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03. Es la idea perfecta

MILA

Mi corazón se detiene por un breve momento al escuchar su propuesta. Y de repente, es como si una locomotora corriera dentro de mi pecho. El miedo de que Axel haya descubierto los sentimientos que guardo celosamente termina por cerrar mi garganta mientras un gran vacío se me abre en la boca del estómago. ¿Era una broma? Tiene que serlo, y una muy cruel.

—Es la solución perfecta, Mila. ¿Qué te parece mi gran idea? —pregunta. Los ojos de Axel brillan llenos de esperanza y mi estómago se revuelve.

—Me parece… una verdadera locura —respondo con la boca seca—. ¿Quién en su sano juicio querría tenerte como esposo? —pregunto, intentando bromear cuando todo lo que quiero es salir corriendo de allí y alejarme de Axel y su fatídica propuesta. Él no tiene idea del daño que me hace. Lo peor es que no puedo culparlo, Axel es totalmente ajeno a mis sentimientos y eso duele mucho más.

—¡Ninguna locura, Mila! Si hay alguien en quien confío ciegamente, esa eres tú —responde sin vacilar—. No puedes negarte, tú eres mi única esperanza y salvación.

—¡Oh, no! No seré tu maldito conejillo de indias en este juego macabro. ¡Estás completamente loco, Axel! —grito, buscando una manera de salir bien librada de esto.

—Voy a volverme loco si mi abuelo sigue hostigándome con lo mismo, Mila. Por favor, solo confío en ti. Es la idea perfecta. Dime, ¿qué puede salir mal? —pregunta, apartándose de mí.  

Axel Ridley no es un tipo fácil y cuando una idea se le mete en la m*****a cabeza, sin importar lo descabellada que es, siempre termina saliéndose con la suya. El jodido problema en todo esto, son mis sentimientos hacia él. Quizá, si no me hubiera enamorado, me arriesgaría a convertirme en su esposa, convencida de que nada iba a cambiar entre nosotros.

—¿Qué puede salir mal? —pregunto casi con burla. Me alejo más de él. Necesito serenarme y aplacar los latidos alocados de mi corazón—. ¿Te estás escuchando, Axel? No engañaremos a nadie. ¡Tu abuelo, jamás se creerá el cuento de que tú y yo estamos juntos y que de repente hemos decidido casarnos! No es idiota como tú…, crees.

—Por favor, Mila, podemos intentarlo —pide, casi súplica. Siento sus pasos detrás de mí, me detengo frente al enorme ventanal de vidrio, mis ojos se pierden en el horizonte mientras mi corazón se sacude y mi cerebro levanta paredes alrededor para no escuchar y no dejarme seducir por lo que Axel diga. Ni siquiera me permito pensar en la cantidad de noches que he soñado con ser algo más que una amiga.

Tiemblo brevemente cuando su mano se posa sobre mi hombro, me muerdo el labio y me giro con calma.

—No soy una buena actriz, Axel, no engañaré a nadie. Tu abuelo nos descubrirá y todo será peor para ti. Sin mencionar que puedo quedarme sin trabajo —murmuro en tono muy bajo, pero que él escucha muy bien.

—Mila.

—Siendo sincera contigo como siempre, no quiero correr riesgos. Todos sabrán que se trata de una mentira en el momento en que abras la boca. Tus escándalos no son algo que una novia puede soportar, ¿lo entiendes? —pregunto, alejándome de nuevo. Necesito poner una distancia entre los dos para no ceder.

Yo era capaz de hacer cualquier cosa por Axel, pero fingir ser su novia y luego jugar el papel de su esposa es demasiado para mi corazón. No puedo arriesgarme, y menos por una mentira.

Es una tentación a la que debo resistir sí o sí.

—¡Espera, Mila! —pide, impidiendo mi huida.

—No tenemos nada de que hablar, Axel. ¡Lo que me pides es una locura! Te quiero mucho y he hecho muchas cosas por ti, pero esto no. ¡Simplemente, no puedo! —grito. No quiero sonar tan ruda, pero la situación me ha sobrepasado.

—Te lo pido, ayúdame. Solo a ti puedo confiarte mi vida —dice con una brutal sinceridad.

Lo peor es que lo conozco muy bien, en eso, Axel no mentía. Sin embargo, aceptar iba a destrozar mi vida y mi corazón.

—No estás pensando con la cabeza, Axel —digo tratando de hacerle cambiar de idea—. Es una decisión demasiado apresurada. Respira y tómate el tiempo de analizar la situación y de conocer a una chica que se acople a ti, quizá… termines enamorado.

Él niega con un enérgico movimiento de cabeza.

—Te juro por mi vida, que será lo único que voy a pedirte, Mila. Eres la única mujer a quien podría entregarle mi corazón —asegura con una sonrisa sexy. Esa m*****a sonrisa que tiene el poder de mojarme las bragas sin proponérselo.

—¡Dios! Deja de hacer eso, no vas a manipularme y menos a jugar conmigo —respondo, pero ya mi cabeza está imaginándose un panorama romántico. Él y yo juntos, formando una familia.

¡Qué m*****a tentación!

Sin embargo, nada de eso es posible. Yo solo sería una tapadera para la vida desenfrenada de Axel.

 —Desde que nos conocemos hemos sido totalmente sinceros, Mila. Jamás te he engañado.

—Nunca me dijiste que eras el heredero de una de las familias más importantes de San Antonio —le recuerdo. Fue una verdadera sorpresa cuando me enteré.

—No creí tener la necesidad de hacerlo, técnicamente todo el mundo conoce a mi familia y su descendencia.

—Yo no soy todo el mundo y lo que menos me interesaba era curiosear en las revistas de gente de tu clase —respondo. Axel se lleva una mano al pecho de manera dramática.

—Directo al corazón —musita con un gesto de dolor. ¡Teatro!

—No seas ridículo —me burlo, un poco más tranquila al llevar la conversación a un puerto seguro, o es lo que creo, pues Axel no tiene ninguna intención de quitar el dedo del renglón.

—Eres mi mejor amiga —insiste. Estira la mano y atrapa entre sus dedos uno de mis mechones sueltos, lo coloca detrás de mi oreja. No es la primera vez que lo hace, pero en esta ocasión se siente distinto.

Quizá es por la tensión que se respira en la habitación, tal vez, por su inesperada y loca propuesta. Lo que fuese, no es correcto, pero se siente bien, tanto que cada segundo me siento seducida a aceptarlo.

No, no puedo. Me alejo de él y, sin decir nada más, salgo de la oficina. Camino tan rápido como mis pies me lo permiten, mientras siento la agitación de mi pecho extenderse por cada rincón de mi cuerpo.

Axel no tiene idea de lo que acaba de hacer. Ha abierto la caja de Pandora y liberado todos mis demonios que ahora amenazan con devorarme…

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