La habitación se siente un poco caliente, pero con el mismo color que el resto del lugar. Es espacioso con un fuerte olor a medicamento, sangre y clorox, lo único distinto es que frente hay un enorme espejo, por el cual monitorean a los pacientes. Me encuentro sola en la habitación, pero al ingresar alcance a ver que hay cuatro camillas más, lo que me hayan suministrado ya está pasando el efecto, ahora puedo mover mi cabeza con libertad.
Antes de poder mover otra extremidad de mi cuerpo, siento como una aguja rasga mi piel en busca de mi vena, de esta sacan sangre, un rojo oscuro casi negro, no presto atención pues mientras unos me sacaban sangre, otro me está inyectando un sedante.
Cuando voy a dejar mi cuerpo un segundo sin agujas chuzando a cada momento, cuando voy a dejar de estar en peligro en cada paso que voy dando. DIOS cuando voy a poder tener un descanso de toda esta locura en la que estoy metida.
Las voces se van yendo cada vez más lejanas, y con e
Despierto exaltada sin saber que paso, intento acordarme, pero solo viene un vacío infinito de oscuridad. Cuando mi corazón vuelve a su ritmo normal, veo que me encuentro en una especie de capsula o incubadora donde varios cables se encuentran conectados a mi cuerpo, mi cuerpo solo está cubierto por mi ropa interior y mis manos están atados a unos grilletes dentro de la misma incubadora impidiéndome mover. No soy muy buenas con los lugares pequeños, siento que me sofoco, pateo con todas mis fuerzas la parte inferior de la incubadora, pero solo hace que esta se mueva un poco, el vidrio es resistente causando que me lastime el pie derecho en el proceso. Una sombra a mi lado me hace voltear a ver, a unos cuantos pasos se encuentran unas tres incubadoras en forma vertical a comparación de la mía que esta acostada en lo que parece una superficie metálica, pero solo en una se encuentra lo que parece ser el cuerpo de un niño sumergido en un líquido verdoso, sus ojos
Veo sangre por todos lados al igual que cuerpos degollados, el sol se oculta, y tras este el recuerdo de lo sucedido en aquella habitación donde solo la muerte está presente susurrando y disfrutando los cuerpos sin vida. Mis manos teñidas de rojo junto con un camino escarlata marcado en aquel piso de mármol, el fuerte olor a metálico inundaba mis fosas nasales, dejando que mi mente me mande a las profundidades de la oscuridad, donde los peores demonios que me acompañan a lo largo de mi vida, habitan allí y sin piedad alguna se volverán una de mis peores pesadillas.
No recuerdo como he llegado a esta pequeña habitación con paredes blancas y un intenso olor a clorox lo acompaña, Estoy postrada en una camilla con una camisa de fuerza que rodea mis pequeños brazos y torso, observo mi alrededor y no veo otro color que no sea el fastidioso blanco. intento recordar, pero nada llega a mi mente, solo el recuerdo de mi nombre y edad nada más. Con un poco de dificultad me levanto de la cama en la que me encuentro, no alcanzo a dar ni dos pasos cuando mis piernas me fallan. Ahogo un grito de dolor, es frustrante no saber que ocurre ni donde me encuentro, con todos esos pensamientos me hago ovillo en el suelo, mientras lloro sin parar haciendo que el dolor en mi cabeza vaya aumentando. Desde hace más o menos una hora que estoy aquí tirada en el frio suelo, nadie ha venido a buscarme y he intentado miles de formas poder quitarme la camisa de fuerza, pero lo que conseguí fue lastimarme los brazos y llorar un rato más hasta quedarme sin lágrim
Me despierto por el fuerte dolor de cabeza, el pitido de una maquina hace que me dé cuenta de mi alrededor. El silencio es tan aterrador que el miedo de que me vuelvan a atacar hace que mi ritmo cardiaco se acelere avisando de mi estado a la persona encargada. Un hombre entra con su típica bata de doctor y una carpeta café en su mano, mis ojos no se despegan ni un segundo de aquel hombre de piel bronceada y enormes ojos verdes. Se da cuenta que lo observo y levanta la vista, me sonríe amablemente causando que quiera coser su boca, a paso lento se acerca y toma nota. — veo que ya despertó señorita Tania, voy hacerle algunas preguntas — su amabilidad me irrita un poco — ¿cuantos años tienes? — su pregunta me descoloca un poco, pero le respondo — veinticuatro — respondo segura porque eso es lo único que recuerdo. Una lluvia de preguntas siguió, y mi respuesta fue la misma, lo único que recuerdo es una habitación llena de sangre y nada más,
Me asignaron una habitación medio decente sin ningún objeto con el cual pueda dañar a alguien o dañarme a mí misma, una pequeña muchacha me curo las heridas con delicadeza y también me entablillo la muñeca, su presencia fue como luz para mí, mi ira se esfumó y fue remplazada por una ternura deliciosa que no puse objeción ante sus cuidados. Tengo un pequeño armario donde solo hay cuatro mudas de ropa, una cama un poco más grande que la anterior y suavecita pareciera que duermo en algodón de azúcar, no creo que sea tan malo el subterránea como me lo han pintado. Puedo moverme libremente por la habitación. Me acuesto en la cama, pero no duro ni dos minutos cuando escucho una alarma. Salgo al corredor a ver que sucede y lo que veo me deja impactada, al fondo de este se encentra un paciente musculoso con un cuchillo, apuñaleando sin piedad a una hermosa joven que le da batalla, mis piernas no responden y siento como jalan mi brazo para moverme, al voltear veo que es la ti
Allison llora, y yo me desespero más.—porque la alarma no suena— porque nadie ha avisado de lo que sucede, tengo que salir y avisar para que controlen esto— está bien, yo te cubro mientras tú sales y avisas, no sé cuánto tiempo pueda resistir… confió en ti, no me decepciones — asiente y se limpia las lágrimas con el dorso de su mano. Tiene una pequeña herida causada por el golpe y de esta sale sangre haciendo que algo se active en mi interior queriendo salir.Abro la puerta y empujo con todas mis fuerzas a los dos gorilas que se encuentran enfrente, y veo como Allison sale de la habitación sin que se den cuenta.Ambos me acorralan y veo como dejan las pinzas en la mesa de la entrada como si les estorbara, y solo quedan con el tubo de metal cada uno, recibo golpe tras golpe de cada uno, mi cuerpo esta adolorido, pero intento mantenerme en pie
Dejo que observarla y decido hablarle.— hola — le doy mi más grande sonrisa. — qué tal si me cuantas tu historia de cómo lograste estar con un brazo enyesado - su rostro se ensombrece, pero decido continuar — estoy aburrida y no sé cuánto tiempo tenga que estar acá.Suspira, y me regala una sonrisa, y deja de observarme para ver su brazo.— solo si me cuentas también lo que te ocurrió, cuando llegaste estuviste a punto de irte al otro lado, los doctores se volvieron como locos, pero lograron estabilizarte — estoy asombrada, casi me voy.—está bien.— cando llegue al subterránea me pusieron con una compañera de cuarto, todo iba bien hasta cuando los doctores empezaron a suministrarle medicamentos para su recuperación, ella sufría de depresión, y cuando la llevaban a los laboratorios para los e
No puedo conciliar el sueño, cada vez que cierro mis ojos, siento que en cualquier momento alguien va a entrar y matarme. … Me despierto exaltada, no sé en qué momento de la noche me quede dormida, pero agradezco que nada malo me haya pasado. Mi cuerpo está más cubierto por vendajes que por cualquier cosa, parezco una momia y sé que con ver mi rostro se asustarían los pacientes, estos días han sido un martirio, golpes vas y viene, heridas sanan y otras llegan, la sangre corre y otras veces está seca, no sé cómo he resistido tanto tiempo en este puto infierno. Escapar ha estado en mis planes, pero no recuerdo nada como para salir y pedir ayuda, mi vida es frustrante y soy una persona con problemas de agresión, eso me perjudicaría más en el mundo fuera de esta isla. —es hora de tomar el desayuno, por favor diríjanse al comedor para empezar su día con toda la energía. — se escucha por los enormes parlantes, cada mañana es lo mismo,