La ambulancia llegó a la casa unos minutos después de que nos acostáramos Beatriz, nuestra pequeña y yo. Aún no asimilaba lo que acababa de pasar. Había traído a mi hija al mundo, había ayudado a la mujer que amo a parir.Sabía muy bien que no habíamos podido planear muchas cosas por nuestra falta de tiempo. Desde el principio, ambos acordamos que yo presenciaría el parto y sostendría su mano. Pero, sin duda, esto era mejor. Fuimos nosotros dos, los que la trajimos al mundo. Al fin nuestro amor pudo afrontar el terror por haberse adelantado el parto, por encontrarnos en casa. Pero también pudimos disfrutar todo sin interrupciones y en nuestro hogar, dándonos nuestro espacio y respetando nuestros tiempos, sobre todo los de Beatriz, cada minuto que pasaba la amaba más.Una vez que los paramédicos trasladaron a mi mujer y a mi hija al hospital donde se encontraba Mía, logré comunicarme con mi padre y explicarle lo sucedido.Ellos cuidarían de Thommy, así yo podía cuidar de mis tesoros.A
Por la mañana, logré convencer a los médicos que me dejaran visitar a mi pequeña e informarle que esa misma tarde se realizaría el trasplante, para que no se asustara. La enfermera me llevó en una silla de ruedas hasta el cuarto de mi hija. ― Buenos días, mi cielo ― dije, mientras acariciaba su mejilla. ― Buenos días, mami ― talló sus ojitos y me miro fijamente. Examinó mi vestuario, que consistía en una bata de hospital y un camisón. Era evidente que ya no cargaba a un bebé en mi vientre y, además se sorprendió por la silla de ruedas. Ante tal panorama, Mía inmediatamente se quiso levantar y lanzarse a mis brazos. ― Mi pequeña, debes estar tranquila ― la tranquilicé, mientras la acomodaba nuevamente en su camita. ― ¿Qué sucedió, mami? ¿Y mi hermanito? ― sollozó. ― Tranquila, tu hermanita nació anoche, ahora está con papá. ― ¿Puedo conocerla? ― Te prometo que pronto la conocerás, pero hoy no. Esta tarde, princesa, van a ponerte en tu cuerpo un pedacito de tu primito… con ese pe
Narra Beatriz:No vale la pena aferrarse a lo que te hace daño. La vida continua, sólo ama a quien te ama y valora a quien te valoraLlega un momento de la vida, donde uno debe darse cuenta sobre aquello que es bueno o malo, sobre lo que es importante y lo que no, aquello que deja huellas en nuestro corazón y marcas en el alma, llega un punto donde uno solo puede explotar… donde la vida se te pasa delante de ti y solo puedes ver que durante todo ese tiempo nunca tomaste control alguno sobre las cosas que sucedían a tu alrededor…Solo entonces, cuando uno toca fondo y acepta la situación, decide qué hacer con su vida, que hacer de ahora en adelante…Para mí, las opciones no eran muchas:En primer lugar, podría seguir como estaba, seguir dependiendo de mis padres, y simplemente ser una espectadora en mi vida y en la de mi hija.En segundo lugar, sería una idea por decirlo de alguna manera, mas arriesgada mas aventurera, podría irme de mi casa, tomar a mi bebe y empezar desde cero,Tambi
Narra Stefano:—Mamá, llegamos mañana a las cinco—Si estará todo bien, ya nos dieron todas las autorizaciones para viajar, y sabes muy bien que si fuera riesgoso no lo haría. En esto no estoy dispuesto a correr riesgos—Corte el teléfono y termine de empacar todo, ya no faltaba nada, tenía mis valijas lista y las de Thomas también, los papeles estaban en la mesa, y el bolso con todo lo necesario para el también estaba allí, junto con los pasaportes.Una vez más di una mirada al departamento, y fije mi vista en el retrato que estaba sobre la chimenea, allí se nos veía a Tania con su gran panza y a mi abrazados, hasta pareciamos felices……flash back…Habia llegado a Londres luego de las vacaciones en Washington, Tania había vuelto unos días antes y estaba en el departamento esperando, esa semana cumplíamos ya cuatro años de noviazgo, si bien no estaba seguro sobre porque razón seguía con ella, me sentía cómodo en esta relación. Luego de saludarla con un beso, me indico que me sentara a
Narra Beatriz.Mía… eran tan sólo tres letras… tres simples letras que definían mi mundo. Unas que forman parte de un sueño y que empezó a hacerse realidad desde hace poco más de tres años, cuando ella comenzó a moverse en mi vientre.En esos días, me sentía abatida. Sabía que mi mundo se había derrumbado de un solo golpe. Había podido tener el mundo en mis manos… y ahora recuerdo cómo, muy lentamente, se rompió en miles de pedazos y yo no pude hacer nada por reestablecerlo.No quería comer. Creo que llevaba más de dos días que no probaba bocado alguno, ya ni ánimos tenía para llorar. No quería hablar con nadie, ni ver a mis amigas… prácticamente, no tenía fuerzas para nada que no fuera estar en la cama y dejar que ese sentimiento de vacío se apoderara de cada célula de mi cuerpo, de cada poro de mi piel, de cada una de las partículas de aire que inhalaba, que estaban llenas de soledad y más dolor.Sentía que moría lentamente, poco a poco. Quería creer, que sólo era una pesadilla. Que
Narra BeatrizEra ya viernes, cuando por fin recibí una llamada importante. Por suerte, mi pequeña dormía y no había nadie en casa, por lo que pude hablar tranquilamente. Era una llamada muy buena para mí, porque recibí una propuesta para trabajar en Washington; un pueblito que se encontraba al norte de Washington. Eso me dejaba aproximadamente a 2,494 kilómetros de distancia real de mis padres. La propuesta era bastante buena: trabajaría en la preparatoria dando clases de literatura, la paga era lo suficientemente buena y el director del establecimiento me comentó que podría combinar mis horarios para dar clases también en la reserva Indígena. Sería más que excelente, porque también me informó, que en el pueblo había una guardería donde podría dejar a mi hija, mientras estuviera trabajando, que era un lugar muy tranquilo y que sería muy fácil adaptarnos a él.Solamente le pedí que me diera de plazo hasta el lunes para tomar una decisión, por lo que muy amable, quedó en devolverme la
Soy Stefano Magno.Aquel hombre era sin duda alguna el más hermoso que jamás hubiera visto, su cabello era rubio casi castaño, sus ojos tan verdes que era imposible dejar de verlos. Sin embargo, solo me paso de largo y se fue al mostrador a hablar con Esmeralda, parecía muy afligido, tan distante del mundo, y ese halo de misterio lo volvía aun mas increíble. Tímidamente, Sali de allí con la esperanza de volver a verlo y decidí ir al pueblo esperando que mi corazón dejara de latir tan deprisa como lo estaba haciendo.Y como todo en este pueblo, el lugar me pareció hermoso. Las maestras eran muy amables y los niños jugaban felices; hasta mi pequeña estuvo un rato jugando con ellos.Finalmente, a la noche, volvimos a casa para empacarlo todo, ya que en dos días volvería para instalarme definitivamente en Washington, en aquel lugar que me daba grandes esperanzas.Había llegado al pueblo desde temprano, así que en cuanto llegué, comencé a bajar las cosas del auto, aprovechando que Mía dorm
Narra Stefano:Cuando llegué a casa de mi hermana, lo que llamó mi atención de forma inmediata fue que Thomy no estaba ni con Esmeralda ni con Carla, ni con ningún integrante de mi familia.¡Hermanito! Seguro estas buscando al principito de la casa — Alisson, como siempre, sabia que me pasaba.Si, así es. ¿Dónde esta?Esta arriba, en el cuarto de Charlotte — en cuanto terminó de pronunciar estas palabras, yo ya subía velozmente por las escaleras. Esto de ser padre era raro, sentía que debía estar con él todo el tiempo, y que debía protegerlo de todo el mundo.La puerta de la habitación estaba a medio cerrar, y tan sólo se escuchaba una suave voz cantando dulcemente una nana. Entré tratando de hacer el menor ruido posible. Fue entonces que me quedé helado, nunca hubiese imaginado encontrar una imagen más hermosa que esa: ella era perfecta, su cabello oscuro dando casi en su cintura, un cuerpo escultural, y se le notaba una ternura inmensa, que irradiaba hacia mi pequeño… lo llenaba de