⤝MILA⤞
Nuestros ojos siguen fijos, el uno en el otro, la tentación de cerrarlos es tan abrumadora y el deseo de probar sus labios lo es aún mucho más. Solo tengo que dejarme llevar, basta un segundo para tener lo que siempre he anhelado y deseado. El sabor de su prohibida boca. Mi cuerpo se tensa como la cuerda de un violín y un atisbo de lucidez se cuela en mi cabeza. ¿En qué diablos estoy pensando? Me separo ligeramente del cuerpo de Axel, lo suficiente para romper la tensión que se ha creado entre nosotros. Me pregunto si alguien más lo ha notado o solo he sido yo. —Mila —susurra, acercándose de nuevo. Un nudo se instala en mi garganta. —Ni se te ocurra —murmuro en respuesta y tan bajito, solo para sus oídos. Él me sonríe y se aleja un poco. Dejo escapar el aire que no sé que estoy reteniendo mientras siento las mejillas de mi rostro calientes. Ha sido un momento… incómodo. —Qué sorpresa, primo. Siempre muy bien acompañado —pronuncia Zane a manera de saludo—. Mila, un placer volver a verte. —Es un gusto, Zane —respondo para no quedarme como idiota sin decir nada. La mujer a su lado me ve de pies a cabeza como si fuera un insecto. Típico de la gente de alta sociedad, o por lo menos de un gran porcentaje de las personas que he conocido hasta el momento. De todos, Axel siempre será la excepción. Siendo el hijo, nieto y heredero de un gran emporio empresarial, me eligió como su amiga entre muchos y muchas que trataron de llamar su atención. —¿La asistente de Axel? —pregunta a Zane, ignorándome por completo. Su actitud es despreciable y tengo que morderme la lengua para no responder. No es el momento, ni el lugar. Axel está confiando en mí. —Mi asistente, mi amiga y todo lo que tú no puedes ni llegar a imaginarte —responde Axel con tono molesto. Su mano aprieta mi cintura con demasiada fuerza, por lo que me trago el gemido que amenaza con abandonar mis labios. —Delaney, por favor —pide Zane con una sonrisa de disculpa. La toma del brazo y se la lleva para saludar a los otros invitados. —¿Vamos? —me susurra Axel junto al oído, en otro acto íntimo que me estremece de pies a cabeza. Su cercanía es demasiado y mis muros son vulnerados desde sus cimientos. —No te vayas de manos largas, Axel, porque te juro que no tendré ningún problema en cortártelas —le aseguro, fingiendo una sonrisa a los presentes. A ninguno de los dos nos conviene montar un espectáculo. Por respeto al abuelo y a los invitados. —¿Serás capaz de hacerlo? —pregunta, provocándome. —¿Quieres ponerme a prueba? —respondo en el mismo tono bajo de antes. No quiero que nadie más escuche nuestra conversación. —Cualquier persona que los viese, creerá que se trata de una pareja. Discuten como una. La voz de la mujer me hace girar el rostro. La he visto antes, en algunas reuniones de sociedad mientras acompañaba a Axel. Solo…, no logro recordar el nombre de la chica. —Señorita Ellington, es un gusto volver a verla —. Me tenso de nuevo al reconocer la voz del hombre que me saluda y el agarre de Axel sobre mi cintura se hace más firme. —Señor Brixton —respondo. De todas las candidatas que se me vinieron a la mente por la tarde, jamás se me ocurrió incluir a la hija de este hombre. —Ven, vamos a saludar —interviene Axel, interrumpiendo a Holden. Lo cual agradezco. El tipo es un verdadero idiota. Jamás podré olvidar el día que, con excusas de trabajo, me invitó a comer y sin descaro, me ofreció ser su amante. Axel no lo sabe, no le vi el caso a informarle, conociéndolo le habría partido la cara y yo habría disfrutado de lo lindo; sin embargo, eran socios y ya con los escándalos de Axel era suficiente. Nos alejamos del imbécil de Brixton y saludamos a Kaia Prescott y su padre. Maddox, un importante magnate dedicado a la industria de la tecnología, y amigo de la familia Ridley. Como lo imaginaba, Daxton no era tonto. Su intención era que Axel se casara con una mujer de su mismo círculo social. Hija de algún socio importante o amigo íntimo. No podía culparlo, pero tampoco podía justificarlo. La vida amorosa de una persona no debía regirse por el monto en sus cuentas bancarias o por la cantidad de empresas a su nombre. —¿Sucedió algo con Brixton que yo no sepa? —la voz de Axel me saca de mis cavilaciones. —Nada. —¿Estás segura? Te has puesto rígida como la cuerda de un violín cuando te saludó. —No es el momento, Axel. Solo quiero que esto termine y volver a mi casa. No debí venir en primer lugar. —Ya estamos aquí, Mila, y lo mejor que podemos hacer es disfrutarlo. ¿Disfrutarlo? ¡Imposible! Jamás podría disfrutar de un momento creado a conciencia para buscarle una esposa al hombre que amo. Sin embargo, tarde o temprano esto iba a suceder. —Pasemos a la mesa —pide u ordena Daxton. Su tono es engañosamente sereno, pero sus ojos brillan con júbilo. Tiene a Axel justo donde lo quiere. Sentados y esperando en la lujosa mesa, encontramos a Beckett Harlow y su hija, Thalía. Él, como todo un caballero, se pone de pie al vernos entrar, saluda con una amabilidad exquisita y Thalía lo imita a la perfección. Luego de eso, todos ocupamos los lugares, conforme Daxton lo indica. Para mi sorpresa, me deja junto a Axel y su hermano Knox quién es el último en llegar y lleva una cara de pocos amigos. La cena es servida y todos comen en completo silencio mientras lucho con el enjambre de avispas asesinas que revolotean en mi estómago. No hay motivo aparente para sentirme nerviosa o amenazada. El motivo de la cena aún no ha sido revelado, por lo que debo relajarme y tratar de pasar cada bocado para no ahogarme. Esta reacción no es propia de mí, parezco un animal acorralado, pero la mano de Axel no ayuda en lo más mínimo. No hay momento en que por una u otra razón roce con la piel de mi brazo. Lo hace con total intensión, por lo que le dedico una mirada de advertencia. Él sonríe todo inocente, pero está lejos de engañarme. Algo se trae entre manos y presiento que no va a gustarme. Cuando la cena finalmente termina y las muchachas del servicio retiran los platos, la mesa se sumerge en una charla amena. Se habla de viajes, negocios y uniones familiares. Daxton es un genio y dirige la conversación por el camino que desea que vaya. Una hora más tarde, las copas se llenan de champaña. Zane habla bajo con Daxton mientras Delaney trata de entablar una conversación con Aria y Kaia. Unos minutos más tarde, Daxton se pone de pie y con el cubierto hace sonar la copa, llamando la atención de todos. —Supongo que se han preguntado el motivo de esta invitación tan repentina —dijo, viendo a Axel, Zane y Knox. Axel lo mira fijamente, sus labios son una perfecta línea recta y por un momento temo que explote y se enfrasque en una discusión con Daxton, empeorando mucho más las cosas. Entonces, ¿debe callar y esperar a que su abuelo lo despoje de todo? Sería una injusticia. He sido la asistente de Axel durante los últimos tres años y soy testigo de todo lo que ha trabajado para triplicar los ingresos anuales de la compañía. Sumergida en mis propios pensamientos, no soy consciente del momento en que Axel se pone de pie hasta que toma mi mano. Busco su mirada y el corazón se me cae al piso, niego con un movimiento de cabeza, pero él sonríe. —No sé los motivos por los que has organizado esta cena, abuelo —miente, mirándolo a los ojos—; sin embargo, te lo agradezco. No habría encontrado un mejor momento para darte una buena noticia —pronuncia con seguridad. Sus ojos vuelven a mí, y por primera vez me quedo sin palabras. —Voy a casarme —anuncia, sorprendiendo a todos. Sobre todo, a mí. Agrando los ojos y me pongo de pie como si un resorte me impulsara. —¿Vas a casarte? —pregunta Zane, la copa tiembla entre sus dedos. No se lo esperaba. —Así es, primo. Mila y yo vamos a casarnos…⤝MILA⤞«Mila y yo vamos a casarnos.»Dejo de preocuparme por Zane y el temblor de su copa de manera instantánea. Las palabras de Axel retumban en mis oídos como una fuerte explosión. Siento que el mundo se detiene, que la respiración se me queda atrapada en la garganta y que mi corazón late desbocado dentro de mi pecho.—¡¿Vas a casarte?! —repite Zane, incrédulo.—¿Cuántas veces tengo que repetirlo? Todos aquí han escuchado perfectamente la noticia —responde Axel, dispuesto a continuar con su mentira.La mano de Axel busca la mía. Estoy en shock y no reacciono a tiempo. Sus dedos aprietan los míos suavemente, pero con la suficiente firmeza para evitar que me aleje.Me siento traicionada. Axel me ha engañado con premeditación. ¡Él sabía perfectamente a lo que venía! Y yo, como una tonta, creí que solo le iba a hacer ganar tiempo.El enojo, el dolor y el amor se mezclan en mi interior con una rapidez abrumadora; sin embargo, sigo sin pronunciar palabra.Los ojos de Daxton están fijos en
⤝MILA⤞Tras las felicitaciones por la boda, Axel me lleva de regreso a casa. El trayecto transcurre en un silencio tenso, tan denso que podría cortarse con el filo de una tijera. ¿Cómo pudo traicionarme de esa manera? Confié en él y ahora tengo el corazón herido.Aún siento el calor de sus labios sobre los míos y el hormigueo recorriendo mi cuerpo. ¿Cómo diablos haré para olvidar? ¿Cómo le explico a mi corazón que todo esto no ha sido más que un juego para él?Sumergida en mis preguntas y pensamientos, no soy consciente del momento en que Axel estaciona el auto en el parqueadero de mi edificio hasta que escucho su voz.—Llegamos.No le respondo. Abro la puerta y, sin despedirme, salgo del auto como si el diablo me pisara los talones. Necesito alejarme de Axel, necesito reconstruir las barreras que me tomó años levantar y que, en una sola noche, fueron derribadas sin piedad.—¡¡Mila!! —grita. Escucho la puerta del coche cerrarse y los pasos apresurados de Axel detrás de mí.No me deten
⤝AXEL⤞Estaciono el auto y recargo la cabeza sobre el volante. Ni siquiera sé cómo llegué sin provocar un accidente durante el trayecto. Nunca imaginé que Mila iba a reaccionar tan mal. Soy muy consciente de que no debí lanzar el anuncio de esa manera; antes tenía que convencerla de aceptar. Ahora, solo he empeorado las cosas y conociendo a Mila, no va a perdonarme así amanezca arrodillado frente a su puerta.Levanto la cabeza y un grito de furia sale de mi garganta mientras golpeo el volante con mis puños. Respiro varias veces para tranquilizarme y salir del coche. De todos los lugares a los que podría ir, decido venir al que menos imaginé mientras conducía, pero ya estoy aquí y hablar con alguien quizá me ayude.Camino hacia el ascensor, presiono el botón y espero con las manos en los bolsillos. Las puertas no demoran en abrirse y entro. Agradezco no tener que compartirlo con nadie, me recargo contra el metal y cierro los ojos. Inevitablemente, recuerdo el beso.Mi cuerpo se tensa y
⤝MILA⤞El sonido estridente e insistente de la alarma me despierta. Abro los ojos con dificultad, aún afectada por el llanto de anoche. Maldigo a Axel una vez más antes de incorporarme del sillón.Mi cuerpo protesta, adolorido, y fulmino con la mirada el sillón, como si tuviera la culpa de la horrible noche que pasé.Con más determinación de la que realmente siento, me dirijo a la ducha. Me despojo de mi vestido arrugado, dejándolo en el suelo mientras camino. Enciendo la llave, y la lluvia artificial empapa mi cuerpo.Cierro los ojos para bloquear los recuerdos recientes. No quiero pensar en Axel y, mucho menos, en el desayuno con Daxton Ridley el fin de semana.Me concentro en recordar mi agenda para hoy. Ocupar mi mente en el trabajo es la mejor terapia. Y no, no estoy exagerando con mi reacción. Casarse no es cualquier cosa, y aunque la idea de una novia falsa fue mía, jamás consideré incluirme en la ecuación. Axel tiene tantas mujeres en su lista como escándalos. ¿Acaso no sintió
⤝MILA⤞Un escalofrío me recorre de pies a cabeza. Zane no está bromeando, lo puedo adivinar en el brillo de su mirada. Este hombre está dispuesto a todo con tal de hacerse con el control de Ridley Energy Solutions Inc.—¿No dices nada? —cuestiona.Me obligo a sonreír para disimular el nerviosismo que se instala en mi estómago. Tengo que tener mucho cuidado, cualquier cosa que diga, Zane no dudará en usarla en mi contra.—Ya te lo he dicho, Zane. No voy a discutir contigo un tema que no te compete.—¡Es mi maldit0 problema, Mila! —grita. Aprieto los dientes cuando su mano se cierra con más fuerza sobre mi piel.No me cabe duda de que dejará una marca notoria en mi brazo.—Solo estás fingiendo para ayudar a Axel a mantener el control de la compañía —insiste.Zane me ataca sin piedad, espera que en cualquier momento cometa un error que le dé la ventaja. Tengo que alejarme antes de que todo esto se vaya al carajo.Aún estoy furiosa con Axel, pero bajo ningún motivo voy a permitir que Zane
⤝AXEL⤞He pasado la peor noche de mi vida, contando los minutos para que el sol vuelva a alzarse sobre la ciudad y encontrarme con Mila. Por ella, vengo a la oficina más temprano de lo habitual. Conozco muy bien su rutina y sé que le gusta ser la primera en llegar, sin embargo, no lo hace esta mañana.Le marco a su celular y, aunque suena, Mila no atiende mi llamada. Camino por mi oficina, alboroto mis cabellos con frustración y miro la hora en el reloj. Se está demorando demasiado en llegar y el desayuno se va a enfriar.Aún no puedo creer que haya seguido los consejos de Soren, pero él tiene toda la jodida razón. Si no convenzo a Mila de que acepte casarse conmigo, no habrá nada que hacer. No pienso casarme con nadie que no sea ella.Camino hacia mi escritorio y tomo el celular de nuevo. Marco el número de Mila y espero lo que me parece una eternidad, pero ella vuelve a ignorarme. ¡Esto nunca había pasado! ¿Por qué precisamente tuvo que suceder ahora? Fui un idiota, lo admito; sin e
⤝MILA⤞Mi corazón se acelera como si hubiera una manada de caballos galopando en mi pecho. El beso es desesperado. No es suave ni calculado. Es una súplica muda, un intento de arrancar a Axel de la oscuridad en la que está sumido. Sus labios tensos se relajan poco a poco contra los míos. Sus manos, que aún tiemblan por la rabia, se aferran a mi cintura con fuerza, como si yo fuera el único ancla que lo mantiene en la realidad.La idea es maravillosa…Cierro los ojos y dejo que la sensación de su calor me envuelva. Sé que este no es ni el lugar ni el momento, pero es lo único que puedo hacer para evitar que Axel cometa una locura.Sé muy bien que tengo que darle muchas explicaciones después de esto, pero por el momento no me importa. Ya me las arreglaré para justificar mis acciones.Cuando nos separamos, su respiración es pesada, como si estuviera haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantener el control. Sus pupilas están dilatadas. Su frente se apoya en la mía y, aunque su cuerpo sig
⤝MILA⤞¿Qué puedo perder? No puedo creer que me haga una pregunta tan obvia. Hay tantas cosas que puedo perder al aceptar ser la esposa de Axel.Nuestra amistad, por ejemplo.Si las cosas no salen como sugiere Soren, difícilmente podré quedarme a su lado y fingir que nada sucede.Puedo perder el corazón en el intento, pero… ¿qué pasa si las cosas resultan bien y terminamos enamorados?Cualquier cosa, cualquier decisión que tome puede convertirse en una espada de doble filo.Un cosquilleo recorre mi nuca, sacándome de mis cavilaciones. El cálido aliento de Axel me eriza la piel.—¿Qué haces? —pregunto, o más bien susurro—. Pareces un perro olfateando a su presa —lo acuso, y él arrastra la nariz sobre mi piel, provocándome cosquillas.Su mano firme sobre mi cintura me recuerda que estoy sobre sus piernas, y el calor se extiende por todo mi rostro. Intento alejarme; sin embargo, su agarre es firme y me retiene.—No te muevas —pide; su voz es grave y ronca.—Por Dios, Axel, esto es…—¿Ind