Una vez más, sus ojos lucían desorbitados por la sorpresa al verme subir el colectivo para seguir el mismo camino que nos llevaría al Instituto.
— ¿Puedo sentarme allí? Me gusta ir del lado de la ventana. — preguntó acercándose a mi asiento.
Lo miré con desprecio y solo pude contestarle lo obvio:
— Tienes suficientes ventanas libres, ¿no te parece? — le dije mientras paseaba la mirada por el colectivo vacío.
— No me gusta viajar solo. — sonrió.
Ofuscadamente lo dejé pasar por mi lugar para que se sentara en el asiento vacío que tenía al lado y que daba justamente a la ventana.
— ¿Sos tan exasperante siempre?
— La mayor parte del tiempo. — respondí a secas.
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—Deberías pedirles que te quitaran algunas de las tareas extras que te asignaron. — comentó Esteban mientras examinaba los puntos de mi cabeza.Estábamos en la enfermería, como ése día él estaba de turno, fue quien me atendió. Le llamó la atención cuando me vio llegar a la oficina sobre el horario de clases y tuve que explicarle sobre el aseo en el gimnasio.—Solo me tardé más de la cuenta. No pasa nada si me pierdo la primera clase, después de cenar iré a la próxima materia, ya está. Solo fue una clase. — le resté importancia al asunto ya que veía que se lo estaba tomando más apecho que yo misma.—Mh… Pero no fue cualquier clase. Fue la primera. No sé bien, pero tengo entendido que los Nocturnos son… &i
Su piel de porcelana, sus ojos brillantes y su cabellera perfectamente peinada… no me cabían dudas de que era una nocturna. Pero su comportamiento me decía lo contrario. La forma en que expuso su vulnerabilidad frente a mí me dejó pensando.— Veo que conociste a Guillermina. — se acercó a nosotros el muchacho de la parada del colectivo.— Izán, ella es mi compañera. — le comentó muy tranquila a aquel chupasangre.Él me volvió a mirar algo sorprendido y casi con una risita de picardía preguntó si era cierto.— No. — le aclaré tajantemente a la vez que una segunda voz también se levantaba diciendo:— Claro que sí. — exclamó la chica cuyo nombre era Guillermina.Nuestras respuestas se contradijeron.— ¡Veo que se llevan de maravillas! Bueno, las dejo porque me están llamando. Nos vemos más tarde. — se despidió al ver lo llamaban sus amigos al organizar su equipo.— Tengo que ir a cursar, ya suéltame. — le pedí con toda la cortesía que fui capaz de acumular.— No. — su contestación tan si
— ¿Eres humana? — me preguntó por quinta vez mientras me pinchaba con su dedo índice los brazos, espalda y cara.— No me digas que no te habías dado cuenta, Guillermina. — dijo divertido su profesor, quien la trataba como a una sobrina consentida.— Pero tengo que irme a otra cursada, debo prepararme. — le expliqué inútilmente al profesor, era evidente que no me estaba prestando atención.— Te recomiendo que te quedes hasta el final del partido, necesitamos un jugador y solo nos quedas tú. — repuso mirando sus planillas.— Pero…— antes de que pudiera negarme nuevamente, me interrumpió diciendo:— Si no lo haces, entonces hablaré con tu supervisor y te reportaré por haber faltado a tus clases para venir a jugar aquí sin mi autorización. — quedé muda frente a la extorción de la cual estaba siendo víctima. Quedé tan blanca como una hoja de papel, no daba crédito de lo que estaba escuchando.— Hermano… No deberías decir algo así… Yo ya le pedí un favor. No creo que sea correcto. — dijo Gu
Después de un baño renovador, me vestí con el uniforme y ya estaba lista para ir a cenar. Tenía mucha hambre.—¡Demasiada! — vociferé al bajar las escaleras del campus de camino al comedor del instituto.—Nada como un buen estofado para terminar el día. — dijo Hernán mientras devoraba la comida de su plato.Por mi parte no tenía tiempo de hablar, estaba demasiado hambrienta, tanto que apenas me senté, llené mi boca de comida.—Tengan cuidado, podrían atracarse. — nos advirtió Ely.—Si, aunque a mí me da más la impresión de que se van a ahogar en cualquier momento. ¡Ni siquiera están respirando! ¡¿Ves?! ¡¿Ves lo que digo?! — exclamó Ada totalmente espantada
—Guillermina, te estaba buscando. — la llamó su amigo.—Izán, olvidé decirte que estaría en el comedor, lo siento. — se disculpó.—Si, lo supuse. Lo que no me imaginé es que te sentarías con ellos a cenar. Sin ánimos de ofender. — repuso de inmediato dirigiéndonos la mirada y sin perder la formalidad en sus expresiones. —. Es solo que no debe ser cómodo vernos beber sangre frente a ustedes. — se explayó el amigo de Guillermina.—Pero yo…— Guillermina intentó decir algo, pero era evidente que las palabras no eran lo suyo.—Es verdad, Guillermina. Deberías irte a otra mesa. — le dije a secas. De todos los presentes, ninguno pensó que fuera yo quien la echara. Pero había sido demasiad
—Tengo miedo. — era la voz de una joven.—Deberías tranquilizarte, no tienes nada de qué preocuparte. Este lugar es seguro. — le recordó su acompañante.—Es que nunca salí a estas horas…— intentó explicar su nerviosismo.—Lo sé, pero no temas, estoy contigo. —la tranquilizó.De repente, un trueno hizo estremecer a las almas del instituto y me despertó de un sobresalto. Mi corazón latía exasperado, mientras mi mente intentaba reubicarme a nivel existencial.Me levanté de la cama, no sabía dónde me encontraba. No podía recordar dónde me hallaba, ni hablar de saber dónde estaba el interr
Supe al instante que aquel sujeto era un vampiro, tomó de la mano a la joven que aguardaba nerviosa en silencio y luego avanzaron juntos hacia la cabaña abandonada.Entonces me volví a mi lugar, apoyé la espalda contra el árbol y me dejé arrastrar por la gravedad hasta quedar sentada en el suelo cubierto de hojas y barro.Caí en la cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir, del lugar donde me encontraba, del frío que hacía y del miedo con el que mi corazón me advertía del peligro inminente.Sin darme cuenta, las lágrimas de mis ojos se mezclaron con las gotas de lluvia que caían lisa y llanamente sobre todo el lugar.Sin embargo, fue el sollozo de alguien más el que terminó despertándome. Sentí su desconsuelo al instante. El sufrimiento por el que estaba atravesando era la
Toqué el timbre de la enfermería, con muy pocas esperanzas de que alguien lo escuchara.La muchacha parecía estar bien, solo mostraba un par de puntos al costado de su cuello sobre los cuales sobresalía un poco de su sangre. Su respiración era normal y sus signos vitales me indicaban que solo estaba profundamente dormida. Decidí irme y dejarla sentada al lado de la puerta. Si me llegaban a ver con ella así como estaba vestida, no haría más que levantar sospechas.Me fui de nuevo en dirección a la cabaña, ahora en busca de aquel amigo canino que merecía una sepultura adecuada.El lugar donde cavé el pozo fue cerca del sitio donde lo vi por primera vez. Atrás del galpón donde se guardaba el equipo para las clases deportivas y donde también encontré una pala que me ayudaría a cumplir con esa tarea angustiante.Mientras cavaba me di cuenta de que no era la única allí presente. Nos habíamos reunido dos seres para despedir a aquel can, el cual había entregado su vida por el bien de otra.—