No lo llames casualidad es una novela escrita por Andrea Paz PS y registrada en SafeCreative bajo el código: 2402156935591. Se prohíbe cualquier copia parcial o total de la obra, ya que estará infringiendo los derechos de autor.
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━═ Maya ═━
Mamá acaba de salir por la puerta, dejándome un rastro de su perfume y sus buenos deseos para esta nueva etapa de mi vida. Con ilusión, me entregó unos aretes de diamante que han pertenecido por generaciones a las mujeres de la familia Weiss. Realmente se ve emocionada por mi boda, y no la culpo. Justin y yo hicimos nuestra mejor performance para que nadie ponga en discusión nuestro compromiso.
Mi relación con mi madre nunca ha sido estrecha. Me resultaba difícil entender por qué cedía a todos los caprichos de mi abuelo, mientras que yo, en mi rebeldía, siempre he sido independiente y fiel a mis propias ideas. Somos como el agua y el aceite, aunque de todos modos la quiero mucho, ya que siempre ha sido una buena madre. En la dinámica familiar, me veo como "la oveja negra", no solo por ser la única nieta, sino también por ser mujer. Siempre he sido consciente de que mi abuelo no celebró mi llegada por esta misma razón, pero en este momento, lo que realmente importa es seguir adelante con mis planes y dar lo mejor de mí, como siempre lo he hecho.
Aunque tenía la certeza de que mi matrimonio con Justin era un acuerdo con el que ambos nos beneficiaríamos, no podía evitar sentirme nerviosa. Así que, con manos temblorosas, termino de ponerme los aretes y me doy una última mirada al espejo, encantada con la imagen que se refleja ante mí. El vestido es simplemente una obra de arte, y agradezco la suerte que tuve de contar con el apoyo de Rachel, mi jefa, para conseguir un ejemplar como éste.
Suelto el aire que no sabía que estaba reteniendo, justo en el momento en que mi padre abre la puerta y me sonríe complacido.
—Te ves preciosa, Maya —me halaga con una amplia sonrisa—. ¿Estás lista? Justin te espera en el altar —agrega suspicaz.
—Sí, papá. Estoy lista —respondo con determinación.
Papá me ofrece su brazo y una vez lo acepto, caminamos juntos por el largo pasillo, mientras los nervios crecen más y más a cada paso que doy.
Si soy sincera conmigo misma, no puedo evitar pensar en el futuro. Justin me gusta, es muy guapo, caballeroso y tiene un aura misteriosa que lo vuelve más atractivo de lo que es. Aunque todavía no podía pillarle el ritmo, pues no nos hemos dado la oportunidad de profundizar en nuestra relación. Pero soy optimista y creo que a corto plazo, podremos ser felices si nos disponemos a ello.
Con mi mejor sonrisa, nos acercamos al inicio del pasillo donde se divide mi vida tal y como la conocía, a una nueva etapa que comenzará tras decir: “sí, acepto”. La marcha nupcial resuena en toda la iglesia, y al mismo tiempo, mi corazón comienza a latir con más fuerza.
No logro distinguir a los invitados, pero sí puedo ver el rostro severo de mi abuelo y a un Justin completamente nervioso, que mira de un lado a otro. «Jamás lo había visto así de nervioso. Si algo llama la atención en Justin Turner, es lo seguro que es… ¿Habrá ocurrido algo? ¿Mi abuelo le habrá dicho alguna pesadez?». Tenía mil preguntas en la mente, pero mis pies, seguían dando pasos seguros hacia el altar.
Una vez mi padre me entrega a Justin, puedo percibir su agitación. Sus manos están húmedas y todo su cuerpo está en tensión. La sonrisa que llevaba se desvaneció al verlo así.
—¿Todo está bien, cariño? —pregunto con preocupación. En un intento fallido por ocultar su turbación, asiente, sin mirarme a los ojos.
—Sí, solo estoy un poco nervioso —responde, mientras sus ojos se mantienen fijos en nuestros invitados. Sigo su mirada y rápidamente noto la ausencia de Sunmi. No tardo en sumar dos y dos mientras Justin permanece nervioso a mi lado.
«¿Cómo no lo vi venir? Durante todo este tiempo, jamás he notado interés por ninguna de las dos partes, y mucho menos por parte de Justin. Siempre creí que lo de Sunmi era admiración, incluso ella me lo confirmó, pero de Justin… ¡Guau!». Me siento como un observador, fuera de lugar.
—Ve por ella, Justin —dije con voz suave pero firme—. Yo sé lo que estoy haciendo, y no quiero arrastrarte a la infelicidad si esto no es lo que realmente quieres. —No puedo forzarlo a pesar de nuestro acuerdo, ni recordarle la complicada situación en la que me encuentro. Con el tiempo, encontraré la manera de resolverlo.
—¿Y tú abuelo? ¿La herencia? —Niego y sonrío, alentándolo a que vaya en busca de su amada.
Justin me mira una última vez, expresándome su gratitud con la mirada, y sale a toda prisa, dejándome sola en el altar. La ausencia de Sunmi no pasa desapercibida para mí, y mientras intento comprender la situación, la iglesia se llena del murmullo de los invitados. El carraspeo del padre a mis espaldas llama mi atención. Las alertas se encienden en mi interior, y antes de que pueda decidir qué hacer, mis pies se mueven con rapidez hacia la salida.
Corro tan rápido como me lo permiten los tacones y el vestido, y una vez fuera de la iglesia, el frío me golpea con fuerza, al igual que las miradas curiosas de la gente que me observa. Busco desesperadamente una salida y diviso una puerta a un costado de la iglesia. Sin pensarlo, corro hacia ella, encomendándome a todos los dioses para que esté abierta. Al abrirla, entro en una pequeña capilla adyacente a la nave central de la iglesia. Rápidamente me deslizo por un pasillo y reconozco la puerta de la habitación donde me cambié antes de la ceremonia. Recupero mi celular, mi bolso y el abrigo de piel blanco que complementaría mi vestido durante la recepción.
Escucho pasos a la distancia, y asustada, decido salir de la habitación. Camino con rapidez por el pasillo y abro la primera puerta que encuentro. Es un lugar oscuro y huele a artículos de limpieza. Cierro la puerta y me acomodo, dejándome caer en un pequeño banco. Mi celular no deja de recibir mensajes y llamadas. Con un nudo en la garganta, pongo el modo avión y espero a que el alboroto exterior pase pronto para poder salir de aquí.
Las lágrimas no tardan mucho en hacer acto de presencia, nublándome la vista. Las preguntas sobre el futuro y lo que haré tras este impasse no me dan tregua, y lo único en lo que puedo pensar es en que necesito a Flavia conmigo, y escuchar sus consejos con ese tono cantarín que tanto extraño.
La manilla de la puerta se mueve y me quedo inmóvil en mi sitio, esperando que la persona que esté fuera, pase de largo y siga su camino. Pero la suerte no está de mi lado el día de hoy, cuando la puerta se abre lentamente, revelando la figura de un hombre alto y atractivo que se desliza con gracia al interior.
—¡Oh, disculpa! —exclama en un susurro al cerrar la puerta tras de sí. Hace un ademán para salir. Siseo esperando que no haga ruido.
—No te vayas… Y tampoco digas que estoy aquí, por favor… —pido entre sollozos.
—Creo que no fuimos muy originales a la hora de buscar un escondite —bromea, quitándole drama al asunto. Sonreí, a pesar de tener los ojos llenos de lágrimas—. ¿Estás bien…? —Niego de inmediato—. Obvio que no lo estás… disculpa que haga preguntas tontas, pero buscaba un lugar donde esperar tranquilo a que el alboroto termine —murmura.
—¿Mucho caos afuera?
—Está todo mundo conmocionado. Supongo que no es algo que se dé con frecuencia…
—Creo que no… —replico en un hipido.
—¿Necesitas algo? ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar? —pregunta con amabilidad, sacándose el pañuelo del bolsillo y entregándomelo.
—Necesito salir de aquí —murmuro, limpiándome los ojos.
—Iré a ver si encuentro algún lugar alternativo por dónde salir… golpearé tres veces antes de entrar. Así sabrás que soy yo. —Me regala una hermosa sonrisa y asiento en su dirección.
—Gracias…
El atractivo desconocido sale y escucho sus pasos alejándose, mientras la cabeza sigue dándome vueltas con lo que me depara el futuro, tras los recientes acontecimientos. En lo más profundo de mi ser, conozco la respuesta. Samuel Weiss, no se quedará de brazos cruzados y estoy segura que ya debe estar moviendo sus fichas en este juego, esperando ganar la partida con un jaque mate.
Sentía las piernas entumecidas, ya que el pequeño cuarto, además de ser reducido, era oscuro y húmedo, lo que lo convertía en un lugar bastante frío. Estoy tan sumida en mis pensamientos, que no escucho los tres golpes que da antes de entrar una vez más a la habitación, y casi me da un algo cuando lo hace.
—Lo siento —se disculpa agitado—. Encontré una puerta trasera, donde un taxi nos espera —menciona. Mis ojos se abren ilusionados y no puedo hacer más que ponerme de pie de un salto y darle un rápido abrazo.
—No sabes cuánto te agradezco —respondo entre sollozos.
—Debemos salir en silencio —advierte. Asiento en su dirección y tomo la mano que me ofrece para seguirlo.
━═ Maya ═━Nuestros pasos hacen eco en los pasillos de la iglesia y cuando voltea a mirarme, puedo observar con mayor detalle lo guapo y joven que es. Su espalda es ancha y es bastante alto, ya que a pesar de mis tacones, debo mirarlo hacia arriba. Su cabello es castaño y unos mechones ondulados caen desenfadados sobre su frente. Salimos por una angosta puerta que da a un callejón, donde un taxi nos espera con el motor encendido.Mi desconocido acompañante, me abre la puerta, ayudándome a subir y la cierra una vez dentro. Rodea el vehículo y aborda conmigo.—¡Qué emocionante! ¿No me digan que es una novia fugitiva? —pregunta el taxista emocionado.—Algo así… —responde el desconocido.—Siempre quise hacer algo así, ya saben: “siga a ese vehículo”, o como ahora, llevándolos a ustedes —dice el taxista sonriente, observándonos con curiosidad—. Bueno, ¿dónde los llevo? —cuestiona, con una amplia sonrisa, sin dejar de mirar a mi acompañante y a mí.—Al aeropuerto —pido.El taxi se pone en m
━═ Joshua ═━Jadeantes, alcanzamos la puerta de abordaje justo a tiempo para escuchar el llamado final del vuelo seiscientos tres hacia Las Vegas. Las luces parpadean sobre la entrada, y la aeromoza nos recibe con una sonrisa profesional. Nos dirige a nuestros asientos, donde los ojos curiosos de los pasajeros se posan sobre nosotros.Un aplauso irrumpe en la cabina, cuando la gente asume que somos una pareja a punto de casarse en Las Vegas, o dispuesta a festejar ahí nuestra luna de miel. Maya sonríe incómoda, y yo le devuelvo una mirada cómplice. La incomodidad flota en el aire mientras nos acomodamos, entre felicitaciones efusivas y risas nerviosas de los pasajeros a nuestro alrededor.Una vez despegamos, el bullicio de la cabina se disipa, y nos sumimos en nuestros propios pensamientos. Mi mente retrocede a las palabras de Sunmi y la confesión sobre sus sentimientos hacia su jefe, el mismo hombre que abandonó a Maya en el altar. «¿Casualidad o destino? El destino parece disfrutar
━═ Joshua ═━Una leve sacudida en el hombro me despierta, y abro los ojos para encontrarme con una azafata sonriente que me avisa que estamos a punto de aterrizar en Las Vegas. Miro a mi alrededor, recordando todo lo que sucedió en las últimas horas. El zumbido constante del avión parece más intenso ahora que estoy de vuelta en la realidad.Al haberme dormido después de Maya, las horas de sueño fueron breves, pero durante ese tiempo mi mente no dejó de dar vueltas. Mis pensamientos se enredaron en los acontecimientos que ocurrieron en las últimas horas: la confesión de Sunmi, el pacto entre Maya y Justin; todo es un misterio que parece no tener fin. Además, no podía dejar de preguntarme por qué Sunmi aceptó ayudar en los preparativos de la boda. Me sentía inquieto al tratar de comprender cómo pudo soportar el peso de la situación mientras ocultaba su amor por Justin, y pensar en ello me atormentaba.Demasiadas preguntas rondan en mi mente, y ninguna de ellas parece tener una respuesta
━═ Maya ═━Desde que volví a Nueva York mi realidad es muy diferente a la que tenía en Italia y la extraño demasiado. Ahora todo ha cambiado, y comprendo a la perfección que mi situación no es algo cotidiano con lo que se tenga que lidiar normalmente. Nada ha vuelto a ser tranquilo en mi vida desde que mi abuelo me planteó sus exigencias. He tenido que pasar por citas desastrosas, conocer hombres que en lo único que han pensado al conocerme es en llevarme a la cama, otros con los que no he tenido una pizca de química, y no faltaron los que se espantaron por querer llevar la relación a un plano más serio.Al conocer a Justin, a través de ese sitio web especializado en citas de alto nivel, pensé que me había ganado la lotería. Es un hombre culto, guapísimo y con un sentido del humor exquisito. Teníamos una química increíble y, debo reconocer, que fue con el único con el que me imaginé en el futuro. Cuando decidió transparentarse y revelarme su historia, no pude más que sentir una gran c
━═ Maya ═━Bajamos en el elevador en absoluto silencio, mientras mi mente da vueltas intentando repasar rápidamente los sucesos del día, preguntándome entre tantas interrogantes, cómo es que las cosas terminaron así, en Las Vegas, a punto de casarme con un completo desconocido y sintiendo la urgencia de lo que está por venir. Las puertas se abren, y nos dirigimos hacia la recepción del hotel. La misma recepcionista que nos registró hace unas horas, nos mira con una sonrisa curiosa.—¿En qué puedo ayudarles esta vez? —pregunta con un brillo de diversión en los ojos, seguramente al vernos aún con nuestros trajes de novios.—Necesitamos casarnos —anuncio sin rodeos, y su sonrisa se ensancha.—¡Oh, felicidades! —exclama ella, como si acabáramos de anunciar que nos hemos ganado un gran premio—. ¡Por supuesto! Tenemos varias capillas en el hotel donde pueden llevar a cabo su ceremonia. Además, contamos con abogados disponibles las veinticuatro horas para cualquier asunto legal que necesiten
━═ Joshua ═━La recepcionista nos entrega un obsequio por parte del hotel, antes de abandonar la capilla. Le hago un gesto a Maya quien con entusiasmo abre la caja. Nos sorprendemos al encontrar en su interior algunas fichas para los tragamonedas, una tarjeta válida por una cena para dos en uno de los restaurantes del hotel, un pase libre para el bar y tickets de descuento para una próxima visita. Es como si Las Vegas estuviera dispuesta a seguir siendo la ciudad de las sorpresas para nosotros.—Esto es inesperado, ¿no crees? —comento, mientras reviso el contenido de la caja.—Totalmente. Parece que este matrimonio nos ha traído algo de suerte —responde con una risa—. Muero de hambre, así que, ¿qué estamos esperando para celebrar con una deliciosa cena nuestro matrimonio? —pregunta con una chispa de diversión.—Me parece perfecto, señora Evans —respondo con una sonrisa.Luego de agradecer a todos por la boda, salimos de la capilla entre aplausos y vítores de los empleados que se encont
━═ Joshua ═━Me pongo delicadamente sobre ella, distribuyendo el peso de mi cuerpo en mis codos y rodillas. Mis manos exploran su perfil mientras siento sus eróticas caricias en mi espalda. Dejo un reguero de besos a lo largo de su cuello y desciendo hacia sus hombros y clavículas. Continúo bajando hacia sus generosos y turgentes senos, los que libero del sujetador. Maya me da mayor acceso al curvar su espalda cuando comienzo a estimular y mimar sus pezones con besos y caricias.La intensidad de sus jadeos y gemidos aumenta avivando mi deseo, a medida que mi erección reclama ansiosa por un poco de atención. Como si pudiera leer mis pensamientos, una de sus manos se desliza sobre mi miembro, que yace bajo el bóxer, iniciando un masaje lento y tortuoso que intensifica mi excitación. Jadeo cuando, con destreza, libera completamente mi hombría, tomándola con firmeza y realizando movimientos de arriba abajo al comenzar a masturbarme, guiándome hacia el éxtasis.En un rápido movimiento, la l
━═ Maya ═━Las ganas de orinar me despiertan de golpe, obligándome a abrir los ojos. Intento desperezarme y estirar el cuerpo, pero cada movimiento se convierte en una tortura. Me duele todo. Abro lentamente los ojos y me encuentro totalmente sola. Me muevo para buscar a Joshua por la habitación y siento punzadas dolorosas en las costillas, el cuello, los brazos y piernas.La habitación está a oscuras, pero intuyo que, tras los pesados cortinajes del hotel, el sol de Las Vegas brilla en todo su esplendor. Me siento magullada y exhausta, pero la sensación no me distrae lo suficiente como para no darme cuenta de que sigo completamente desnuda. Una sonrisa se asoma en mi rostro al recordar la razón.Destellos de la noche anterior inundan mi memoria como una lluvia de estrellas: nuestra boda exprés, la celebración en el bar, los chicos de la despedida de soltero, y Joshua. Sus apasionados besos, su lengua entrelazada con la mía, nuestra piel desnuda en movimiento, el jacuzzi, más alcohol,