La fiesta de fin de año la íbamos a hacer en la finca de mis padres que tiene más habitaciones que la de mis suegros, habíamos invitado a mis amigos cercanos. Los Kozlov cancelaron y por justa razón, Alexey Kozlov llegó a la familia hace dos días, Vladímir no se lo cree, mi prima y Nadina están felices. Yo en mi sexto mes de embarazo. Llegamos ayer a Melgar, a mis padres les encanta tener la finca llena, cuando les pedí permiso para hacer una gran fiesta de fin de año porque este año fue un sinsabor, un año de dolor y enseñanza. Por eso queríamos despedirlo con la gente que apreciamos. Ellos están felices al igual que mis suegros. Me traje a Carmen, la necesito infinitamente, sobre todo por su ayuda con los niños, ya con la barriga no es lo mismo. Y a Socorro porque ahora hace parte de nuestro grupo, también me ayuda con la logística del evento, en este momento asignamos las habitaciones por familia para los que me confirmaron asistencia. —Señora Maju, quería contarle, anoche David
Se estaba demorando César, debí comentarle sobre nuestro aniversario, pero quería darle una sorpresa y no se acuerda de ella, lo espero con una cena romántica. —miré el reloj, tomé el celular, ¿debería marcarle? —. No era tan tarde, apenas eran las nueve de la noche, hace un par de horas hablé con él y me dijo que seguiría en la oficina.Escuché abrir la puerta del garaje. Sonreí por los nervios, ya era tiempo que vuelva a tocarme, por más que… no importa ahora, la idea era salvar nuestro matrimonio. Era lo único importante.Nuestra intimidad era poca, siempre ha sido así desde que nos casamos… Supongo debía ser por su problema. No sé si casarnos por lo sucedido fue la mejor decisión. —negué, tenía que alejar mis inseguridades—. Bajé las escaleras, nuestros hijos los había dejado con su tía Patricia, mi hermana se ofreció a cuidarlos para pasar nuestra noche.—¡María Joaquina! —llamó, debía extrañar la ausencia de los niños, los cuales no fueron corriendo a saludarlo.—Hola, ¿qué tal
Dichas situaciones eran las que me hacían continuar o por lo menos dar la pelea en mi matrimonio, entenderlo y ayudarlo a superar su situación. Quedó sentado, miró el reloj de la mesa de noche, eran las siete de la mañana, vivíamos a media hora del club. En varias ocasiones se nos había presentado una situación como esta y hacemos todo juntos, eso me hace sentir lo compatibles que podíamos ser. «Si eres tonta».—¡La puntualidad!, me confié, vaya cinco minutos más.Sonreí de su propio regaño, como si fuera sincronizado, mientras yo le saco la ropa, un gesto al cual lo tenía acostumbrado y a él le gustaba, que le recomendara el cómo se iba a vestir. Corrí de un lado al otro por la habitación, le dejé encima de la isla que tenemos en el vestidor, en el mismo lugar de siempre.Mientras él se vestía, yo me bañaba en tiempo récord, desde que nacieron mis hijos obtuve esa gran destreza. César era demorado para secarse los pies, tenía un ritual de casi cinco minutos, el cual me había parecido
—Debo hablar con alguien.Comenté, no miré atrás, llegué hasta donde había visto al padre quien se tomaba un café caminando esa área del balcón.—Bello día.Habló, apenas me acerqué, se formó un nudo en la garganta, él intuyó que algo no iba bien.» ¿Le pasa algo?Le sonreí, mi suegra tiene una ley de vida y era Dios te pone las personas necesarias en el momento que tú más lo necesitas, vaya que, si necesitaba a una persona que desconocían situación y un sacerdote parecía la persona indicada. Y para gran coincidencia, fue el mismo que me casó.—Usted fue el sacerdote que me casó hace nueve años.—Recuerdo todas mis bodas.Miró al interior, hice lo mismo. Vi cómo Blanca discutía con ellos, me sentí más miserable, ¿todos lo sabían?, acabo de hacer el papel de idiota.» Tu rostro no lo recuerdo, pero el rostro de ese señor, el cual discute en esa mesa sí.—Él es mi esposo. —dije.—Interesante, tu imagen ha cambiado y por la tristeza en tus ojos pareces necesitar hablar. —Su mirada era in
Recordé la humillación de esta mañana, lo de anoche y todo lo vivido en los nueve años.—He sido testigo de su disposición para que el señor César la ame, sé lo buena mujer que ha sido, se desvive por él. Debe pensar en usted.—Mis hijos…—Ya es momento de pensar en no hacerse daño.—Gracias por tener la maleta lista, ¿cómo supiste? —bajó la mirada.—Escuché al señor hablar anoche.Me levanté, saqué unas gafas oscuras del cajón donde las guardamos los dos.—El domingo entrante nos vamos a ir de viaje por dos semanas. —Ella abrió los ojos con un atisbo de sonrisa—. No es por nada de eso Carmen, el viaje era para él y su amante, se le vino abajo la mentira porque me encontraba en el desayuno, pero llego una amiga que les vendió el plan turístico, no había manera de que se fuera con Rocío.—Dios intervino, ustedes están casados por la iglesia, en mi pueblo se tiene la creencia que el matrimonio por la iglesia está custodiado por ángeles siempre y cuando sea el verdadero amor.—¿Crees que
No seguí escuchando, en la noche dormiré en el cuarto de mis hijos. Me dirigí a la camioneta, saqué la maleta, la llevé a la habitación de los niños, quienes llegaron alegres con un balón para meterse a la piscina.—Mami, Pichina. —siempre sonrió de las palabras de Samuel.—Piscina. —Lo corrigió Julián.—Bueno, vámonos a piscina.Los cambié e hice lo mismo, debajo del vestido de baño entero. —Casi nunca uso de dos piezas—. Me puse una licra para no mostrar mi cuerpo y una salida de baño que parece una camisa.Siempre había sido tema de discusión con César el que saliera con un vestido de baño de dos piezas, no obstante, ahora necesitaba relajarme, nadar me desestresaba. Cogí el protector solar, les apliqué a los niños y salimos en busca de la tan anhelada piscina, para el calor que hacía en Melgar el agua era lo más relajante.La mayoría de la familia había llegado, estaban tomando cerveza, los niños en el agua, mi esposo aún no llegaba, seguro mi suegro lo había reprendido, ojalá le
Se puso furioso, pero ahora estaba loco.—Nadando, y no me encuentro desnuda, además a ti que te importa cómo me veo, si solo soy una masa de celulitis y flacidez.Sus ojos cambiaron al escucharme, esas eran las palabras que constantemente me decía.» Si me permites continuaré nadando.Los primos bajaron, se sentaron en una de las sillas retiradas de nosotros. César me arrastró con él de nuevo al agua y sin darme tiempo a reaccionar pegó su boca con la mía, su pelvis con el mío, su miembro estaba duro.—La verdadera razón por la cual no quiero que uses ese tipo de vestuario es porque así me pones cada vez que te veo, tienes un tono de piel precioso para mí, tienes un cuerpazo y un culo...—Esas palabras las estás pronunciando muy tarde. —Me alejé de él.—Ni pienses en salir de esa forma, María Joaquina.Hice caso omiso, llegué al borde, salí lentamente, la toalla la había dejado al otro extremo, solo fui consciente de lo que pasaba cuándo los gritos a mis espaldas me hicieron girar. C
Éramos amigos desde la universidad, hemos sido socios en muchos proyectos. Había sido un defensor de María Joaquina desde que estudiábamos. Se sentó en el mueble, entonces no era una visita de socios, se acomodó el saco y me miró serio.Lo conocía muy bien, se encontraba cabreado y en esta ocasión merecía los sermones, antes justificaba mis actos por el odio al creer que me había fallado, que no solo se le había entregado a David, aparte de la doble vida como dijo Rocío y la prueba eran esas fotos.¡Malditas fotos y maldita cobardía por no enfrentarlo a tiempo! Desde que me gritó en la cara, no he dejado de recordar todo lo ocurrido aquella borrosa noche… Mi amigo sacó del bolsillo de su traje los tiquetes del viaje ya arreglados.Fue un malentendido de Blanca al suponer que me había casado con Rocío, quien era mi novia en esa época. Nos habíamos reunido con Carlos y Alejandro para darles un regalo a nuestras esposas.Y como Alejo se encontró a Blanca y esta le habló de los planes tur