Capítulo 31

 

La cena siguió su curso y al final de la velada comprendimos que tampoco habría ayudantes de limpieza en la cocina, por lo tanto nos dividimos las tareas entre todos para así limpiar la mesa, ollas y platos, así como cada uno de los utensilios y vasos. Después de lavarlos y guardarlos ya estábamos listos para irnos a descansar.

— Sol… Sol…— golpeó mi puerta un par de veces hasta que finalmente la abrí.

— ¿Ely? ¿Qué pasa? Son las doce de la noche. — anuncié la hora con un bostezo.

— Si, lo sé. Es que me olvidé de avisarte que debido al golpe que te diste, decidí dejarte en observación por veinticuatro horas.

— ¿Que qué? — cuestioné mientras luchaba con todas mis fuerzas para mantenerme despierta.

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