Unos murmullos, de algunas féminas se escuchaban, más preferí ignorarlas mientras me sumergía patéticamente en mi disputa interior.
No obstante, mientras tenía la mirada perdida por así decirlo, pude observar por el rabillo del ojo como una imagen masculina se acercaba y tomaba asiento en mi mesa.- Sabía que te encontraría aquí. – sonreí apenas, sin embargo, él suelta una risita.- ¿Qué haces aquí Andréi?- Tratando de alegrar el día de una damisela.- No estoy en apuros.- Pero estás triste.Suspiro, y los ojos se me empieza a llenar nuevamente de lágrimas por lo que bajo la mirada para evitar que me vean así.Respiro.Respiro.- ¿Cómo me encontraste?- Dalbert me llamó para preguntar si estoy contigo. Al principio me alarmé, pero luego me dijo queSu mano toca mi piel por debajo de mi sostén, presionando en ese lapso mi pecho. Se sienta sobre el sofá, quedando a horcadas sobre él. Su otra mano va levantando por completo la falda que tenía, logrando hacerlo desaparecer de mi cuerpo, mientras sus labios esparcen besos mojados por mi cuello, haciéndome suspirar.- Quiero tenerte. – susurra contra mi cuello, mientras chupa y besa mi piel. - Ya me tienes. – confieso. De un momento dado, me deslizo de su cuerpo, dejado caricias suaves con mis dedos y uñas a la vez. Desde su pecho hasta la pretina de su pantalón.Con las manos un poco torpe desabrocho el boton de su pantalón y con suma delicadeza se lo voy deslizando, recibiendo ayuda de su parte, de la misma forma se lo quito el bóxer. En ningún momento me ha quitado los ojos de encima, hasta el momento en que mis manos comenzaron a acariciarlo, de arriba, abajo; dejando besos suaves y mojados. Levanto la mirada y lo veo con los ojos cerrados, y la cabeza hacia atrás.
Estoy colocándome mi vestido de novia, con el cual debería verme como una princesa, pero en estos momentos soy todo menos una princesa. Más bien parezco una garrafa con esta panza.-Debí aceptar la propuesta de Dalbert y casarnos antes. – digo, entristecida. -Estas hermosa. – confiesa Cam con una sonrisa tierna y orgullosa.En eso la puerta de mi habitación se abre, dando paso a mi hermano que trae una caja en la mano. Se queda parado observándome y algo que nunca pensé ver, lo estoy haciendo ahora. Mi hermano está llorando. -No lo hagas, porque tambien me pondré a llorar. – suplico con la voz entrecortada.-Nuestros padres estarían orgullosos al ver en la mujer que te has convertido, princesa. Corro hasta él y me escondo entre sus brazos. -Me hubiese encantado que estén aquí.-Ellos están aquí. Estoy seguro.-Bas
Cuando salimos de la catedral, la prensa no se hizo esperar; no obstante, no tenía acceso a nosotros ya que la ceremonia se realizó a una cuadra del mejor salón de eventos, pedido de Dalbert. Subimos a la limosina, tomados de la mano y cuando llegamos al lugar, la mandíbula casi se desencaja de mi rostro. Si la iglesia ya se veía elegante, este salón era mucho lujo para mis ojos y eso que solo era la entrada. Caminamos como la pareja del año, tomados de la mano y la frente en alto. Mi pequeño vientre abultado dejó de incomodarme después de las palabras de mi ahora esposo, susurrando cada vez que tenía oportunidad lo hermosa que me encontraba. Los hombres de seguridad, abren la puerta y mis ojos se abren a mas no poder. El azul, mi color favorito se veía por todo el lugar sin ser aburrido. Las mesas dispersas para cada invitado, así mismo, incluso los cubiertos parecían
Dalbert BrownMi gatita quería jugar, y le di el gusto, es por eso que en estos momentos la veo retorcerse de placer, pero es momento de dejarla respirar. Guardo el pequeño control en mi chaqueta y me dispongo a descansar de esta borrachera. Despierto sintiendo que me mueven y lo primero que hago es buscar el control, y cuando lo siento, sonrío. No quisiera que acabe el juego antes de tiempo. Observo a mi esposa, quien me mira sonriente, detallo su pequeño vientre y me siento el hombre más afortunado.- ¿Falta mucho por llegar? – iba a responder, pero esa puntada en la cabeza me lo impide. Cierro mis ojos con fuerza para alivianar el dolor producto de la resaca. Olivia l pide algo a la azafata, que por cierto, e
Santorini es un lugar hermoso, tranquilo que emana mucha paz, como lo que Oli busca, y definitivamente no me equivoque, pues el brillo en sus ojos y la sonrisa en sus labios la delatan con cada paso que damos en nuestro recorrido por el lugar. En varias ocasiones le pregunto si se encuentra cansada, con sed o calor, sin embargo, sus respuestas son siempre un Estoy bien, pero sé que está mintiendo, su emoción la juega en contra y eso no lo puedo permitir.- Llevas un embarazo de cinco meses cariño, sé que estas cansada, la lentitud de tus pasos te delata. - Hace calor. – se excusa. - Te cargaré. – hace un puchero. - Es que estoy tan feliz, Dalbert.- Pero no puedes esforzarte, tenemos más días. – asiente entendiendo mi preocupación y sin esperar más, nos marchamos a nuestro nido de amor. Olivia ingresa a sanitario, se da un baño y se lanza en la cama olvidando que está embarazada y a mi casi se me sale el corazón al verla hacer eso. ¿Acaso se ha vuelto l
La semana paso rápido y ahora ya nos encontrábamos camino al aeropuerto para volver a nuestra rutina. Oli ha insistido en que volverá al trabajo hasta que ya no pueda más y he aceptado, pero con la condición de que tendrá ayuda de la secretaría. Aceptó. El viaje fue largo por lo que durante todo el camino mi gatita se durmió y no la moleste, al contrario, la levante en brazos y la llevé en la habitación que se encuentra en el jet para un mejor descanso. La cubrí con una manta y salí del lugar. Tomé mi portátil y me concentré en el trabajo. Estaba preocupado por no descubrir quién era el causante de las bajas que sufría mis empresas, pues he perdido muchos clientes, muchos socios se alejaron y dieron baja a los contratos por las pérdidas repentinas. Pero ya el dinero estaba bloqueado, era imposible que se sigan haciendo má
Mis hombres se acercan cerca, con las armas hasta el hombro. Luis se acerca de inmediato para verificar si me encuentro bien. - Estoy bien. – lo miro, y este entiende de inmediato, y le hace unas señas a sus hombres y estos se dispersan para empezar a inspeccionar lo zona. - ¿Vio a alguien?- No pude reconocerlos, pero empiezo a creer que la azafata tenía razón. - Entiendo. – dice, mientras me escolta hasta el edificio, donde debo hablar con unos agentes para después ir a hacer la denuncia en la jefatura. Trato de mantener la calma para que no noten mi frustración, pero realmente me preocupa esta situación, pues no sé si están atentando contra mi o contra Olivia. Pero definitivamente el odio es bastante hacia nosotros para hacer tal desfachatez.Ya imagino la prensa mañana, querrán comernos vivos. De hecho, ya es hora de retirarnos, pues algunos ya están llegando y mis hombres ya se han percatado, pues en estos momentos ya me están conduciendo dentro de la cami
Olivia CampbellOtro peluche de felpa descansaba en mi regazo. Estaba en entrando en el octavo mes y Dalbert solo se dedicaba a traer regalos para mi niña, porque si, será una princesa. Si conmigo es un sobreprotector de lo peor, imaginen como será con ella que todavía no ha venido al mundo. Sus tíos tambien me han consentido bastante, muchos regalos de aquí para allá, tanto que tuvimos que habilitar otra habitación para sus juguetes. Paulo emocionado por ser padrino que Dalbert se le sube el enojo fácilmente. A pesar de haber pasado dos meses y medio de lo ocurrido y evitar que Dalbert ponga una demanda a todas las revistas y canales del país por el golpe que recibí. Logramos hacerle entrar e