Supe al instante que aquel sujeto era un vampiro, tomó de la mano a la joven que aguardaba nerviosa en silencio y luego avanzaron juntos hacia la cabaña abandonada.
Entonces me volví a mi lugar, apoyé la espalda contra el árbol y me dejé arrastrar por la gravedad hasta quedar sentada en el suelo cubierto de hojas y barro.
Caí en la cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir, del lugar donde me encontraba, del frío que hacía y del miedo con el que mi corazón me advertía del peligro inminente.
Sin darme cuenta, las lágrimas de mis ojos se mezclaron con las gotas de lluvia que caían lisa y llanamente sobre todo el lugar.
Sin embargo, fue el sollozo de alguien más el que terminó despertándome. Sentí su desconsuelo al instante. El sufrimiento por el que estaba atravesando era la
Toqué el timbre de la enfermería, con muy pocas esperanzas de que alguien lo escuchara.La muchacha parecía estar bien, solo mostraba un par de puntos al costado de su cuello sobre los cuales sobresalía un poco de su sangre. Su respiración era normal y sus signos vitales me indicaban que solo estaba profundamente dormida. Decidí irme y dejarla sentada al lado de la puerta. Si me llegaban a ver con ella así como estaba vestida, no haría más que levantar sospechas.Me fui de nuevo en dirección a la cabaña, ahora en busca de aquel amigo canino que merecía una sepultura adecuada.El lugar donde cavé el pozo fue cerca del sitio donde lo vi por primera vez. Atrás del galpón donde se guardaba el equipo para las clases deportivas y donde también encontré una pala que me ayudaría a cumplir con esa tarea angustiante.Mientras cavaba me di cuenta de que no era la única allí presente. Nos habíamos reunido dos seres para despedir a aquel can, el cual había entregado su vida por el bien de otra.—
Mientras la ropa se lavaba yo me duchaba. Había dejado al cachorro en la habitación y estaba apurada por ir a verlo. No me gustaba para nada la idea de dejarlo solo, pero no tenía muchas alternativas al respecto.Ya con mi pijama limpio y seco me fui del lavadero a la habitación.En el pasillo me crucé con Cassiel que con cara de dormido se despidió con una mano sin prestarme atención y con la otra cubrió su bocota liberando un bostezo realmente contagioso.—Pensar que ellos terminan su día cuando en verdad comienza. — pensé en mi foro interno mientras entraba a la pieza.El cachorrito estaba sentado en medio de la habitación, dirigiendo su atención a los rayos de sol que entraban por la ventana.Cuando sintió que entré a la habitación se volvió dando s
Como todos ya sabrán, cada uno tiene su propia interpretación de la vida. Todos acertamos y nos equivocamos con igualdad de significancia cuando se comparan unas ideas con otras, porque nadie tiene la verdad absoluta. Nadie puede juzgar los ideales y pensamientos de lo que una vida considera como divino. La vida misma es un misterio.Mientras me perdía entre mis pensamientos, la clase transcurría con normalidad. Después de haber aceptado el trato de Alejo había quedado más pensativa que nunca. Me intrigaba saber en dónde me estaba metiendo.Sin darme cuenta, había llamado la atención de más de uno de mis compañeros. No me preocupé mucho porque estaba acostumbrándome a ser observada como el ser más odiado por todos.Era curioso ver cómo algunas cosas nunca cambiaban.Recordé
Era un nuevo día en el Instituto y era uno muy especial porque… — ¡¡¡ES VIERNES!!! — celebraron al unísono Ada y Ely, compartiendo su alegría en durante el desayuno. Hernán apenas podía abrir los ojos y para no dejarlo solo lo acompañé con una infinidad de bostezos. — Son las seis de la mañana y ya están tan eufóricas. De seguro ya tienen planes para este fin de semana. — acotó Esteban avivando aún más el fuego interno de aquel dúo. — ¡Por supuesto que sí! — saltó emocionada Ada. — Con Ada pensábamos en hacer…— pero cuando Ely comenzó a contar sus planes, la sordera del bostezo y la fiaca que tenía encima no me dejaron escuchar ni una sola palabra. Por lo que cada vez que dirigía la mirada hacia mí, solamente asentía como si estuviera prestándole atención para hacerle saber que si bien no la estaba escuchando sí me alegraba de saber lo bien que se lo pasarían. Por mi parte, pasaría ése fin de semana descansando e investigando. Incluso pensaba que podría pedirle de antemano a Alej
—Será una clase introductoria, por hoy bastará con enseñarles un salpicado del temario que desarrollaremos durante el transcurso del año. — dijo el profesor mientras nos entregaba unas hojas con el temario y la bibliografía que usaríamos en su materia.Llegado un momento, la clase se volvió tediosa y bastante frustrante. La forma en cómo hablaba, el modo informal con la que se dirigía a la masa de alumnos no me convenció para nada.—Choque de personalidades. — así fue como me lo definió Ely horas más tarde cuando le conté al respecto. Evidentemente tenía razón, mi personalidad jamás cuadraría con la de una persona como ésa.Traté de ser paciente hasta donde pude ser capaz, incluso para no exasperarme me puse a leer el temario de la cursada como para no aburrirme. Sin embargo,
Mientras caminaba por los corredores iba planteándome un sinfín de interrogantes.¿Cómo era posible que fueran así de irónicos? ¿Por qué evitaban a toda costa hablar de los malditos chupasangre? ¿Tanto miedo podían tenerles? Aunque más que temor, mostraban más bien una especie de pánico tan solo mencionarles la palabra nocturnos.Mis ideas se exasperaban cada vez más cuando notaba cómo una persona evadía el tema. Estaban logrando que me pusiera frenética.Me encontraba por abrir la puerta de la oficina cuando de repente la abren por mí y fue entonces cuando nos encontramos de frente.— ¿Sol?— ¿Mh? ¿Esteban?— ¿Qué pasó? ¿Estás bien? — me preguntó con una preocupación que me pareció algo exagerada, a pesar de saber que no lo hacía con mala intención. Realmente lucía preocupado. Pero yo era una persona fuerte, mi sangre hería vampiros y había incluso liquidado a uno por mí misma… claro, aunque eso él lo desconocía en lo absoluto…Borré la sonrisa que se me había escapado al perderme ent
— Estás muy contenta… ¿Se puede saber por qué?— No. — le respondí a secas.— ¿Será porque estás llegando temprano a clases? — supuso en voz alta haciéndome parar abruptamente el paso para quedarme mirándolo frente a frente de forma extrañada. Sabía que diría algo que me cambiaría el humor rotundamente. — Sería una pena si te retrasaras más de la cuenta…— terminó riéndose entre dientes logrando que se me helara la sangre por un segundo.— ¿No tienes a nadie más para ir a molestar? — lo desafié para que cediera, pero no hubo caso. Cada vez que trataba de evadirlo él se interponía en mi camino y no me dejaba avanzar hacia el salón de clases.— ¿Qué es lo que quieres?— Así me gusta, absolutamente todo en este planeta se reduce siempre a negociar.— Si, como sea. ¿Qué quieres? — repetí la pregunta.— Tienes que disculparte con Guillermina.— No.— Debes hacerlo o seguiré molestándote.— Mira, Izán. Hablaré con ella pero no porque me lo hayas pedido sino porque quiero decirle que sí me ag
A medida que avanzaba en la lectura no podía creer lo que estaba leyendo. Cuando tocó el timbre aún seguía compenetrada en la lectura, a tal punto que cuando escuché que me hablaban de cerca salté del susto.—Puedes conservarlo.—Oh… no, no. Te agradezco, pero no. Es tuyo.—Es una copia y tengo el original en mi habitación. Puedes quedártelo.—Pero… — musité dubitativa. Era un libro de lomo de cuero… no parecía para nada ordinario.—Es un regalo.—… — al oírlo enmudecí en el acto mientras el rubor g