TANIA
Al despertar veo como mi a Allison sentada en una incómoda silla de metal que se encuentra a mi lado mientras que su cabeza reposa en la cama.
Me pican los ojos, y siento un calor incesante en todo mi cuerpo, llevo mi vista a la puerta que se encuentra semiabierta, en el pasillo pasan los pacientes perdidos en sus mundos.
Desvió la vista cuando escucho la voz de Allison inunda mis oídos, me trasmite tranquilidad, desde el principio supe que se convertiría en alguien importante para mí, veo bondad y valentía en su mirada, me hace sentir tantas emociones que pensé que eran abrumadoras, pero son hermosas, me hace sentir un ser humano normal, sin problemas ni ataduras que queman en cada momento de mi vida.
— no sabes cuan preocupada estaba de ti, ¡¡Dios me diste un susto de infarto!!, no vuelvas hacer eso. — recibo su abrazo gustoso, pero un quejido sale de mis labios cuando mi cuerpo comienza a doler, parece como si
Mi cuerpo toma un poder desconocido que incomoda, las llamas de mi ser consumen mi cuerpo haciendo que comience a doler todas mis extremidades. Grito haciendo que en menos de lo esperado el pasillo se encuentre desierto y en este solo nos encontremos aquel castaño junto conmigo y lo que sea que quema. Abro los ojos, los cuales no me di cuenta en qué momento cerré. Me siento mas fuerte, pero mi cárcel mental sigue intacta, entonces si mis demonios no tomaron el control que si lo hizo o solo soy yo. Veo al castaño y sus ojos siguen del mismo color rojo, pero su expresión muestra miedo, no se que es lo que causa eso en él, pues hace segundo su mirada era retadora, amenazante y poderosa. — tu-u… eres el demonio en persona, eres el miedo de muchos — su voz se escucha entre cortada con cada palabra que sale de su boca. _ no se de que hablas, pero si se que seré tu maldito miedo y peor pesadilla. Con rapidez y agilidad, me lanzo encima de su
La habitación se siente un poco caliente, pero con el mismo color que el resto del lugar. Es espacioso con un fuerte olor a medicamento, sangre y clorox, lo único distinto es que frente hay un enorme espejo, por el cual monitorean a los pacientes. Me encuentro sola en la habitación, pero al ingresar alcance a ver que hay cuatro camillas más, lo que me hayan suministrado ya está pasando el efecto, ahora puedo mover mi cabeza con libertad. Antes de poder mover otra extremidad de mi cuerpo, siento como una aguja rasga mi piel en busca de mi vena, de esta sacan sangre, un rojo oscuro casi negro, no presto atención pues mientras unos me sacaban sangre, otro me está inyectando un sedante. Cuando voy a dejar mi cuerpo un segundo sin agujas chuzando a cada momento, cuando voy a dejar de estar en peligro en cada paso que voy dando. DIOS cuando voy a poder tener un descanso de toda esta locura en la que estoy metida. Las voces se van yendo cada vez más lejanas, y con e
Despierto exaltada sin saber que paso, intento acordarme, pero solo viene un vacío infinito de oscuridad. Cuando mi corazón vuelve a su ritmo normal, veo que me encuentro en una especie de capsula o incubadora donde varios cables se encuentran conectados a mi cuerpo, mi cuerpo solo está cubierto por mi ropa interior y mis manos están atados a unos grilletes dentro de la misma incubadora impidiéndome mover. No soy muy buenas con los lugares pequeños, siento que me sofoco, pateo con todas mis fuerzas la parte inferior de la incubadora, pero solo hace que esta se mueva un poco, el vidrio es resistente causando que me lastime el pie derecho en el proceso. Una sombra a mi lado me hace voltear a ver, a unos cuantos pasos se encuentran unas tres incubadoras en forma vertical a comparación de la mía que esta acostada en lo que parece una superficie metálica, pero solo en una se encuentra lo que parece ser el cuerpo de un niño sumergido en un líquido verdoso, sus ojos
Veo sangre por todos lados al igual que cuerpos degollados, el sol se oculta, y tras este el recuerdo de lo sucedido en aquella habitación donde solo la muerte está presente susurrando y disfrutando los cuerpos sin vida. Mis manos teñidas de rojo junto con un camino escarlata marcado en aquel piso de mármol, el fuerte olor a metálico inundaba mis fosas nasales, dejando que mi mente me mande a las profundidades de la oscuridad, donde los peores demonios que me acompañan a lo largo de mi vida, habitan allí y sin piedad alguna se volverán una de mis peores pesadillas.
No recuerdo como he llegado a esta pequeña habitación con paredes blancas y un intenso olor a clorox lo acompaña, Estoy postrada en una camilla con una camisa de fuerza que rodea mis pequeños brazos y torso, observo mi alrededor y no veo otro color que no sea el fastidioso blanco. intento recordar, pero nada llega a mi mente, solo el recuerdo de mi nombre y edad nada más. Con un poco de dificultad me levanto de la cama en la que me encuentro, no alcanzo a dar ni dos pasos cuando mis piernas me fallan. Ahogo un grito de dolor, es frustrante no saber que ocurre ni donde me encuentro, con todos esos pensamientos me hago ovillo en el suelo, mientras lloro sin parar haciendo que el dolor en mi cabeza vaya aumentando. Desde hace más o menos una hora que estoy aquí tirada en el frio suelo, nadie ha venido a buscarme y he intentado miles de formas poder quitarme la camisa de fuerza, pero lo que conseguí fue lastimarme los brazos y llorar un rato más hasta quedarme sin lágrim
Me despierto por el fuerte dolor de cabeza, el pitido de una maquina hace que me dé cuenta de mi alrededor. El silencio es tan aterrador que el miedo de que me vuelvan a atacar hace que mi ritmo cardiaco se acelere avisando de mi estado a la persona encargada. Un hombre entra con su típica bata de doctor y una carpeta café en su mano, mis ojos no se despegan ni un segundo de aquel hombre de piel bronceada y enormes ojos verdes. Se da cuenta que lo observo y levanta la vista, me sonríe amablemente causando que quiera coser su boca, a paso lento se acerca y toma nota. — veo que ya despertó señorita Tania, voy hacerle algunas preguntas — su amabilidad me irrita un poco — ¿cuantos años tienes? — su pregunta me descoloca un poco, pero le respondo — veinticuatro — respondo segura porque eso es lo único que recuerdo. Una lluvia de preguntas siguió, y mi respuesta fue la misma, lo único que recuerdo es una habitación llena de sangre y nada más,
Me asignaron una habitación medio decente sin ningún objeto con el cual pueda dañar a alguien o dañarme a mí misma, una pequeña muchacha me curo las heridas con delicadeza y también me entablillo la muñeca, su presencia fue como luz para mí, mi ira se esfumó y fue remplazada por una ternura deliciosa que no puse objeción ante sus cuidados. Tengo un pequeño armario donde solo hay cuatro mudas de ropa, una cama un poco más grande que la anterior y suavecita pareciera que duermo en algodón de azúcar, no creo que sea tan malo el subterránea como me lo han pintado. Puedo moverme libremente por la habitación. Me acuesto en la cama, pero no duro ni dos minutos cuando escucho una alarma. Salgo al corredor a ver que sucede y lo que veo me deja impactada, al fondo de este se encentra un paciente musculoso con un cuchillo, apuñaleando sin piedad a una hermosa joven que le da batalla, mis piernas no responden y siento como jalan mi brazo para moverme, al voltear veo que es la ti
Allison llora, y yo me desespero más.—porque la alarma no suena— porque nadie ha avisado de lo que sucede, tengo que salir y avisar para que controlen esto— está bien, yo te cubro mientras tú sales y avisas, no sé cuánto tiempo pueda resistir… confió en ti, no me decepciones — asiente y se limpia las lágrimas con el dorso de su mano. Tiene una pequeña herida causada por el golpe y de esta sale sangre haciendo que algo se active en mi interior queriendo salir.Abro la puerta y empujo con todas mis fuerzas a los dos gorilas que se encuentran enfrente, y veo como Allison sale de la habitación sin que se den cuenta.Ambos me acorralan y veo como dejan las pinzas en la mesa de la entrada como si les estorbara, y solo quedan con el tubo de metal cada uno, recibo golpe tras golpe de cada uno, mi cuerpo esta adolorido, pero intento mantenerme en pie