Allison llora, y yo me desespero más.
— porque la alarma no suena
— porque nadie ha avisado de lo que sucede, tengo que salir y avisar para que controlen esto
— está bien, yo te cubro mientras tú sales y avisas, no sé cuánto tiempo pueda resistir… confió en ti, no me decepciones — asiente y se limpia las lágrimas con el dorso de su mano. Tiene una pequeña herida causada por el golpe y de esta sale sangre haciendo que algo se active en mi interior queriendo salir.
Abro la puerta y empujo con todas mis fuerzas a los dos gorilas que se encuentran enfrente, y veo como Allison sale de la habitación sin que se den cuenta.
Ambos me acorralan y veo como dejan las pinzas en la mesa de la entrada como si les estorbara, y solo quedan con el tubo de metal cada uno, recibo golpe tras golpe de cada uno, mi cuerpo esta adolorido, pero intento mantenerme en pie y darle tiempo a Allison. Me defiendo lo más que puedo, pero ellos llevan la ventaja por ser dos y tener un objeto con el cual me están lastimando. Mi mente maquina observando la habitación para encontrar un objeto con el cual dar batalla, pero lo único que veo son las grandes pinzas que se encuentran en la entrada, están demasiado lejos para llegar y arriesgado bajar la retaguardia porque cualquier movimiento puede hacer que la muerte se lleve mi alma.
Sus ojos están inyectados en un rojo, sus labios están morados y las ojeras resaltan, parecen cansados, pero al mismo tiempo con energías suficientes para matar.
— me está cansando que des batalla y no mueras, eres una rata escurridiza — la voz de castaño eriza mis vellos.
Antes de poder articular una palabra, siento como el metal golpea mi cabeza haciendo que la pared me reciba. Mi columna tráquea, mi cabeza palpito, mi vista se nubla, dejándome un poco desorientada, sacudo mi cabeza y esquivo el golpe del rubio.
De un momento a otro me encuentro con las enormes pinzas en cada mano, veo como el castaño se aproxima con la furia reflejada en sus ojos y entonces lanzo las pinzas, estas se clavan en su frente haciendo que la sed de sangre y venganza nublara mi juicio.
Este cae al piso donde, dejando que las pinzas se claven más en su frente, estoy tan perturbada por la escena que me por un momento me olvido del rubio hasta que siento como algo filoso traspasa mi pierna izquierda arrancándome un grito de dolor, la sangre chorrea el piso, una patada me impacta en el suelo, su pie pisotea mi cráneo y de mi herida veo como un cuchillo causante de mi pena sobresale de mi pierna, intento cogerlo, pero no puedo.
No sé porque nadie llega, mi cuerpo está agotado, tengo heridas y sangre por todo mi cuerpo, y antes de que el rubio acabe con mi miserable vida veo como el castaño se levanta quitándose las pinzas y corriendo hacia el hombre que pisotea mi cráneo.
El cuello de mi atacante es abierto y la sangre corre como el agua de un hermoso manantial
Ahora todos estamos tirados en el duro suelo, veo como la muerte se lleva el alma de los dos hombres tendidos en el suelo, estoy esperando mi turno, pero este nunca llega, de fondo escucho la alarma y sé que dentro de poco llegara la ayuda solo espero que no tarden.
El cansancio y las graves heridas están pasando factura a mi cuerpo, me levanto poco a poco haciendo que cada musculo grite de dolor y se queje por mi acción.
Estoy a instantes de sentarme en la cama cuando mis rodillas fallan, me acomodo dejando que mi espalda repose en el borde de la cama, mi vista se va nublando y mi corazón va a mil por hora, el aliento se me va acabando y ante mi último suspiro veo manchas moverse en la habitación de un lado para otro.
…
Mi cabeza me duele como el infierno, de a poco voy abriendo los ojos para que la luz no me ciegue, mi boca está seca.
Veo a mi alrededor y me percato que no soy la única que se encuentra en este pequeña clínica, en unas dos camillas más allá se encuentra una muchacha pelirroja con un brazo enyesado y una venda que cubre su frente, al igual que yo, ella me observa y detalla cada parte de mi cuerpo, sé que debo estar del asco, pues sus ojos demuestran asombro y miedo, voltea su cara hacia otro lado cuando se percata de mi mirada neutra y sombría que le estoy dando, nunca me ha gustado que la gente me observe más de lo debido cuando me encuentro en una situación un poco complicada.
El recuerdo de lo sucedido hace tan solo unas hora hace que la ira comience a atacar mi sistema, lagrimas espesas caen por mi rostro, siento impotencia por dejar que las cosas llegaran a tal extremo, que ahora me encuentro postrada en una camilla y los dos gorilas muertos por sus acciones descabelladas, sé que en parte tuve la culpa por no controlar mis impulsos agresivos, intente dar tiempo sin que nadie saliera lastimado, intente hacer lo posible por dejar que mi mente se mantuviera tranquila, hice todo lo que estuvo en mis manos por mantenerme en pie y no dañar, pero todo se fue a la m****a cuando mi cuerpo recibió cada ataque de esos maniáticos, no quería morir y debía hacer algo por impedirlo.
Al igual que ellos lo di rodo por vivir y matarlos, cada movimiento de ellos fue un impulso más para mí, podía sentir la adrenalina corriendo por mi cuerpo, pero no me arrepiento de haber hecho lo hice por permanecer en este mundo, todavía tengo cosas que recordar y descubrir con todo lo que está pasando.
— veo que ya te despertaste — salgo de mis pensamientos y volteo a ver a el hombre que se encuentra a escasos pasos de mi - vamos hacerte unos exámenes, espero que cooperes — no digo nada y solo asiento con mi cabeza, no tengo intenciones de herir a nadie, ya tuve suficiente con lo de hace rato y solo quiero ayuda con mi cuerpo adolorido.
Cuando ya me ha hecho el chequeo necesario, sale de la sala habitación improvisada en la que me encuentro y deja entrar una enfermera que me ayuda a comer, ninguna dice nada, y el silencio que se forma es cómodo, cada una en sus pensamientos, con sus miedos y frustraciones carcomiendo nuestros cerebros.
Cuando me deja sola, observo un punto fijo en la pared, sin pensar en nada, ni dejar que mis demonios ataquen en mi momento vulnerable.
En cada respiración y segundo que pasa me voy relajando, hasta que escucho una voz tímida.
— ho-la — me giro hacia la voz y la pelirroja se sonroja cuando le sonrió, su timidez me parece tierna, cada facción de su rostro es delicado, y su cara desprende ternura, pero sé que solo es una fachada de lo que realmente es, todos mostramos inocencia, pero somos demonios que en cualquier momento saltar para acabarte sin que puedas verlo venir.
Dejo que observarla y decido hablarle.— hola — le doy mi más grande sonrisa. — qué tal si me cuantas tu historia de cómo lograste estar con un brazo enyesado - su rostro se ensombrece, pero decido continuar — estoy aburrida y no sé cuánto tiempo tenga que estar acá.Suspira, y me regala una sonrisa, y deja de observarme para ver su brazo.— solo si me cuentas también lo que te ocurrió, cuando llegaste estuviste a punto de irte al otro lado, los doctores se volvieron como locos, pero lograron estabilizarte — estoy asombrada, casi me voy.—está bien.— cando llegue al subterránea me pusieron con una compañera de cuarto, todo iba bien hasta cuando los doctores empezaron a suministrarle medicamentos para su recuperación, ella sufría de depresión, y cuando la llevaban a los laboratorios para los e
No puedo conciliar el sueño, cada vez que cierro mis ojos, siento que en cualquier momento alguien va a entrar y matarme. … Me despierto exaltada, no sé en qué momento de la noche me quede dormida, pero agradezco que nada malo me haya pasado. Mi cuerpo está más cubierto por vendajes que por cualquier cosa, parezco una momia y sé que con ver mi rostro se asustarían los pacientes, estos días han sido un martirio, golpes vas y viene, heridas sanan y otras llegan, la sangre corre y otras veces está seca, no sé cómo he resistido tanto tiempo en este puto infierno. Escapar ha estado en mis planes, pero no recuerdo nada como para salir y pedir ayuda, mi vida es frustrante y soy una persona con problemas de agresión, eso me perjudicaría más en el mundo fuera de esta isla. —es hora de tomar el desayuno, por favor diríjanse al comedor para empezar su día con toda la energía. — se escucha por los enormes parlantes, cada mañana es lo mismo,
Las puertas se cierran, y veo como un humo blanco llena la habitación donde antes me encontraba, uno a uno va cayendo en el suelo y la alarma de la cual no me había dado cuenta que sonaba dejo de hacer el ruido molesto para encender una luz azul en el comedor. El humo deja de salir y tanto los amigos de venus como nosotras nos encontramos viendo tras las puertas, todos han regresado a sus habitaciones o a la sala roja por motivos de seguridad. — por favor vuelvan a sus habitaciones, nosotros nos encargaremos de esto — un enfermero pasa por nuestro lado mientras digita unos códigos a lado de la puerta haciendo que este deje abrir la reja que se encuentra al otro lado del comedor dando paso a un pasillo con aproximadamente veinte personas cubiertas por un extraño traje de plástico. Somos empujados por el enfermero y salimos de nuestro trance, lo último que alcanzo a ver es como los ponen en camillas y salen hacia aquel pasillo. … Estoy acostada
en las dos horas que llevo despierta me han suministrado unos seis sedantes para poder dormir, pero ninguno ha hecho efecto en mi sistema, parece somo si fuera inmune. — eres la primera paciente que nos ha dado más trabajo dormir — un enfermero se sienta a mi lado en la silla metálica. — no tengo la culpa que mi cuerpo combata contra lo que me suministraron — hablo arrastrando las palabras. Una carcajada retumba por la habitación, y me percato del color peculiar de sus ojos, son de un color violeta intenso. Cuando se percata de mi mirada, su semblante cambia a uno serio y espeluznante. — en el laboratorio ocurrió un accidente haciendo que algunos que se encontraban allí les afectara algunas partes de su cuerpo, como en mi caso cambio el color de mis ojos — se levanta de la silla y se acerca a paso amenazante a mi lado. Uno de sus dedos juega con algunos mechones de mi cabello mientras el otro recorre mi rostro y cuellos, cada toque suyo hace q
Sus manos toman posesión se mis senos, mientras muerde mi abdomen, nada de esto causa efecto en mí, pero hago que salgas suspiros y jadeos para que siga concentrado en mi cuerpo. Cuando siento como mi muñeca es liberada de una correa y sigo con la otra y acelero el movimiento, cada toque en mi cuerpo es más combustible para la ira que va creciendo. Cuando me he zafado de las correas de mis brazos y pecho, la verdadera aventura comienza. Agarro el pequeño objeto en mi mano derecha y apuñalo su espalda, el hombre se separa un poco perturbado por lo que acabo de hacer. — pero que mier... — antes de que termine de hablar, vuelvo a clavar el bisturí en su pectoral, la sangre mancha su tez blanca. El demonio cae al suelo, mientras preciosa la enorme heria de su pectoral, y antes de que pueda reaccionar, quita la correa de mi cuello y las del resto que incomoda tanto a mi cuerpo. Cuando estoy por las correas de mi tobillo derecho, siento como agarran
Siento como si miles de agujas traspasaran mi cuerpo, me quejo del insoportable dolor que estoy sintiendo, mi garganta arde al pasar saliva, y mi boca parece como si estuviera cosida, mis parpados revolotean para abrir los ojos poco a poco, pero la hinchazón de estos me lo pone difícil pero no imposible. Cuando logro abrir mis ojos, lo primero que veo es el techo blanco de mi habitación, y escucho los pasos de los pacientes en el pasillo, no puedo mover mi cuello, pues este esté atado con una delgada correa como si fuera un puto perro. Estoy muy incómoda y me pica la punta de la nariz, pero mi cuerpo está más atado que cualquier otra cosa, me frustra no saber cómo hacer para satisfacer a mi pobre nariz que sufre por la molesta picazón que tiene. Con mi lengua intento alcanzar mi nariz, pero es casi imposible. Estoy tan concentrada en mi nueva tarea que me asusto cuando la puerta es abierta abruptamente y por esta entra el viejo canoso del cual ni se su nombre
Grito hasta quedarme sin voz, y lloro hasta quedarme sin lágrimas, casi cayendo sin poder ver más que oscuridad, las risas no han dejado de sonar, y tambores que en un principio sonaban en la lejanía, ahora se unen a la horrorosa armonía, y alboroto formado por aquellos demonios que habitan mi mente, alimentándose de lo bueno y malo. Les he dado poder de dañarme y no sé cómo hacer para que me dejen en paz, no siento ninguna otra emoción más que tristeza y miedo. No sé qué paso con la Tania consumida por la ira y que arrasaba con todo a su paso sin importar que sea. Me encuentro con miedo, tristeza y sufrimiento abrazando mi interior. Los minutos pasan, cuando mi ropa es rasgada por unas fuertes y filosas garras que no logro ver, En el proceso no solo rompe mi ropa sino también en algunos momentos mi piel que todavía siente como quema mi interior. Los minutos son eternos donde caigo sin llegar a un fondo, mi cuerpo tiembla por la poca falta de ropa, y
POV ALLISON Estaba muy preocupada por Tania cuando me dijeron que la habían llevado al laboratorio para empezar su tratamiento.Gracias a Dios volvió en una sola pieza y no perdió su cabeza, con venus entramos a la habitación y la encontramos postrada en su cama con miles de correas atando su cuerpo a este, por seguridad es mejor dejar a los pacientes 72 horas amarrados con las correas por si se salen de control, ya que el medicamento que se suministran es desconocido para muchos y es ultra secreto, pero se puede ver los efectos negativos que tiene con algunas personas, se vuelven violentos o mueren en el proceso.No se que sustancias son, pero nada en este psiquiátrico da buena espina, desde sus trabajadores hasta sus instalaciones.Venus y yo pasamos un buen rato acompañando a Tania, en este corto tiempo me di cuenta que venus es una gran persona cuando está en sus cinco sentido