Capítulo 52

Unos murmullos, de algunas féminas se escuchaban, más preferí ignorarlas mientras me sumergía patéticamente en mi disputa interior.

No obstante, mientras tenía la mirada perdida por así decirlo, pude observar por el rabillo del ojo como una imagen masculina se acercaba y tomaba asiento en mi mesa.

- Sabía que te encontraría aquí. – sonreí apenas, sin embargo, él suelta una risita.

- ¿Qué haces aquí Andréi?

- Tratando de alegrar el día de una damisela.

- No estoy en apuros.

- Pero estás triste.

Suspiro, y los ojos se me empieza a llenar nuevamente de lágrimas por lo que bajo la mirada para evitar que me vean así.

Respiro.

Respiro.

- ¿Cómo me encontraste?

- Dalbert me llamó para preguntar si estoy contigo. Al principio me alarmé, pero luego me dijo que
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