Capítulo 50

La cura no es ganarle a la herida. Es aprender a caminar con ese pedazo roto.

No hay batallas.

Hay realidades.

***

Los días fueron pasando de manera tranquila, la prensa gracias al buen trabajo de Paulo, no logró recaudar información. Los preparativos para mi boda van súper bien, aunque al principio a Olivia le parecía muy extravagante lo que había solicitado.

Ella anhelaba una boda sencilla, sin embargo, eso es imposible. La prensa me comería vivo si el gran magnate tuviera una boda de esa categoría, así que ahora me encuentro organizando mi propia boda.

- Aun tienes tiempo para pedir tu vestido de Francia, Olivia. – aviso tranquilo, mientras observo las distintas rosas con la señora Frank, la organizadora.

- Ya lo tengo, Dalbert. ¿Qué te parecen estas flores? Quedarían bonitos. – inquiere. Señalándome unos azules.

- Muy sencillos. – rueda los ojos.

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