda que esa mujer es la hija del hombre que asesinó a tus padres. Ella al igual que el padre son de la misma calaña.—Cons no, ella no es igual —Dreer enarca