Me asignaron una habitación medio decente sin ningún objeto con el cual pueda dañar a alguien o dañarme a mí misma, una pequeña muchacha me curo las heridas con delicadeza y también me entablillo la muñeca, su presencia fue como luz para mí, mi ira se esfumó y fue remplazada por una ternura deliciosa que no puse objeción ante sus cuidados.
Tengo un pequeño armario donde solo hay cuatro mudas de ropa, una cama un poco más grande que la anterior y suavecita pareciera que duermo en algodón de azúcar, no creo que sea tan malo el subterránea como me lo han pintado.
Puedo moverme libremente por la habitación. Me acuesto en la cama, pero no duro ni dos minutos cuando escucho una alarma. Salgo al corredor a ver que sucede y lo que veo me deja impactada, al fondo de este se encentra un paciente musculoso con un cuchillo, apuñaleando sin piedad a una hermosa joven que le da batalla, mis piernas no responden y siento como jalan mi brazo para moverme, al voltear veo que es la tierna enfermera y la sigo no lo dudo ni un minuto.
—debemos llegar a la sala roja
— por qué sonó esa alarma
— es para avisar que un paciente está fuera de control y deben ir a la sala roja a refugiarse si no quieren salir lastimados… por cierto mi nombre es Allison — me giña un ojo mientras seguimos corriendo por los largos pasillos
En el camino no me pierdo ni un solo detalle de todo a mi alrededor. Al salir de estos me mi boca se abre de asombro al ver lo que se encuentra al frente, enormes puertas se abren dando lugar a dos enormes salas rojas, para poder ingresar tienes que tomar una mascarilla de oxígeno que se encuentra al costado de estas.
Al entrar observo que la iluminación es roja, pero desde afuera se veía de un color normal, el calor que hace es un poco sofocante.
— ponte bien la máscara de oxígeno y oprime el pequeño botón negro cuando sientas que te estas quedando sin oxigeno
— por qué debemos ponernos esto
— estas salas fueron creadas con el fin de que aquellos que están fuera de control no puedan entrar, desde afuera se mira normal ero cuando entras te das cuenta que de pequeños detalles con el color y el calor que hace, todo esto ayuda como una especie de camuflaje, y si intenta entrar y es detectado por los sensores, será quemado con ácido.
No respondo y veo cada detalle de la sala, hay aproximadamente treinta personas tanto pacientes como enfermeras.
— el peligro ha pasado ya se pueden quitar sus máscaras y salir de la sala, gracias por su discreción — una voz robótica se escucha por los parlantes
La luz roja desaparece y con ella el calor incesante dando lugar a una blanca y brisa fresca que sale de las pequeñas ventilaciones del techo. Al igual que todos me quito la máscara de oxígeno y doy bocanadas de aire.
— bueno Tania ya puedes volver a tu habitación, dentro de poco te llevaran la comida, ya que con lo sucedido dudo que los deje ir al comedor.
— gracias
— no tienes por qué, me caes bien
Me dirijo a la salida donde dejo mi mascarilla en su sitio, todos están dirigiéndose a sus respectivas habitaciones como si nada hubiera pasado.
Al final del pasillo se ve solo al personal de limpieza limpiando la sangre de aquella joven. Voy al baño de mi habitación y me echo un poco de agua en el rostro, el reflejo en el agua me muestra lo demacrada que me encuentro, mis clavículas sobresalen, mis ojos están hinchados y una gran marca reposa en mi rostro gracias al demente del cuchillo, mi cabello ha perdido su brillo y mis labios se encuentran partidos.
Me cambio la ropa, y me acuesto en la cama a esperar la comida, cabe afirmar que la comida es muy buena, agradezco que tengan cocineras calificadas y no sean las típicas perras que hacen comida no comestible.
La puerta es abierta por una señora que lleva un carrito donde va la comida, lo deja en la pequeña mesita de la entrada y sale sin emitir ninguna palabra.
En la bandeja también viene un vasito con pastillas de colores, y una nota que dice que las tengo que tomar para empezar mi proceso de recuperación y no dañar a nadie. Así que decido hacer caso y tomar las pastillas y disfrutar de la deliciosa comida.
…
Ya ha pasado un mes desde que estoy en el subterráneo y solo he tenido que ir a la sala roja dos veces después de ese suceso desafortunado. Mi rutina se ha basado en ir al comedor, disfrutar de un poco en la sala de descanso donde nos deja respirar tranquilamente durante una hora con supervisión hasta mas no poder, regreso a mi habitación y converso con Allison quien se ha vuelto como una amiga.
Allison me ha contado un poco de su vida y de cómo llego a trabajar aquí, sé que tiene un hermano mayor que estuvo también trabajando en el psiquiátrico y que hace más o menos tres meses fue internado como paciente peligroso en el subterráneo pues algo salió mal en el laboratorio y le causo daño, no sé muy bien que fue lo que paso pues no indague mucho en el tema.
En todo este tiempo recordé que tengo una hermana menor, pero no sé cómo es físicamente y es frustrante no recordar mi vida ni que fue lo que llevo a que me internaran.
Ahora estoy con Allison en el suelo jugando UNO, ha estado muy callada y distraída, y se me hace raro ya que ella parece un alma llena de vida y brilla por donde pasa dejando la escarcha de sus pisadas.
— te noto distraída ¿Qué pasa? Te hicieron algo — levanta la vista y veo como sus ojos se cristalizan y la abrazo dejando que llore.
— mi hermano va hacer trasladado a este bloque, dicen que el bloque B está muy lleno y que como en este han sucedido muchas muertes y hay suficiente espacio, pues algunos pacientes serán acomodados aquí.
— y que es lo que te atormenta, si podrás poder ver a tu hermano más seguido — no sé cómo consolarla, pues soy brusca y fría
— no quiero ver lo cambiado que esta, sé que es egoísta, pero si está lejos de mi sería mucho mejor, pues nadie sabe que somos parientes. Cuando me enteré que había ocurrido un accidente en el laboratorio, y que mi hermano había resultado herido y que no podía volver a casa, decidí ingresar para ayudarlo sin que nadie se enterara de nuestra compatibilidad. Descubrí la verdad, así que estoy buscando una manera de ayudar a todas esas personas que se encuentran en el bloque A y bloque B del subterráneo, para que vuelvan a tener una vida libre fuera de estas paredes.
Un silencio incomodo inundo la habitación, pero fue interrumpido por los incesantes golpes provenientes de la puerta, me levanto y abro, todo se sumió en un caos, entraron dos pacientes musculosos con un tubo de metal y unas grandes pinzas en cada mano, de dónde sacan todos esos instrumentos si no nos dejan nada con lo que podamos hacer daño.
Allison intenta levantarse del suelo, pero es golpeada por un el rubio de nombre Logan el cual se encuentra en inscrito en nuestra ropa, mis manos se hacen puños y siento la furia correr por cada poro de mi piel.
— ¡cuidado! — la voz de la enfermera suena advirtiéndome de lo que iba a ocurrir, pero ya es muy tarde
Siento como soy golpeada por el duro metal de el castaño quien me sonríe siniestramente, mientras el rubio se acerca a Allison con sus pinzas
La alarma no ha sonado y eso me enfurece más, nadie sabe que estamos en peligro, agarro a la enfermera y la llevo al baño, cierro con seguro mientas escuchamos los pasos y golpes en la puerta y sé que esta no resistirá mucho tiempo.
Allison llora, y yo me desespero más.—porque la alarma no suena— porque nadie ha avisado de lo que sucede, tengo que salir y avisar para que controlen esto— está bien, yo te cubro mientras tú sales y avisas, no sé cuánto tiempo pueda resistir… confió en ti, no me decepciones — asiente y se limpia las lágrimas con el dorso de su mano. Tiene una pequeña herida causada por el golpe y de esta sale sangre haciendo que algo se active en mi interior queriendo salir.Abro la puerta y empujo con todas mis fuerzas a los dos gorilas que se encuentran enfrente, y veo como Allison sale de la habitación sin que se den cuenta.Ambos me acorralan y veo como dejan las pinzas en la mesa de la entrada como si les estorbara, y solo quedan con el tubo de metal cada uno, recibo golpe tras golpe de cada uno, mi cuerpo esta adolorido, pero intento mantenerme en pie
Dejo que observarla y decido hablarle.— hola — le doy mi más grande sonrisa. — qué tal si me cuantas tu historia de cómo lograste estar con un brazo enyesado - su rostro se ensombrece, pero decido continuar — estoy aburrida y no sé cuánto tiempo tenga que estar acá.Suspira, y me regala una sonrisa, y deja de observarme para ver su brazo.— solo si me cuentas también lo que te ocurrió, cuando llegaste estuviste a punto de irte al otro lado, los doctores se volvieron como locos, pero lograron estabilizarte — estoy asombrada, casi me voy.—está bien.— cando llegue al subterránea me pusieron con una compañera de cuarto, todo iba bien hasta cuando los doctores empezaron a suministrarle medicamentos para su recuperación, ella sufría de depresión, y cuando la llevaban a los laboratorios para los e
No puedo conciliar el sueño, cada vez que cierro mis ojos, siento que en cualquier momento alguien va a entrar y matarme. … Me despierto exaltada, no sé en qué momento de la noche me quede dormida, pero agradezco que nada malo me haya pasado. Mi cuerpo está más cubierto por vendajes que por cualquier cosa, parezco una momia y sé que con ver mi rostro se asustarían los pacientes, estos días han sido un martirio, golpes vas y viene, heridas sanan y otras llegan, la sangre corre y otras veces está seca, no sé cómo he resistido tanto tiempo en este puto infierno. Escapar ha estado en mis planes, pero no recuerdo nada como para salir y pedir ayuda, mi vida es frustrante y soy una persona con problemas de agresión, eso me perjudicaría más en el mundo fuera de esta isla. —es hora de tomar el desayuno, por favor diríjanse al comedor para empezar su día con toda la energía. — se escucha por los enormes parlantes, cada mañana es lo mismo,
Las puertas se cierran, y veo como un humo blanco llena la habitación donde antes me encontraba, uno a uno va cayendo en el suelo y la alarma de la cual no me había dado cuenta que sonaba dejo de hacer el ruido molesto para encender una luz azul en el comedor. El humo deja de salir y tanto los amigos de venus como nosotras nos encontramos viendo tras las puertas, todos han regresado a sus habitaciones o a la sala roja por motivos de seguridad. — por favor vuelvan a sus habitaciones, nosotros nos encargaremos de esto — un enfermero pasa por nuestro lado mientras digita unos códigos a lado de la puerta haciendo que este deje abrir la reja que se encuentra al otro lado del comedor dando paso a un pasillo con aproximadamente veinte personas cubiertas por un extraño traje de plástico. Somos empujados por el enfermero y salimos de nuestro trance, lo último que alcanzo a ver es como los ponen en camillas y salen hacia aquel pasillo. … Estoy acostada
en las dos horas que llevo despierta me han suministrado unos seis sedantes para poder dormir, pero ninguno ha hecho efecto en mi sistema, parece somo si fuera inmune. — eres la primera paciente que nos ha dado más trabajo dormir — un enfermero se sienta a mi lado en la silla metálica. — no tengo la culpa que mi cuerpo combata contra lo que me suministraron — hablo arrastrando las palabras. Una carcajada retumba por la habitación, y me percato del color peculiar de sus ojos, son de un color violeta intenso. Cuando se percata de mi mirada, su semblante cambia a uno serio y espeluznante. — en el laboratorio ocurrió un accidente haciendo que algunos que se encontraban allí les afectara algunas partes de su cuerpo, como en mi caso cambio el color de mis ojos — se levanta de la silla y se acerca a paso amenazante a mi lado. Uno de sus dedos juega con algunos mechones de mi cabello mientras el otro recorre mi rostro y cuellos, cada toque suyo hace q
Sus manos toman posesión se mis senos, mientras muerde mi abdomen, nada de esto causa efecto en mí, pero hago que salgas suspiros y jadeos para que siga concentrado en mi cuerpo. Cuando siento como mi muñeca es liberada de una correa y sigo con la otra y acelero el movimiento, cada toque en mi cuerpo es más combustible para la ira que va creciendo. Cuando me he zafado de las correas de mis brazos y pecho, la verdadera aventura comienza. Agarro el pequeño objeto en mi mano derecha y apuñalo su espalda, el hombre se separa un poco perturbado por lo que acabo de hacer. — pero que mier... — antes de que termine de hablar, vuelvo a clavar el bisturí en su pectoral, la sangre mancha su tez blanca. El demonio cae al suelo, mientras preciosa la enorme heria de su pectoral, y antes de que pueda reaccionar, quita la correa de mi cuello y las del resto que incomoda tanto a mi cuerpo. Cuando estoy por las correas de mi tobillo derecho, siento como agarran
Siento como si miles de agujas traspasaran mi cuerpo, me quejo del insoportable dolor que estoy sintiendo, mi garganta arde al pasar saliva, y mi boca parece como si estuviera cosida, mis parpados revolotean para abrir los ojos poco a poco, pero la hinchazón de estos me lo pone difícil pero no imposible. Cuando logro abrir mis ojos, lo primero que veo es el techo blanco de mi habitación, y escucho los pasos de los pacientes en el pasillo, no puedo mover mi cuello, pues este esté atado con una delgada correa como si fuera un puto perro. Estoy muy incómoda y me pica la punta de la nariz, pero mi cuerpo está más atado que cualquier otra cosa, me frustra no saber cómo hacer para satisfacer a mi pobre nariz que sufre por la molesta picazón que tiene. Con mi lengua intento alcanzar mi nariz, pero es casi imposible. Estoy tan concentrada en mi nueva tarea que me asusto cuando la puerta es abierta abruptamente y por esta entra el viejo canoso del cual ni se su nombre
Grito hasta quedarme sin voz, y lloro hasta quedarme sin lágrimas, casi cayendo sin poder ver más que oscuridad, las risas no han dejado de sonar, y tambores que en un principio sonaban en la lejanía, ahora se unen a la horrorosa armonía, y alboroto formado por aquellos demonios que habitan mi mente, alimentándose de lo bueno y malo. Les he dado poder de dañarme y no sé cómo hacer para que me dejen en paz, no siento ninguna otra emoción más que tristeza y miedo. No sé qué paso con la Tania consumida por la ira y que arrasaba con todo a su paso sin importar que sea. Me encuentro con miedo, tristeza y sufrimiento abrazando mi interior. Los minutos pasan, cuando mi ropa es rasgada por unas fuertes y filosas garras que no logro ver, En el proceso no solo rompe mi ropa sino también en algunos momentos mi piel que todavía siente como quema mi interior. Los minutos son eternos donde caigo sin llegar a un fondo, mi cuerpo tiembla por la poca falta de ropa, y