Capítulo 34

Cuando fuimos hasta planta baja para desayunar, ya se encontraban Hernán, Esteban y Ada en el salón. La última nos recibió con la mano alzada tan pronto como nos vio atravesar la puerta del comedor.

Verla haciendo eso me dejó sin palabras… “¿Por qué lo hace?” me cuestioné en mi foro interno. “¡Si somos los únicos en el comedor!” me dije a mí misma con ironía.

A Ely, en cambio, no le importaba en lo absoluto, esa clase de gestos le provocaban gracia y ternura a tal punto que le seguía la corriente en cada una de sus ocurrencias. Incluso esa vez no perdió la oportunidad y le devolvió el saludo enérgicamente.

Mi cara de negación fue bastante evidente, pero a ellas no les molestaba. Supongo que ya entendían mi forma de ser y luego retomé mis pasos hacia donde estaban reunidos.

— Llegó la chica que se salvó del coma. — dijo divertido Esteban tan pronto como me senté.

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